lunes, 13 de enero de 2014

"Algo llamado amor" Cap XLV

      - Lo que oíste - le confirme
      - Escuche perfecto. ¿A que vas? Le paso algo a Benjamín -
      - No. Él esta bien -
      - Entonces -
      - Mira la verdad no entiendo muy bien de que va todo esto. Pero me llamo y me dijo que necesitaba ir a España para que su medico revisara mi embarazo. -
      - Que tiene que ver mi sobrino con todo esto -
      - No lo se. Se supone que él estuvo con unos medicamentos y quieren saber que efectos tienen en el bebé, la verdad no lo se. Me dijo que allá me explicaría todo. Tengo miedo y no te lo voy a negar. Pero no me puedo quedar de brazos cruzados y tengo que ir.
      - ¿Cuando te vas? -
      - Mañana -
      - Vuelves? -
      - A penas me den los resultados -
      - Osea que ya por fin se dio contra una muralla y entendió que el niño es suyo -
      - Así parece. -
      - Que piensas hacer? -
      - Lo primero es mi hijo, necesito saber que todo esta bien con él. Que nada malo le va a pasar. -
      - Y ustedes como pareja? -
      - Eso se vera con el tiempo, tengo grabadas todas sus palabras aun en mi cabeza, no se si algún día le pueda perdonar eso.
      - Cariño! - se puso de pie y me abrazo

Me acurruque en su pecho y como ya era costumbre comencé a llorar. Era lo mejor que podía hacer, era para único que estaba siendo buena estos días, el embarazo me tenía una completa llorona.

      - Ya no llores - dijo mientras me acariciaba el cabello - No le hace bien al bebé
      - No quiero que nada le pase a mi bebé -
      - Nada le va a pasar. Benjamín no lo va a permitir - llore aún mas - Aprovecha de hablar con él, querida, te necesita. Tanto como tú a él  -
      - Yo lo necesite a él. Y él no estuvo -
      - Vamos deja de pensar esas cosas. Ahora lo importante es saber que todo sigue bien con tú embarazo y este bebé - toco mi vientre - Ya sabrán lo que es bueno, cuando ando corriendo por ahí, y en la noche intenten dormir y él o ella quiera atención
      - Yo feliz de pasar la noche en vela con tal de ver su carita. -
      - Espero que digas eso cariño cuando ya este contigo - sonrió

Esos pensamientos de verlo corriendo por algún lugar, de ver su carita, o simplemente de escucharlo llorar. Su primera vez que me diga mamá. Ese pensamiento nuevamente me hizo llorar.


Unas horas mas tarde y ya mucho mas calmada Gabriel me invito a comer, nos quedamos conversando de lo bien que le estaba yendo y de lo preocupado que estaba de que cada vez tenía menos tiempo para Renata, por los días pasaba en la guardería y en las tardes la cuidaba la Señora Juanita, una mujer que había contratado para tiempo completo, se preocupaba de que todo en el departamento funcionara bien.

