miércoles, 15 de enero de 2014

"Algo llamado amor" Cap XLVI

Su contacto su cercanía, estar con él de esta forma, aquí así. Era un sueño hecho realidad. Le había hablado a mi bebé, a nuestro bebé. Fue una sensación extraña, pero extraña hermosa. Me cambió la vida en ese momento. En ese momento sentí que lo adoraba aun mas de lo que estaba permitido.

      - No me apartes de ustedes - me susurraba contra el cabello - No me dejes perderme nada mas de mi hija. No me dejes estar separado de ti. Te amo Renata tan malditamente que duele.

No podía articular palabra todo era muy surrealista. Todo era como un sueño, tal vez seguía dormida. Si eso tiene que ser, estaba dormida. Nada de esto estaba pasando. El sonido del horno microondas, hizo que Benja se separara de nosotros.

      - Listo - dijo y fue a sacar la taza caliente - Ahora si se van a la cama - dijo en un tono muy contento.
      - Gracias - logre articular
      - Vamos. -

Poso su mano en la parte baja de mi espalda con la taza en la otra mano, me guió hasta la habitación y abrió la puerta para mi. Una vez que yo entré camino hacia la mesita de noche y dejo la taza.

      - Trata de dormir - me beso la cabeza y se dirigió a la salida.

Una angustia lleno mi pecho, algo me hacia presión, y las ganas de llorar me inundaron me enrolle con su almohada que estaba pasada a él. Y las lagrimas comenzaron a brotar. Malditas hormonas Lo necesitaba a mi lado, eso era lo que quería. Lo quería a él.
Como si leyera mi pensamiento abrió la puerta de la habitación. Y encendió la luz oculte mi cara en la almohada y él se apresuro a la cama.

      - ¿Estas bien? ¿Te sientes mal? - me pregunto intranquilo. Asentí con la cabeza. - Por que lloras? - me volvió a preguntar.
      - ¿Que necesitas? - respondí con otra pregunta obviando lo que él quería saber. Que le diría lloro por que te necesito? o no mejor aun lloro por que lo que hiciste en la cocina me partió el corazón y soy una débil capaz de perdonarte todo.
      - Venía a sacar otra colcha. - dijo abriendo el armario. Era consciente del frió que hacía y saber que estaba durmiendo en ese sitió me hizo llorar aun mas.

Lleve mi mano a mi vientre en el momento que lo sentí moverse, era como si mis pensamientos estuvieran conectados con él. Lo tome como indicándome que allí dentro todo estaba de maravillas. Deje mi mano ahí hasta que me dormí.



El sol ya entraba por la ventana cuando las ganas de orinar llegaron a mi. fui a moverme pero algo me lo impidió. Benjamín. Tenía su pecho pegado a mi espalda y su mano firmemente puesta sobre mi vientre.
Quería guardar esa imagen para siempre en mi mente. Mañana cuando estuviera en mi cama, en mi casa, quería poder verla y sentirla de la misma manera que lo hacia ahora.
Era un maldito sueño despertar de esta manera, no se ni cuando, ni como ni porque. Pero el estaba a mi lado durmiendo.
Por mucho que me gustara estar así no podía, la presión de mi vejiga era horrorosa, suavemente tome su mano y la aparte de mi. Corrí la colcha y salí suavemente de la cama, me quede unos minutos de pie junto a la cama apreciando a aquel hombre dormir. Mi hombre.

      - ¿Estas bien? - sentí la voz de Benjamín al otro lado de la puerta.
      - Si. Ya salgo - le indique. Me lave las manos y salí del baño.

Estaba de pie junto a la puerta con las manos tras su espalda. Observando cada uno de mis movimientos. Me senté en la cama con la intensión de volver a acostarme cuando una presión en mi vientre me lo impidió. Mi cara de dolor hizo que Benjamín llegara rápidamente a mi lado y levantara mi cara para poder buscar en mis ojos la respuesta.

      - Que te duele? - me pregunto rápidamente al ver que me llevaba las manos al vientre se puso de pie y agarro mi maleta. Sacando lo primero que encontró lo lanzo sobre la cama. - Ponte eso y nos vamos de inmediato a la consulta de Chris.

Al ver que yo no reaccionaba y solo lo miraba se arrodillo a mi lado .

