lunes, 27 de enero de 2014

"Algo llamado amor" Cap LI

      - Y bien? - le pregunte al ver su ceño fruncido mientras caminábamos a la entrada de la casa
      - ¿Bien que? - me respondió rápidamente
      - ¿Que te parece? -
      - Bien, es grande y es bonito el predio que hay - alzando los hombros
      - Espero que el dueño opine algo más que eso - le dije tomándole la mano.

Saque las llaves de mi bolso, le di el ingreso a él primero y nada mas al poner un pie todos gritaron al mismo tiempo.

                                                                    ¡Sorpresa!

Benja se giro de inmediato hacia mi y me abrazo, me levanto los pies del suelo y giro conmigo entre sus brazos. Mientras me decía una y mil veces gracias.
Luego de abrazar a los pocos invitados y tener en sus brazos todo el tiempo a Renata volvió a mi. Me abrazo por la cintura y me beso el pelo.
Cuando su madre alzo la copa para el brindis todos nos quedamos en silencio.

      - Felicidades hijo por tu nuevo año de vida. Este año es muy especial para todos los que te rodean y te aman tanto como yo. O mas. - dijo mirándome directo a hacia mi. - Mi tan ansiado nieto no tarda en llegar. Sera el niño mas feliz junto a sus padres que se aman con locura. - me guiño un ojo - Y espero que sean muy feliz en esta su casa. Felicidades hijo. Salud.

Todos gritaron al unisono Salud.

      - Mi casa? - me pregunto en silencio. Asentí - Me trajiste engañado? - volví a asentir
      - Tu turno - le dije tendiéndole mi copa de champan. Me miro con el ceño fruncido y le sonreí.
      - Gracias querida madre. Gracias a los presentes por estar en este día acá. Me entero que esta es mi casa. Gracias mi amor por el buen trabajo. - me beso la mano. - Gracias también por el bebé que pronto llegara a completar nuestras vidas y nuestro amor. - me sonrió - No tengo mas palabras mi felicidad no cabe dentro de la misma. Salud
      - Gracias - me dijo cuando los invitados se comenzaron a disipar.
      - No todo el merito es mío - le dije acurrucando mi cabeza en su hombro. - Victoria hizo mucho.
      - Pero gracias por estar acá. Gracias por hacer que este cumpleaños sea distinto a todos - me acaricio mi vientre. - Y gracias por darme el mejor regalo
      - Este regalo lo hiciste tú mismo - le sonreí. - Acompáñame a la terraza, tengo algo que decirte

Me miro sorprendido, pero aun así me acompaño fuera, abrí la enorme ventana que daba a la terraza con vista a la piscina. Me apoye en el barandal para admirar la vista.

      - Es hermoso - le dije. Captando su atención.
      - Contigo a mi lado todo es mucho mas hermoso de lo que antes fue - suspire - Y si, me puse como loco cuando supe de usted - toco mi vientre - Me volví loco. Pero cuando lo comprendí. Cuando entendí todo - suspiro - Soy el hombre mas feliz, mas completo
      - Benja yo -
      - Shhh... Déjame terminar - me tomo las manos - Te amo, te lo he dicho miles de veces. Te amare hasta el resto de mis días. Mi vida la dedicare a hacerlas feliz, a ti, a la niña. Y a todos los hijos que Dios nos envié. Porque son los mejor que me ha pasado. Viviría mil veces mi pasado para llegar a este futuro contigo. Para volverte a encontrar aquel día hace ya casi un año. Un año. Te volvería amar y volvería a embarazarte, volvería a pelear contigo para poder reconciliarnos. Para poder amarnos.
      - Yo... -
      - Aun no termino. Desde que volvimos he esperado escuchar de ti lo que yo te digo. Lo que tu cuerpo y tus ojos me gritan pero tu boca se niega. Renata sin ti mi vida no tiene sentido. Ya no se que hacer para que me perdones. Me gusta ser tu novio. Pero quiero ser mas. Quiero despertar a tu lado. Quiero abrir mis ojos contigo a mi lado, con tu barriga junto a mi. Quiero que por las noches cuando mi nuestra hija llore ser yo él que se levante a acunarla, ver cuando la alimentes. No me quiero perder segundo de eso. Quiero ser su padre, pero también quiero ser tu amante. Permite cumplir con eso. Déjame estar a tu lado mi amor. Comencemos de nuevo en esta casa los tres.
      - Me vas a dejar hablar? - le dije en un tono que parecía molesta.
      - Adelante - me dijo dándome un poco de espacio
      - La otra noche luego de que te fuiste - di un paso hacia él - Me quede en la cama pensando, se sentía tan vacía, tan sola sin ti. Nada de lo que paso se puede borrar - carraspeo - Pero ya no puedo luchar contra lo que siento. Y sabes por que? Por que te amo. Si mi amor también te amo. Quiero que juntos superemos el pasado y construyamos nuestro futuro, con nuestro hijo. Con los que Dios nos mande. Que este sea un nuevo comienzo para nosotros.
      - Me hiciste decir todo eso, para decirme que me amas. - me sonrió - Después de todo este tiempo. Ven acá y bésame. Te amo tanto.

