jueves, 29 de enero de 2015

#34 Caminos Inesperados

Capítulo 34

Dar mi brazo a torcer para que Renata viera a Adam con mi consentimiento no fue nada fácil, a pesar de decir que si lo dudaba cada vez que la veía rondar por mi departamento, cada vez que la veía acostada al lado de mi hijo en la que había sido nuestra cama.
Despertar y verla, llegar del trabajo y verla. No eso no era nada bueno para mi salud. Me había dado cuenta que por mucho que dijera que no la amaba lo seguía haciendo. Pero no estaba dispuesto a perdonarla. No aun.

Adam estaba muy encariñado con ella y cada vez que la veía cerca quería estar en sus brazos o que le diera pecho. Ver esa sonrisa en mi hijo era por lo que no la echaba de mi casa. Solo por esa sonrisa. La que mañana a mañana iluminaba mis días. Gracias al cielo la enfermedad de Adam duro muy poco, eso y los cuidados de Renata. Llevábamos un mes enredados en este juego y por las tardes cuando yo llegaba Adam lloraba para que ella no se fuera. Habíamos acordado que se quedaría hasta hacerle dormir, y eso si funcionaba.

Mi madre no comprendía lo que hacía, Daniela estaba furiosa por haberle permitido entrar de nuevo a nuestra vida. Ambas me habían dicho que en cualquier momento ella se volvería a marchar, que se daría cuenta que estaba mejor antes de nosotros y nos dejaría. A veces lo dudaba, podía pasar eso. Pero la veía con él y sabía que esta vez no sería capaz. O por lo menos yo quería creer en eso.

Nuestra relación… no había una relación, simplemente cruzábamos palabras con referencia a Adam. Nada fuera de eso hablábamos.

      - Thiago – me llamo Carmen por el intercomunicador de la oficina. Descolgué de inmediato
      - Dime Carme
      - ¿Vamos a comer?
      - ¿Ya es la hora? – estaba sumergido entre papeles y mis propios pensamientos que me había olvidado incluso de la hora de comida
      - Claro. ¿O prefieres que lo pida acá en la oficina?
      - No. Vamos. Necesito salir

A los cinco minutos abrió la puerta del despacho con una enorme sonrisa. Carmen era mi secretaría hacia poco tiempo, menos de seis meses en eso transcurso de tiempo había hecho un excelente trabajo, además de ser una persona esplendida y muy simpática. No me molestaba para nada que me llamara por mi nombre.

      - ¿Dónde quieres ir? – le pregunte abriéndole la puerta del coche
      - No me importa mucho, de verdad que con la compañía me parece suficiente
      - Me alagas con tus palabras – me reí y puse en marcha el coche. – Antes debemos pasar por una farmacia y luego me acompañas a casa.
      - ¿Esta bien tu hijo? – me pregunto
      - Perfectamente – sonreí al recordar su carita de esta mañana – Solo que necesita pañales
      - Ah ok. Comprendo – río
Carmen se apodero del radio del coche y eso nos dejó en completo silencio, tampoco sabía de qué más hablarle que no fueran cosas con referencia al despacho. Nuestra relación a pesar de ser muy buena solo era laboral.

Al llegar al departamento la invite a pasar, y nos encontramos de frente con Renata y Adam que estaban sentados en la alfombra de la sala jugando con los cubos. El niño fue solo verme y comenzar a balbucear y pedir mi atención. Renata volteo para mirarme, no sin antes percatarse de la hora.

      - Hola – dije pasando por su lado para tomar a mi bebé - ¿Cómo te has portado esta mañana?
      - Muy bien papi – me respondió Renata – Ya está almorzado ¿Quieres almorzar?
      - No, solo pasaba a dejaros los pañales – le apunte el paquete que estaba en el sofá, y solo entonces vio a Carmen que había estado al margen – Carmen ella es Renata, Renata ella es Carmen
      - Buenas Tardes Renata – le dijo Carmen muy profesional y le tendió la mano
      - Hola – contesto Renata.

Renata se puso de pie, y comenzó a recoger los juguetes de la sala, su cara ya no era la misma, ya no estaba sonriente como cuando llegue.

      - Pero que guapo esta este niño, se parece muchísimo a su padre –

Carmen se puso a hacerle gracias al niño y este feliz de tener más atención que la de su madre se puso a reír. Tal acto no gusto a Renata, lo pude notar en sus ojos en sus acciones. En su manera de desaparecer del salón de inmediato.