Aprovecho de decirme que ya no sería necesario que me quedara con la niña los días viernes. Eso no me gusto así que le rebatí hasta que aprobó nuestros viernes juntas. Si a mi me pasara algo me gustaría mucho que Naty se hiciera él mayor tiempo para pasar con mi bebé.
Sacudí mi cabeza para quitar esos absurdos pensamientos de mi cabeza, que me podía pasar. Estaba bien de salud y ahora me cuidaba mucho mas de lo que antes lo hacia.


~~~

Tan solo faltaban dos horas para que ella llegara, estaba saliendo hacia el aeropuerto, había dejado el departamento limpio y ordenado. Al igual que la habitación para mi madre, Ella, mi hermosa Renata se quedaría en mi cama, era la mas cómoda, la mas amplia. Y yo... yo solo me tiraría en el sofá. Estaría cómodo, o al menos eso creo. 

Durante la tarde me había llamado Gabriel, hacían semanas que no hablábamos, desde la última vez... Esa última vez donde primero le grite, la insulte y luego le pedí que volviéramos. Pero para variar no supe hacer las cosas, no supe pedirle perdón y solo la cague mas. 

Pero quede claro de que si Renata tenía algo, era gente que la quería y la apoyaba, estaba agradecido de que ella no estuvo sola cuando yo la abandone. 

En el aeropuerto los minutos se me hacían eternos, miraba y miraba la pantalla de los aviones que llegaban pero aun no aparecía su vuelo. 

Y si se arrepintió? Y si verdaderamente yo no soy él papá, la visita no tenía sentido.... 

Este viaje me confirmaba mi paternidad, si ella llegaba era solo para confirmar lo que yo nunca quise creer. Debía estar seguro de como jugar mis cartas, no podía volver a perderlos, si entraban por esa puerta, sería solo para... Yo ya estoy pensando volver con ella y ni siquiera se si me ha perdonado o si podrá hacerlo.

Si la amas... necesitas reconquistarla -

Mi lado mas romántico salio con ella, todo lo bueno que llevo fue ella quien lo hizo aflorar. Él mismo verdadero amor salio estando a su lado.

Mis ojos por fin veían lo que tanto añoraba, por esa puerta ingresaban todas mis esperanzas, todas mis ilusiones, como un bobo me quede mirando como caminaba al lado de mi madre en mi dirección, mis ojos se pegaron en los cambios que tenía su cuerpo. Un escote majestuoso, sus pechos eran aun mas hermosos que antes, su tripa. No podía creer lo que había crecido en estas semanas, era ahora mas visible que antes.
Estaba pero preciosa, guapa y apetecible. Mis ojos la desnudaban mis manos picaban por acariciar cada centímetro de su cuerpo. Mi boca, mi boca estaba seca en estos momentos.





      - Hijo - mi madre me hizo dirigir mi mirada hacía ella.
      - Mamá - me agache y le bese ambas mejillas - Hola Renata - dije tímidamente, no sabía como ella iba a reaccionar.
      - Benjamín - asintió con la cabeza.

Aprovechando el momento me acerque a ella y aspire su aroma, olía tan bien como siempre, sus ojos no se separaban de los míos, le roce primero una mejilla depositando un suave beso. Lleve mis labios así su otra mejilla rozando levemente sus labios, la sentí estremecerse. Una leve sonrisa se dibujo en mi cara y ella frunció el ceño, se veía aun mas guapa tratando de hacerse la enojada, estoy seguro que ella deseaba aun mas. Al igual que yo.

      - ¿Como estuvo el vuelo? - le pregunte mientras le tomaba la manilla de la maleta. Ella negó con la cabeza, pero ignore sus protestas. Y la tome de todas formas, al igual que lo hice con la de mi mamá.
      - Bien. Agotador. - respondió Renata.
      - Vamos entonces para que descansen -

En el coche mi madre me puso al corriente de como iba Esthandish Publicity, de como pasaban los días, de como se llevaban cada vez mejor con Renata. Renata a ratos asentía con la cabeza, pero iba con la vista pegada en la ventana. Por el espejo retrovisor a ratos encontraba sus ojos mirándome pero cuando lo hacia ella volvía a mirar por la ventana.

Aparque afuera del edificio y me apresure en bajarme para abrirles la puerta a ambas, pero Renata se me adelanto y bajo antes. Saque las maletas y las guié al interior.

      - Adelante - les dije abriendo la puerta.
      - Gracias - dijeron al unisono.
      - ¿Quieren algo de beber? - les pregunte.
      - No hijo. Yo me quiero ir a descansar - me dijo mi madre.
      - Y tu Renata? -
      - Me puedes llevar a un Hotel - dijo caminando hacia donde había dejado la maleta
      - No. - le conteste en seco - Ven te llevo a tú habitación
      - Prefiero un Hotel - rebatió
      - Hija. -  intervino mi madre - Ve a descansar, el vuelo te agoto y mi nieto debe estar cansado -
      - Eso pretendo, pero Benjamín no me quiere llevar - dijo - Mejor tomo un taxi
      - Dije que ¡No! - alce un poco la voz - Dame eso - tome la maleta con una mano y con la otra la tome a ella.

A pesar de sus protestas la arrastre hasta la habitación. Una vez dentro la solté a ella y deje la maleta sobre la cama. La abrí aun en contra de su voluntad. Saque su pijama. Volvía a cerrar la maleta y dejarla a un lado de la cama.

      - No voy a compartir cama contigo - me dijo enojada tomando la pijama entre sus manos - No me voy a quedar contigo