Nos dejamos llevar por el amor y el momento, nos besamos con tanta intensidad que si no fuese por que Renata llego en ese momento a interrumpirnos nosotros hubiéramos comenzado a bautizar cada rincón de ese lugar.

Volvimos a la fiesta. Tomados de la mano y en medio la pequeña, la sonrisa de Victoria no cabía en su cara, todos estaban muy felices en especial nosotros. Muy en especial. El resto de la velada nos la pasamos juntos compartiendo con nuestros amigos.

      - ¿Renata puedes venir un momento? - me pregunto Gabo tomándome del brazo
      - Aja -

Nos apartamos un poco de los oídos indebidos.

      - ¿Como estas? - me pregunto de entrada
      - Feliz. - suspire - Volvimos con Benja. - le sonreí - Nos amamos y ya estoy lista para volver a intentarlo
      - Siempre lo haz estado cariño. - me abrazo - Me alegro por ustedes sabes que te quiero muchísimo y no me gusta verte triste. Cambiaste mucho desde tú viaje a Barcelona.
      - Muchas cosas pasaron. Cosas que no te he contado, pero lo importante es que Benja se arrepintió me pidió perdón y ya queda en el pasado.
      - Eso es bueno. Se aman y eso hará que sean una hermosa familia.
      - Gracias. Sabes que te quiero mucho también, eres un buen amigo. Y fue bueno volver a encontrarnos-
      - Lo fue. ¡Hey! - me llamo la atención - No llores ¿Vale? -
      - ¡Valeeeee! -
      - Necesito decirte algo - le alce una ceja
      - ¿Que pasa? No me asustes -
      - Estos días no he parado de pensar en Carol. Ya van casi seis meses de su partida y la extraño cada vez mas
      - Cariño - lo abrace.
      - Estos meses no me he dejado caer, cada día despierto por que tengo a mi hija al lado. Es mi vida completa. Pero siento que no puedo mas, necesito vivir ese duelo que he estado retrasando para poder volver a vivir mi vida. Ella siempre vivirá en mi corazón.
      - Pero... -
      - Solo quiero saber si te puedes quedar con mi hija durante una semana. - suspiro - Necesito desconectarme de todo y sacar el dolor. La amare el resto de mi vida, pero ella jamás volverá.
      - No necesitas decirme mas. Yo me quedo con gusto con la pequeña. Feliz de tenerla unos días.
      - Gracias. De verdad muchas gracias. -
      - Gabo. ¿Que ha pasado con los abuelos maternos de Renata? -
      - Otro día te diré en que va eso. - me dijo tomándome del brazo para llevarme de nuevo donde Benja.