      - Pero mira si está jugando con los cubos que le mande por su cumpleaños –
      - Le encantan – afirme – Se llevan horas jugando con Renata. Las torres son sus favoritas. – Sonrió – Pero si no le resultan…
      - Los tira – termino la oración Renata – Le toca su siesta
      - Claro, claro – respondió Carmen – Thiago vamos. Aún nos queda mucho trabajo y un almuerzo por delante
      - Que les entre en provecho
      - Nosotros ya nos vamos, pueden seguir jugando. – intervine mirando la mala cara de Renata.
      - Vale – respondió Renata y me estiro los brazos para que le devolviera a nuestro hijo
      - Un gusto Renata. Adiós pequeño Adam

A penas le entregue a Adam se fue con el hacia mi habitación sin decir nada, sin siquiera responder. Algo le pasaba y no me podía ir y dejarla así. Con la mirada le pedí un momento a Carmen y los seguí.
Estaba sentada a mi lado de la cama dando la espalda a la puerta, deduje de inmediato que le estaba dando pecho al niño. Ya era una costumbre de ambos. Mi asombro fue mayor cuando al llegar al frente de ella le vi esas lágrimas.

      - ¿Estas bien? – susurre. No sabía si estaba bien meterme en su vida privada. Pero me preocupaba dejarla mal con el niño - ¿Te sientes bien?
      - Si – sollozo – Adam me mordió

Esa era una vil escusa, estaba seguro que el motivo de sus lágrimas no era ese. Había cambiado cuando vio a Carmen, tal vez solo eran sus celos. Me había dejado claro que aún estaba enamorada de mí.

      - ¿Qué le hiciste a mamá? – me arrodille a su lado y bese la cabeza de Adam.

Eran uno de los mayores acercamientos que habíamos tenido en meses, en casi un año. Tenía su pecho tan cerca de mí, me removí incómodo. No podía pensar de esa manera. Sacudí la cabeza y la mire, ella observaba cada uno de mis movimientos.

      - ¿Necesitas algo? – volví a preguntar sacando de mi mente todas y cada una de las imágenes que me pasaban por la cabeza.

Podía imaginar besando ese pezón, tocando sus grandes pechos, besándolos, lamiéndolos. Haciéndole el amor por cada rincón de este lugar. En cada espacio donde me la he imaginado, entre las sabanas, en la ducha.

      - No – susurro entre sollozos – Ya pasare yo a comprar algo
      - Si quieres te lo traigo. De verdad no me molesta.
      - Gracias. Pero no. Ve tu amiga te espera – aparto bruscamente a Adam del pecho y acomodo la ropa privándome de la vista.
      - Carmen – susurre

La deje sola con el niño, nada podía hacer para que dejara de llorar. Ella misma se estaba provocando los malestares, a pesar de que me la imaginaba desnuda no la tendría y ella debería pensar lo mismo y sacarme de su corazón. Era lo mejor para ella y para todos.


***


      - Quedaste muy callado –

Ya íbamos de vuelta de un almuerzo que ni siquiera había podido disfrutar, no dejaba de pensar en Renata y sus lágrimas. La conversación con Carmen había sido sin ningún sentido o con monosílabos. Cuando quiso saber quién era la guapa mujer que cuidaba a mi hijo… lo de guapa fueron palabras de ella… Le comente sin ningún problema que era Renata la madre de mi hijo, en ese mismo momento me comento que hace algunos días había llamado a la oficina.
  
