Capítulo 23
Soy
un hombre completamente feliz, estoy con la mujer que amo, estoy esperando a
aquel niño que llegara solo a cambiarnos la vida para mejor. Mi bebé, mi
precioso bebé.
Pero
su madre, su madre era una mujer muy complicada, me hacía reír y enojar en cosa
de segundos.
Toda
la mañana llevaba tratando de que de verdad a mí no me interesara en nada
Florencia y que ella tampoco se interesaba en mí. Pero no había quien la
hiciera cambiar de opinión.
Miraba
por la ventanilla del coche solo para ignorarme, solo para no responder a mis
preguntas. Estaba completamente celosa, y me encantaba verla de esa manera, la hacía
sentir posesiva, dueña de mi hacia como yo lo era con ella.
- Llegamos – le informe cuando aparque el
coche y ella solo se dignó a sacarse el cinturón de seguridad y bajar sin
esperarme.
Apresure
mi paso para llegar a su lado y tomarle la mano.
- Amor – la llame y se detuvo a mirarme
un segundo – Te amo
- Yo también – me dijo secamente y siguió
avanzando
- Amor – la volví a llamar - ¿Qué te pasa
ahora?
- Nada Thiago –
- Para no pasar nada estas bastante de
mal humor
- ¿Mal humor?
- Horrible humor – me burle y solo
provoque aún más su enojo
- Quiero acabar con esto luego. Quiero
irme a mi casa y acostarme
- ¿Acostarte? ¿Te sientes bien? –
pregunte preocupado.
Que
mi amor necesitara una cama era algo extraño si cuando estaba en ella solo
reclamaba que quería levantarse.
- Me siento bien – blanqueo los ojos. -
¿Podemos irnos rápido?
- Si, si amor – me reí
Cada
paso que dábamos más cerca hacia el despacho de Florencia, Renata se iba
poniendo cada vez más tiesa, más tensa. Mi pobre mujer no lo estaba pasando
nada bien. Y me lo daba a demostrar.
- Bien ya estamos acá – le bese la mano –
Todo estará bien mi amor, solo quiero que te relajes
- No lo haré hasta que salgamos de aquí.
- Florencia no come gente, yo no he
tenido nada con ella, ni con nadie desde que estoy contigo. No quiero que estés
celosa, ni que estés incomoda.
- No son celos – me debatió – Bueno si,
lo son maldita sea estoy muy celosa. No te quiero cerca de otras mujeres, yo me
estoy poniendo fea, gorda y enojona. No quiero perderte
- Fea, gorda y enojona – asentí con la
cabeza – Con una verruga de bruja en la nariz, con los ojos más horrorosos del
mundo. Aun así te amare, aun así te deseare y te seguiré hasta el fin del
mundo. Me gusta que me celes, pero no que desconfíes de mí. Yo no he jugado ni
traicionado tus sentimientos. Merezco un poco de confianza de tu parte.
Esperaba
que mis palabras le dijeran algo, nunca le había hablado de tan adentro de mi
corazón, ósea si, cuando le he dicho que la amo y que no puedo vivir sin ella.
Podía ver como sus ojos se fueron transformando en agua, sabía que había
causado algo y eso ya me dejaba más tranquilo.
Mi
Renata se paró un momento antes de entrar en la oficina de Florencia y me
abrazo como nunca antes lo había hecho. Escondía su cabeza en mi cuello
- Perdóname – susurro – Lo siento
- Tranquila, claro que te perdono. – le
dije mientras la apretaba más hacia mí. – Pero no lo vuelvas a hacer más. Te
amo mujer comprende eso de una vez
- Yo también te amo Thiago pero debes
entenderme
- No, No tengo nada que comprender, eres
mi mujer cargas a mi bebe dentro de ti, eres mi esposa ante la ley. ¿Qué más
quieres? Tienes mi amor, mi corazón y mi alma.
- Soy una tonta
- Pero una tonta hermosa, y enamorada.
- Sr Lackington – un voz interrumpió
nuestro abrazo
- Perdón – dijo Renata separándose de mí
- Buenas días – dije muy educadamente a
la secretaria – ¿Florencia está en su oficina?
- Si, los está esperando.
- Gracias – dijimos al unísono
- Eloísa – la llame antes de que se fuera
a su lugar
- ¿Necesita algo?
- Le presento a mi mujer. Renata
Lackington
- Mucho gusto Señora Renata
- Igualmente – saludo cordial
Entre
sonrisas y castos besos en los labios entramos a la oficina, mi mujer iba
claramente más contenta en comparación a como venía.
