lunes, 13 de abril de 2015

#46 Caminos Inesperados

Capítulo 46

      - Él se encuentra bien, señora - me puso una mano en el hombro - Hable con él, su marido la escucha. Seguro su voz lo hará querer volver antes - corrió las cortinas de la habitación - Cualquier cosa que noté extraña no dude en apretar el interruptor de la derecha y vendré en seguida.

      - Gracias - le sonreí - ¿Puedo tocarlo?
      - Claro que si - me devolvió la sonrisa - Los dejo solos

Le volví a agradecer y atraje una silla al lado de la cama de Thiago.

      - Hola - contuve el llanto - Gracias por proteger a nuestro hijo, está afuera y te juro que se muere de ganas de verte. Gracias a ti nuestro Adam esta sanó. Si algo le hubiera pasado -sollocé y le tome la mano - Te amo, Thiago. Te amo tanto como amo a nuestro bebé, no nos volveremos a separar nunca más. Te lo juro, te daré ese otro hijo que me han pedido, te daré lo que quieras con tal que me perdones y volvamos a ser familia. Mi amor, solo mantente estable, sigue luchando como hasta ahora.

No sabía cuánto tiempo más podía estar, trataba de no llorar y ser fuerte para darle mucha más fortaleza a este hombre que tanto amaba. No quería perder ni un solo segundo a su lado, por lo que apoye mi cara en su pecho al tiempo que le regalaba suaves contactos con mis labios. Besaba sus manos y le pedía que volviera en sí, que me diera el placer de volver a escuchar su voz aunque fuese sólo para reclamarme e incluso echarme de su lado, lo aceptaría. Aceptaría lo que fuera.

      - ¿Cómo se encuentra? - me sobresalte al escuchar la voz de la enfermera y en ese momento me di cuenta que habían pasado casi cuarenta minutos
      - Igual - me alce de hombros - No reacciona
      - El sedante se le pasara en casi dos horas más, a partir de ese tiempo es lo que su cuerpo y mente estimen conveniente
      - Voy a salir para que ingrese la mamá
      - Bien - asintió - Le informa que pase a el mesón de aquí en frente antes de ingresar
      - Me gustaría cuando vuelva traer a nuestro hijo ¿Cree que sea posible? Le prometo que sólo será un momento
      - Veré que puedo hacer. No le aseguro nada, pero ya mañana lo pasaremos a una habitación normal y podrán incluso haber más personas con él
      - Voy por su mamá, gracias.

***

Dani, Marcos y tío Benja se fueron a un hotel cercano casi entrando la mañana, a pesar de estar reacia a que se llevasen a mi hijo con él lo deje en la entrada del hospital. Dani se haría cargo muy bien de él, lo bañaría y arreglaría para poder ver a su padre.

Cada una hora intercambia lugar con tía Nata para estar con él, casi no cruzábamos palabra alguna. Seguía siendo incómoda nuestra relación. No de mi parte, si no suya.
Mi padre llamó y cuando le informe la situación me dijo que vendría de inmediato, quería estar a mi lado y al lado de sus amigos, de los mismos que siempre lo habían apoyado.

A las seis de la mañana entro el doctor a la habitación, me pidió que saliese un momento para revisar al paciente y me informo que lo trasladarían a la habitación del quinto piso, pero antes de eso debían realizarle un par de exámenes para descartar nuevamente problemas cerebrales.
De solo escuchar que algo así le podía pasar hizo que un nuevo miedo consumiera mi cuerpo.

Al llegar al pasillo me encontré con tío Benja y mi padre quien al verme acortó rápidamente el espacio y me abrazo como sólo un padre puede hacerlo.