      - Lo siento Thiago, no te pase la llamada. Era lo que habíamos acordado
      - Sí – afirme – No te había dicho nada acerca de que era ella quien cuidaba al niño.
      - Es tu vida privada. Y lo entiendo
      - Llamo porque Adam estaba enfermo – dije con pesar – La verdad es que no se si lo estoy haciendo bien teniéndola en mi casa todos los días, verla a penas despierto. Carmen no lo he hablado con nadie más que mis amigos y ellos aun así no lo comprenden. No puedo permitir que en algunos años mi hijo me recrimine por haberlo apartado de su madre, sé que nuestra separación fue algo que tal vez estaba predestinados. Comenzamos mal nuestra relación desde un comienzo fue complicada, Renata estaba casada cuando empezamos a salir, estaba casada cuando quedo embarazada de Adam
      - Wow – dijo sorprendida - ¿Aun estás enamorado de ella?
      - Para serte completamente honesto no estoy seguro lo que siento por ella en estos momentos. Todo es muy confuso, la veo y siento ganas de besarla, pero no puedo olvidar que nos dejó cuando Adam más la necesitaba.
       - Eso te acompañara el resto de tu vida, siempre. Siempre le recriminaras que haya hecho eso.
      - Le he dicho que le he perdonado.
      - ¿Pero aun así no están juntos?
      - No. No quiero volver a entregarle mi corazón y me lo devuelva pisoteado. Es todo muy complicado
      - Yo sé lo que tú necesitas – alce las cejas – Si, no me mires así Thiago. Que nos conocemos. Poco pero llegue en un momento complicado de tu vida. Te ayude a cargar tu bebé mientras solucionabas cosas importantes. Te recordaba las citas médicas y he estado al tanto de cada cosa de tu hijo desde que nació
      - Gracias por eso
      - No me las des porque es mi trabajo – río – Mañana es viernes, terminamos de trabajar temprano. Te propongo que luego de la oficina nos vamos a algún bar. Aprovechamos de conversar, tal vez conocernos más
      - Sería estupendo. – fui sincero – Pero no puedo. Renata no se queda por las noches.
      - ¡Vamos Thiago! – me animo – No tendrá problema por quedarse unas horas más. Que no te estoy proponiendo pasar la noche afuera
      - Esta bien –
      - ¡Genial! – aplaudio – Eso es lo que necesitas, salir. Tienes que retomar tu vida, que ser padre no te corte. ¿Hace cuando que no sales con una mujer?

Bien, hace más de un año. Pero no se lo diría eso ya era ir demasiado lejos. No quería salir con otras mujeres. Ya me lo habían sugerido los chicos pero aun no estaba preparado para eso.

      - Disculpa, creo que me pase con mi pregunta
      - No está bien. Mañana iremos a ese bar.


***

Llevaba media hora escuchando como Marcos le había pedido la mano a mi hermana, como ella contaba lo que quería en su boda. Y todos sus hermosos planes. Estaba feliz por ella, por verla así de feliz. Me alegraba que alguien además de Ian sonriera en casa de mis padres. Había esquivado quedarme a solas con mi madre, no estaba en condiciones de escuchar sus preguntas indiscretas. Mi Abu como siempre lo hacía un día estaba y otro día no. Había decidido que era nuevamente buen momento para volver a España, mi padre no estaba de acuerdo. Sabía que algún día no muy lejano nos llamarían para informar que ya no estaba en el mundo con nosotros. ¿Pero quién hacía que la Señora Victoria Lackington entrara en razón?

      - ¿Adam ya está mejor? – pregunto Tía Naty.
      - Sí. Ya da guerra como siempre
      - Cuando Marcos me dijo que el niño estaba enfermo quise ir a verte. Pero luego…
      - Tía no se preocupe. El campeón ya está bien.
      - Renata – llamo a mi madre que estaba con Vale en brazos – Estaba pensando que para que los chicos se vayan de luna de miel un par de días – tomo un sorbo de agua - ¿Qué te parece que nos vamos a la casa de campo que tienes unos días con los niños?
      - Sería estupendo, Vale y Adam no conocen los caballos, a Ian y David les encantará la idea.
      - Mamá – tome su atención – Yo creo que Adam no ira contigo
      - Claro que sí. Thiago el niño pasa todos los días dentro del departamento. Casi ni lo traes y ya dije me lo llevare
      - Renata lo lleva casi todos los días la parque. Y tengo que preguntarle a ella antes de tomar una decisión
      - No debes preguntarle nada – me miro furiosa – Eres tu quien está a cargo de él.
      - Es su madre
      - Debió pensarlo antes – alzo la voz – Es mi ahijada y la quiero, quiero a Gabriel y Magda, a la pequeña Carol. Amo a mi nieto. Pero no voy a consentir que me aparte del niño.
      - Mamá – la cortó Dani
      - ¡Ni mamá ni leches! – Grito furiosa poniendo a la niña en brazos de la otra abuela – Desde que apareció lo único que ha hecho es… es… ¡Molestar! Thiago estabas tan bien sin ella.
      - Me voy –

No quería comenzar una discusión sin sentido con mi madre, mucho menos por defender a Renata de algo que tal vez tuviera razón. ¿Qué estaba haciendo?
Tome a Adam de los brazos de Ian y le bese la cabeza a mi hermano

      - Beso al tío Ian – le dije a Adam quien baboseo la mejilla – Te quiero Enano
      - ¿Ya se van? ¿Tan pronto?
      - Si, mañana tengo que ir a trabajar y Adam está cansado