- Buenas días – salude al abrir la puerta
- Thiago – me saludo Florencia. – Tú
debes ser la flamante señora Lackington
- Dime Renata por favor – y le extendió
su mano en señal de saludo
- Bueno Renata, soy Florencia. Tu abogada
– le devolvió el saludo. – Tomen asiento por favor ¿Quieren algo para beber?
- Nada gracias – dije profesional - ¿Amor
quieres algo?
- No muchas gracias
- Bueno yo voy a pedir un té. –
Llamo
a su secretaria y le pidió un té para ella y dos vasos de agua.
- Bien. – Dijo sacando una carpeta de su
biblioteca – Nos vamos a ir de lleno al tema legal y luego nos conoceremos un
poco más Renata
- Florencia si no te molesta – dijo
Renata – Me gustaría que me pusieras al tanto de como esta, como estuvo y como
quedara todo esto.
- ¿Qué quieres saber? – pregunte
mirándola a ella.
- Todo –
- No vinimos a eso –
- Tú no sabes a lo que yo vine
- Renata –
- Thiago – me alzo una ceja – Quiero
saberlo todo
- Bien – intervino Florencia – Si Renata
quiere saberlo todo. No hay problema de mi parte
- Pero de la mía si – dije furioso
poniéndome de pie – Para que quieres escarbar nuevamente en todo, les hace daño
- ¿Me ocultas más cosas?
- No – conteste con la verdad – Pero…
- Entonces no tienes nada que temer.
Florencia ponme al tanto de todo
- He dicho que no
- Thiago no intervengas, se supone que
ella es mi abogada ¿No es así? – Asentí con la cabeza – Entonces quiero saberlo
todo.
- Si quieren los dejo un momento a solas
– dijo Florencia poniéndose de pie
- No es necesario – dijo Renata – Quiero
saberlo todo y si no quieres estar presente – se dirigió a mí – Puedes
retirarte y esperarme afuera
- Dile todo lo que quiere saber – dije al
final mirando a Florencia
- Bien – se aclaró la garganta Florencia
- ¿Qué quieres saber específicamente Renata?
- Gracias –
Renata
se acomodó en el asiento y me miro primero a mí y luego a Florencia, no sabía
que era lo que quería saber y eso era lo que me ponían nervioso. Ya le había
dicho todo, pero estaba demasiado llena de cosas estos últimos días y eso le
podría perjudicar a nuestro hijo. Dios no podía pensar en nada más que en
nuestro hijo.
- ¿En que esta el caso sobre el maltrato
que sufrí?
- Bien, desde que yo tome el caso. – Me
miro – Te voy a contar desde que lo tome. A mi antecesor, que es tu marido. –
Renata asintió – Le pidieron que dejara el tema porque estaba involucrado
sentimentalmente con la afectada, ósea tú. Fue una excusa barata que puso tu ex
marido para dejar todo invalido. Creo que fue una estupidez y lo hicieron solo
porque Thiago es uno de los mejores abogados, por no decir el mejor
- Gracias –
- Estoy segura que mi marido – hizo
énfasis en sus palabras – Es el mejor abogado que hay
- Así es. Bueno debido a eso lo sacaron
del caso y estaba todo perdido, ese hombre si es que se le puede llamar así no
podía quedar sin castigo. Thiago llego acá en busca de asesoría legal y bueno
me conto lo que estaba pasado y lo que habías pasado. Como nos conocimos hace
años y su padre es un prestigioso publicista no dude en tomar el caso
- ¿Se conocían?
- Si, hace años. Éramos un par de
adolescentes que coincidimos en querer estudiar lo mismo, pero perdimos el
contacto ese mismo año cuando Thiago volvió a su país
- ¿Cuántos años? – pregunto Renata y ya sabía
por dónde iba
- El mismo viaje que tú estás pensando –
le conteste alzo una ceja y cuando iba a acotar algo más Florencia siguió
hablando
- Me presente en tribunales y pedí
prisión preventiva, fue denegada porque no habían muchas pruebas en su contra.
En dos días las conseguimos y cuando fuimos a presentarlas tú estabas con
permiso médico para ausentarte, eso debido a que vuestro embarazo no estaba del
todo bien ¿Ahora lo está?
- Si gracias –
- Que bueno, eso es magnífico. Sera un
bebé muy amado. – Asentí con la cabeza – Y tan lindo como su madre. La cosa no
quedo así, su abogado tomo contacto conmigo personalmente se presentó acá, me
trajo consigo un par de mensajes para Thiago, para ti y de paso para mí. Fueron
solo amenazas para que dejáramos todo donde estaba que nadie saldría
perjudicado
- ¿Qué decía el mío?
