martes, 3 de febrero de 2015

#35 Caminos Inesperados

Capítulo 35


      - Hola –

Era una mañana muy linda, además de ser día viernes y tener muchos planes con mi niño. Thiago se estaba duchando cuando entre en la habitación y Adam esperaba por mi sentado en la cama viendo los dibujos.

      - Hola bebé – le dije dejándome caer en la cama a su lado.

Adam sonrió y se tiró a mis brazos, comenzó como todos los días con sus balbuceos. ¡Lo amaba! Le subí la camisa de dormir que llevaba para hacerle cosquillas y era la mejor melodía. Mi niño reía y eso ya me hacía sentir feliz.

      - Buenos días Renata –

Thiago salió de la ducha con la toalla anudada en la cintura mostrando lo guapo que estaba y lo buen trabajado que tenía el cuerpo.
Dios. Como me moría por volver a besar esa pecho y pasar mis manos por su espalda. Era un maldito pecado. Pasó besando mi cabeza y se volvió a la ducha con la ropa que usaría para su trabajo.

Me lleve a mi niño a desayunar mientras esperábamos a su padre. Hoy quería salir y llevarlo a donde sus abuelos. Poder pasar tiempo con él en mi espacio. Pero por sobre todo estar con él.

      - ¿Ya comió? – pregunto Thiago
      - Sí. ¿Quieres café? –
      - Gracias – asintió – Renata necesito hacerte una pregunta
      - Dime Thiago – susurre con miedo.

¡Mierda! Hoy era el día que me decía que no me quería más cerca de ellos. ¡Pero que había dicho o hecho!

      - No te molestaría ir a dejar a Adam a casa de mis padres
      - Claro que no – resople aliviada – Puedo preguntar ¿porque?
      - La verdad es que voy a llegar más tarde…
      - Yo puedo quedarme hasta más tarde
      - Sé que podrías – tomo el último sorbo de su café – Pero no sé a qué hora voy a llegar
      - No tengo problema, de verdad que no lo tengo. Pero si quieres lo llevo
      - Gracias. Si no te molesta quedarte
      - Claro que no. – Sonreí y tome al niño – Yo feliz de poder estar más tiempo con mi bebé. Además, tendrías que sacarlo tarde y se puede enfermar. Te quería preguntar si puedo sacarlo hoy
      - ¿Dónde? – Alzo la ceja – Perdón. Sí. Claro que puedes sacarlo
      - Solo iremos a la casa de mis padres, al parque. Nada de otro mundo
      - Te dejo dinero por si lo necesitas – dejo sobre la mesa un par de billetes – Me llamas por si necesitas cualquier cosa.
      - Estaremos bien Thiago. – Le devolví los billetes – No los necesito

Salí de la cocina casi arrancando de Thiago, no quería escuchar nada más de su cita y si yo podía quedarme con Adam nada más me importaba.

¡Era un maldito!

Necesitaba ahorrarse los motivos de su llegada tarde. ¿Por qué tenía que preguntar?

      - Renata – me llamo siguiéndonos al salón

Lo ignore, puse a Adam en el sofá y me senté a su lado mientras le con el control de la televisión buscaba el canal de los dibujos animados que veía él

      - ¡Hey! Te estoy hablando
      - Dime  - dije indiferente
      - No quería ofenderte con lo del dinero, si es que fue eso lo que te molesto
      - No estoy molesta – mentí
      - Te conozco – toco mi nariz – ¿Me llamas?
      - ¿Para qué?
      - Si necesitan algo. ¿Me llamaras verdad?
      - Si – mentí
      - Me voy. Te amo hijo – y beso a Adam en la cabeza y seguido me beso a mí en la cabeza – Nos vemos en la noche

Fue cerrar la puerta y mis lágrimas comenzaron a salir, no quería pensar en que estaría compartiendo noche con otra mujer, tal vez no era la primera vez. Adam tomo mi cara entre sus manos, y me empezó a dar besitos.