Al terminar la celebración a eso de las tres de la madrugada, mi cuerpo estaba exhausto, nos montamos en el coche de Benja con Vicky al avanzar dos cuandras ya me había quedado dormida.


~~~


      - Mamá yo la cargo - le dije cuando aparcamos afuera de su casa. 
      - Bien iré a preparar la habitación -  

Se adentro en la casa, mientras yo sacaba a Renata en mis brazos, ella se acurruco en mis brazos y suspiro. La fiesta la tiene que haber dejado tan cansada que ni cuenta se dio cuando la recosté, le saque su ropa y la tape. Y ahora me veo en la disyuntiva si irme o quedarme. Nos amábamos ya nos lo habíamos confesado, se suponía que esta noche no terminaría así, nos falto hacernos el amor. Nos falto completar nuestra felicidad. 

      - ¿Te quedas hijo? - pregunto suavemente mi madre entrando en la habitación de Renata
      - No. Ella no me lo pidió prefiero irme a mi departamento - besando su cabeza me levante de la cama.
      - Ven te preparo otra habitación - me dijo tomando mi mano para sacarme de la ahí.
      - Mi amor - dijo Renata con voz soñolienta
      - Aquí estoy - le dije dulcemente volviendo a su lado. - Aquí estoy

Tomo mi mano y la beso, luego de eso siguió durmiendo. Mi madre me miro y alzo los hombros me lanzo un beso y salio nuevamente.


Aquella noche fue el principio de nuestra nueva relación, ya no necesitaba irme a dormir a mi departamento, ella me quería a su lado todo el tiempo. Estaba completo, estaba feliz de tenerla conmigo. Más cariñosa que nunca, mas receptiva que nunca. No había momento que no me besara y me dijera cuanto me amaba. Yo hacia lo mismo.

Además para completar nuestra dicha estaba la pequeña Renata, quien pasaría unos días en casa, cuando le pregunte a Renata el por que. Solo me dijo que luego, luego lo sabría. No me quedo otra, por las noches luego de cansarla jugando o viendo alguna pelicula de esas de dibujos animados, se quedaba dormida en el sofá. En mis brazos la llevaba hasta la habitación que esperaba la llegada de mi pequeña, y la recostaba hasta que Renata la cambiaba a la pijama. Eramos una gran dupla con ella. Pero la mejor parte era cuando ya estabamos solos en nuestra habitación y le hacia el amor. Su barriga creía cada día, estaba preciosa.

El día del sexto control tuvimos que llevar a Renata, parecíamos una verdadera familia los cuatro. Cuando la doctora nos vio entrar le pregunto a mi amor que de quien era. Ella le explico que solo la estábamos cuidando.

      - Bien pasemos a ver a vuestro bebé. Si tenemos suerte esta vez se dejara ver. -

La sala adjunto ya estaba preparada para nosotros, Renata se recostó en la camilla y la ayude a subir su blusa y bajar un poco la vaquero. Antes de que la doctora echara el gel bese la barriga y le dije

      - Vamos cariño. Muestra a mami que tengo razón y eres toda una princesa. - tome en mis brazos a la pequeña y me senté donde estaba el taburete preparado para mi.

      - Hoy vamos a revisa su tamaño, su peso, su corazón, además vamos a revisar tu azucar. - dijo comenzando a prender los aparatos. - Primero el bebé. -

Y echo el gel sobre su panza, ya de ese momento estaba nervioso. Me encantaba ver siempre a mi hija, era hermoso poder verla. La próxima si o si seria en 4D para verla mas claramente. 
En la pantalla apareció la imagen de mi hija, en ese momento me quede fijo en la pantalla, me perdí del mundo, del tiempo y de todo. Con Renata en mis brazos y mi amor en la camilla mirandome fijamente, esperando ver mi reacción. Le tome la mano y se la bese.
Luego de un rato que se me hizo eterno la doctora hablo.

      - Tamaño. - dijo capturando nuestra atención - 24 cm, y pesa 1.100 kilogramos. ¿Quieren saber el sexo?
      - ¿Se puede? - pregunte
      - Claro. ¿Lo quieren saber? -
      - ¿Que dices mi amor? - le pregunte, aun que yo muero por saber.
      - Si. Por favor - le dijo Renata
      - Bien. Miren la pantalla y den saluden a su niño. - dijo muy contenta la doctora
      - ¿Un niño? - pregunto Renata
      - Si. Y un muy grande y fuerte niño. -
      - Wooow. Me engañaste - le dije colocando un dedo sobre la barriga. - Tendremos varón
      - Renata todo esta muy bien con su niño. Es bastante grande para las 25 semanas. Ahora puedes ponerle música para estimularlo, hablarle y sus patadas serás mas perceptibles.
      - Hace unas noches sentía como que saltaba - le indico a la doctora