Volví al comedor para despedirme del resto de la familia, besando la mejilla de todos y cada uno de ellos. Cuando era el turno de mi madre, lo hice. No podía no hacerlo

      - Adiós mamá – puse al niño por delante – Dile adiós a la abuela

Recalque la palabra abuela, para que se diera cuenta que era el único que tenía derecho sobre mi hijo, era yo quien decidía si el niño se quedaba o no en otro lugar. Igual y nunca me había separado de él, solo para ir a trabajar. Tampoco era fácil para mí dejarlo irse con ella una o dos semanas lejos. Donde lo podría acunar en mis brazos a la hora de dormir.
      - Lo siento – le dije a Dani besando su cabello – Te llamo mañana
      - Me llamas ¿Vale? – Asentí – Besos pequeño mío

Al llegar al departamento me fui directo a la habitación para ponerle el pijama a Adam y hacerlo dormir. Yo necesitaba lo mismo. Necesitaba dejar de pensar en Renata, en como lo haríamos ahora. En poco más de un mes era Nochebuena y tal vez ella quería estar con él, teníamos que conversar algunas cosas. La manera en la que estábamos haciendo las cosas no funcionaba, o ya no estaban funcionando para mí.

      - Adam, ven con papá – el enano gateaba a toda velocidad por la habitación evitando que lo cargara – Es hora de dormir – le volví a decir.

Mientras el reía y huía de mí, deje sobre la cama todo lo necesario para cambiarle ropa. Su pañal limpio, su pijama con la pelota en el frente, su biberón con leche caliente y el chupete para una vez que estuviera listo para dormir. La mayoría de los días era Renata la que se preocupaba de esto, era ella quien durante la semana se recostaba a su lado hasta que se dormía.

      - Mira que tengo – le mostré el biberón. Pero fue inútil, para él era la hora de jugar – Juguemos sobre la cama – volví a insistir – Adam, campeón. Ven con papá
      - papapapapapapa -  aplaudía – mamamama

El pequeño bribón sabio como tenerme comiendo de su mano, era mi alegría verlo así. Pero yo debía trabajar mañana y ya eran cerca de las once la noche. Adam jamás se dormía tan tarde. Aun en contra de su voluntad lo tome en mis brazos y lo lleve a la cama. Mientras lo dejaba sobre la cama movía sus piernas en forma de enojo. Era su manera de mostrarme que no era lo que él quería hacer. Mi Adam y su carácter Lackington




martes, 27 de enero de 2015

#33 Caminos Inesperados

Capítulo 33

No sabía si alegrarme o llorar, era de alguna manera una sensación un tanto extraña. Thiago había accedido de buena manera a mi petición.

Apenas salió del departamento abrace a Adam y llore con él. Podíamos estar juntos, lo estaríamos todo los días, todo el día, poco a poco me ganaría nuevamente la confianza de Thiago para poder pasar algunas noches con mi niño.
Mi padre no lo podía creer, no sabía si era el regalo de cumpleaños de mi niño o mío, lo que yo si sabía que era que Thiago le había ganado solo con saber que no le haría daño a Adam, no sería capaz nunca de contarle nada que lo hiciera sufrir entre ellos que lo abandone.

      - Dios hija, Thiago estará furioso conmigo - decía una y otra vez Victoria desde la cocina
      - Solo querrá hablar, querrá saber porque me ha ayudado.
      - Yo no podía permitir que mi bisnieto creciera sin estar al lado de su madre. Thiago no quería entender que aunque el niño nos tuviera a él, a mí y a todos los que lo queremos te necesitaba y mucho
      - Yo también lo necesitaba a él
      - Estoy feliz por ti. ¿Podrás ir al cumpleaños?
      - No subestimare mi buena suerte. Mañana lo veré de igual forma, y te puedes ir, si lo quieres.
      - Ósea que ya no veré a mi cariño todos los días con lo bien que nos la pasábamos
      - Claro que podrás venir todos los días. Recuerda que solo pasaba unas horas con él. No sabría qué hacer con algunas cosas
      - Eres su madre. Siempre sabrás que hacer. A ver si ahora puedes reconquistar a mi nieto
      - Yo...
      - En este año la última mujer con la que estuvo fuiste tú, se ha dedicado por completo a Adam. Ya lo enamoraste una vez, bien puedes hacerlo de nuevo. Prepárale la cena, llega antes de que despierte. No dudo de tus capacidades como mujer

Y yo no dudaba con que lo podía reconquistar, pero no podía ponerme en eso de inmediato ya vería como iba el transcurso de los días. No me quería ni ilusionar, ni mucho menos esperanzar con eso. Había ganado algo, no lo echaría a perder, si se daba cuenta de mis intenciones simplemente me echaría de su lado.

