lunes, 26 de mayo de 2014

#12 Caminos Inesperados

Capítulo 12


Como me había pedido a la media noche luego de hablar con mis padres y quedar que lo mejor era reasignar un nuevo abogado al caso, que dejaría mi vida hacer que ella se quedase. Hablar con Alexa por teléfono y decirle que no nos veríamos más, sin darle más explicaciones. Estaba fuera de su casa, como un romeo cualquiera. La diferencia es que este Romeo estaba sobre un taxi, y con un esquincé en el tobillo por la osadía de saltar rejas.

Ninguna señal, ninguna llamada. ¿Cómo se suponía que sabría que la estaba esperando?
Tome el móvil con la intensión de llamarla, pero en lo que buscaba su número me entro un mensaje

“Ya bajo”

Ni un beso, ni una palabra cariñosa, nadan. Ya no estaba esa Renata cariñosa de hace semanas.
Quince minutos después de quebrarme la cabeza buscando una respuesta a lo sucedido durante la noche y madrugada, un golpe en vidrio me saco de mis pensamientos.
Había algo vestido completamente de negro. Lentamente subió sus manos hasta la capucha de su poleron y nos cabellos rubios se asomaron.

      - Retire el seguro por favor – le pedí al taxista amablemente. Quien me obedeció de inmediato, abrí la puerta para que pudiera ingresar.
      - ¿Y tu coche? – pregunto si quiera antes de saludarme
      - En el departamento – aclare - ¿Vamos a mi departamento?
      - Ajá –

Le indique la nueva dirección al taxista, durante el camino hacia mi departamento, hablamos de cosas triviales, nada que nos fuera a comprometer mucho. La hacía reír con mis ocurrencias, ella me contaba de sus cosas en el restaurant y como los echaría de menos a todos.
Cuando trate de preguntarle sobre lo que había hecho toda la noche anterior y durante algunas horas de la mañana, desvió el tema y me beso.
Una hora más tarde ya estábamos en el ascensor de mi edificio, entre besos y caricias. La conversación no tenía cabida.

Nuestra primera parada fue el sofá donde nos saciamos el uno del otro, no dedicamos suaves caricias y nos hicimos el amor tan lento. Como si temiéramos que el día se nos acababa. Luego de una ducha, y una nueva dosis de sexo. Terminamos desnudos sobre mi cama. Nuestra cama.

      - ¡Me haces cosquillas! – Río Renata cuando intentaba darle un masaje en los pies - ¡Para! ¡Thiago!
      - Vale. Pero que quede constancia que pretendía extender el masaje –
      - ¿Podemos hablar? – dijo cubriendo su desnudes con una almohada
      - Todo lo que quieras cariño –
      - Ayer… Bueno en la mañana… Tú dijiste… Ya sabes lo que dijiste –
      - ¿Qué te dije? – pregunte extrañado ¿Qué dije?
      - Ya sabes – dijo sonrojándose completamente
      - Créeme que no lo sé amor – le tome la mano - ¿Qué paso anoche?
      - ¿Amor? – Alzo una ceja – Ves eso me dijiste. ¡Que me quieres!
      - Y mucho – aclare, tire  su mano para atraerla a mi cuerpo – Renata te hice una pregunta

Necesitaba saber que era lo que la hizo no llegar a su hogar la noche anterior, donde había estado y ella simplemente evadía mis preguntas

      - ¿Cómo es posible? ¿Desde cuándo? – pregunto apoyando su cabeza en mi pecho, con una mano acariciaba su cabello y con la otra entrelazaba sus dedos con los míos.
      - Te lo diré si me respondes lo que he preguntado
      - Ya te lo dije necesitaba estar sola, y por favor no me preguntes más – dijo poniéndose a la defensiva.

Estaba más que claro que evadía mis preguntas.

      - Dime desde cuando crees que me quieres
      - Uf! – Bese su cabeza – Mírame – cuando lo hizo deposite un casto beso sobre sus labios dándome la fortaleza para confesarle todo – No sé de cuando, solo sé que sucedió, que un día ya no pude dejar de pensar en ti. Que mi mundo eras tú. No hice las cosas bien, jugué contigo durante nuestro primer mes. Me arrepiento por ello. Creo que no solo te quiero si no que estoy enamorado de ti desde que te conocí hace años en España.
      - Ya me conocías – río en mi pecho
      - En ese momento conocí a la mujer – bese sus labios – Y ella fue quien me enamoro
      - Hablas tan lindo –
      - Esperaba un yo también te quiero – reí
      - mmm… - dijo quitándole importancia – Yo también
      - Vale, mejor no lo digas si no lo sientes.
      - Haber cómo te lo explico – se giró hasta quedar de frente a mí y acuno mi cara entre sus manos.

Besándome lentamente, lleno de sentimientos era su manera de expresar todo.

      - Thiago contigo he sentido cosas inexplicables, tienes el poder de con solo una mirada detener mi corazón. Aumentar mis pulsaciones y descontrolarme. Ni te cuento lo que pasa cuando me tocas o me hablas dulce. Mucho menos con tus besos.
      - Oh, son muchas cosas cariño –

Y sin más preámbulos me acomode entre sus piernas, sin pre eliminares, mis caricias en su rostro la hacían estremecer, el ímpetu al besarme, la manera como se arqueaba su espalda en respuesta a mí.

Nos hicimos el amor lento, pausado y lo más importante con amor, ambos acabábamos de desnudar nuestra alma. De decirnos lo que sentíamos.

Entre arrumacos y besos nos quedamos dormidos con nuestros cuerpos entrelazados, tocándonos, sintiéndonos.

      - Te quiero – fue lo último que le dije besando sus cabellos

Esta noche después de algunas semanas podía decir que era un hombre feliz, tenerla así entre mis brazos. Sentirla y poder decirle que la quería me hacía feliz. Como nunca pensé poder serlo.
Quería velar sus sueños, contener sus miedos. Ayudar a construir sus esperanzas, verla brillar. Ser su hombre, y ella ser mi mujer.

      - Buenos días – susurro entre besos mi ángel, abrí lentamente mis ojos y la vi a mi lado.
      - Buenos días cariño – acune su cara entre mis manos y la bese lentamente. – Que hermoso despertar me he llevado
      - No mejor que el mío entre tú cuerpo –
      - Oh Renata si dices esas cosas será imposible salir de la cama en todo el día
      - Tendrás que hacerlo, creo que hoy nos merecemos un día solo nuestro
      - ¿Solo nuestro?
      - Ajá – me beso dulcemente - ¿Día de campo?
      - Me encanta la idea, pero no puedo conducir – dije apuntando mi pie lesionado
      - Pero si me puedes indicar como hacerlo, vamos no quiero quedarme encerrada
      - Ven acá –

La tire bajo mi cuerpo y lentamente comencé a besar cada parte de su cuerpo, no me saciaría nunca de su cuerpo. De ella, tenerla así tan receptiva, tan mía.

Casi tres horas después íbamos camino algún lugar donde poder pasar la tarde, llevábamos con nosotros una canasta con comida preparada por ella misma.

