lunes, 6 de abril de 2015

#45 Caminos Inesperados

Capítulo 45


Aunque no quisiera sabía que en cualquier minuto vería el coche de Thiago estacionado frente a la casa, no quería que llegara ese momento. Tampoco quería quedarme en este lugar, estaban nuestros recuerdos, era una prueba de las ilusiones que ambos habíamos puesto para formar por fin nuestra casa, nuestra familia.
Todo me recordaba lo que habíamos soñado, añorado. Ahora mismo lo único que quería era meterme en la cama, despertar y que fuera en los brazos de Thiago, que me besara y me dijera esas cosas que solo él podía decir.
Era una maldita pesadilla, era una maldita zorra. Y yo era una maldita estúpida que había caído perfectamente en todo.
Mire a mi hijo, mi pequeño Adam, era sin duda la parte mucho más difícil de todo esto, yo quería estar con él. No quería volver al comienzo, era todo tal como cuando había vuelto de España y tenía que verlo a escondidas. Esta vez la única y gran diferencia que Thiago lo permitía y que tenía a algunas personas de mi lado. Pero no era suficiente, no, no lo era.
Sabía que tenía que llamar a mi padre, pero no quería volver a llorar, me quebraría cuando tuviera que contarles que mi bonita historia de amor había terminado otra vez ¡Otra vez!

      - mamá – me llamo Adam – mamá

Camine a su lado, me senté en el suelo junto a él lo lleve hasta mi regazo y lo acune en mi pecho. Ambos sabíamos que era casi una despedida. Y me dolía mucho

      - Te amo, bebé – le bese su cabeza y el alzo la mirada hasta mis ojos – Sé que tú también lo haces, todos los niños aman a sus padres. Solucionaremos esto, bebé – suspire cuando el empezó a cerrar sus pequeños ojos – No te duermas, papá vendrá por ti. Qué más quisiera yo que te quedaras así a mi lado. Pero Thiago tiene razón, tienes que estar con él.

Casi dos horas después y cuando estaba terminando de guardar mi ropa en el armario de la habitación principal, esa donde se suponía que seríamos felices una luz lleno el lugar seguido de un golpe en la puerta. Thiago estaba acá.
Antes de salir de la habitación mire a Adam dormido cómodamente en medio de la gran cama y sonreí a pesar que ya se nos había agotado nuestro tiempo juntos.

      - Vengo por Adam – dijo con la cabizbajo sin entrar en la casa
      - Está arriba, se quedó dormido.
      - ¿Puedes traerlo? Es tarde aún tengo cosas por hacer
      - Pasa – le indique
      - No – anclo su mirada en la mía. Dolor, simplemente eso era lo que había en su mirada, el mismo que tenía la mía – No puedo entrar
      - Es tu casa también
      - Mañana arreglare los documentos para que este a tu nombre, a mí no me importa esta casa. Es tuya
      - No quiero la casa Thiago, bien sabes que las cosas materiales nunca me han importado
      - Lo sé, por eso te amaba más. ¿Puedes traer al niño?
      - Quiero hablar contigo. ¿Puedes pasar?
      - Si es sobre lo que paso, lo que te dijo Carmen no quiero escucharte. Si es sobre Adam, ya te dije que puedes verlo siempre que quieras. Si es sobre lo nuestro… Creo que ya decidiste
      - No quería que las cosas terminaran de este modo. Te amo demasiado Thiago, por eso te deje libre para que hicieras tu vida.
      - Si me amaras como dices… - se pasó las manos por el pelo – Creerías en mí, más que en la zorra de Carmen

No pude evitar llorar, Thiago tenía razón, le creía más a ella que a su palabra. Pero como dudar si yo los había visto salir juntos, precisamente era esa noche la que no dejaba de darme vueltas en la cabeza. Esa maldita noche en las que las pruebas gritaban que el pasaría una velada inolvidable a su lado, pero hay estaba yo, que me había quedo dormida y luego creí en su palabra cuando me dijo que todo era preparado para nosotros.

      - Voy por Adam
      - Gracias

Cuando le deje en sus brazos a Adam y le bese su pequeña cabecita no pude evitar volver a llorar, era casi como si lo dejara nuevamente.

      - Te llamare dentro de la semana para que puedas ver al niño
      - ¿Y mañana? ¿Quién lo cuidara mientras trabajas?
      - No te preocupes, había pensado tomarme unas vacaciones estos días para poder terminar de mudarnos.
      - ¿Puedo verlo por la tarde?
      - No. Te acabo de decir que te llamare

***

Habían pasado tres largos días desde que le entregue mi hijo a Thiago y aun no me llamaba para poder verlo, lo había llamado yo al segundo día pero no me cogió las llamadas. En la desesperación llame a Dani y fue ella quien me contó que le creía a su hermano, que sabía por Marcos que todo era una mentira.
Su información no hizo más que abrir nuevamente la herida y llore hablando con ella, he llorado cada minuto en que no he podido comunicarme con él, cada minuto que pasaba y yo seguía dudando de su palabra.
Nadie sabía dónde se habían metido, los fui a buscar al departamento, los fui a buscar a casa de sus padres aun ganándome el odio de su madre por dudar de la palabra de su hijo.

