Capítulo 17
Mis
peores temores salieron a la luz. Todos se enteraron que hacía antes de
casarme, y mucho más a lo que me obligaba el maldito desgraciado, yo… yo nunca
quise acostarme con ellos, mucho menos recibir dinero a cambio.
Thiago
salió de la audiencia en completo silencio, en ningún momento se acercó a mi
lado y eso era lo que más quería necesitaba sentirlo cerca. Que me demostrara
que nada de lo que habían dicho cambiaba lo nuestro que seguía siendo su mujer,
que seguía a nuestro lado. Que nuestro bebé si tendría futuro.
Pero
todo eso lo veía cada vez más alejado, cada vez más difícil. Buscaba su mirada
y la esquivaba.
Al
momento de salir de los tribunales, ni siquiera hablo, se subió al coche de
Victoria y se fue dejando a todo el mundo con la misma incertidumbre.
- Ya verás cómo se le pasa – dijo Tía
Renata tocando mi hombro. Con una sonrisa fingida le agradecí y me subí al
coche rentado que nos llevaría a casa.
El
camino se me hizo aún más eterno. Al llegar a la casa su coche no estaba, y no
pude hacer nada más que llorar. Ya sabía que Thiago haría eso cuando se
enterara, lo mismo que paso con Dani, estaba vez también desaparecería. Pero no
sería a mí a quien llegara primero.
Sin
decirle nada a nadie subí hasta la que anoche fue nuestra habitación, hasta
donde anoche nos habíamos profesado amor. Me saque toda la ropa y me metí entre
las cobijas abrazando su almohada. Por lo menos esto me mantendría cerca de él.
Las
horas avanzaban y todos ya habían venido a tratar de convencerme de pasar
bocado, pero tenía el estómago cerrado.
- A mí no me vas a echar de la habitación
– dijo Victoria cerrando con un portazo – Vamos a ver. ¿Quieres que le pase
algo a mi bisnieto? – Negué con la cabeza – Como lo suponía. Vas ahora mismo a
comer algo, aunque no quieras, ese bebé tiene que alimentarse. No te preocupes
por nada, no en estos momentos.
- Pero… -
- Pero nada hija. Nadie te va a juzgar ni
a preguntar nada hasta que tú no estés lista. Ahora come
- ¿Ha llamado Thiago? – susurre
llevándome la primera cucharada de sopa a la boca
- No – me corto – No, cuando digo no te
preocupes por nada quiero decir nadie también. Ese nieto mío ya me escuchara
- Yo… Yo lo perdí
- Sería bien estúpido si lo hiciera. Pero
vamos, come mujer, que quiero un bebé sano y fuerte
- Tengo miedo – le confesé y sabía que
era con la única que podía conversar de todo sin miedo. Ella ya lo sabía –
Thiago no me va a perdonar que se lo ocultara
- Y si no lo hace lo agarro a cabezazos
contra la muralla hasta que entre en razón – no pude no reír con sus ocurrencias, no todo
era tan malo. Aún tenía a mi familia. – No quiero que te preocupes por eso mi
niña, quiero que descanses. Esto no ha terminado y lo sabes
- Ya no quiero seguir. – confesé
- Tienes que llegar a las últimas
consecuencias, ya todo salió a la luz. Y vez que no fue tan terrible.
- ¿Y si muestra pruebas? –
- Que importa eso. Hija escuchaste al
juez, que trabajaras en una cafetería no quiere decir que eras una zorra. Tú
reputación no está siendo puesta en tela de juicio. Vamos cariño sonríe.
- ¿Qué dijo mi padre? –
- Nada mi amor, que iba a decir. Está un
poco confundido, lo normal, tiene preguntas. Pero eso no hará que te quiera
menos o que piense lo peor. Es tú padre y siempre te va a querer
- No puedo comer más – dije alejando la
bandeja de mi regazo – Quiero dormir
- Por lo menos comiste un poco y eso me
deja más tranquila. – Me beso la cabeza y acaricio mis cabellos – Todo va a
estar bien mi niña, ahora duerme un poco ambos lo necesitan.