      - Es tú padre – le indique tomando su móvil.
      - ¡Mierda! Me olvide de él. Eso provocas que me olvide de todo – río.
      - ¿Tomó la llamada? - 
      - No, yo lo haré. – Me arranco el móvil y contesto – Hola, si papá, lo siento… Bien, estoy con Thiago. Si, si todo bien. Papá pasaremos la tarde fuera. Si jajajajaja. Claro que lo sé, un beso y nos vemos en la noche. Si claro que en la noche. Vale.

Una vez que corto la llamada directamente apago el móvil y lo lanzo al piso del auto.

***


Pasamos toda la tarde tirados sobre una manta mirando el mar, con Renata a mi lado todo era aún más hermoso que antes.

      - No sabes cómo me calma el sonido del mar – le dije volteando para mirarla a los ojos
      - Sabes que este lugar es más hermoso en tu compañía, hacía años que no venía.
      - Si quieres nos podemos quedar –
      - No – dijo mirando el horizonte – Me encantaría pero no, nos volvemos
      - Como tú quieras mi amor –

Sin ser consiente de mis palabras acababa de llamarla amor, bueno eso es lo que era. Era mi amor, pero no estaba seguro si era el momento de decírselo, no por como reacciono
Vi como su semblante se endureció, cambio.

      - ¿Qué paso? – pregunte acariciando su mejilla
      - Nada – dijo tratando de ponerse de pie
      - Renata – dije impidiendo que se alejara de mi - ¿Qué paso? ¿Te molesto que te dijera amor? ¿Es eso?
     
Se mantuvo en silencio apreciando el horizonte, sin decir ninguna palabra. Soltó mi agarre, camino hasta la orilla del mar donde lentamente fue caminando hacia las aguas.
En ese momento donde la vi alejarse, algo en mi pecho se recogió y supe que no la podía dejar así, no la podía dejar hundirse en nada. Si mis palabras le habían hecho daño debía saber el porqué.

      - ¡Renata! – grite corriendo hacia ella, cuando el agua ya le llegaba hasta los hombros.

Ella no se detenía y seguía su camino.

      - ¡Renata! – volví a gritar cuando estaba más cerca.

La primera reacción que tuve fue arrastrarla un par de metros más a fuera, y abrazarla tan fuerte como pude. Sentía como su cuerpo temblaba bajo mis brazos, como sollozaba, me partía el corazón verla de esa manera.

Lentamente la voltee para quedar de frente y vi sus lágrimas caer por sus mejillas

      - ¿Qué pensabas hacer? – pregunte una vez que la recosté nuevamente en la manta
      - Lo siento –
      - ¿Por qué? ¿Qué paso Renata? – Negó con la cabeza suavemente, y escondió su rostro en mi cuello

***

      - ¿Estarás bien? – pregunte cuando estacionaba el coche en la entrada de su casa
      - Si –
      - ¿Me llamas luego?
      - No – me beso la mejilla y bajo del auto dejándome completamente desconcertado.

Baje rápidamente del coche, bueno dentro de lo que me dejaba mi lesión del pie, que gritaba de dolor

      - ¡No te atrevas a cerrar esa reja si no quieres que vuelva a saltar! – le dije intuyendo lo que haría
      - Esta bien –
      - ¿Por qué no puedo llamarte, ni tu llamarme a mí? – pregunte llegando hacia ella
      - Thiago, hace las cosas como yo lo digo por favor y ahora vete. –
      - Después de la maravillosa noche, del mejor día de mi vida. Solo me dices que me largué ¿Cómo puedo entenderte?
      - No puedes, solo necesito que sea así.
      - ¿Por qué?
      - ¿Yo te pregunte los por que cuando estabas con Andrea? No. No lo hice. Ahora espero lo mismo de tu parte
      - Si lo hubieras hecho, te lo hubiera dicho
      - No me interesan los motivos que tuviste para que las cosas fueran así. Solo hazme caso y no me llames al móvil, no hasta que yo lo haga. No me busques hasta que yo lo haga. Solo respeta mis reglas.

Sin saber que responder a sus cosas, la atraje hasta mí y la bese.

      - ¡No suéltame! – Dijo mirando hacia todos lados – No lo vuelvas a hacer, ahora vete por favor – suplico
      - Está bien. Quiero verte mañana, y pasado. Todos los días. Quiero que te vayas a vivir conmigo
      - No puedo – dijo agachando la mirada
      - Claro que puedes ¿No quieres?
      - Nada me gustaría más. – Suspiro y me miro a los ojos – Solo no puedo y sabes las razones. No compliques mi vida. Solo eso te pido
      - No quiero complicarte la vida. Quiero hacerte feliz.
      - Solo con saber que me quieres ya me haces feliz.

Me dio un casto roce de labios y huyo dentro.


lunes, 19 de mayo de 2014

#11 Caminos Inesperados

Capitulo 11

      - No quiero volver a discutir lo mismo mamá. ¡Yo no le hice nada a Daniela! Ella comenzó a insultarme y gritarme muchas cosas. Además ya es tarde y estoy ocupando.
      - Para mí nunca estás ocupado ¡Me oíste! Tienes media hora para estar aquí y si no lo haces iré a tu casa y te acordaras quien es tu madre
      - Mamá basta. No le pienso pedir disculpa
      - ¿Por qué se supone que tu hermana te ataco de esa manera?
      - Ya te lo dije ¡No lo sé!
      - Algo me ocultan y que sepas que lo averiguare
      - Vale mamá, lo entiendo ¿Podemos hablarlo mañana?
      - ¡Que no! Media hora Thiago Lackington

¿Algo más para esta noche? Soy un completo idiota nunca debí acceder ir a ese maldito bar, sabía lo que hacían y quienes estaban. Pero mi idiotez fue mayor y no solo al ir sino también al haber invitado a Alexa, “Mi amiga con beneficio” Si hasta yo no podía creer que se auto proclamara de esa manera.
Luego me quejaría de no poder sacar a Alexa de mi vida. Pero con ella no sentía tanta la necesidad de Renata. ¡No te mientas a ti mismo! Si siempre tenía a Renata presente.
Mañana se iba y la volvería a perder, no había parado los trámites como ella me lo exigió, tenía la esperanza en que recapacitara. Aunque yo la había arrojado a ir mas allá. Quería que sintiera la necesidad de buscarme, al igual que lo había hecho yo. Pero en dos malditas semanas nunca lo hizo, mi idea de darle celos nada había sacado y ya estaba más que desesperado. O iba yo o me caía al acantilado por idiota. ¿Por qué le habré hecho caso a Joe? ¿Por qué necesitaba buscar algún culpable que no fuera yo? Solo para poder sentirme bien, cosa que en estos minutos era imposible.

      - Cariño – llamo Alexa desde el cuarto de baño
      - Voy – dije frustrado por toda esta situación

Cuando llegue al cuarto, verla desnuda con el agua que cubría su vientre y me daba una buena vista de ese par de siliconas que tenía. Mi polla reacciono de inmediato, no podía negar que esta mujer me calentaba, pero solo era sexo. Solo sexo. A que hombre no lo calentaría una mujer como ella.