      - Hipo. - dijo muy calmada moviendo el aparato sobre el vientre. - Es común que ahora le de hipo. Déjame felicitarte también por que haz subido muy poco de peso, hasta el momento son 4 kilos en veinticinco semanas, eso te hará mas fácil la labor luego y tu hijo crece igualmente sano. A demás, papi. Dentro de poco podrás sentir tu también los movimientos de tu hijo.

Y así estuvimos casi una hora hablando de los nuevos cuidados, tanto para la hermosa mamá, como para nuestro futuro campeón. Nuestro niño. Un niño. Me hace igual la misma ilusión que una niña, mi preferencia fue una mujer por que quería una igual a Renata, pero lo que Dios nos mando es igual de hermoso. Es fruto de nuestro amor. Nuestro hermoso amor.

Tan solo al abrir la puerta de la casa de Renata llego mi madre corriendo como una loca.

      - ¿Como esta todo? - dijo desesperada
      - Felicidades abuela. - le dije abrazandola - Tienes un nieto muy fuerte y grande
      - ¿Nieto? - pregunto mirando a Renata - ¿Es un niño? - y ambos asentimos al mismo tiempo. - Que felicidad mas grande, un niño. Un varoncito con quien pelear por que juegue al balon dentro de la casa. Estoy muy contenta. Iré a llamar a mis amigas y a tu tía.
      - Sigo queriendo una niña - le susurro en el oído - Y la tendremos muy luego
      - ¡Stop! - me dijo poniendose de frente y colocando una mano en mi pecho - No seré una fabrica de bebes. Sólo tengo veinticinco años.
      - Eso lo veremos - le dije quitando su mano y tomandola por la cintura para atraerla hacia mi. - Pondré tantos hijos en ti que completaremos un equipo de fútbol propio. Lackington F.C. - me reí
      - Hablare de inmediato con mi doctora para ponerme un tratamiento de control de natalidad - dijo en modo de amenaza.
      - Eso esta por verse. Somos una pareja y esa es decisión de ambos -
      - ¡Ni una mierda! - me grito cabreada - No quiero parecer pelota todo el tiempo para que luego me dejes por otra. Ni lo sueñes.
      - Aprenderás a compartirme - le guiñe un ojo y eso solo la puso mas furiosa - Pero con nuestros hijos - le aclaré. - Ven vamos a besarnos
      - Pues que te bese otra - me dijo caminando hacia el salón. Pero se detuvo antes de cruzar el umbral - ¡Ni se te ocurra que te bese otra! - me grito.
      - Mi amor estas de patio - le dije muerto de la risa yendo hacia la cocina.


A los pocos días llego Gabriel por la casa de Renata, se veía distinto. Pero no entendía nada. Luego de agradecernos miles de veces por cuidar a la niña y entregarnos unos presentes para ambos. Le anunciamos que su ahijado Ya lo habiamos decidido con Renata sería un niño. Se puso tan feliz como nosotros.

      - Y ¿Piensan vivir aquí? - nos pregunto
      - Si - dijo rápidamente Renata
      - No - repuse yo - Tenemos nuestra casa, solo faltan los muebles. - le aclare
      - Tú casa - me dijo ella - Esta es mía
      - Esa también es tuya. Pero no nos iremos hasta que seamos marido y mujer - volví aclarar
      - ¿Se casan nuevamente? - pregunto Gabo
      - No - dijo esta vez Renata
      - Si - dije convincente - En cuanto nazca nuestro bebe
      - ¿Cuando pensabas preguntármelo? - dijo Renata enojada -¿ Acaso yo no debo dar el si? o tengo que ir solo a firmar
      - Faltan tres meses aun para que nazca el bebé. Luego tienes dos meses mas y nos casamos. Así que no hay prisa - me alce de hombros
      - No me quiero casar contigo. - me dijo ofuscada - Estamos bien así.
      - Yo no estoy bien - suspire - Pero bueno. Gabriel cuenta mas acerca de tu viaje.

Hice que se cambiara rápidamente el tema por que terminaríamos discutiendo, como casi es habitual. Se pararía llorando apresurada para encerrarse en la recamara y luego tendría que ir y pedir disculpas por algunos dichos, o simplemente abrazarla y dejarla.
Sus hormonas verdaderamente son un asco. Pero la amo de igual manera.

Los siguientes días fueron cargados, buscaba la manera de sacar el tema de la boda, pero como sabía que terminaríamos discutiendo la ignoraba o cambiaba de tema. Incluso llegue a llamar a la doctora para saber sobre sus rápidos cambios de humor, y ella me indico que todo tenia que ver que a medida que avanzaban los meses ella dormía cada vez menos y mal.
Para buscar una solución fui a comprar una silla, esa silla según lo que me dijo la señorita que atendía era bien cómoda para los últimos meses y ademas de útil para amamantar al bebé, y adicional me aconsejo por una especie de cojín en forma de U. Utilización no tengo la menor idea.
Cuando llegue con esas cosas ella fue la mas feliz, la silla la instalamos en nuestra habitación y cuando vio el cojín se me lanzo encima y me comenzó a besar. Me indico como era que le ayudaría y lograría descansar.