      - Tienes en estos momentos dos opciones. - le indique. - Una te pones la pijama y te acuestas mientras te traigo algo para comer. O. Dos te desvisto yo mismo y te meto ahí.
      - Así? - me levanto una ceja - No te atrevas a tocarme - me gruño
      - Entonces tú solita ponte eso -
      - Quiero irme a un HOTEL - gruño
      - Que se quedan acá, tú mientras estén en Barcelona te quedas en mi departamento con mi hijo -
      - Tú hijo! - grito
      - Si mi hijo. -
      - Ahora - resoplo
      - Renata por favor - suspire - Te iré a preparar algo para comer
      - No necesito nada. Gracias - dando un portazo al entrar a la puerta del baño.

Salí de la habitación con ganas de meterme en el baño, y si necesitaba ayuda para desvestirse. El pensamiento de que estaba solo con ropa interior y su tripa al desnudo, me paralizo en el pasillo.

      - Dale tiempo. - me dijo mi mamá - No seas tan duro con ella
      - No quiero ser duro con ella. Mamá lo que quiero es que podamos llevarnos bien. Que me deje ser parte de sus vidas - resople - Necesito que me perdone, necesito sentirla cerca aun que sea difícil.
      - Tiempo y paciencia.
      - Como se ha sentido? -
      - Ella o yo? - pregunto risueña. Le moví la cabeza y entendió lo que quería saber - Ve a preguntárselo directo a ella.
      - No quiero incomodarla -
      - Bueno entonces me voy a dormir. Mañana hablamos hijo. Estoy feliz de que estemos los cuatro nuevamente bajo el mismo techo
      - Igual yo. - le bese la cabeza y me fui a la cocina.

Prepare una bandeja con galletas, sandwich, jugo de naranja y un vaso de leche. Tenía que ir lento, lento pero seguro, tenía que reconquistarla, tenía que jugarme las cartas, necesitaba esa oportunidad. La necesitaba para poder vivir, el tiempo perdido no había sido mucho, tal vez aun estábamos a tiempo, sólo, sólo me perdí la primera patadita de mi hijo.

Abrí la puerta de la habitación, sosteniendo la bandeja con la otra. Renata me ofrecía una de las mas hermosas vistas




A pesar del frío, ella estaba recostada en la cama con su vientre al aire, solo con bragas, se veía hermosa, su tripa estaba hermosa, sin meter mucho ruido deje la bandeja sobre el mueble y camine hacía ella.
Suavemente me senté en la cama para mirarla dormir unos minutos, mis manos picaban por acariciarla, llevaba muchos días sin ella sin su cuerpo sin su amor y ahora tenerla así era toda una bendición.
Un frío llego a mi espalda que me hizo estremecer, moví los cojines, y abrí la cama, la cogí entre mis brazos, como instinto apoyo su cabeza en mi pecho, por lo que inhale profundamente su aroma, era ella. Era mi Renata en mis brazos de nuevo.
La deposite lentamente en la cama y antes de cubrirla lleve mi mano a su vientre, roce suavemente mis dedos por su piel tan suave y liza como lo era antes.
Hizo un movimiento y me aleje, saque una colcha y un par de almohadas. Le apagué la luz y cerré la puerta, suspire.
No quería dormir en el sofá, quería dormir abrazado a ella, con una mano sobre mi hijo. Poder acariciarle el cabello y sentir su lenta respiración.


Llevaba mas de dos horas dándome vueltas en el sofá, no podía conciliar el sueño, ya lo había hecho, leer, ver televisión y nada. Simplemente morfeo no me quería en sus brazos, la luz del pasillo se encendió y como instinto cerré mis ojos, si era mi madre, prefería evitarla en ese momento.
Sentía como los pasos eran cada vez mas fuertes hasta que se detuvieron a mi lado, quería saber quien era. Pero si lo hacia me delataba. Unos dedos se enredaron en mi cabello, pasando a llevar mi casco y me hicieron estremecerme, ese contacto, esa electricidad no la sentía con mi madre.
Abrí de golpe los ojos, para encontrarme a Renata parada detrás de mi cabeza.

      - Perdón no quise despertarte - me dijo cuando retomo su camino hacia la cocina, venía con el vaso de leche lleno. - Yo iba a calentar la leche
      - Yo voy, vuelve a la cama - le dije incorporándome en el sofá
      - No es necesario. Todas las noches es lo mismo. - me dijo moviendo los hombros - Aun no comprende los horarios de mamá y le da con despertarme en la madrugada para comer
      - Hey! - le dije tocando su barriga y agachándome a su altura - Creo que cuando salgas vamos a tener una larga charla acerca de mantener despierta a mamá durante la noche. - La mire hacia arriba y vi como lagrimas salían de sus ojos - Ya sabes. Pórtate bien allí dentro, aun te queda mucho. - le bese la barriga y me puse de pie.

Quede frente a su cara, sus ojos fijos en los míos, yo no decía nada y ella no decía nada. El silencio era nuestro mejor amigo a estas horas de la noche. Tenía que hacer una jugada a ver si estaba todo perdido.

Di un paso hacía delante y ella no se movió de ese sitio, respire profundamente y di otro paso. Sus ojos bajaron hacia el suelo. Lleve mi mano hacia su cara y le seque las lagrimas con el roce de mis dedos. Ella se estremeció por mi contacto pero no se retiro. Aproveche el momento y me abalance sobre ella y la abrace.

La abrace como llevaba tiempo deseando hacerlo, ella no se retiro escondió su cabeza en mi pecho. Y me sentí vivo. Enterré mi nariz en su cabello y me impregne de ella de su olor. Bese su cabeza.

      - Te amo - susurre contra su pelo - Las amo a las dos