Tenía cuerpo de modelo, pero no cerebro, tenía culo y tetas pagadas, pero no corazón y sentimientos como mi Renata, mi pequeño ángel rubio era perfecta.

Mi ángel que furiosa se fue del local, moría de ganas por salir tras ella y secuestrarla. Llevarla lejos de aquí, estar ella y yo solos. Malditas mis neuronas que funcionaron en ese momento y me lo impidieron.

      - Ven necesitas un masaje – dijo seductoramente, invitándome a entrar en la bañera con ella.
      - Lo siento, tengo que salir –

Y no era una excusa para no acostarme con ella, era porque sabía que si no vendría mi madre y Arde Troya si la encuentra aquí. Esa Renata sí que estaba furiosa, y yo sí que conocía el carácter de mi madre.

      - ¿Cómo? – pregunto asombrada
      - Debo ir donde mis padres – explique, aunque no debía – Dani se puso mal y…
      - Vale, lo entiendo – sonrió – Te esperare aquí mismo solo no tardes
      - Preferiría llevarte a tu casa –
      - Oh – exclamo – No Thiago, te espero aquí mismo.
      - Enserio pasare la noche allí –
      - Vale pues cojo un taxi
      - ¿Segura?
      - Termino de darme el baño y me voy ¿Te veo mañana?
      - Te llamo
      - La esperare ¿Sabes eso?
      - Lo sé. – Le guiñe un ojo y salí del baño.

***

Al entrar en casa de mis padres al primero que vi fue a Tío Gabriel y Magda. Quien solo al verme se puso a llorar desconsoladamente en el hombro de su marido.
Mi padre camino hacia mí sujetándome firmemente el hombre como si lamentara algo.

      - ¿Qué pasa? – Pregunte algo extrañado - ¿Dani está bien? – ya más angustiado

En ese instante bajo mi madre ayudando a Dani y sentí algo de alivio al verla bien. Nadie decía nada, todos se miraban y eso me estaba cabreando

      - ¿Qué pasa? – volví a preguntar, esta vez Cota quien salía de la cocina con Carol entre sus brazos se dignó a hablar.
      - Renata no ha llegado a casa, no coge el móvil y vez como los tiene a todos – dijo despreocupada.
      - ¿Cómo no ha llegado? – Pregunte mirando a Daniela – Estaba contigo
      - Lo que oyes, ya les he dicho a todos que tal vez este con algún hombre en un hotel pero nadie quiere tomarme en cuenta – se adelantó en decir Cota
      - Tú hermana no es como tú – le reclamo su madre – Dani dice que se fue del local en que estaban, dice que se fue sola hace ya más de dos horas y tres cuartos. Thiago no aparece.

Mi mundo se paralizo en ese segundo, tuve que afirmarme bien en el sofá para no caerme, para poder asimilar lo que me estaban diciendo ¿Cómo que no aparecía? ¿Cómo nadie sabía nada?

      - Thiago – habló mi papá
      - Yo no la he visto – confirme – Estaba en mi casa, yo no tengo nada que ver con esto
      - Eso lo sabemos – dijo Daniela enojada – Todo esto es tú culpa idiota
      - No lo es hija – dijo mi mamá tratando de calmarla
      - Claro que si – gruño – Si el idiota de tú hijo no hubiera llegado con esa perra, ella no se hubiese ido de esa manera
      - ¿Qué tienes que ver Thiago? – pregunto mi padre
      - Nata – dijo tío Gabriel – Nuestros hijos estaban saliendo
      - ¡Que! ¿Thiago?
      - Si mamá – confirme – Lo dejamos hace más de dos semanas, pero si estábamos juntos. Prefirió al idiota de su marido
      - ¿Por qué no me lo dijiste?
      - ¿Sabes que todo esto es tú culpa verdad? – ataco mi papá
      - ¿Hablaron con todos los que estaba en el local? ¿Daniela constataste que no estuviera con esos imbéciles con los que trabajaba? – pregunte obviando la pregunta de Dani, ya que tenía razón en lo que decía. Todo esto era mi culpa
      - Si, no soy tan estúpida como tú. Nadie sabe nada.
      - Que esta con un chico – volvió a insistir Cota quien era la única tranquila de toda la casa – O buen es su manera de llamar la atención de Thiago nuevamente. Ya saben que le gusta que todos estén pendientes de ella
      - ¡Hija por dios! – Dijo mi madre asombrada de todas las estupideces que salían de su boca - ¡Me doy cuenta que no conoces en nada a tú hermana!
      - ¿Puede ser eso verdad? – le pregunte directo a Dani, quien últimamente era su mejor amiga
      - Cállate si no vas a decir algo importante, con el único que Renata se arrancaría sería contigo, como eres tan idiota para siquiera pensar en eso

¿Verdaderamente lo había pensado? No claro que no, mi Renata no era así

      - Yo apoyo a Thiago con lo que piensa – ataco Cota – Mamá no me mires con esa cara, que bien puede ser verdad
      - No lo es, yo la críe.
      - A mí también – río Cota
      - ¡Dios! – Volvía a intervenir mi madre – No puedo creer que pienses eso Constanza
      - Perdón – dijo sin pesar – Lo siento por bajar del pedestal a la señora. Pero es una posibilidad. Pero me doy cuenta que aquí está lleno de fans de ella.
      - ¡Ya Basta! – Grito tío Gabriel – Mejor ve a hacer dormir a tú hija. Y déjate de hablar mal de tú hermana

Salió del salón hecha una furia, estaba claro que nadie creía en su teoría y solo lo decía para dejar por el suelo la reputación de Renata, como estaba la de ella.

      - Papá por favor – pidió Dani – Déjame ir a buscarla, en algún lugar debe estar
      - Yo me hare cargo – dijo poniéndome de pie
      - Cagandola mas – susurro Dani
      - Quiero que la cortéis ustedes también. Daniela si no vas aportar algo importante te pediría que te fueras a tu cuarto. Ya basta con las agresiones. Necesitamos encontrar a Renata.  – aclaro mi padre con su voz de mando.
      - No harán nada hasta 48 horas Benjamín, los llame antes de venir para acá – dijo Magda
      - Si, eso es verdad. – Dije confirmando – Incluso es difícil que hagan algo. Dentro de 48 horas. Papá – me miro - ¿Tienes contactos en el aeropuerto?
      - Tengo que hacer un par de llamadas –
      - Hazlas, es lo primero. Si acaso adelanto su viaje… - mi voz se fue apagando
      - Están todas las cosas en la casa Thiago. No se iba a ir sin despedirse de mí
      - Es una opción. Nada perdemos

O por lo menos eso esperaba, esperaba que en el aeropuerto nos dijeran que esta había tomado un vuelo, solo con eso por el momento me conformaba. Con eso estaba seguro que ella estaría bien.
Los minutos mientras mi padre se comunicaba se me hacían eternos, había llamado más de mil veces a su móvil y nada. Buzón de voz. No me podía quedar más aquí, tenía que salir a buscarla a algún lugar.