Hoy era nochebuena, se suponía que estaríamos juntos los tres esta noche. Aun a pesar del dolor que sentía yo quería estar con ellos, ver la cara de Adam cuando abriera sus presentes, verlo aunque fuera una noche bien, estando a mi lado.
Mi móvil sonó y el nombre de Dani se ilumino.

      - Renata – contesto con la voz entre cortada
      - ¿Cómo estás? – trate de sonar alegre, una alegría que no sentía
      - Renata, estamos llegando a tu casa –
      - ¿Qué pasa?

La comunicación se cortó, y a los minutos ya tenía el coche parado fuera. Dani se bajó corriendo y al ver su cara hizo que un frio terrible se apoderada de mí.
Me abrazo tan apretado, mientras sollozos salían de su cuerpo

      - Lo siento – me dijo apartándose – Vamos, no tenemos tiempo
      - ¿Qué? ¿Dónde?  Me asustas Daniela
      - Tuvieron un accidente – dijo tapándose la cara – Thiago y Adam están en un hospital
      - ¿Qué le paso? – Volví a la casa para tomar mi cartera y seguirla al coche – Daniela por el amor de Dios ¿Qué les paso?
      - No lo sé, se les vino un coche encima. No sé nada más
      - ¿Dónde están? – Le pregunte acomodándome en la silla – Por favor
      - En la clínica Valparaíso.
      - Dios

No sé cuánto tiempo había pasado, ni hacia donde nos dirigíamos lo único que veía y ni siquiera claramente eran las luces que avanzaban a mi lado derecho, si cambiaba o no cambiaba el paisaje no me daba cuenta, si decían algo dentro del coche tampoco era consciente.
Tal vez habían pasado dos o tres horas desde que Dani había llegado a casa, veía la carita de mi Adam riendo a carcajada sentado en el regazo de Thiago, la angustia en mi pecho era imposible de soportarla. Un gran sollozo inundo todo el coche, tenían que estar bien. Mi hijo y Thiago, ¿por qué la vida se empeñaba en no dejarnos ser felices?

      - Tranquila Renata – me dijo Dani volteando en su asiento para tocar mis manos
      - Solo quiero saber cómo están
      - Van a estar bien. Son unos hombres fuertes, ya verás que todo será un horrible susto
      - ¿Cómo te enteraste?
      - Estaba bañando a la Vale, el teléfono local sonó y Marcos me dijo que mi mamá quería decirme algo. A ella la llamaron desde el Hospital.

Con las manos temblorosas y con la mirada fija de Dani busque en mi cartera el móvil, necesitaba hablar con tía Renata, ella tenía que decirme como estaba mi hijo, como estaba Thiago. Una, dos, tres llamadas y ella no se comunicaba conmigo. El teléfono de Dani sonó, miro de reojos a Marcos mostrándole la pantalla y contesto

      - Hola papá… si… vamos en camino… viene con nosotros… ¿Cómo están? – Un sollozo se le escapó al escuchar la respuesta y mi corazón comenzó a latir aún más fuerte. Tenía miedo, muchísimo miedo. - ¡Dios!... Si… Gracias, te quiero papá… Nos vemos en un rato

Al cortar la llamada me quedo mirando y tomo nuevamente mis manos con las de ella

      - Daniela dime como están
      - Ya estamos por llegar. Los médicos nos dirán como se encuentra
      - Daniela, por favor. Que fue lo que te dijo tú papá – grite - ¡Son mi familia!
      - También es mi hermano y mi sobrino. Están esperando que les den información, llegaron hace media hora. No saben nada más que están operando a Thiago.
      - ¿Y mi hijo? ¡Dios! Me voy a morir si les pasa algo, no voy a poder soportarlo
      - Ya verás que será solo una mala experiencia. Confió en Dios, confió en que estarán muy bien.

Desvié la mirada hacia fuera del coche, ya estábamos en la ciudad, las luces iluminaban el interior, las luces me hacían desbocar aún más los latidos del corazón.
Cuando Marcos detuvo el coche en el ingreso de urgencias, no espere a Dani me baje tan rápido como pude y corrí hacia el interior.
Busque con la mirada por toda la sala la cara de los padres de Thiago, algo que me dijera donde lo tenían, y como se encontraba. Los sentimientos eran contradictorios y todos malos, por un lado quería saber de mi hijo, por otro lado del hombre que amaba. Si algo les pasaba simplemente perdería mi corazón, porque los dueños de él estaban en algún lugar de este hospital.
Sin perder más tiempo me acerque al mesón.