Mi pequeño ya estaba bañado, lo había vestido. Lo tenía listo para cuando llegara su padre por él. Habíamos jugado, cantado y reído. Tal y como lo hacíamos todos los días, la diferencia la hacía que no tenía que salir de casa porque Thiago fuera a llegar.
Victoria se había marchado hacia una hora, aprovecharía este tiempo para ir al salón y ponerse guapa para la celebración de un año de sus dos bisnietos.

      - ¿Qué quieres precioso? – le pregunte a Adam cuando lanzo sus cubos y estiraba sus bracitos para que lo cogiera
      - mamamamamamama – repetía una y otra vez
      - Mi vida, espera un momento. – Le dije mientras terminaba de recoger lo que ya no estaba utilizando – Ya te cojo
      - mamamamamamama – seguía reclamando

Deje lo que estaba haciendo y lo tomé, se acurruco entre mis brazos y apoyo su cabeza en mis pechos.
Trate de imaginar su intención, con su pequeña boquita buscaba mi pecho. Pero ya había comido. Hacía meses que no le daba pecho, desde que me había marchado.
Adam comenzó a llorar desesperadamente y no encontré otra opción que ponerme en el sofá y darle lo que buscaba.

      - Ya mi vida, mamá te dará lo que quieres. Pero mi niño despacio ¿Vale? Hace tiempo que no lo hacemos.

Temerosa con la reacción de Adam saque mi pecho, y él lo metió en su boca. Inconscientemente comencé a mecernos, mientras con una mano le hacía cariños en su espalda, cabeza y brazos.
Este contacto tan piel con piel no lo había tenido desde que me marche hace ya muchos meses, cuando comencé a venir era un bebé, pero no era capaz de decirle a Victoria si podía o no hacerlo así que simplemente no lo hice. Algunos días en momentos en que nadie se daba cuenta dejaba algún biberón en el refrigerador para que luego se lo dieran.

      - Ya llegue – grito Thiago al abrir la puerta

Con mis manos le hice callar y mostrarle que el pequeño estaba con los ojos cerrados, afirmado en mi pecho y con su manito sujetando mi ropa.

      - Se ha dormido – susurre
      - ¿Qué hace tomando pecho? – pregunto asombrado
      - Estaba jugando y comenzó a llorar. Disculpa si te molesta
      - Da igual. Ponlo en la cama y puedes irte ya me hare cargo de él
      - Si quieres date una ducha primero
      - No. Deja a Adam en su cama y vete. Puedes volver mañana a las ocho

No quise discutir con él, con muchísimo cuidado me puse de pie y me encamine a la habitación. Thiago abrió la puerta para nosotros, lo deje suavemente sobre la cama mientras él ordenaba los almohadones a su alrededor.
Al sacarle la mano de mi ropa, el niño abrió sus ojos y comenzó a succionar nuevamente mi pecho. Thiago resoplo y nos dejó solos.

      - Mami ya se tiene que ir. Pequeño – le bese su cabecita – Sigue durmiendo que ya vendrá papá a estar contigo. Nunca más estarás solo
      - Nunca ha estado solo – susurro Thiago. – ¿Se durmió?
      - No. Y creo que no lo hará, me puedes traer su chupete del salón.

A los pocos minutos volvió con el chupón y lo intercambie por mi pecho. Me tape y me levante rápidamente, le bese la cabeza a mi hijo y salí.


***


Había pasado la peor noche, estaba demasiado ansiosa por volver al lado de mi hijo. Por mi papá había visto algunas fotografías del cumpleaños. Se veía guapísimo con esos jeans oscuros y su pequeña camisa, su hermosa sonrisa en los brazos de su padre. En los brazos de mi padre, estaban todos con él. Todos menos yo.

Había prometido no volver a llorar por lo mismo, había prometido que ahora todo sería bueno y que pondría todo de mi parte, que me ganaría a Thiago.

Ya estaba duchada, y arreglada. Debía esperar hasta las ocho de la mañana, eran las seis. Baje a la cocina a prepararme un café. ¡Lo necesitaba!