Sin saber, ni esperar nada tome las llaves de mi coche y salí escuchando las suplicas de mi madre que no hiciera nada estúpido. Pero que más estúpido que haberla herido y ahora saber que la puedo perder. Eso era el colmo de la estupidez. í escuchando las suplicas de mi madre que no hiciera nada estúpido. Pero que más estúpido que haberla herido y ahora saber que la puedo perder. Eso era el colmo de la estupidez.

Tenía que encontrarla, como diera lugar

Luego de más de dos horas recorriendo las calles de Santiago y no dar con ella, entrar en algunos bares, recepciones de hotel y nada. Decidí que era momento de marcar nuevamente su número.

Primer intento fallido.
Segundo intento fallido.

Antes de llamar por tercera vez me entro una llamada de mi padre.

      - Thiago, nada. No ha salido del país –
      - ¡Mierda! – Exclame - ¿Qué hacemos?
      - ¿Dónde estás?
      - Estoy recorriendo la ciudad papá. Pero nada.
      - Vuelve a la casa, necesitas descansar. –
      - No puedo papá, no sin ella.
      - Son casi las cinco de la mañana, necesitas descansar.
      - Sabes que no lo podré hacer hasta saber dónde está. Papá cualquier cosa me llamas.

Como mierda todo esto nos estaba pasando, como mierda las cosas llegaron al punto de no saber dónde estaba. Mi reloj ya marcaba las siete de la mañana, estaba hace media hora haciendo guardia en la entrada de su casa. Nada. Ni una maldita llamada de nadie. La angustia podía conmigo y deje escapar esas lagrimas que se reusaban a salir. Esas lágrimas que me decían que la necesitaba más que nunca.
Apoye mi cabeza contra el volante y le pedí a Dios que donde sea que estuviera se encontrara bien, que nada malo le haya pasado.
Cerré mis ojos por un momento, necesitaba descansar como mi padre me había dicho hace unas horas, pero nada era posible sin saber dónde estaba. Estaba perdido en mis pensamientos hasta que me tocaron la ventana del coche.

      - vamos cariño – llamaba Renata quien con su pequeña barriga donde cargaba a mi bebé, no quería darse un baño en el amor.
      - No amor, que estamos bien aquí – respondió
      - Vamos no seas floja, que mi bebé esta dormidita ahí dentro. Además le hará bien
      - Si claro, el abogado con especialidad en pediatría – río. Oh su risa, como amaba escucharla reír a diario.

Camine hacia donde ella, tenía que lograr meterla al mar o de que valía haber elegido este hermoso lugar como luna de miel.

      - Sra. Renata Lackington – dije arrodillándome a la altura de su barriga y depositando unos suaves besos sobre mi hija. – Te amo pequeña  – le susurre. Subí lentamente hasta llegar a sus labios y también se los bese profundamente, dándole mi alma en aquel beso como siempre lo hacía –Te amo amor mío
      - Y yo a ti mi vida, pero no quiero mojarme – alce una ceja y ella río. Estaba claro que no lo había hecho con la doble intensión pero así quise escucharlo yo en ese momento – Con agua amor, eso quería decir.
      - ¿Por qué? – hice un puchero
      - Estoy gorda y tú… y tú me quieres de pie, ya me hiciste poner este bikini. Ya te di en gusto con eso. Ahora déjame tomar sol y leer.
      - Uno – dije haciendo énfasis con los dedos – No estas gorda, estas preciosamente embarazada. Dos – levante un nuevo dedo – No puedes tomar mucho sol y tres…

La levante entre mis brazos haciéndola chillas y reír al mismo tiempo ganándonos las miradas de todos los que estaban en la orilla de la playa…

Era ella, ella estaba aquí. Pero en ese momento pensé que nuevamente estaba soñando con ella. No era algo extraño verla en mis sueños, siempre encontraba la manera de colarse en ellos.

      - ¿Thiago estas bien? – su suave voz a través del cristal me hizo frotarme los ojos para estar seguro que no era un sueño. - ¿Estas bien? – volvió a preguntar.

Le hice señas para que se apartara de la entrada y baje, sin pensarlo dos veces me abalance sobre su pequeño cuerpo tembloroso y la abrace, no necesite palabras en ese momento, nada. Con solo verla a mi lado y sana era la alegría que necesitaba mi corazón.

      - ¿Dónde estabas? – pregunte pasado unos minutos cuando pude separarme de ella
      - ¿Qué haces aquí? – rebatió
      - Por favor… ¿Dónde estabas?  -
      - Por ahí – dijo agachando la cabeza
      - Renata por el amor de Dios responde a mi pregunta
      - Thiago no me molestes y dime ¿Qué haces aquí?
      - Te estaba esperando mi amor
      - ¿Por qué? –
      - Renata, como me preguntas eso. No cogiste el móvil en toda la noche, nadie sabía nada de ti. Y tú quieres saber ¿qué hago aquí? Estaba preocupado por ti mi amor, todos lo estamos.
      - Estoy bien, solo necesitaba estar sola –
      - Mírame por favor
      - ¿Para qué? Thiago por favor no hagas más difícil esto
      - ¿Esto? ¿Qué es esto? – susurre
      - Esto, tú y yo. Tú sales con alguien y yo… yo me voy. ¿Es necesaria más explicación?
      - ¡¿Quiero saber dónde mierda estabas Renata?! – dije haciendo evidente mi molestia
      - ¡No te lo voy a decir! ¡No a ti! –
      - ¡No a mí! – Grite separándome de ella - ¿Y a quién? Nos tuviste toda la maldita noche en vela, preocupados por ti y tú no me piensas decir ¡Donde mierda estabas!

Se dio media vuelta evitando mi contacto, físico y visual. Como mierda era posible que no fuera capaz de decirme donde mierda había estado. Necesitaba avisarles a todos que estaba bien. Sin importarme que volviera al interior de la casa abrí mi coche y saque el móvil, al primer tono mi padre contesto

      - Papá, Buenos días. Renata está entrando en casa de Tío Gabriel, los espero acá.

Tan solo esas palabras eran suficientes para que ellos se vinieran enseguida. Si no me quería decir a mí, se lo tendría que decir a su padre.

Fui abrir la verga de la casa y se encontraba cerrada, comencé a tocar el timbre y nada.
      - Maldita seas Renata – gruñí – Si esperas que me quede con los brazos cruzados estás loca.

Apreté el mando a distancia del coche, y me volví a la reja. Mire todas las opciones que tenía en este momento y la más importante era entrar a como diera lugar.
Un bloque de cemento era el primer lugar donde debía llegar. Luego de eso lograr pasar los barrotes de metal sin lastimarme para por ultimo buscar la manera de entrar a la casa.

El primer pie arriba y todo estaba dicho, ingresaría como un vulgar ladrón a la casa de esa mujer. Al estar sobre el bloque busque donde hacer el peso de mis brazos para poder cruzar al otro lado.

Al saltar dentro del jardín delantero el cálculo me fallo y termine revolcado en el suelo con tobillo doblado. En ese momento que me trate de poner de pie el dolor fue tan fuerte que no pude aguantar el grito que salió de mi garganta

      - ¡Que haces! – Grito Renata abriendo la puerta de entrada y corriendo a mi lado - ¡Estas completamente loco!