      - mamamama – repetía
      - ¿Qué paso mi amor? Mamá está bien – lo mecí en mis brazos – Eres el verdadero amor de mi vida, papá en algún momento tenía que salir con otras mujeres. Este momento tenía que llegar. No estaba preparada para que fuera tan rápido. Pensé que podíamos volver a ser una familia mi amor. Pero la mamá siempre, siempre seré yo. Y sobre todo siempre estaré a tu lado.
      - mamamamamamama –
      - Si mi amor, la mamá


***


Mi papá había llamado al taxi para que nos llevara nuevamente a la casa de Thiago, ya eran las ocho de la noche. Habíamos pasado un día espectacular, después de las lágrimas de la mañana.
No, no quería volver a pensar en eso, sobre todo cuando por la hora ya debería estar con ella.

      - Me encanta verte así de feliz hija.
      - Es que lo estoy papá. Tengo a mi hijo, y míralo, esta grande y hermoso y tan inteligente.
      - Trata de venir más seguido
      - Lo haré. Ahora nos vamos porque este campeón tiene que llegar a bañarse y dormir.
      - ¿Mañana que harás?
      - ¡Uf! No lo sé, tal vez Thiago necesite que me quede con Adam un rato. O tal vez no.
      - Vente a comer. Luego pensamos que hacer en la tarde. Pero no te quedes encerrada en tu departamento
      - Ni me digas, que tengo que hacer un aseo general. Paso tan poco tiempo en ese lugar.
      - Hija, el taxi llego – nos interrumpió Magda – Te traje esto de Carol por si se queda dormido en el camino
      - Gracias. Ya está más fresco y seguro llegara dormido.
      - Me llamas cuando llegues
      - A penas llegue te llamo. – Tomé a Adam – Besos a los abuelos. Diles Adiós mi amor.

Tras unos balbuceos más de Adam, nos subimos en el taxi con el mejor de los ánimos. No iba a volver a pensar en Thiago y al igual que él volvería a hacer mi vida. También tenía derecho.

Llegamos hasta el departamento con Adam dormido en mis brazos, el conserje me acompaño hasta el departamento y abrió la puerta para mí.

      - Gracias – le sonreí.
      - De nada Señora. – me sonrió

A besos desperté al pequeño señor Lackington para que despertara con buen genio, en este poco tiempo ya lo iba conociendo, necesitaba darle un baño y alimentarlo. Había jugado en el jardín con Carol y hasta con lodo. No tuve corazón para decirle que no. Se reía de una manera demasiado hermosa.
No sabía a qué hora llegaría Thiago, pero debía estar preparada también para cuando eso pasara, a penas lo hiciese me iría. No le preguntaría nada, no le comentaría nada. Solo tomaría mi bolso y me marcharía.


***

Si Adam tenía un año, llevaba mucho más que eso sin irme de copas con mis amigos. Había logrado juntar por lo menos a Mau, Nacho y Marcos esta noche, sin mencionar a las chicas. Carmen y Rebeca, tanto Nacho como Marcos andaban solos. Ambas chicas estaban en casa con sus hijas.

      - Nunca se me habría imaginado que tenías una ahijada.
      - Si, bueno tengo dos en realidad. Mi hermano Ian y la pequeña Triny.
      - Ósea te gustan los niños – afirmo Carmen
      - Se podría decir que sí.
      - Thiago – me llamo Nacho – Creo que fue una excelente idea salir, entre tantos pañales y esas cosas ya estaba ¡Harto!
      - ¿Tú también cuidas a tu hija? – pregunto Carmen
      - No, de eso se encarga mi novia. Pero es lo mismo – río
      - Thiago se encarga todo el tiempo de Adam, no es lo mismo – defendió Carmen
      - Dejemos de hablar de pañales y biberones. Por más que amo a mi Valentina, creo que salimos a que nuestro amigo y cuñado se distraiga.
      - Siiii – grito Carmen – Thiago se merece descansar unos días.
      - Gracias. Pero ya son cerca de las nueve y debería irme
      - No seas aburrida, la noche recién comienza – ronroneo Carmen en mi hombro – Falta ir a bailar un poco
      - Yo no me sumo – Dijo Nacho – Lo siento amigo, pero yo si debo irme
      - Si, yo te llevo Nacho. Dani me mata si llego demasiado tarde
      - Si no lo hace mi hermana lo hago yo cuñado.
      - Sera que nos vamos los dos solamente a bailar

Marcos y Nacho me miraron al mismo tiempo sin entender que era lo que pretendía, y no era nada. Solo pasarlo bien. Aunque fuera un momento desconectarme de todo y pensar en mí y en el hombre que era. Pero eso no era posible al 100%, mi Adam siempre estaba en mi cabeza y en mi corazón, esa parte de mi vida no la cambiaría por nada del mundo.