      - Buenas Noches, mi esposo y mi hijo fueron ingresados en este lugar.
      - Buenas noches, sus nombres por favor
      - Thiago Lackington y Adam Lackington
      - Un momento por favor, vengo enseguida con información – Asentí

Cinco minutos después la señora no salía, Dani llego hacia mí y me indico que sus padres estaban en el tercer piso. Le rogué y le suplique que fuera hasta ese lugar y me informara mientras yo esperaba a la señora.

      - Señora – me toco el brazo una mujer – Su esposo está siendo sometido a una operación en el hombro derecho, por suerte se encuentra fuera de riesgo vital.
      - ¿Y mi hijo? Adam Lackington, estaba con él
      - El niño no figura en las listas, no ha sido ingresado
      - ¿Cómo qué no? ¡Estaban juntos! Por favor es mi hijo
      - Lo siento, no está en los registros
      - Por favor, por favor – suplique – Es mi bebé, tiene un año
      - Los familiares de su marido están en el tercer piso puede reunirse con ellos, tal vez ellos tengan información de su hijo

Ni siquiera le di las gracias a la mujer corrí escaleras arriba, sentía como el pecho me presionaba ante la falta de oxígeno, ante la falta de información. ¿Dónde estaba mi pequeño? Me detuvo en el segundo piso y le suplique a Dios que esto fuera una estúpida pesadilla, quería despertar y verlo a mi lado.
Al llegar al tercer piso la sala era más pequeña y de inmediato me encontré con tía Renata y los demás de la familia. Corrí hacia ellos para terminar de acortar el espacio entre nosotros y aun en contra de todo lo que había pasado me eche en los brazos de ella, como cuando era una niña, como cuando me consolaba en esos momentos en que extrañaba mucho a mi mamá. Sentí su abrazo tan sincero, ella sufría lo mismo que yo. Las dos en medio de la habitación abrazadas.

      - Thiago estará bien, es un hombre fuerte. Tranquila hija. – me dijo Tío Benja llegando por detrás de nosotras
      - ¿Dónde está mi hijo? Quiero ver a mi hijo – pedí soltándome un poco.

Dani llego hasta mi con mi niño entre sus brazos, su pequeña carita se ilumino a penas me vio a su lado.

      - Mi amor, mi vida. Estás bien. Tenía tanto miedo mi amor. – lo abrace y lo bese como si no hubiera mañana. Lo tenía conmigo.

Lo lleve hasta las sillas que se encontraban en el lugar y lo toque por todos lados, su ropita estaba sucia, su carita aun iluminada demostraba tristeza, como su supiera que algo no estaba bien. La mitad de mi corazón volvió a tener vida en ese momento y lo atraje de nuevo hacia mi lado.

      - Mami está aquí mi amor, tranquilo.

Las dos horas restantes fueron muy duras, nadie nos decía nada, tío Benja bajo a la cafetería y nos trajo bocadillos a todos, a duras penas intente comer algo. Necesitaba fuerzas, le di de comer a Adam y lo acurruque en mis brazos hasta que se durmió. Tía Renata me conto que cuando llegaron y preguntaron por Thiago en el mesón principal una señora se les acerco con Adam entre sus brazos, el niño estaba asustado y no había parado de llorar en las tres horas que estaban en el hospital.
Aquella mujer que cuido a mi hijo como si fuera suyo vio como el coche se salió de la pista y Thiago por proteger a Adam se llevó todo el golpe, la rápida llegada de la ambulancia había hecho que el accidente no fuera mayor y sobre todo su rápida llegada a Adam.
No podía parar de llorar al imaginar cómo había sido, yo en el lugar de Thiago no hubiera dudado ni un solo segundo en poner mi vida antes que la de mi hijo. Aunque ahora me muriese de la desesperación de no saber nada.
Las puertas dobles que decían solo personal autorizado, cuya frase la había leído más de trecientas veces en todo este tiempo, se abrieron. Un hombre vestido en bata verde salió y con cara de cansancio dijo

      - Familiares de Thiago Lackington

Todos nos paramos sumamente rápido y llegamos a su lado

      - Soy su madre y ella es su mujer – dijo tía Renata pasando un brazo por mi espalda para llegar a su altura.
      - Dame al niño – pidió Dani y yo negué con la cabeza.
      - Bueno – se aclaró la garganta – Thiago está fuera de peligro, se encuentra sedado por la operación pero su pronóstico es bastante favorable. Esperamos que retome la consciencia dentro de las próximas horas.
      - ¿Está bien? – pregunte titubeante
      - Si señora – sonrió – Su marido se encuentra en perfectas condiciones, lo vamos a trasladar a una sala intermedia hasta que despierte. Pero no tienen nada que temer, solo fue un buen susto, un poco de terapia y será el mismo de siempre.
      - Gracias a Dios – dijo tía Renata -  Muchas gracias Doctor. ¿Cuándo lo podremos ver?
      - En veinte minutos vendrá una enfermera a buscarlos, solo pueden entrar de a uno, no queremos correr riesgos innecesarios.
      - Muchas gracias – dije y camine a la silla dejándome caer