Al llegar a mi lado paso mi brazo por su cuello para ayudar a sostener mi peso, incruste mi cabeza en sus cabellos absorbiendo su olor, su maravilloso olor.

      - ¡Estás loco! Pudiste haber caído peor
      - Necesito respuestas Renata
      - Y yo terminar mi maleta
      - No te vas a ir, no lo harás
      - No quiero discutir contigo. Por qué no me dejas tranquilo y te vas donde la chica con la que estabas anoche
      - Lo siento por eso – dije con pesar, cosa que si era verdad, de verdad lo sentía
      - Ya es tarde, el daño ya está hecho, y el dolor que me causaste también
      - ¿Y el que tú me causaste a mí? ¿Ese no vale?
      - ¿De qué dolor me hablas? Eso solo se siente si me quisieras de verdad, y cosa que no lo es. Para ti soy un simple polvo, un polvo que te duro más de una noche nada más
      - ¡No hables cosas que no sabes! Nunca pienses que fuiste un polvo de una noche, Renata lo que siento por ti es muy fuerte. Yo creo que te quiero
      - ¡No! – dijo horrorizada como si mis palabras fueran las más terribles del mundo - ¡No me puedes querer! ¡No sabes nada!
      - ¡Dímelo! – Exigí – Dime lo que ocultas, las cosas que te hacen huir, lo que te hace volver a él
      - No puedo. No puedo decirte.
      - ¿Por qué? Dime el maldito motivo
      - Porque…

Y en el momento en que iba a hablar, que se iba a abrir conmigo hicieron entrada sus padres. Corrieron hacia ella, quien se levantó y se dejó abrazar.
Miles de lágrimas corrieron por sus ojos.

      - Thiago vamos a la casa. Necesitas descansar tú también. – dijo mi padre ayudándome a ponerme de pie.
      - Papá necesito hablar con Renata -  le dijo mirando la escena de ella con sus padres
      - Ya lo harás luego. Ahora vamos

Renata se separó de su padre, para abrazar a Magda. Ese abrazo fue más corto que el anterior. Cuando se separó completamente de ellos, camino hacia mí.

      - Ve a descansar luego hablamos – susurro
      - ¿No pretendes decirme dónde estabas? –

Se empino para llegar a mi altura y beso mi mejilla rosando suavemente mi oído dijo Te llamo más tarde, No trates de comunicarte tú conmigo.

Sus palabras retumbaron en mi cabeza por unos segundos y supe que no me tenía que ir así, no de esa manera. Le extendía la mano para acercarla aún más a mí, y sin importar quién nos estuviera mirando.
Acune su cara entre mis manos, y me acerque lentamente a sus labios. Primero mordisque el inferior y luego introduje mi lengua sin ningún decoro, como llevaba días añorando hacerlo. Fui pausando aquel contacto hasta pequeños roces de nuestros labios.

      - Te veo más tarde Thiago – río ella
      - Creo que no hay otra opción. Te llamo vale
      - No – dijo angustiada – Pasa a la casa cerca de la media noche. Y trata que nadie te vea – susurro en mi oído.
      - Pero…
      - Por favor y no me llames
      - Vale. Como tú lo quieras ¿Te puedo besar?
      - Lo acabas de hacer – rio – El último
      - Nunca habrá un último – le guiñe un ojo
      - Thiago te tienes que ir, tus padres te esperan

La bese esta vez lentamente, saboreando su boca.

Ahora toca esperar la media noche para poder estar con ella nuevamente, esta vez sí sería un para siempre. Iba a ser lo posible por que todos esos sueños que tenía con ella se hicieran realidad. Estaba seguro que ella también sentía algo por mí, que se abriría para mí, que me contaría que es eso que la hace querer volver.


lunes, 12 de mayo de 2014

#10 Caminos Inesperados

Capítulo 10


      - Perdona – dije acercándome a la camilla de Dani
      - No pasa nada – respondió sonriente
      - No sabía que estaría acá, no hubiera venido –
      - ¿Pelearon otra vez?
      - Ayer rompimos – dije con pesar
      - ¿Por qué?
      - Vuelvo a España y eso no le gusto a Thiago, ya sabes cómo es –
      - ¿Cómo que vuelves? Renata tú te has vuelto loca  -
      - Por favor – resople - ¿Cómo amaneciste?
      - Bien. Esta tarde me voy para mi casita –
      - Que felicidad ¿Todo bien entonces?
      - Nada bien. Me preocupa mi hermano
      - Vale, pero no quiero hablar de él
      - Pero…
      - No Dani. Con Thiago ya no hay nada. Solo estaré un par de semanas más y me gustaría llevar la fiesta en paz
      - Ok. No preguntare, no opinare, no me involucrare. Solo te digo que aun tienes unos días y puede haber vuelta atrás

¿Puede haber vuelta atrás? No sé porque sus palabras me siguieron dando vuelta en la cabeza. Me siguieron comiendo por dentro, ¿Cómo era posible? ¿Qué estaba haciendo con mi vida?

No podía seguir de la manera en la que estaba, no solo me estaba autodestruyendo me llevaba más de lo que había traído. Mi padre, Thiago ¿Por qué me importaba el daño que le hacía a Thiago?
Que va como si no lo supieras, no seas tonta Renata, no te hagas tonta a ti misma. Te gusta, te pone como nunca lo había hecho otra persona antes. O si como lo hizo hace años Rafael que da la casualidad que ese es Thiago también.
Ernesto jamás me había hecho sentir ni la mitad de lo que Thiago, nunca me toco de la misma manera, nunca me beso con la misma intensidad, su presencia nunca provoco lo mismo.

      - ¡Hey! Tierra llamando a Renata – rio Dani - ¿Qué piensas?
      - Nada – mentí
      - Vale y por nada te sonrojas – asentí - ¿Mi hermano verdad?
      - ¿Por qué todo tiene que ver con tu hermano? Thiago no domina mi vida
      - Claro que no la domina, buscaría otra palabra para definir lo que significa mi hermano para ti, y lo que tú significas para él. Son tan idiotas se nota que ambos se gustan que están hechos mierda por no estar juntos ¿Por qué no lo arreglan?
      - Dani es complicado todo lo que está pasando. Y lo mejor es que yo vuelva a España
      - Y una mierda. ¿Cómo va a ser eso lo mejor? Mira donde estoy – asentí – Si no le hubiera hecho caso al corazón hoy no me sentiría feliz y plena. Soy una mujer feliz. ¿Y sabes por qué? – Negué con la cabeza -  Porque a pesar de todo lo que se me venía encima luche por mi amor y por mi futuro. ¿Por qué tú no puedes hacer lo mismo?
      - Es que…
      - No me vengas con idioteces de que yo no sé nada, y que no sé qué. Les faltan pantalones. Sabes – alce una ceja – Si no lo quieres de verdad no lo busques y deja las cosas así, sufrirá un poco pero sobrevivirá
      - ¿Por qué Dani? – Dije al borde de las lágrimas - ¿Por qué todo tiene que ser así?
      - Ustedes lo hacen así. Nadie más
      - No sé qué hacer – por fin dije algo que si era verdad
      - Eso el algo, por lo menos me da esperanzas – río – Es el primer paso

No volvimos a tocar el tema, nos dedicamos a ver como seria su próxima boda. Marcos se lo había pedido hace algunas semanas cuando se enteró del embarazo pero no había vuelto a tocar el tema. Yo me sentía feliz y a la vez envidiaba como su vida tomaba la forma que quería para la mía, casada con un hombre que te ama, esperando el fruto de su amor. Era todo lo que yo quería y que nunca podría tener.