- Eso no importa – intervine
- ¿Qué decía el mío?
- No importa – volví a decir
- Dime una vez más que no importa y te
parto la cara – gruño - ¿Qué decía el mío?
- ¿Tu qué crees mujer? – Pregunte enojado
– Amenazas, tonteras cosas sin importancia
- Una vez más ¿Qué decía ese maldito
mensaje?
- Que te alejaras de Thiago o lo pagarías
con lágrimas de sangre, que aún no eras consciente de todo lo que él era capaz
de hacer.
- Florencia – la regañe – Por favor
- Mira Thiago – rugió Renata – Deja de
regañar a Florencia, yo quiero saber todo.
- Está bien
- El mensaje para Thiago era
prácticamente lo mismo que el tuyo, que tú le pertenecías y que se asegurara
que ese niño era de él. Con la vida que habías llevado tenía que exigir una
prueba de paternidad que él lo haría.
- Dijiste que había una nota para ti
también ¿Qué decía?
- Que no me metiera donde no me llamaban,
que yo no tenía que ponerme de parte de nadie si no quería que todo mi mundo se
fuera a la mierda.
- Que paso después de eso
- Le comete esto mismo a Thiago y a él me
dijo que siguiéramos adelante y que esas pruebas se las presentara a un juez
para tener pruebas por si algo pasaba
- ¿Lo hicieron?
- Así es, mi padre es juez y él tiene
esas pruebas. A pesar de sus amenazas nos presentamos a la siguiente citación,
en este se revelaron los mail que él te envió cuando tú estabas en Chile y
reclamo que le habías sido infiel con Thiago. También dijo que estabas
embarazada, pero al no tener pruebas el juez no lo tomo en cuenta. Eso nos ayudó
mucho para que no te pidieran el examen de ADN durante el embarazo. Todos
sabemos que esa prueba es peligrosa, sobre todo para ti que estabas con riesgo
de aborto. Renata este hombre mostro videos donde se te veía teniendo
relaciones con otros hombres. Nada de eso el juez lo tomo ya que no es una
causal de golpes. Pero aun así no lo condeno ni a pasar una hora detenido.
Estamos seguros que le pago al juez o algo tiene que ver con él. Porque es
imposible que no se allá podido hacer nada. Ernesto sigue argumentando eso.
Renata lo que paso a continuación es más de lo mismo. Amenazas, y todo es nada.
- ¿Pero…? –
- Es eso, cuando nos llegó el dicho de
que tu hermana se estaba acostando con Ernesto fue donde decidimos detener
todo. No hemos levantado la demanda, no ahora que pedimos cambio de juez.
- ¿Quién les dijo que mi hermana se
acostaba con Ernesto?
- Fue ella misma, ella misma quien entro
hasta este despacho con un propósito pedir que le dejáramos tranquilos.
- Eso no me lo habías dicho – susurro
Renata – No me dijiste que ella pidió dejar todo donde estaba
- Lo siento, pero no quería herirte aún más
- ¿Qué dijo cuando estuvo aquí?
- Prácticamente entro exigiendo que lo dejáramos
todo donde estaba para poder ella seguir con su vida con el hombre que amaba,
que si nosotros sacábamos la demanda ellos a su vez también nos dejaban en paz.
Constanza gritaba eufóricamente que Ernesto no estaba interesada en ti sin embargo
si en ella. Por lo tanto que los dejáramos ser felices.
- Tu hermana está loca amor. – Le tome la
mano – Ella asegura que ese idiota la ama y todos sabemos que no es así, la usa
para conseguir dejar todo. No puede ejercer como médico teniendo una demanda,
lo han sacado del directorio del hospital y su círculo de amigos ya no quiere
saber nada él. Muchas mujeres se enteraron que sus esposos le eran infieles
contigo y todo es un caos en su vida. La mejor opción es a través de tu media
hermana exigir cosas
- Hermana – me corrigió – A pesar de todo
lo que hace Cota es mi hermana.
- Renata. – La llamo Florencia – Thiago
me dijo que quieren volver y para eso debemos tener todo este asunto arreglado,
la mejor manera es que el caso se cierre. Por el momento lo haremos de esa
manera. Todos estamos bajo amenaza, las pruebas y todo el papeleo se lo he
entregado a mi padre, una vez que vuestro bebe este en este mundo tendrán que
volver. Y es en ese minuto donde nos jugaremos todas las cartas.