Abrace muy fuerte a mi hijo y bese su cabecita, silenciosamente le agradecí a Dios y a mi madre que lo dejan conmigo en este lugar, que le dieran una nueva oportunidad. Esta vez no me separaría de él ni un solo centímetro, aun cuando me echara y me reclamara todo lo que quisiese.

      - Papi está mi amor, no dejo de luchar por estar con nosotros. Ya verás que se pondrá bien y en un rato lo veras.
      - Mi hijo no hubiera aguantado estar lejos de su hijo – dijo tío Benja tocando la cabecita de su nieto – Este niño es su vida. Menuda nochebuena estamos teniendo.
      - Pero estamos todos juntos – río tontamente Dani abrazándose a Marcos -  ¿Cómo estará nuestra hija?
      - Bien – dijo tía Renata – Ian llamo hace un rato y dijo que ni cuenta se había dado que no estaban
      - Mi niña. – Dijo Dani – Thiago tiene la culpa, le gusta ser el centro de atención
      - Daniela – la regaño su madre
      - Mi amor, cuando lleguemos a casa tienes que abrir tu regalo.
      - Da igual, bebé. Lo importante es que mi cuñado y Adam están bien.
      - Yo pienso lo mismo – acoto Dani – Pero no pensaras eso cuando veas lo que tengo para ti – rio - ¿Puedo ser la primera en ver a Thiago?
      - Dani – le dijo Marcos – Renata o tu mamá.
      - Necesito ser yo y decirle algo a mi hermano. – Puso las manos en posición de rezar - ¡Por favor!
      - Hija – la llamo tía Renata – Yo creo que Thiago querrá ver primero a su mujer ¿No crees?
      - No – dije  - Primero puede ir usted.
      - Qué más quisiera yo hija – me tomo una mano – Tú eres su mujer, debes entrar y decirle cuanto lo amas, eso le dará fuerza para salir antes de todo esto.
      - Gracias – asentí – Pero todos aquí saben que nosotros no estábamos juntos.
      - Eso fue un mal entendido hija – me dijo tío Benja – Renata tiene razón y debes entrar tú.
      - Él sabe porque te lo dice – completo tía Nata
      - Así es, aunque no nos guste hablar y recordar ese momento. Cuando estuve en el hospital y aunque fue mucho más grabe y yo si estuve con riesgo vital, escuchar la voz de Renata y sentir a Thiago me ayudo para luchar. Así que adelante y dame a mi nieto que la primera en verlo serás tú.

No tenía medios con que debatir lo que acababa de decirme si bien esa historia ya me la sabia casi de memoria, no así sus hijos. Secretamente estaba esperando que me relegaran para ser la última en poder estar con él un momento, que fuera a ser la primera… Iba a poder decirle todo, poder suplicarle que se quedara con nosotros.

Me acerque al mesón y le pregunte a enfermera a qué hora podríamos ver a Thiago y si podía llevar conmigo a Adam, a pesar de todo ella me dijo que no. Que ya mañana por la tarde podría verlo el niño no antes.

       - Gracias  - dije frustrada
      - Tranquila. – dijo Marcos poniendo su mano en mi hombro – El doctor dijo veinte minutos y aun no pasan. Escuchaste que esta fuera de peligro. No le digas a mi suegra – se acercó a mi oído y susurro – Pero hierba mala nunca muerte

Una pequeña sonrisa se me hizo en la cara en el minuto exacto en que Marcos me guiñaba un ojo entro un enfermera.

      - ¿Familiares del Señor Lackington? –
      - Nosotros – dijo Marcos pasando su brazo por mi hombro
      - Me envía el Doctor Arce – asentimos
      - Yo iré – dije fuerte y claro. Ella asintió y antes de seguirla fui hasta donde tío Benja y bese las mejillas de mi hijo – Voy a ver a papá mi amor, se bueno con los abuelos.
      - Besa a mi hijo por mí – me pidió tío Benja

Seguí a la enfermera por un largo pasillo lleno de puertas blancas y cada una con una pequeña placa que identificaba quien se encontraba dentro, al llegar al final del pasillo doblamos a la derecha y las murallas blancas fueron cambiadas por vidrios, dos pasos más adelante vi el cuerpo de Thiago acostado sobre una camilla con a lo menos tres máquinas conectadas a él. Un escalofrió me recorrió y me detuve al momento en que la enfermera abrió la puerta para mí.