Entrada la tarde, cuando llego su prometido. Tío Benja y tía Nata se ofrecieron en llevarme hasta casa, pero no me apetecía encerrarme en mi habitación a llorar sobre la leche derramada. Preferí que me llevasen al restaurant tal vez trabajar un poco y ver más gente me ayudaría en mi estado de ánimo.

      - Renata – me llamo tía Nata desde el asiento de adelante, sacándome de mis pensamientos - ¿Estas bien?
      - Claro tía – confirme
      - ¿Sabes que te quiero como a una hija? ¿Qué cualquier cosa lo entendería?
      - Claro que lo sé, y por supuesto se lo agradezco mucho
      - He visto a Thiago…
      - No – le corte – Yo no tengo nada que ver con ese tema. Se lo explique a Dani fuimos amigos eso es todo y a demás no lo he visto hace un par de días
      - ¿Fuimos amigos? – pregunto sorprendida
      - Sí. Fuimos. Discutimos y dejamos de serlo.
      - Algo le pasa a mi hijo – dijo angustiada – Esperaba que tú lo supieras, ayer salió y bebió mucho. Cosa que no hacía desde que era un adolecente. Me preocupa
      - Deja mi amor – le dijo tío Benja – Es joven y puede salir. A demás yo creo que salió a celebrar que ahora por fin es soltero
      - ¿Celebrar?
      - Si – dijo tía Nata – Por fin mi bebé se libró de esa bruja
      - No  es un bebé – le corto tío Benja
      - Benjamín para mí siempre será mi bebé – sonrió – Ayer me llamo la tipa esa, para decirme hasta de lo que se iba a morir Thiago, comprendí que por fin había roto esa relación.
      - Me alegro – eso si fue sincero me alegraba que Thiago ya no estuviera envuelto en esa relación que no lo llevaba a ningún lado
      - Pero la muy bruja me dijo que  estaba embarazada de mi hijo. Eso sí es preocupante – resople – De inmediato Thiago me negó toda esa situación, que no tomara en cuenta sus comentarios. Que no había ninguna mujer esperando un bebé de él
      - ¿Y si es verdad? ¿Como puede estar seguro?
      - Hija confió en él
      - Aja. Es un hombre responsable y te aseguro que el día que quiera tener un hijo, lo tendrá aun sin estar de acuerdo la mujer – me guiño un ojo
      - Lo sé – confirme – Es muy decidido también
      - Es Lackington – rio tío Benja
      - Llámalo hija, habla con él. Nada puede ser tan terrible como para que dejen de ser amigos.
      - Renata – dijo tío Benja – Deja que ellos vean sus cosas
      - Pero Benjamín me preocupa nuestro hijo –
      - Es un hombre amor. Déjalo por favor – me miro – Renata déjalo, el sabrá cuando contar lo que le sucede conozco a mi hijo y se lo que se siente todo eso.
      - ¿Tú lo sabes? – pregunto asombrada tía Renata
      - No – mintió y de eso estaba segura. Tío Benja sabía lo sucedido entre nosotros, sabía mucho más de lo que yo creía. Me estaba mandando lejos de él, y si lo hacía era porque sabía que yo terminaría haciéndole mucho daño – Soy hombre amor, puedo imaginar cosas ¿Cómo va tu divorcio?
      - No ya no lo hare –
      - ¡¿Qué?! – Dijo Nata - ¡Oh Dios!
      - Cariño, escucha. Si es porque peleaste con Thiago buscamos otro abogado y lo solucionamos pero no puedes seguir así
      - ¿Por eso te vas a España? – pregunto tío Benja
      - Aja. Quiero una terapia de pareja antes de tomar una decisión
      - Hija por favor pero que tonterías estás hablando
      - Es lo mejor –
      - ¿Para quién? ¿Por qué? –
      - Solo lo tengo que hacer, es lo correcto –
      - Ahora entiendo que Thiago este así – dijo Tío Benja ganándose nuestras miradas
      - ¿Por qué? – dijo Tía Nata mirándolo seriamente
      - Porque… - trato de explicar tío Benja
      - El caso se le fue de las manos tía. Los trámites desde acá no avanzaron ni siquiera a una velocidad mínima. Y luego estuve con Ernesto y decidimos darnos una nueva oportunidad. Nos lo merecemos 
      - ¿Se lo merecen? Cariño por el amor de dios que cosas dices
      - Lo siento pero ya lo he decidido
      - Así parece. Sabes, siempre contaras con nosotros y por algún motivo decides quedarte, yo estaría más que feliz. Bueno todos lo estaríamos
      - Gracias –
      - Renata, lo que dice tú tía es verdad. Mejor tarde que nunca para quedarte. Aun tienes días para cambiar de opinión y arrepentirte y si dices que el caso le quedo grande a mi hijo, bueno  buscamos a otro abogado ese no es el problema ¿Lo sabes?
     
Asentí

Al aparcar el coche en la entrada del restaurant nos quedamos mirando fijo la imagen de mi hermana besándose con el idiota del papá de Carol.
Fui a abrir la puerta del coche cuando tío Benja me pidió que no interfiriera en nada. Que no era la primera vez que esto pasaba, pero que ya nadie le decía nada.
Según tío Benja mi papá estaba al tanto de la situación pero nada podía hacer. Lo único que le preocupaba era el daño que le podían hacer a la pequeña.

      - Pero Cota es idiota –
      - Solo hay que dejarla
      - No sabe el daño que le causa a la pequeña, este tipo no le hace bien a ninguna de las dos
      - Créenos que todos se lo hemos dicho pero no nos hace caso. Estamos todos al pendiente para que no recaiga nuevamente
      - ¿Recaer?
      - Nada hija. Vamos que Gabriel nos espera

Ingresamos a la primera que vimos fue a Magda con mi sobrina en brazos llorando desconsolada. Nos quedamos charlando y animando a la bebé, por un rato hasta que el ayudante del chef salió a pedir ayuda en la cocina. Luego de una pequeña discusión con mi padre y Magda accedieron a que yo me hiciera cargo de eso. Con mi delantal blanco y no siendo experta en cocina.

Cuatro días habían pasado desde que ingrese a la cocina ya era toda una experta y lo pasaba fenomenal con los chicos. Organizando y dirigiendo las nuevas recetas que estábamos implementando
De reojo miraba como mi padre entraba y salía, no dejaba de observar el buen ambiente que habíamos creado. Pero sobre todo lo bien que funcionábamos juntos. Todo era sonrisas y risas.