      - ¿Qué haces despierta tan temprano?  - me pregunto Magda, ella traía el biberón de Carol
      - Iba a desayunar – no pude evitar la boba sonrisa en mi – Tengo que ir a donde mi hijo
      - Ya me dijo Gabriel ayer. Felicidades por ese gran pasó mi niña. Te lo tenías merecido
      - Bueno no todos piensan igual.
      - ¿Qué tal las cosas con Thiago? Gabriel no supo darme razón de eso
      - Nada. Ósea entre nosotros no hay nada. Solo espero llevarme bien con él porque así me permite ver a mi hijo.
      - Eso es lo único que importa.

Y si eso era lo único que importaba. No quería repetir el mismo tema mil veces más. Así que le bese la mejilla y me salí al patio trasero. Había decidido quedarme a dormir, no estaba segura el motivo pero lo había hecho. Cota no estaba viviendo aquí, les traía de vez en cuando a Carol para poder salir y seguir siendo la misma perra de siempre. No le había visto desde que volví de España donde ella quiso disculpase pero de mi parte solo se ganó una bofetada y gritarle unas mil veces que la aborrecía y que la odiaba.

El taxi me dejo afuera del edificio de Thiago, aquel edificio que había sido mi hogar, donde había pasado momentos hermosos y cargados de amor desde que puse el primer pie en él.

      - Buenos días – dije al conserje
      - Buenos días señora – respondió tan educado como cada mañana – El señor Lackington aún se encuentra en casa y la señora Victoria no ha llegado
      - Lo sé – le dije de manera amable – Me está esperando

Confirme mi hora una vez más y aún faltaban 30 minutos para la hora pactada pero tal vez necesitaba salir antes o se había dormido y no se había dado cuenta. Podía estar apurado y no tenía que hacer a Adam si es que había despertado, me valía ser precavida

Golpee dos veces la puerta y no respondió, ¿Tal vez tenía razón y se había dormido? No podía llamarle a su móvil puesto que no lo tenía. ¡Dios tenía que pedírselo! Debía encontrar la manera de ubicarle por si ocurría algún percance.
Volví a intentarlo y un Thiago solo con toalla me abrió la puerta, estaba recién duchado y tal guapo como la primera vez que lo había visto salir de esa manera. Pudo descontrolar mis pensamientos igual que como lo había hecho siempre. Estaba guapísimo.

      - Disculpa – dije cuando trague en seco y deje de recorrer su cuerpo con la mirada
      - ¿Son las ocho? – pregunto asombrado
      - No, me adelante por si necesitabas algo
      - Pasa, pasa. Adam está dormido aún

Pase directo a la cocina donde me serví un vaso con agua, era la manera de apartar esos pensamientos lujuriosos que tuve. Las ganas de echarme sobre él y cruzar mis piernas en su espalda. Besarle y susurrarle al oído cuanto lo había extrañado, sentir sus manos acariciando mi cuerpo. El mismo que tuvo su última caricia hacía meses atrás, el mismo que a veces lo necesitaba por las noches.

      - ¿Quieres que prepare el café? – pregunte cuando sentí su presencia
      - No. Tomare el desayuno en la oficina. Me iré a vestir, si despierta Adam te avisare

Se dio vuelta para salir de la cocina, cuando lo que menos quería era dejar de ver su magnífico cuerpo, podía seguirle a la habitación con alguna escusa pero tal vez no era lo mejor para él. ¿Sería ir demasiado deprisa?

No había pasado ni siquiera diez minutos cuando las risas de Adam inundaron todo el departamento, quería ir hacia él pero no sabía si Thiago estaba listo. Pero esas risas se transformaron en llanto. En tres largas zancadas ya estaba en la puerta, no toque, abrí la puerta, el llanto de Adam se hizo más fuerte.

Thiago se paseaba con él por toda la habitación solo con un pantalón negro de traje puesto, lo mecía y le susurraba cosas en el oído. Al verme entrar se paró en seco, me miro y dijo