      - Por favor. Déjame llevarte al médico. - susurro buscando mis ojos .
      - Debe ser el estrés del viaje - le dije muy calmada aunque por dentro estaba aterrada. - Ya paso, fue solo una pequeña punzada
      - No quiero correr riesgos. - me indico - Necesitas que te ayude a vestirte
      - Benjamín - le dije con voz seca - Tenemos que ir de igual modo. Solo deja que me duche y baja tú paranoia. -
      - No puedo. Si algo le pasa por mi culpa no me lo perdonare nunca - Posando su mano sobre mi vientre dijo - Pequeña por favor no nos asustes ¿Vale? - mirando directamente a mi vientre

De modo de respuesta mi bebé se movió, lo sentí moverse dentro de mi, al contacto y voz de Benjamín. Era realmente maravilloso. Mis ojos se llenaron de lagrimas

      - ¿Duele? - me pregunto examinado mi cara. Negué con la cabeza incapaz de poder responder. En ese momento la puerta de la habitación se abrió e ingreso Victoria con una bandeja llena de comida.
      - Perdón - dijo dejando la bandeja al lado de la que anoche había traído Benja.
      - Mamá. - la llamo Benja antes de que saliera - Renata no se siente bien
      - ¿Que tienes hija? - me pregunto angustiada caminando hacia mi lado
      - No lo se mamá, salió del baño, se sentó y comenzó a llorar - contesto Benjamín sin dejarme responder a mi.
      - Tranquilo, déjame a mí con ella. -
      - Debo ser yo quien la tranquilice cuando llore - reclamo Benja - ¿Provoque yo las lágrimas? - pregunto un tanto angustiado. Negué con la cabeza - Por favor, vamos al médico
      - Se movió - logre articular entre lágrimas - Mi bebé se movió.

Los dos me quedaron mirando por un momento sin decir medía palabra, bueno yo tampoco sabía que decir, mis hormonas me estaban jugando una horrible mala pasada. ¿Podía culpar de todo a mis hormonas?

- Algo está mal con eso? – pregunto Benja
- No. Hijo es la emoción de sentir que dentro de ti hay vida. Solo es eso – le dijo tratando de calmarlo.
- Renata. – lo mire – Por favor, arréglate para que nos vamos. El doctor nos está esperando
- Dame un momento. – le dije
- ¿Quieres que salgamos para que te arregles? – pregunto Victoria. Asentí con la cabeza.

Después de una ducha ya me encontraba un poco mejor, los nervios se me hacían aún más fuertes en este momento. Miedo tenía miedo. Tenía muchas preguntas además.

Necesitaba tiempo a solas con Benjamín para poder aclarar ciertos puntos, necesitaba saber qué era eso de los medicamentos y porque su médico tenía que chequearme.  Anoche por el cansancio del viaje olvide, simplemente lo olvide.

Le pedí a Victoria que nos dejara ir a los dos solos, y ella comprendió bastante bien mi posición. A demás también creía que necesitábamos tiempo a solas. Me pregunto si habíamos pasado la noche juntos y al explicarle que había entrado momentos antes que ella no te su mirada de desilusión, ella nos quería juntos.

Para que miento si yo también.


Ya en la sala de espera el tiempo se me hacía eterno. No habíamos cruzado palabras con Benjamín en todo el camino, y ahora necesitaba romper el silencio.

- Benjamín – dije para llamar su atención – Tengo algunas preguntas
- Ya lo creo. Primero quiero que te chequen y luego hablaremos. – Asentí y me volví a quedar en silencio

Diez o veinte minutos después salió el doctor, se saludaron de la mano con Benjamín, y cuando llego el momento de presentarme. Solo le dijo Renata. ¿Bueno que esperabas?

- Un gusto Renata –
- Espero que lo sea – le dije con la voz entre cortada y con la boca seca. Mis nervios habían vuelto.
- Pasemos –

Nos indicó el camino hacia su consulta y una vez dentro pasamos directo al grano, me explico que era un procedimiento completamente normal, debido a que Benjamín había estado durante tres meses en un tratamiento de fertilidad. Me explico que los espermatozoides de Benjamín eran débiles y debido a eso era difícil poder concebir, que la situación se revirtió con unos medicamentos.
Era demasiada información para digerir en este momento, ¿Por qué Benja nunca me dijo de su problema? Prácticamente era un milagro que yo estuviera en estado.
De ahí venían sus inseguridades con la paternidad y el motivo de dudar de mí. Mis ojos como ya era costumbre picaban por lágrimas, Benja no decía nada, solo miraba mi reacción a todo lo que Christopher decía al respecto.

Llegado un minuto yo lo único que quería era que me revisara y me confirmara que mi bebé estaba bien, tantos nombres de medicamentos me tenían mareada. Algo que no era muy difícil de hacer, todo me mareaba últimamente.

Preguntas de rutina, ¿Cómo te has sentido? ¿Cómo te diste cuenta de tu estado? ¿Qué síntomas haz presentado?
Yo lo único que tenían eran vómitos que ahora si se estaban controlando.