      - ¿Cómo paso la noche?
      - Bien, la anestesia ya dejo de hacer efecto. Pero papá aún no despierta
      - ¿Qué dicen los médicos? - me tomó de la mano y me llevó a los asientos
      - Que está bien, que solo hay que esperar - resople - ¿A qué hora llegaste?
      - Cerca de las cuatro de la mañana, me fui directo a descansar unas horas. Benjamín me dijo que no podíamos verlo y supuse que tú estarías con él
      - Solo me he separado de su lado para que entre su mamá
      - Lo sé, Magda quería venir, se quedó en casa con la niña. Por cierto ¿Dónde está Adam?
      - Dani se lo llevó al hotel. Gracias al cielo no le pasó nada. Thiago puso su cuerpo para protegerlo
      - Cuando me llamo Natalia para avisarme tuve mucho miedo, hija. Sabía que si algo les pasaba no ibas a poder reponerte. Gracias a Dios que solo fue un susto.
      - Aun así no voy a estar tranquila hasta que despierte, papá. No quiero volver a perderlo, lo amo demasiado.
      - Y él también a ti. Ahora debes tener paciencia y cuando despierte - suspiro - Necesitan hablar mi amor, necesitan tomar una decisión definitiva. Ya no pueden seguir con estas idas y vueltas. Tú más que él debe luchar por lo que quiere y si esa es tú familia tienes que hacerlo. Pero de corazón y con confianza. ¿Por qué Thiago y Adam estaban acá? Me habías dicho que pasarían la noche juntos.
      - La verdad es que llevaba tres días sin saber de ellos, no me contestaba y... - sollocé - Todo es mi culpa por haber desconfiado de él
      - No me gusta que me mientas - me limpio las lágrimas con sus manos - ¿Comiste algo?
      - No tengo hambre - me puse de pie y toque sus hombros - Gracias por venir papá. De verdad agradezco tenerte cerca
      - Siempre voy a estar para ti. Ve a ver a tú amor, cuando llegue Adam te iré a relevar tu lugar
      - Gracias, pero ahora ya pueden haber más personas en la habitación
      - Entonces iré contigo

Al llegar a la habitación de Thiago estaban sus papas con él y el médico quien le informaba los progresos sobre la evolución, y los resultados positivos de la tomografía que antes le habían realizado.
Nos quedamos los cuatro en silencio, todos con la mirada en su cuerpo, en las magulladuras que ya le habían aparecido en sus brazos. Tome su mano mientras en silencio le rogaba que despertara, que abriera sus ojos, que se diera cuenta que estábamos con él. Que estábamos a su lado todas esas personas que lo amábamos.
A las once de la mañana otra vez me encontraba a solas, mi cabeza la tenía apoyada en la camilla cercana a su cuerpo, su mano sujeta a la mía. Si lo sentía, si el sentía el calor y el amor que yo le entregaba saldría más rápidamente de esto, mucho antes estaríamos en nuestra casa con Adam y luchando por ser felices

Cada vez tenía más en claro que la felicidad no estaba predestinada para mí, que cuando sentía que la tocaba,  venia algo y derrumbaba mis cimientos. Cuando por fin salió de mi vida Ernesto, cuando tuve la fuerza para dejarlo y toda esa historia quedó atrás, cuando me sentí feliz con mi marido y mi hijo que pateaba mi panza todos los días. Llega Cota y caigo como la más estúpida en sus mentiras.

      - ¿Se puede? - la voz cantarina de Dani entró con mi bebé en sus brazos
      - Pasa - Sonreí de verdad al ver la carita de mi hijo cuando vio a su papá - ¿Cómo se portó mi cosa más hermosa?
      - Muy bien mami - me lo tendió Dani - Durmió en medio de nosotros - río - Ni Vale, ni Vale

Me acerque con él hasta el lado de su padre y lo hice tocarle su mano. Adam por instinto presiono su carita con la mano y comenzó a llamarlo, a balbucear cosas. Era su manera de decirle que aquí estaba, que lo quería a su lado. Dani nos dio la privacidad de quedar a solas.

      - Amor - comencé a decir - Hoy te vino a ver nuestro hijo, a su manera te está pidiendo que te recuperes porque quiere jugar contigo, quiere que le respondas cuando diga papá. Anda mi amor, abre tus hermosos ojos y ve que estamos contigo, a tu lado. Siempre. Thiago el castigo de verte en esta situación es mucho, lamento no haber confiado en ti. Lamento que estemos separados, lo lamento tanto mi amor.
      - Yo también - la voz ronca de Thiago me hizo saltar en la silla.

El aun con los ojos cerrados trataba de esbozar una sonrisa. Lágrimas de felicidad salían por mis mejillas, si bien esto podía ser un sueño o parte de mi imaginación, Adam como un loco gritaba "papá", sonreía y lloraba al mismo tiempo. La mano de Thiago hizo un poco de presión, yo le presione la mano en respuesta.

      - Voy a llamar a las enfermeras, necesito que me sueltes un momento - le suplique cuando trate de zafarme del agarré
      - No - respondió sin abrir los ojos
      - Te tienen que revisar, necesito que me confirmen que de verdad nos estás hablando
      - No - volvió a repetir - No quiero soltarlos y estar solo
      - Estaremos a tú lado siempre - le besé la mano - Te amamos Thiago Lackington. Y ya no nos separaremos aunque te pongas insoportable, aunque no me quieras a tú lado. Lamento decirte que no es tu decisión. Yo me quedo contigo y con mi hijo. Me quedo con mis hombres Lackington
      - Y yo me quedos con ustedes.