      - No sé qué le pasa – me lo tendió – Cambió de la risa al llanto
      - ¿Qué pasa bebé? – Le acaricie - ¿Tomo su leche?
      - No – sacudió la cabeza – Siempre espera a que me termine de arreglar
      - Tal vez comió algo en el cumpleaños y le duele la guatita
      - Puede que sean las golosinas de ayer
      - Vamos bebé, mamá te dará una rica leche –
      - ¿Si le llevo al médico?
      - No creo que sea necesario – Adam comenzó a escarbar con sus manitos entre mi escote hasta casi descubrir mi pecho, de esa manera con su boquita a buscar por donde sale la leche – Voy a prepararle un biberón, tiene hambre
      - Ya veo – sonrió sinceramente – Me terminare de vestir en la habitación de Adam para que le puedas alimentar tranquilamente
      - No creo que sea necesario, solo le daré un poco de pecho. Sigue en lo tuyo que nosotros nos iremos a la otra habitación. ¿Aun tienes la silla mecedora?
Pase toda la mañana con Adam pegado a mi pecho, cada vez que lo trataba de dejar un segundo volvía a llorar. Estaba claro que algo tenía mi pequeño. Thiago se había marchado hacia horas y me antes de salir me pidió que le avisara como seguía Adam. Solo me había apuntado el número de la oficina, así que no lo dude y marque. Quería avisarle que lo llevaría a un médico, tal vez tenía algo pegado en su guatita y por eso estaba así, no había querido comer, no quería beber agua, solo era mi pecho lo que había comido todo el día y me tenía preocupada. Mi instinto de madre me decía que no era nada, solo me quería asegurar

      - Buenas tardes – contesto la secretaria – Despacho del Señor Lackington ¿En qué puedo ayudarle?
      - Buenas tardes – dije cordial – Necesito hablar con Thiago por favor
      - En estos momentos Thiago está ocupado, si desea me deja su nombre y luego le indico que la llame a donde usted guste

El tono en que dijo Thiago y no el señor Lackington no me gustó nada, no era una manera profesional de tratar a su jefe.

      - Dígale al señor – recalque la palabra señor – Que se comunique con Renata apenas esté disponible es urgente
      - Claro – dijo con burla – ¿Renata cuánto?
      - Renata Lacki… - me calle hacía meses que ese no era mi apellido, pero era costumbre seguir utilizándolo. Pero tal vez a Thiago no le parecería apropiado – Renata Gonzales
      - ¿Renata, la ex esposa? – pregunto
      - Si – afirme – Necesito hablar con Thiago de manera urgente
      - Creo haberte dicho que está ocupado y lo estará el resto de la semana, año y tal vez vida

Su tono de burla no me hizo nada gracia, mucho menos que hablara con tal confianza ¿Estaba al tanto de nuestra relación? ¿Estaba saliendo con él?
No me dejo decirle ni una palabra más y corto la llamada, necesitaba informarle a Thiago que el niño no estaba bien. Aun con el aparato del teléfono en la mano comencé a pensar en mis posibilidades.
Pero mi mente estaba bloqueada, mi hijo lloraba. Y no pensé en nada más, tenía que llevarlo al médico, no podía esperar un segundo más.   

Le vestí y mientras me daba un segundo de tregua busque entre algunos documentos de Thiago la identificación y acta de salud. Con esos documentos y la bolsa del bebé salí a tomar un taxi.

      - Señora Renata – me llamo el conserje al verme salir con el niño
      - Necesito dejarle un mensaje a Thiago – le indique – Me facilita un papel y lápiz
      - Claro – me entrego lo que le pedí – Si gusta lo puedo llamar al móvil
      - Lo haré yo, me facilita su número

Antes de que terminara de completar la frase, el mismo marcó y me lo tendió al tercer tono descolgó
      - Lackington – serio, brusco y profesional
      - Thiago – susurre – Soy Renata
      - ¿Renata? – Dudo - ¿Pasa algo?
      - Es Adam –
      - ¿Qué tiene mi hijo?
      - No deja de llorar, no quiere recibir alimento y estoy muy preocupada
      - Quédate en el departamento llego en unos minutos
      - Juntémonos en la urgencia, voy de salida
      - ¿Tienes coche? – Pregunto - ¿En que se irán?
      - He pedido un taxi. No te preocupes y nos encontramos en ese lugar

Le corte antes de que pudiera decir algo, el conserje me tendió un papel con el número de Thiago por si lo necesitaba nuevamente, me acompaño hasta el taxi deseándome suerte.

En el camino Adam no dejo de llorar un solo segundo, le subía la temperatura y tenía sus pequeños ojitos hinchados. Estábamos envueltos en un pequeño atocha miento de tráfico.
Con una manta de tela que llevaba para cubrir a Adam, tape mi pecho. ¡La mejor solución! El niño dejo de llorar de inmediato e incluso se durmió por un momento.