      - Mira pones esta parte entremedio de las piernas - me explico - Y aquí va apoyado tu hijo, y esta parte queda entre mis pechos. ¡Que comodidad! - me exclamo.
      - Que alegría saber que te gusto mi amor. Quiero que descanses el mayor tiempo posible, quiero que duermas muchas horas y no vallas mas a la oficina. -
      - Eso no lo puedo hacer aun - me dijo frunciendo el ceño - Puedo ir fácilmente un mes mas
      - Pero mi amor. Que mas da que te tomes unas vacaciones, podemos comenzar a comprar los muebles de nuestra casa, ir decorando y preparando todo. ¿Que te parece? -
      - Que no me voy a ir a vivir a esa casa. - ¡Mierda! Ya vamos otra vez -
      - Pero si ya lo hablamos, nos iremos. Pero cuando estemos casados. -
      - No me quiero casar Benja. Vivamos así mi amor. Que mas da. Seamos convivientes. - me propuso
      - ¿Porque? - le pregunte intrigado - ¿Por que ahora no quieres ser mi esposa?
      - Por que no quiero - y se puso a llorar.
      - Mi amor. No llores. Quiero que hables conmigo. No quiero hacerte llorar.

La tome aun en contra de su voluntad y la senté en mi regazo, mientras ella lloraba desconsoladamente yo le acariciaba la espalda y le decía que se calmara. Nada resultaba. Medía hora después sus sollozos se fueron calmando y la recosté a mi lado, entre caricias en el cabello ella se durmió. Me odie en ese momento, quería saber que era lo que estaba pasando.
Como instinto le acomode su nuevo cojín y la cubrí con la colcha de la cama.

      - Mamá. - le dije ingresando a su habitación. - No se que hacer con ella.
      - ¿Que paso ahora? - me dijo enojada
      - Estábamos hablando y le dije que dejara de trabajar, que se dedicara a decorar nuestra casa. Se puso a llorar hasta dormirse
      - No la hostigues con eso. Deja que siga trabajando hasta que salga con su pre-natal. No le digas nada de irse a la otra casa. Tiene miedo.
      - ¿Miedo de que? -
      - De que vuelva a pasar algo y se suspenda en matrimonio nuevamente -
      - Nada va a pasar mamá -
      - Yo lo se. Pero ella tiene miedo. Y la entiendo. Deja que nazca el niño. -
      - Mi sueño es que mi hijo nazca en una familia -
      - Son una familia hijo -
      - No ante Dios, y la ley -
      - Hijo -
      - Lo se. Que no la hostigue
      - Si. Deja que pase un poco mas de tiempo, vienen recién retomando su relación. Tardo meses en decirte que aun estaba enamorada de ti.-
      - Pero yo no la voy a volver a dejar -
      - Ya. Ten un poco de paciencia. Te ama. Pero... -
      - Voy a dormir en el cuarto del bebe -
      - ¿Por que? - me pregunto sorprendida
      - Quiero que descanse, y conmigo en la cama no lo hace. -
      - La pondrá furiosa -
      - Últimamente todo la pone furiosa - sonreí

Me fui al cuarto de nuestro hijo y tan solo con encender la luz, mi mundo se ilumino, todo era perfecto, todo estaba esperando que él. Que él llegara a la casa, tenemos tanto amor para darle.
Las palabras de mi madre me dieron vuelta en la cabeza y no podía dejar de pensar en los posibles miedos de Renata, miedo a que? Yo no la dejaría, no tengo motivos para dejarla. La amo. Amo a mi hijo. No tengo miedo de formar mi familia. No tengo miedo de estar con ella.
Me recosté sobre la cama y me quede mirando el techo. Hasta que me dormí.

~~~

Un hielo me hizo levantarme de la cama de un salto, encendí la mesa de noche y mire hacia Benja, pero él no estaba, su lado de la cama estaba helado y vacío. Podría asegurar que no había estado esta noche aquí. 
Me cale un suéter y salí en su búsqueda. Baje al primer piso y todo apagado, en los sofás no estaba, comencé a sentirme nerviosa. Volví al segundo piso y abrí suavemente la habitación de Victoria. Nada

      - ¿Donde estas Benja? - dije para mi misma. Y asi abrí las otras tres habitaciones obviando la del bebé. Al no encontrarlo en ninguna, me rendí. Volví a rumbo a mi habitación pero me detuve frente a la puerta y abrí. Al encender la luz, ahí estaba, dormido, parecía relajado. Cerré la puerta y suavemente camine hacía su lado. Al verlo tan relajado solo con unos boxer negros mi libido subió a mil porcientos. Estire mi mano hasta su abdomen y lo acaricie suavemente, no reaccionaba. 
Con solo dos dedos subía y bajaba por su abdomen hasta tu pene de norte a sur. La tercera vez el se removió en la cama. 
      - Shhh... - le dije. Esta vez fueron tres los dedos que acariciaban su pene. Era una mujer con una misión