      - Mira Renata, esto no es algo por lo que debas asustarte ya le explique anteriormente a Benjamín que cuando estos embarazos suceden sin mayor intervención médica es necesario revisar que todo esté bien. Si tu médico tratante no encontró anomalías, eso quiere decir que todo está bien. Te vez como una mujer sana. Nada debería ser un problema. Vamos a hacer una ecografía y un examen de sangre. Con eso nos aseguramos que vuestro bebé este perfecto y ya puedes volver a casa. Lo recomendable es que no viajes mucho, tu medico te autorizo, pero yo no te autorizo a volver hasta dentro de una semana. Así tu cuerpo descansa y evitamos algún inconveniente.
      - Mi médico está en Chile. Yo vuelvo mañana a mi casa. No tengo nada más que hacer aquí – le acote ante sus peticiones
- Es solo una semana, tómalo como vacaciones – me dijo, puse los ojos en blanco y resople.
- Ya escuchaste. – indico Benja – Una semana
- ¡No! – dije segura de mi misma
- Pones en peligro a nuestro hijo – me dijo Benjamín muy seguro de sus palabras

Resople, suspire y asentí. A mi hijo no lo pondría en peligro por nada.

Bien. – se puso de pie Christopher – Acompáñame

Me pare al mismo tiempo que Benjamín, camine hacia una sala conjunta donde estaba la camilla y el monitor.  Me indico que me recostara y subiera mi polera y bajara un poco la pretina de mi jeans.
El frió gel me hizo estremecer, no era la primera ecografía, pero si seguía nerviosa, y además le sumábamos que Benja estaba a mi lado. Era completamente distinto.

- Aquí vamos –





Con el aparatito sobre mi vientre lo comenzó a mover hasta que encontró el saquito donde estaba mi bebé.

- Aquí esta. – dijo indicando con el dedo en la pantalla – Dile ¡Hola! – dijo muy contento.

Mis ojos solo se separaron un momento de la más hermosa imagen que había visto, para mirar a Benja. Estaba con los ojos pegados a la pantalla, pero había un brillo especial, los tenía vidriosos.

Mami, mira cómo se chupetea su dedito –
Es asombroso – dijo Benjamín tomando mi mano entre las suyas – Un verdadero milagro.
Lo es. – acoto Chris. – Bien hasta ahora todo parece normal. Escucharemos su corazón

El silencio de la habitación solo fue interrumpido por un PUCUTUM PUCUTUM que procedía desde mi interior. Asombroso, increíble. Sin duda esto era muy especial.

Un suave apretón recibí de parte de Benja y subí mi vista a él. Se acercó a mi oído y me susurro “Gracias mi amor”.

Sus palabras me derretían aún más. Beso mi cabello y volvió su vista a la pantalla. Todo este tiempo estuve dentro de un sueño, un hermoso sueño.

Despídanse de vuestro hijo. – nos indicó.
Chao bebé – le dijo Benja llevando su mano libre sobre mi vientre a penas desapareció la imagen de la pantalla.
- Todo está perfecto. Es un poco más grande para las semanas que tienes, pero es normal. Mide
exactamente 13.3 cm y pesa alrededor de 61 gramos. Todo dentro de lo normal. Felicidades están
teniendo un bebé sano.

Cuando termino de decir sanos, es como si volviera a nacer, mis pulmones se llenaron tanto de aire que suspire muchas veces. Benjamín volvió a besar mi cabeza y me saco el gel que aún quedaba sobre mi vientre, terminada su tarea bajo mi polera y me ayudo a sentarme nuevamente.

Me despedí de Christopher, una vez que nos entregó las nuevas tomas de mi hijo, nuestro hijo. Benjamín seguía sin soltar mi mano y mientras mas trataba de que soltara mas fuerte me apretaba, una vez dentro del coche la busco en todo momento pero las mantuve lejos de su alcance . Ninguno de los dos decía nada. Cansado de buscar mi mano, poso su mano sobre mi vientre, nos contactamos por un segundo con los ojos y me sonrió.

¿Vamos a comer? – me pregunto, mirando al frente.
Prefiero irme a la casa – le indique
Tenias preguntas –
Aun las tengo – le conteste
Estas lista para escuchar todo – aparco el coche y se acomodo en el asiento para quedar de frente a 
mi – ¿Quieres escuchar todo lo que tengo que decir?  – me pregunto
- ¿Cambiaría eso algo? ¿Borraría eso tus palabras? ¿Tu abandono? – le gruñí mirándolo
- Pero te haría entender – me dijo en su defensa
- Esta bien – resople – Vamos donde podamos hablar

Una sonrisa, un brillo en sus ojos me dijo que eso era justo lo que necesitaba escuchar.


Bien terminemos con esto de una buena vez.