- ¿Qué pretenden hacer? – dijo Renata
sorprendida de las cosas que estaba diciendo Florencia
- Le daremos este par de meses para poder
sacar a tu hermana de su lado, eso lo haremos de manera silenciosa y
verificando que ella no sufra ninguna lesión. Así ustedes pueden disfrutar de
lo que queda de embarazo sin complicaciones no riegos.
- Es una buena idea amor – le tome la
mano – Tus padres, y nosotros estaremos fuera de peligro, pero sobre todo
nuestro hijo estará bien. A Cota la tendremos vigilada, amor he contratado a un
hombre joven que estará pendiente de ella, solo espera que le dé la orden para
acercarse de manera sigilosa.
- Renata, en dos días tienen el pase
legal para poder irse.
- Gracias – dijo con los ojos llorosos –
No sabes lo importante que es para mí poder volver a mi casa y mantener a mi
hijo a salvo, todo lo hago por mi bebe
- ¿Y cuéntame cómo llevan el embarazo? –
- Bien. Es un niño muy feliz dentro de su
madre.
- Hablas con tanto amor de tu hijo
- Son mi vida, tanto Renata como la
princesa que ella cuida día a día son mi vida, mi motor, mi fuerza. Los amo más
que a nada en este mundo
- Te escucho y es ver a Michael mi marido
cuando hablaba de nuestros gemelos
- ¿Tienes gemelos? –
- Si, son dos pequeños revoltosos. Uf vieras
el trabajo que da ese par. Pero no cambiaría por nada del mundo un día con
ellos. Son mi vida
- Nosotros tendremos miles – dije
mientras me reía con la cara de angustia de Renata
- jajajajaja – río Florencia – Créeme que
cuando tengas a uno no querrás más guerra
- Uno a la vez Thiago por favor
Pase
las siguientes horas escuchando todo acerca de tetinas, pañales y un sinfín de
cosas más para bebes. Las horas de sueño que se perderían y como cambiaría el
humor de la mamá por el sueño, como cambiaría su cuerpo y no sé qué tantas
cosas más. Entre Florencia y Renata no dejaron parte del tema sin tocar.
Veía
a mi mujer reír y escuchar con atención los tips que le daban si poco le
faltaba para poner a hacerse notas de todos. No me cabía duda y estaba aún más
convencido de que sería la mejor mamá del mundo.
Cuando
llegamos a la casa mis padres ya se habían ido, el silencio en la casa era algo
a lo que no estábamos acostumbrados, faltaban las risas de Ian, faltaban los
regaños de mi madre. Pero lo que más faltaba era mi Abu, la casa sin ella era
un completo desastre. Faltaba su esencia, faltaba ella.
Mi
Renata se dio cuenta que algo no andaba bien conmigo pero no sabía cómo decirle
que ya extrañaba a mi familia cuando esta misma mañana le demostré los porque
no quería vivir con ellos.
- Me iré a dar una ducha – me informo y subió
las escaleras pavoneando como solo ella podía hacerlo.
Me
provocaba a seguirla, me hacía pensar en hacerle muchas cosas, solo tenía que
recordar que ella no podía seguir mi ritmo, no por ahora, no mientras mi hijo
corriera algún riesgo
Mientras
ella se duchaba me fui al despacho a guardar algunos de los papeles importantes
que debía llevarme. Llevaba cerca de un mes viviendo acá y lo sentía como mi
hogar, aquí había conseguido hacerla mi esposa, había aprendido a vivir con y
para ella. Nada sería igual a partir de ahora. Había jurado ante un juez en las
vegas hacerla la mujer más feliz del mundo y no pretendía romper ese juramento
Encendí
el ordenador para hablar con mi hermana. Al no encontrarla disponible me decidí
por dejarle un mensaje.
Dani. Hola
querida hermanita ¿Cómo va mi sobrino favorito? Espero y el idiota de Marcos te
esté cuidando como corresponde, nuestros padres llegaran en cosa de horas, Ian
va a querer verte de inmediato. Espéralos en casa.
Mi hija está
sana y fuerte como su padre y será la niña más guapa del mundo (igualito que
yo) Mañana tenemos que ir a un control médico para que nos den luz verde y
poder viajar, me gustaría que le pidieras hora con tu doctor a Renata para que
llegando la atienda y verifique que mi hijo está bien. ¿Estoy siendo un poco
controlador? Si, hermana pero no quiero que nada le pase a mi hijo y creo que tú
me entiendes.
Necesito que
vayas a mi departamento, saques todo lo que pueda tener que ver con Andrea.
También que cambies la cama y compres todo nuevo.
Te lo
agradecería enormemente hermanita, yo lo haría y sé que a Renata le gustaría
hacerlo ella misma pero… solo hazlo.