- Si llega Thiago… -
- Lo se lo enviamos de inmediato para que
este contigo –
- No – le corte – Solo no lo dejes que me
vea, no estoy preparada para hablar con él, no sé cómo explicarle las cosas
- Con el corazón, explícale con el
corazón, el amor siempre es mucho más fuerte.
Tras
lo último que dijo se retiró dejándome sola con mis pensamientos. Como le podía
hablar con el corazón si ahora mismo estaba destrozado, nunca hubiera querido
que mis padres se enteraran de esa manera de las cosas. Me hubiera gustado
tener la fuerza y la valentía para contárselos con mis palabras y como
realmente fueron. No así, no de esa manera.
Como
le podía explicar a Thiago las cosas con el corazón ni siquiera sabía que
estaba pensando el en estos momentos de mí.
Con
el corazón destrozado y con un nudo de emociones me hice un ovillo para tratar
de dormir en estos momentos y más que nunca tenía que ser fuerte por mi bebé.
Era lo único que tenía. Lo tenía a él y con ello el recuerdo de que en algún
momento fui feliz junto a su padre, junto al hombre que amo y que voy a amar
siempre.
Las
horas iban pasando y yo no podía dormir, mis piernas no me respondían y lo
único que podía hacer era llorar en la oscuridad de la habitación a simple
vista parecía que dormir, o por lo menos eso creyeron todas las veces que
abrieron la puerta.
Mire
en la mesita de noche el reloj este ya marcaba las 4:25 de la madrugada obligue
a mis ojos a cerrarse, obligue a mi angustia parar por un momento necesitaba
descansar.
No
sé cuánto tiempo paso, no sé en qué momento me dormir. La luz ya entraba por
las grandes ventanas de mi habitación, estire mis piernas y cuando iba a salir
de la cama un brazo me cruzo por la cintura.
- No te levantes aun – ese susurro me
hizo voltear la cabeza rápidamente para encontrarme con el cuerpo de mi amor a
mi lado.
¿En
qué momento llego? Sentí una punzada en el pecho en ese mismo instante y las
ganas de vomitar se apoderaron de mí. Rápidamente saque el brazo de Thiago y
salí de la cama haciéndolo sentarse y salir tras de mí.
- Creo que mi hijo ya se hace presente –
dijo acariciando mi espalda y sujetando mi cabello.
Cuando
ya no quedaba nada más que expulsar de mi cuerpo, él me alcanzo una toalla
humedecida y me ayudo a levantarme.
- A la cama – me ordeno luego de que
cepillara mis dientes para sacar el mal sabor de mi boca.
En
completo silencio lo deje guiarme de vuelta a la cama, no me dijo nada. Solo se
recostó a mi lado y me llevo hasta su pecho.
No
era la actitud que debía tomar, tendría que estarme reclamando las cosas, preguntando
porque se lo había ocultado. No esto, no mimándome.
Un
sonido proveniente de mi estómago lo hizo carcajearse
- ¿Tienes hambre? – Solo pude asentir
contra su pecho, tenía temor de hablar, de mirarlo a la cara - ¿Quieres que
vaya por algo de comer? – esta vez negué con la cabeza, no quería separarme de
él. - ¿Cenaste anoche? – volví a asentir.
Trato
de apartarme de su lado en ese momento, pero cruce mi brazo por su cintura para
impedirlo.
- No me voy a ir a ningún lado amor – me
dijo besando mi cabello – Estoy contigo, pero debemos alimentar a nuestro hijo.
Escucharlo
hablar de esa manera y que siguiera pensando que el bebé era de él, me hizo
soltar un gran suspiro y ver que no todo estaba perdido. Tome la fuerza
necesaria para soltarlo y mirarlo a los ojos.
- Te he dicho lo hermosa y radiante que
te vez desde que estas embarazada. – Negué mirándolo a los ojos y unas lágrimas
se escaparon de mis ojos – Saber que tienes algo mío dentro de ti ha
incrementado tu belleza.