Le bese la mano que ambos nos sosteníamos y le di una sonrisa sincera, la primera sonrisa sincera desde que habíamos discutido, desde que estaba en este lugar.
Aun contra la voluntad de Thiago lo deje solo por un momento para salir a avisar tanto a las enfermeras como a la familia que ya estaba de vuelta con nosotros. Todo fue felicidad en ese momento, los mejores abrazos de mi vida los recibí de mi familia de sangre y política que nos esperaba afuera.

Tras unos exámenes de rutina nos terminaron de confirmaron que estaba bien, dos días más en este lugar y nos podríamos marchar a casa. Cuando le dije a Thiago me pidió que hablara con el médico y que le dieran el alta antes que se encontraba bien, no le gustaba quedar solo en la habitación. A medio día lo deje con sus padres para poder ir a darle de comer a Adam y aprovechar de comer algo yo. Mis dos hombres me necesitaban con todas las fuerzas para poderlos cuidar a ambos.

      - ¿Quieres que me lleve a Adam de vuelta a Santiago? – pregunto Dani que acababa de salir de estar con su hermano y por petición de este mismo volvía a estar con su hija
      - No, Dani – la abrace – Vamos a estar solo dos días más y es mucho tiempo para estar separados de él
      - Pero…
      - En serio. Tus padres se lo llevaran a dormir con ellos al hotel
      - Estarías mucho más tranquila pero te entiendo.
      - Gracias. – Le bese la mejilla – Manejen con cuidado y nos avisan cuando lleguen
      - Nos vemos en dos días, cuñada – se río


***

Sabía que los dos días que Thiago iba a estar en esa sala no serían fáciles, sobre todo cuando no me podía mover mucho de su lado antes que comenzara a llamarme. Pero al llegar a la casa fue muchísimo peor.
Adam no se acostumbraba a la nueva casa, Thiago se sentía inútil estando todo el día en cama. Mañana era la noche de año nuevo y contra todo pronóstico íbamos a tener la casa llena de gente. Sus padres, sus hermanos, mis padres y mi sobrina.

      - Ven a ver una película con nosotros – Thiago palmeo la cama a su lado – No tengo a quien abrazar con este brazo – hizo puchero
      - Mientras ustedes ven su película – les lance un beso – Yo voy a terminar de ordenar y revisar las cosas para mañana
      - ¿Qué más necesitas ordenar y limpiar? – se burló – Deja tus escusas y ponte aquí.
      - No son escusas Thiago – me disponía a salir cuando lo sentí en mi espalda.
      - ¿Entonces qué es? Llegue hace 3 días del hospital y cada noche te llevas a Adam a su habitación y no vuelves. ¿Crees que me he comido ese cuento que te acuestas cuando estoy dormido y te levantas antes de que despierte? Porque no es así, no has dormido conmigo. No te acercas para que te abrace, el último beso que me diste fue…
      - Cuando saliste del hospital, en el coche
      - Ves – me apretó más a su cuerpo – ¿Quieres que hablemos de lo que paso? Y no me digas que aún estoy débil, porque no es así y lo sabes.
      - Cuando saliste el hospital luego del peor susto de mi vida donde vi perdidos a los dos hombres más importantes de mi vida te dije que todo quedaba atrás y comenzáramos desde cero. Por segunda vez. – sonreí y entrelace sus manos con las mías sobre mi estómago – No tengo nada que decir con respecto a eso. Ya te dije y me perdonaste por dudar de ti. Creí que ya estaba aclarado
      - Creo que no lo está cuando mi mujer no duerme a mi lado
      - Necesitas descansar, ese es el real motivo
      - ¿Qué dijo el doctor? Que estaba bien. Y estoy bien
      - Ya lo sé. – Voltee la cabeza y le bese la mejilla – Dame tiempo
      - Si querías tiempo para que me pediste que me viniera aquí. Perfectamente me hubieras ido a cuidar al departamento
      - ¿Qué quieres Thiago? – Lo encare y alce la mirada hasta dar con la de él – Sé que no te acostaste con otra mujer, ni antes, ni ahora. Prometo que vamos a volver a la normalidad
      - Bésame – pidió

No le di opción a que lo volviera a repetir y me puse de puntas en los pies hasta alcanzar sus labios. Los labios de Thiago no dudaron ni un solo segundo en responder a mis besos, abrí la boca para que invadiera con su lengua, para que se llevara todo lo que quisiese de mí en ese momento.