      - ¿Nos vamos? – pregunto Carmen y todos asintieron

A la salida del bar cada uno tomo el rumbo por el que había venido quedando para el día siguiente con Nacho y Marcos a juntarnos con nuestros niños en la piscina de la casa de los papas de Nacho.

      - Me cayeron muy bien tus amigos – dijo coqueta Carmen.

Debía ser el alcohol que la hacía estar de esa manera. Yo también había bebido, pero nada que me fuera a perjudicar o a impedir manejar más tarde.

      - Nos conocemos de toda la vida, más que amigos ya ves somos como hermanos
      - Uno es el novio de tu hermana ¿Verdad?
      - Marcos – respondí – Se van a casar muy pronto.
      - Deben hacer una muy linda pareja, he visto las fotos de tu hermana en tu oficina y es una chica muy guapa. Al igual que la bebé
      - Dani y Valentina. Mi hermana y mi sobrina. Son preciosas. Claro que eso lo saco mi sobrina de mi hermana.
      - Marcos es un chico guapo, Thiago
      - Si tú lo dices – reí
      - Pero no más guapo que tu
      - Oye…
      - No. Vamos quiero bailar

Caballerosamente le abrí la puerta del coche, estaba consciente de sus intenciones pero no la dejaría avanzar, no sabiendo que me estaba esperando en casa Renata con mi hijo. ¿Qué estarán haciendo? ¿Me extrañara mi bebé?

Al subir al coche le pedí con la mano que mantuviera silencio, no aguantaba más sin saber de ellos y tal vez escuchar su voz. Le había pedido que me llamara y no lo había hecho.
Al tercer tono contesto

      - Hola – susurro ella
      - Hola – dije con la alegría que sentía en ese momento. – ¿Cómo están?
      - Adam está dormido – dijo bajito - ¿Ya te vienes?
      - No. – Lo lamente – Voy a un bar con los chicos. Me llamas si pasa algo
      - Estaremos bien. Diviértete – dijo con pesar – Hasta más tarde
      - Hasta más tarde – corte y mire a Carmen que me tenía la mirada fija
      - ¿Era Renata? – Alcé una ceja – Era ella no digas nada. ¿Por qué le dijiste que iban los chicos? No los veo en ningún lado
      - Yo… -
      - Pensé que era una buena idea salir contigo, no tengo que decirte con muchas palabras que me gustas Thiago.
      - Carmen, yo… -
      - No, no me digas nada. Sabía que tendría que lidiar con el fantasma de Renata. Ahora ya no es el fantasma es ella. ¿Por qué no intentas volver con ella?
      - Yo no he dicho que quiero volver con ella
      - Pero si tus actitudes. Llamaste a casa porque te mueres por estar con ellos.
      - Quería saber cómo está mi hijo. No había salido desde hace mucho. – Suspire – No sé ni siquiera porque tenemos esta conversación.
      - Disculpa, pero no me andaré con rodeos. Me gustas. Me gustas mucho y desde hace tiempo. ¿Tengo alguna posibilidad contigo? Tú dices que no quieres volver con ella. Tus actitudes dicen lo contrario. Pero si me dieras la oportunidad…
      - Calla, calla por favor.
      - ¿Por qué no quieres? ¿No te gusto? ¿Es por eso?
      - Eres una mujer muy guapa, una muy buena empleada
      - Pero no me vez de otra manera. Es simple Thiago dilo y dejamos esto de una vez
      - ¿Quieres que te lleve a casa?
      - Anda llévame. No te quiero tener obligado a mi lado. Ya dejaremos esta conversación para otro momento.
     
Conduje en silencio hasta su casa en el otro extremo de la ciudad, ella llevaba el mando del radio. Con eso no volvimos a tener que conversar nuevamente. Aunque sinceramente Carmen me parecía muy atractiva y en otro tiempo no hubiera dudado ni un nanosegundo meterme entre sus piernas. Ahora era distinto, yo era distinto. Sabía lo era estar enamorado, sabía lo que era hacer el amor y no solo tener sexo. Tenía un hijo, y si quería meter a una nueva mujer en mi vida ¡Dios que estoy pensando! No me había planteado si quiera tener a otra mujer, está bien un hombre tienen necesidades, y no es nada parecido con masturbarse en la ducha, nada es lo mismo que estar con tu mujer, con mi Renata. Me faltaban las caricias, los besos y sus palabras. Mi mano a veces no era suficiente y…
Aparte todos esos pensamientos de mi cabeza, no quería cagarla, no quería hacer algo con Carmen de lo que después me arrepentiría. No con ella.