Trate
de sonreír pero no podía, había llegado el momento de hablar, el me daba la
fuerza y valentía que necesitaba en ese momento
- Thiago… - desvié mi mirada hacia sus
labios – Yo… - poso un dedo sobre mis labios impidiendo que siguiera hablando.
- Si no vas a decir que me amas mejor no
digas nada. Necesitas descansar y estar tranquila, eso es lo único que importa
en estos momentos. Tú y el bebé son lo más importante por lo tanto…
- Pero… - trate de rebatirle para ser por
primera vez honesta con él
- Pero nada amor. Eso es lo que importa
para mí. Y para ti debería ser exactamente lo mismo. Nada más.
- Te amo – susurre
- No tanto como yo lo hago –
Como
si fuera en cámara lenta acerco sus labios a los míos, dándome un beso dulce y
tierno. Cargado de sentimientos, los sentimientos que yo necesitaba en este
momento. Era verdad, nada más importaba en este momento, pero sabía que no todo
podía ser tan hermoso como él lo proponía. Esta vez necesitaba ser clara.
Salió
de la cama y se puso los pantalones de pijama y una polera, me guiño un ojo y salió
por la puerta. La sensación de vacío volvió a mí. Era algo que ahora se hacía más
fuerte cada vez que no lo sentía cerca. Me estaba haciendo dependiente de
tenerlo conmigo todo el tiempo. Lo necesitaba, lo amaba.
Durante
la mañana nos mantuvimos encerrados en nuestra habitación recostados en la cama
sin que nadie nos molestara. Él lo quería así. No hablamos de donde estuvo, ni
mucho menos quiso que le explicara lo sucedido. Decía que ya habría tiempo.
- Vamos a dar un paseo los dos solos – me
dijo una vez que había terminado la película que veíamos. – No puedes estar
encerrada todo el día aquí, por muy rico que sea sentir tu cuerpo junto al mío.
Debemos salir y enfrentar al mundo.
- Me siento fatal – susurre, haciéndolo
sentarse rápidamente
- ¿Qué sientes? ¿Vamos al médico? – dijo
preocupado
- No es necesario. Solo malestares del
embarazo – lo bese – Como tu dijiste, ya se hace presente
Tome
su mano y la pose sobre mi vientre. Me sonrió y busco una vez más mis labios. Lentamente
comenzó a subir su mano desde mi vientre hasta encontrarse con uno de mis
pechos, el que masajeo y mimo por un momento.
Cuando
nuevamente buscaba su boca y la cosa prometía
¡Sexo!
La
puerta de la habitación fue abierta de golpe y Thiago bajo rápidamente su mano
nuevamente a mi vientre mirando con cara de pocos amigos al intruso
- ¿Qué haces aquí? – le gruño al pequeño
Ian que se tiraba con toda la caballería sobre la cama.
- Vine a ver a mi sobrino – le dijo el
pequeño mirando donde estaba puesta la mano de Thiago. - ¿Puedo? – pregunto
estirando su manito
- Claro que si – le dije.
Tome
una posición más cómoda en la cama y pose su pequeña manito sobre el vientre,
no era para nada abultado y se lo explique. Le dije a Ian que aún era muuuy
pequeño para sentirlo moverse dentro de mí, pero que si ya reconocía las voces
del exterior, lo anime a que le hablara, y mirándome con sus hermosos ojitos.
- ¿Por dónde me escucha? – pregunto Ian
- Ombligo – añadió Thiago quien estaba
abrazado a mí.
- ¿Ombligo? – dijo Ian. Asentí.
Puso
su boquita en mi ombligo y con una enorme sonrisa comenzó a susurrarle cosas
- Soy tu tío Ian. Sabes, tendrás con
quien jugar cuando salgas de ahí. Pero Dani, tu otra tía dice que su bebé será
una niña. Eso no importa porque tu si serás un chico y con mi amigo jugaremos
mucho, ya lo veras.
- ¿Y si es una chica también? – le
pregunto
- Emm… - se queda pensativo un momento
antes de contestar – Pero es un chico ¿Verdad Thiago?