      - mamá – llamo Adam desde la cama

Thiago dejo salir una carcajada y apoyo su frente con la mía. Antes de tirar de mi hasta caer en la cama al lado de nuestro hijo quien inmediatamente se lanzó sobre nosotros dándole con sus manos en el estómago de su padre. Apoye mi cabeza en el pecho, lo mire a los ojos y lo bese una vez más.

      - Tengo que volver a trabajar el lunes - Alce la cabeza y lo mire con el ceño fruncido – No, no me mires así
      - ¿Así como? – le guiñe un ojo
      - Carmen no estará en la oficina – me beso castamente – A penas supe lo que te dijo la despedí. Y aún tengo una conversación pendiente con mi querida madre. Sé que ella en parte la alentó a que yo sentía algo por ella. No quiero justificar a mi madre pero…
      - Lo entiendo – mentí – Tía Renata aún no me quiere a tu lado, pero yo te juro que no me iré nunca más
      - Lo sé. Y mi mamá debe entender que ya no puedo meterse. Esta es nuestra familia, son nuestros problemas.
      - Ah – le bese nuevamente - ¿Quieren helado?
      - No –

Trate de salirme de sus brazos, pero me tomo con más fuerza. Con Adam sobre él sus movimientos eran con dificultad pero no impidió que me hiciera cosquillas, a su vez yo le hacía cosquillas a Adam.
Entre los tres teníamos una verdadera melodía musical que solo fue interrumpida cuando el mal olor proveniente del pañal de nuestro hijo nos detuvo.
      - Puf, puf – repetía Adam con su carita de culpa. Mire el reloj de muralla sobre el televisor y me di cuenta que habíamos estado así por más de media hora.
      - Ven apestosito – Lo saque de sobre su padre – Voy a bañarlo
      - Llamare a mi madre y le diré que iremos a buscar la vajilla y nos quedaremos a comer
      - Bueno – le sonreí – Yo voy a conducir
      - Claro que no – de un salto salió de la cama y se dobló nuevamente de dolor 
      - ¡Thiago! – Lo regañe – No hagas estupideces
      - Mejor me quedo acostado hasta que tengas listo al niño y me ayudas a mí

Fui a la habitación de Adam a buscar ropa limpia y sobre todo un pañal limpio y deje todo sobre la cama. Thiago no se perdía detalle de cómo desvestía a nuestro cachorro y me comenzaba a desvestir yo también.
En este tiempo había aprendido que la manera más rápida y simple de bañar a un niño de un año sin quedar toda mojada era yo bañarme junto a él. Por lo que desde que se podía mantener en pie era habitual hacerlo de esa manera.

      - Ni se te ocurra quitarte la polera frente a mí – gruño Thiago tapando sus ojos
      - Ya sé que estoy gorda pero no necesitas hacer eso – le lance el pantalón de Adam – A veces eres tan…
      - ¿Gorda? – Se burló – Eres malditamente sexy, por eso no te quiero ver en tan poca ropa
      - Mentiroso
      - ¿Quieres comprobar? – Me alzo una ceja – Ven – extendió su mano – Siente si miento

Con las piernas desnudas camine provocativamente a su lado y corrí las mantas para escabullir mi mano entre su torso desnudo hasta llegar al elástico de su pantalón. Me detuve al ver que Adam no apartaba su mirada de nosotros.

      - Adam nos está mirando – le susurre a Thiago
      - Solo un poco más abajo – tomo mi mano y volvió a taparse con las mantas, mientras mi mano rozaba su pene erecto – Eres malditamente sexy. Apreté. Sube y baja. Me tienes loco. 
      - Ahora te creo – le bese mientras sacaba mi mano y volvía donde Adam
      - ¿Qué? ¿Me vas a dejar así? – Abrió mucho los ojos – Vuelve a poner tu culo en esta cama ¡Ahora!
      - No – le sonreí de medio lado – No voy a masturbarte con Adam mirando.
      - Y sigues buscando escusas para no estar conmigo. – Grito cuando cerré la puerta del baño - ¡Me las pagaras!
      - Ni lo sueñes, querido. Estas convaleciente y no soy quien para saltarme las instrucciones del médico.