      - Te veo el lunes ¿Verdad? ¿Aún tengo un trabajo?
      - Claro que si Carmen. Nos vemos el lunes.

Un par de besos en la mejilla y entro en su casa. Por un momento me quede observándola y pensar como sería estar con ella. ¿Ella quería a Adam? Eso parecía, por lo menos en este tiempo no le era indiferente ¿Mis padres la aprobarían? ¿Dani estaría de acuerdo? ¿Por qué me importaba? ¿Por qué me hacía estas estúpidas preguntas?

Llegue al departamento pasado las diez de la noche, traía conmigo sushi y una botella de vino blanco helada, esperaba poder compartirla con ella mantener una conversación sana y así poder definirme.

      - Llegue – dije cuando entre en la cocina y todo estaba a oscuras. La televisión del salón estaba encendida, pero no había rastro de Renata. Las opciones no eran muchas, en el baño o comprobando a Adam.

Suavemente abrí la puerta de la habitación, estaba completamente a oscuras, pero tanto Renata como Adam estaban allí, ambos profundamente dormidos. Me acerque lentamente a su lado.

      - Llegue – le susurre.

Ella en respuesta hizo eso que tan loco me volvía antes, asintió lentamente con la cabeza pegada a la almohada, sin abrir los ojos. ¡Preciosa!
Era como si nada hubiera pasado, estaba en mi cama, con nuestro hijo, dormida. Mi Renata y mi Adam, mis amores.

Encendí la luz de la mesita de noche y me senté a su lado en la cama. Adam dio un par de patadas y ella se incorporó de golpe.

      - Llegue – volví a decir al sentirme pillado de haberlos estado observando mientras dormían.
      - ¿Cómo te fue? – susurro acariciando la cabecita del niño
      - Bien – me encogí de hombros – Traje comida
      - Creo que me tengo que ir – se sentó suavemente en la cama

No quería que se fuera, yo quería compartir la comida con ella, quería que estuviera en la habitación como ahora.

      - Vamos a comer y luego te llevo – volví a insistir
      - Es tarde – debatió Renata
      - Entonces quédate – dije seguro
      - Thiago debo irme

Paso sobre mí para salir de la cama sin ningún cuidado provocando el roce de mi cuerpo. Despertando algunas partes de mi cuerpo. Pero principalmente despertando a nuestro hijo.

      - Shh -  lo recostó Renata nuevamente y ella se recostó también, - Sigue durmiendo, mi amor. Sigue durmiendo

Los deje solos, mientras me iba a preparar la mesa para que comiéramos, iba a hacer una cena especial esta noche, romántica y hasta soñadora. Puse las velas, copas y todo lo necesario, estaba contento conmigo mismo por haber dejado todo tan lindo. Solo ella sacaba este lado de mí.

Paso medía hora y ella no salía ¿Tanto se tardaba en volverse a dormir Adam? Cuando volví a entrar a la habitación estaban nuevamente los dos profundamente dormidos.
Negué con la cabeza y me provoco unas ganas terribles de reír, eran iguales para dormir.

Me acerque a la cama, acomode a Adam más al centro de la cama para evitar alguna caída imdeciada. Con mucho cuidado le desabroche el jean y le baje el cierre. Esperaba alguna reacción de su parte pero nada. Renata parecía como estar dentro de un coma. Tal maniobra no fue buena para mi salud, quedo solo en bragas y unas muy lindas.
Tome su cuerpo y la puse dentro de las sabanas, cubrí su cuerpo y me di media vuelta hacia mi lado.

Sentía el calor que emanaban ambos cuerpos, nos separaba un niño de un año de edad. Nuestro niño. Aquel que habíamos hecho en esta misma cama.
Podía sentirme un hombre pleno, un hombre feliz. Tenía a mi mujer, a mi hijo en medio nuestro. Era tan fácil como estirar el brazo y tocarla, acariciarle sus cabellos rubios que tanto me gustaba.