Desvié
mi mirada hacia mi chico quien le guiño un ojo, ¿También pensaba que sería un
niño?
- Preciosa mía – le dije acariciando mi
barriga – No escuches a tu tío. De seguro jugara igual con las muñecas por ti
- ¿Qué tal si son dos? – Dijo Ian – Un
chico y una chica
- Me temo que es solo uno – dijo Thiago,
cuando le golpee el brazo añadió – o una
- Serás un niño – dijo depositando un
beso en mi vientre.
- Ya – dijo Thiago - ¿Qué necesitabas
enano?
- Vine a ver a mi sobrino, ya te dije –
gruño el enano.
Thiago
al ver que el niño no se movía de nuestro lado decidió por ir a darse una
ducha. Al quedar sola en la habitación con Ian nos pusimos a ver una película
de dibujos animados que el mismo eligió.
Pasado
un rato mire de reojos a mi pequeño compañero y estaba profundamente dormido
con su cabeza apoyada en mi pecho.
En
ese momento la puerta de la habitación se abrió y Tía Renata ingreso con una
hermosa sonrisa.
- Aquí estaba - dijo cuando miro a Ian
- Vino a ver a su sobrino – le susurre
- ¿Cómo te sientes querida? – me pregunto
sentándose a mi lado en la cama y posando su mano en mi vientre
- Bien – le dije con sinceridad – Solo
mareos matutinos
- Normal. – Resoplo – Yo los pase con los
Ian y Thiago. Horribles
- Entonces puede ser niño –
- Puede – dijo en el momento que la
puerta del baño se abrió y salió Thiago con solo una toalla en la cintura que
tapaba su mejor parte.
- Mamá – le dijo Thiago aguantando la
risa al ver que mis ojos no se apartaban de su cuerpo
- Ok, ok. – Dijo poniéndose de pie – Me
iré – Río. – Ambos van a bajar a comer ¿Entendido?
Ambos
asentimos.
- Iré a darme una ducha – le dije a
Thiago pasando por su lado.
- Te ayudo – dijo sujetando mi cintura –
Te puedo sujetar la toalla
- No es necesario – reí y lo bese – Tú…
- Nada es más importante que tú – repitió
y me volvió a besar.
***
Esa
tarde cuando bajamos a cenar, fue como si nada hubiera pasado. Todos me
trataban de la misma manera que siempre lo habían hecho y nadie pregunto nada.
Excepto mi querida hermana que paso toda la comida tratando de hacer preguntas,
ganando miradas de enojo de todos los presentes.
- Mira Constanza – dijo Thiago ya muy
molesto – Eres mi cuñada y mereces respeto. Pero vuelves a insinuar algo más y
tendremos problemas. – Desvió la mirada hacia mi padre en ese momento – Lo
siento Gabriel pero no voy a tolerar que le falte el respeto a mi mujer y mucho
menos a mi hijo
- Te entiendo hijo – dijo Magda mirando a
su hija – Cota retírate por favor – le pidió
- Yo no comprendo como la siguen
venerando y tratándola como una princesa, todos escucharon lo mismo que yo en
ese juicio. – Dijo lanzando la servilleta sobre la mesa – Pero claro nadie le
dice nada y todos siguen pensando que Ernesto es lo peor del mundo. Dense
cuenta que esta embustera les miente en su cara
- Cállate de una maldita vez – le dijo
Thiago ya furioso – Tú no tienes por qué opinar y decir esas cosas ¡No son tú
jodido problema!
- ¡No lo es! – Grito – Pero…
- ¡Pero nada! – Le grito mi padre - ¡Retírate
ahora mismo!
- ¡Era una prostituta!
Sus
últimas palabras llegaron a lo más profundo de mi corazón y antes de que ella
se retirara salí yo de la mesa, camine sin mirar atrás hasta llegar a la cocina
y hay salí hacia el jardín. Escuchaba los gritos de Thiago detrás de mí
pidiéndome que me detuviera.