      - ¿Srta. Y si le aplicamos más condimentos?
      - No. Carlos está bien de condimentos
      - Déjate ya con los condimentos que cuando el comensal lo pruebe ya sabremos
      - Así es chicos – asegure – Vamos que tenemos retraso con algunas mesas
      - Mal día para enfermarse Francesco – gruño Carlos
      - Pero lo estamos superando ¿No?
      - Claro que si Señorita Renata  -
      - Basta con lo de Srta. Soy Renata y punto. Que somos colegas y llevamos un par de días trabajando juntos
      - Esta bien Renata

A los veinte minutos el camarero entro con una enorme sonrisa, nos dijo que querían felicitar al chef

      - Vamos Renata tú estás de encargada
      - Pero ustedes hicieron todo
      - Tú tienes el gorro de chef – río Daniel
      - Vale, saldré yo. Pero ambos me deben una cena

Con una enorme sonrisa salí de la cocina al pasar por el mesón Magda me detuvo para preguntarme a donde me dirigía cuando le conté que los de la mesa 20 querían felicitar al Chef reviso unos papeles y me pidió que no fuera, que ella se encargaba de mencionar que el Chef no podía ir o cualquier cosa.
Yo y mi terquedad fuimos más y aun en su contra me dirigí a la mesa.  Una joven muy guapa estaba de frente y camine a su lado.

      - Aquí esta – fue lo que ella dijo, eso hizo que su acompañante volteara y mi corazón se parara en ese momento.

Me debatí por un par de segundos en que es lo que debía hacer en ese momento
Mi lado profesional pudo más, al fin de cuenta no me podía esconder ni mucho menos arrancar.

      - Buenas Noches – salude cordialmente
      - Buenas Noches – dijo ella muy dulcemente - ¿La Chef verdad? – Asentí – Quería dar las felicitaciones personalmente. Es la tercera vez que vengo y definitivamente su cocina es la mejor
      - Gracias
      - ¿Podría recomendarme un postre?

Thiago quien no apartaba sus ojos de mí, alzo una ceja esperando mi respuesta. Estaba claro que él sabía que yo no era el Chef y que menos estaba cocina era mi fuerte. Él sabía que yo era Audiovisual

      - Retírate por favor – dijo frio, con una voz que me paro el corazón

Cuando iba a dar la media vuelta para retirarme tras su desprecio ella hablo nuevamente

      - Disculpa – pidió avergonzada
      - No pasa nada – sonreí y me retire

A medida que iba de vuelta a la cocina mis ojos comenzaron a picar, no encontraba necesaria su manera de tratarme, al fin y al cabo él ya me había superado

      - ¿Qué paso? – preguntaron los chicos

Ignore su pregunta y me apresure en llegar a la oficina del verdadero Chef, necesitaba un momento a solas
Debía aclararme antes de volver a salir y enfrentarme con todos. Pasado unos minutos la puerta se abrió y un preocupado papá hizo ingreso

      - ¿Todo bien mi amor?

Me seque el par de lágrimas que corrían por mis mejillas y trate de sonreír siendo una cosa inútil. Estaba siendo completamente patético todo esto.

      - ¿Mi vida que paso? – pregunto esta vez más preocupado
      - Nada papi – mentí
      - ¿Desde cuándo se llora por nada? ¿Quieres irte a la casa?
      - No – dije segura.

Si algo no iba a hacer los días que me quedaban era esconderme o evitarlo aún más, debía seguir viviendo y aprender a verlo con otras mujeres o con lo que él quisiera

      - ¿Segura?
      - Completamente
      - Perfecto 
      - Papá, me gustaría quedarme a cargo estos días hasta que Francesco vuelva
      - Me gusta tú idea, princesa. Me gustaría que te quedaras todo el tiempo, un para siempre
      - Solo unos días está bien. Luego me iré
      - No perdía nada con intentarlo – rio
      - Vamos que hay trabajo que hacer

Salimos juntos de la oficina y él dándoles un asentimiento de cabeza a los chicos se fue

      - Os tengo una información – todos voltearon a mirarme
      - ¿Todo bien Srta.? – pregunto el joven de raro nombre encargado de los postres fríos
      - Depende – asintió – Desde hoy y hasta unos días soy la encargada de la cocina, a turno completo
      - Felicidades Renata – dijo Carlos
      - Gracias – sonreí – Ahora a trabajar

Cerca de las dos de la mañana, llegaba a casa el día 5 de trabajo. Estaba feliz con lo que hacía, cada segundo me gustaba más estar en la cocina, sin mencionar la buena relación que tenía con Carlos y Daniel. Incluso ellos tomaban turnos extras para estar a mi lado, nos reíamos en todo momento.
Mi padre estaba feliz, con tenerme cerca y verme reír, aun esperaba que eligiera quedarme a su lado.

Decidí irme a la cama apenas llegue y obviar la comida, mañana teníamos un día muy pesado con muchas reservas.

      - ¿Cómo estuvo hoy? – la voz de Magda llego por mi espalda antes de subir las escaleras
      - Bien. Es que lo paso muy bien
      - Carlos y Daniel son lo máximo, lo poco que voy a la cocina siempre ríen y hacen bromas
      - Es todo el día así
      - Pidieron turnos dobles por toda la semana
      - Lo sé. Es que dicen que se lo pasan muy bien
      - ¿Segura que los quieres dejar?
      - No
      - Lo sabía – me acaricio el cabello tiernamente – Quédate
      - Sabes que no puedo
      - Nada te ata a volver
      - Tengo un marido
      - Que es como la mierda. Perdóname cariño, pero es la verdad. Todo esto es mi culpa. Si yo no me hubiera enamorado de tu padre, ahora tú no estarías pasando por esto
      - No es vuestra culpa. Mis abuelos no entendieron que papá re hiciera su vida, como mamá lo hubiera querido. Me dieron una familia y no te culpes por cosas del pasado
      - Pero yo… -
      - Tú nada, lo hiciste bien, me educaste y fuiste mi mayor apoyo, además de que me quieres mucho. Me diste cariño y preocupación y eso es lo que más aprecio
      - Como no iba a hacerlo si eras tan hermosa y tierna. Aun lo eres
      - Gracias Magda. Eres lo mejor que le paso a papá, contigo volvió a sonreír
      - Y ahora lo hace mucho más al verte así de contenta
      - Lo sé y me duele dejarlo
      - Pues no lo dejes y quédate con nosotros. Tenemos esta casa, dos locales y el departamento. Podemos hacerlo
      - No lo dudo. Pero es mi deber
      - Hija no quiero insistir, es tú decisión y si ya la tomaste no hay nada que podamos hacer. ¿Nadie te puede hacer cambiar de opinión?
      - No, no lo hay
      - El martes tenemos la cena de despedida, será acá por si quieres invitar a alguien especial
      - No hay nadie a quien quiera invitar
      - Bueno hija, ahora a la cama que ya es tarde
      - Por cierto ¿Qué haces despierta?
      - Constanza aun no llega – dijo apenada
      - ¿Y Carol?
      - Se acaba de dormir. Esta hija mía no tiene remedio, podía solo parecerse un poco a ti
      - Vamos a dormir, seguro estará con su novio
      - No comprendo para que tiene celular si no lo coge, tiene una hija por dios
      - Vamos a dormir, mañana hablas con ella