Ya te lo compensaré
cuando llegue a casa. Te adoro un montón y otro poco más por esa preciosa
sobrina que me darás.
Un beso Thiago.
Termino
de escribir el mensaje y cuando alzo la vista del computador vio la cara de su
preciosa mujer intrigada. Le guiño un ojo y esta le sonrió en respuesta.
- ¿Qué haces? – pregunto tomando asiento
en un sofá cercano.
- Quería hablar con mi hermana pero no
estaba disponible. Le dejaba un mensaje ¿Algo más que quiera saber la señora?
- No – sonrió maliciosamente - ¿De qué
era el mensaje? – alzo una ceja
- Le pedía un par de cosas. Estas muy
curiosa ¿No es así?
- Un poco. ¿Has visto a mis padres?
- No – suspire – Deben estar por venir.
¿Te parece un poco de aire fresco?
- Prefiero esperar a mis padres. Quiero
saber cómo les fue con Cota
- Y yo prefiero que te despejes así
mañana las encuentren bien y nos podamos ir
- De verdad no quiero salir
- Vamos –
Me
puse de pie, tome su mano y la lleve conmigo hacia la sala.
- Ve por tu bolso – le ordene
Mientras
esperaba que volviese a mi lado le avise a Marion que íbamos a dar un paseo y
que a penas llegasen mis suegros me lo hiciera saber.
- ¿A dónde vamos? –
Me
limite a solo conducir, no quería responderle nada aun. Era una sorpresa de la
que tal vez ni siquiera se acordase, pero para mí era importante.
Aparque
en un lugar cercano para que así tuviera que caminar muy poco, luego de un par
de cuadras mi preciosa mujer no paraba de hacer preguntas, mire mi móvil por última
vez y la deje en ese lugar.
Corrí
hacia el otro extremo y la observe, su cara me lo decía todo y ella no entendía
nada de lo que hacía.
Marque
rápidamente su número y ella extrañada contesto.
- ¿Diga? – pregunto como si no supiera
quien la llamaba
- Es donde todo comenzó
Bajo
su móvil y comenzó a correr hacia mí, me apresure en hacer más corto su
recorrido y la deje saltar a mis brazos.
- Te amo – grito eufórico
- Y yo a ti mi vida
Pasamos
muchísimo tiempo abrazados prodigándonos el amor que sentíamos el uno por otro,
después de que fuimos capaces de separar nuestras bocas, caminamos por aquella
plaza de Barcelona por primera vez en meses parecíamos una verdadera pareja de
enamorados.
Aprovechamos
el momento para comprarle un par de cosas a nuestro hijo y también para nuestro
sobrino. Renata se volvió completamente loca comprando entre pequeña ropita
para recién nacido y cosas para cuando ya estuviese más grande, algún juguete y
cosas que ella dijo que servirían para que se yo.
Estaba
feliz y yo también, aproveche que estábamos en ese lugar para pasar por una
joyería y comprarle una nueva sortija de matrimonio a su gusto. Cuando nos
casásemos por la Iglesia la íbamos a necesitar, quería poner tantos anillos que
dijesen que era mía como cupieran en su dedo.
Cerca
de las cinco de la tarde cuando me dijo que tenía hambre decidimos volver a
casa, mientras lo hacíamos comenzó nuevamente a decirme que tenía miedo que su
hermana no quisiera darle a la niña para llevársela. De ser honesto yo también lo
tenía, ni mis suegros ni ella se querían ir sin Carol, y que culpa tenía la
pequeña de tener esa cosa como madre.
- Marion llegaron mis padres – pregunto
tan rápido como entro.
- Si señora. Están en su habitación
ordenando las cosas de la niña
Escuchar
eso la puso contenta y me miro y sonrió. Le hice una señal para que se
adelantase.
- Sube conmigo
- Ve a hablar con tus padres, veré si me respondió
Dani
- Quiero que me acompañes – me rogó con esos
ojos tan hermosos que solo ella tenia
- Pero…
- Lo que quiera que haya pasado quiero
que me lo digan contigo presente. Somos uno amor
No
tuve palabras para rebatir sus dichos, no me quedo más opción que ir tras de
ella a saber que era lo que Cota había dicho, pero si la niña estaba con ellos
todo estaba bien ¿No es así?
Tomados
de la mano subimos las escaleras hacia aquel cuarto. Antes de entrar la atraje
a mi pecho.
- Prométeme una cosa –
- Lo que quieras
- Nada de lo que diga cambiara nuestros
planes. Seguiremos con lo que hemos estado planeando y cuidaremos juntos de
este nuestro hijo
- Siempre.