- ¡Tú también piensas lo mismo! – Le
grite de vuelta - ¡No me sigas maldita sea!
- ¡¿He dicho que pienso eso?! – Me sujeto
por el brazo – Yo no pienso eso.
- Si lo haces – solloce
- Mi amor, no lo hago. – Trato de abrazarme
pero se lo impedí - ¿Quieres que hable de eso?
- Ya te habías tardado en reclamarlo –
- No te estoy reclamando nada – dijo con
los dientes apretados – Solo te hice una maldita pregunta
- Era una cafetería 24 horas donde
trabajaba, no era un prostíbulo como lo dice Cota, yo no sé de dónde saca eso
- Sé que no eres, ni serás nunca una
prostituta amor. Porque te amo y me lo dice mi corazón
- Nada de lo que se dijo es verdad. – Negué
con la cabeza – En parte si hay cosas que son verdad. Pero yo te juro…
- No es necesario que me jures las cosas.
– Trato de abrazarme nuevamente pero se lo volví a impedir – Vamos adentro,
conversemos esto dentro de nuestra habitación
-
Thiago yo… -
- Adentro y te voy a escuchar –
- ¡Déjame hablar! – Le grite dejándome
caer sentada sobre la hierba – Quiero ser sincera contigo, siempre lo he
querido ser. Pero no podía, me daba miedo, aun me da.
- No tienes nada que temer - se sentó a mi lado y me tomo la mano – No te
voy a soltar, voy a estar siempre, siempre conmigo.
- La primera vez que me obligo a estar
con otro hombre… - comencé conteniendo las lágrimas – Yo no era consciente,
tengo algunos recuerdos, y entre esos él siempre estuvo en esa habitación. No
sé si lo disfrute, o si llore, no lo recuerdo.
- No sigas amor. – Me pidió secando las
lágrimas de mis mejillas – No es necesario
- Si lo es, si después de esto quieres
seguir conmigo… -
-
Estaría con ustedes aunque me echaras
a patadas. Son mi vida, son mi familia –
- Recuerdo que a los días de aquella vez
yo no lograba armar completamente la historia, me arriesgue y le pregunte. Solo
me dijo que lo había hecho muy bien pero que la próxima vez tendría que estar
consiente. No comprendí en ese momento. No hasta una semana después cuando él
que era el director del hospital en ese año fue a una cena a nuestra casa,
bueno perdón, la que era mi casa. Esa vez nos sentamos a la mesa y él… - mi voz
se quebró en ese momento pero debía continuar era el momento y el lugar – Sin
mi consentimiento metió las manos bajo mi vestido, me comenzó a tocar y bueno…
me resistí, me negué pero me golpearon y… esa fue la primera vez. La primera
que yo recuerdo. Por lo menos unos una vez a la semana pasaban esas cosas en la
casa, si no accedía o me drogaban o me golpeaban. Cualquiera de las dos era
terrible, las cosas las llevo a ligas mayores. Cobraba para que sus amigos o
quien quisiera se acostara conmigo. Puedes creer ¡Cobraba!
No
pude seguir con el relato y mi cabeza callo sobre su pecho, el cual deje
inundado de lágrimas, no las podía parar. Todo era negativo en mi vida, mi
hermana me odiaba, hablaba mal de mí.
- Shh… - me susurraba mi amor – Deja de
llorar mi vida.
Thiago
con una paciencia infinita aguanto durante mucho tiempo que lloraba y susurra más
de mis experiencias.
- Cálmate y vamos adentro – me pidió
haciendo el intento de ponerse de pie – Cariño el frio y la humedad les hace
mal. – pero me negaba a volver a entrar por esa puerta, nuevamente no quería
ver a nadie, solo quería tenerlo a mi lado. Así como en este momento. – Futura
señora Lackington – abrí mucho mis ojos al escuchar esas palabras
- Suena bien – susurre con media sonrisa
- Suena precioso como tú – me beso los
cabellos. – Es hora de ir a descansar. Mañana tenemos que volver al tribunal