Los siguientes días pasaron, tenía una rutina diaria que cumplía feliz, hoy era mi despedida como Chef y por insistencia de Carlos accedí a salir a algún lugar.
No estaba feliz del todo, claro que no lo estaba porque mi corazón no me dejaba. Thiago y la última vez que lo vi seguían presente. Por Dani supe quién era la mujer con la que se veía, salían a comer y en alguna oportunidad la había visto en el departamento.
Eso me destrozaba pero era mejor así, yo me iba en solo dos días y no había vuelta atrás

Cada vez que me sonaba el móvil tenía la esperanza de que fuera él, o algún correo y nada. Solo era Ernesto recordándome que ya no me quedaba tiempo. Y aun sabiendo lo que me esperaba a mi regreso no podía echar pie atrás.
Thiago por segunda vez en mi vida se convertía en un recuerdo, en un fugaz recuerdo. De que podía ser feliz. De que en algún momento lo fui

      - ¿En qué piensas? – pregunto Daniel
      - En lo que va a suceder esta noche – sonreí
      - Va, nada de otro mundo. Un par de tragos, risas y pena por no verte más.
      - Pueden ir a España. Feliz los recibo en mi casa
      - Como si fuera fácil
      - Ya veréis que nos veremos pronto
      - Pero no será lo mismo. Volverá Francesco y esta cocina volverá a ser gris
      - Ya veréis que no
      - Así será Srta. Tome – me extendió una caja – Un recuerdo de todos

Al abrirla me encontré con un gorro de Chef con mi nombre bordado en el frente, un par de lágrimas se me salieron en ese momento y no pude evitarlas. Las había retenido por días

      - Os extrañare – dije abrazando a Daniel
      - Y nosotros

Nueve de la noche y ya esperaba a que pasaran por mí, nos encontramos con Dani y Marcos en un bar cercano al restaurant donde nos divertiríamos
Un lugar con enormes sofás y música ambiente. Ideal para conversar y disfrutar. El salón V.I.P. nos esperaba cuando ya estábamos todos.

      - ¡Ay! Dani es que me han hecho llorar estos con sus cosas
      - Es por que en poco tiempo te haces querer –
      - Te voy a extrañar. Fuiste mi única amiga
      - Y yo a ti Renata – me abrazo - ¿Quién me va a ayudar a manejar a Thiago?

De solo escuchar su nombre se me hacía un nudo en la garganta, era el único que no me había llamado que no se había despedido de mí y al ver mi cara Dani lo supo también

      - ¿Aun no hablan? – Negué con la cabeza - ¿No piensas llamarlo?
      - Para que, si él ya me dijo todo
      - ¿Lo quieres verdad?
      - Eso no importa
      - Claro que lo hace, puede marcar la diferencia
      - No marca, ni cambia nada. Pasado mañana me embarco y es lo mejor
      - Lo que tú digas. Aunque son unos tontos. Ambos lo son
      - Ya Dani ¿Podemos solo cambiar el tema?
      - Si claro. Pero se consiente que mañana lo veras y espero que aproveches el momento
      - No creo que asista. Está claro que me evita. – Alzo una ceja esperando una respuesta, más completa – Lo he visto dos o tres veces oportunidades en el restaurant siempre se las arregla para que lo vea. Y claro, siempre anda con buena compañía
      - Es idiota – dijo Marcos – Alexa solo lo busca por el dinero
      - ¿Aun la sigue viendo? – Miro Dani a Marco furiosa - ¿Por qué no me lo habías dicho?
      - Me lo dijo Nacho, fue a ver a su hija y la llevo. La presento como su “amiga con beneficio” y él me llamo para que se lo confirmara
      - ¡”Amiga con beneficio”! Que mujer deja ser nombrada así en público – dije asombrada
      - ¿Y eso que te importa? – los tres volteamos al escuchar a voz de una mujer entrometerse en nuestra conversación

Tras ella la cara furiosa de Thiago nos decía que había escuchado algo de nuestra conversación
Dani le dio una mirada aún más expresiva a su hermano diciéndole claramente que la había cagado

      - ¿Si quieres nos podemos ir? – dijo Thiago claramente a su acompañante pero mirándome a mi

Los segundos necesarios que nos sostuvimos la mirada fue para que un calor me recorriera el cuerpo. Solo él conseguía provocar eso en mí, así que desde aquella noche en las que nos conocimos

      - ¿Podemos hablar? – dijo Dani poniéndose de pie dirigiéndose a su hermano, con una ceja alzada
      - Ahora no princesa – contesto él
      - Ahora si princesa – aseguro Dani
      - Dani yo me tengo que ir – dije

Dentro de mis planes no estaba pasar con Thiago y su nueva conquista mi última noche ¡No! Claro que no esto era muy incomodo

      - ¡Oh! – Dijo Thiago – Sra. Omalei no se moleste los que nos vamos somos nosotros
      - ¡Puedes dejar tu idiotez! – grito enojada Dani haciendo que todos los chicos del salón V.I.P. se voltearon a mirar que era lo que estaba sucediendo
      - ¿Y esta quién es? – dijo la tal Alexa apuntando directamente a mi
      - La Sra. Omalei, es una amiga de mi hermana, a la cual ya conoces. Y él es Marcos el prometido de Dani a los demás no los conozco
      - Dani, cariño ¿Cómo estás? ¿Cómo va tú embarazo? Thiago me contó lo que te sucedió ¿Ya estas mejor?
      - Si gracias – la corto Dani – Thiago ¿Podemos hablar?
      - Vamos dime que necesitas – dijo un poco molesto
      - ¿Seguro?
      - Aja
      - ¡Te dije que vinieras solo! La idea era que hablaras con Renata e intentaras solucionar las cosas. ¡No que las empeores más!

¡Dios! Qué vergüenza todos y cada uno de los presentes ahora sabían que algo pasaba o paso entre nosotros. Dani se estaba pasando al recriminarle todas estas cosas.
Marcos que estaba a mi lado, me apretó el hombro para hacerme volver al presente, al local

      - ¡Ya basta! – Grite fuera de si – Soy un imbécil, me amargas hasta el último segundo de mi estadía – le peque en el pecho con el puño haciéndolo retroceder – Chicos lo siento – dije mirando a los otros espectadores – Mañana pasare a despedirme pero esta celebración llega a su fin. Gracias al señor Lackington

Hecha una furia y un mar de lágrimas salí. A paso apresurado camine fuera esperando que nadie me siguiera, no encontraba nada más patético que dar un show de despecho. Quería estar sola, todos en estos momentos me hacían daño

Tal vez era mi culpa haber perdido a Thiago, pero él se alejaba aún más y me hacía comprender que había tomado la mejor decisión al volver

      - ¡Hala! Cariño que agrado verte –


¡NO!