***

      - Es muy pequeño para tener gastritis, pero si ese es su diagnóstico. La diferencia es que al ser un bebé no sabe explicarlo.
      - Ayer fue su cumpleaños y comió golosinas, entre otras cosas.
      - Renata lo mejor para estos casos es el medicamento que te di, mucho mimo, paciencia que estará muy mañoso. Otra cosa, sigue dándole solo pecho, si es lo único que quiere comer bien, lo mantendrá hidratado y alimentado. En cualquier caso, una dieta liviana tal y como dice aquí – me extendió un papel – Por lo demás Adam es un niño sano. Control en siete días con su pediatra
      - Muchas gracias Doctor, me deja muchísimo más tranquila
      - Es normal que se asusten por estas cosas, pero ya saben no más golosinas

Al salir de la consulta lo primero que veo en la sala de espera es a un angustiado Thiago que tan solo al cruzar mirada camino hacia nuestro lado arrebatándome al niño de los brazos. Le bese en las mejillas, en su cabecita y lo toco por todos lados solo para constatar que estaba bien.

      - Tenlo – me lo volvió a pasar – Ya vuelvo

Se perdió entre las puertas, sabía a donde iba y que haría. No lo culpaba, era el mejor padre que mi hijo pudo tener, preocupado y dedicado a él
Quince minutos después salió, me ayudo a ponerme de pie con el niño en mis brazos y sin decir ni una sola palabra me guio hasta su coche. Iba tan concentrado en el tráfico, pero a reojos miraba como se encontraba Adam dormido en su silla.

      - ¿Te dio alguna receta médica?
      - Si – conteste en un susurro con el temor de despertar al niño – Las tengo en el bolso de Adam
      - ¿No hay que comprarle nada?
      - Nada – revise los documentos y las cajas para estar segura – No, nada.
      - Bien, te pasaré a dejar a tu casa. Yo me ocupo de él

Pero no era lo que yo quería hacer, no quería dejar a mi hijo solo y enfermo. No esta vez. Thiago no podía comprender lo que esto se sentía ya lo había hecho una vez y no estaba dispuesta a volver a hacerlo aunque esto me trajera consecuencias con él

      - Puedo quedarme un rato más – dije y el busco mi mirada a traves del espejo retrovisor
      - No es necesario, me se ocupar perfectamente de él
      - Sé que puedes Thiago, no dudaría jamás de eso. Eres un padre excelente si mi niño esta tan grande y sano es gracias solo a ti. Sé que no soy lo que esperabas como madre, la vida me ha hecho pagar mis errores. Te perdí ¿Qué más grande prueba que esa?
      - Renata… - me cortó, no estaba cómodo con el tema
      - El médico dijo que necesitaba leche materna – me excuse -  Aprovechare de dejarte un poco para la noche. Esas cosas están en casa

No tuvo como rebatir mis palabras, si el médico le había dicho lo mismo que a mí, no me lo inventaba para quedarme más tiempo, bueno no en parte. Era parte de mis cartas, de las únicas que tenía y estaba dispuesta a utilizar para recuperar a mi familia.

A penas había dejado a Adam dentro de la cuna cuando despertó, Thiago corrió hasta alcanzarlo y mecerlo en sus brazos. Pero el niño no cedía un poco, por mucho mimo o todo lo que Thiago le dijera, Adam seguía llorando. No quería ser una espectadora en la historia, quería ayudarle, mostrarle que también podía con mi hijo.

      - ¿Quieres que lo intente yo? – le pregunte caminando a su lado
      - Vamos campeón. No llores más – me ignoraba - ¿Quieres ver los dibujitos? ¿Quieres que papá juegue contigo?

Pero nada, Adam seguía llorando. Con la impotencia que sentía al no poder acercarme a ellos, me fui al salón. Tenía un nudo en la garganta, mi niño me necesitaba. ¿Por qué Thiago no lo podía ver? ¿Por qué aun estando a su lado no me dejaba de ser de ayuda? El llanto del niño era mi propio llanto, de la misma manera que le caía lágrimas a él me caían a mí. ¿Cuántas veces en estos meses el niño había pasado por lo mismo? ¿Cuántos llantos podrían haber sido solucionado con mi presencia? ¿Por qué tuve que dejarlo alguna vez?

      - Renata – me saco Thiago de mi burbuja – ¿No será hora de medicamentos? – preguntó con una cara de angustiado
      - Creo que no – me paré rápidamente al bolso donde había dejado los medicamentos para revisar su horario. - ¿Quieres que lo vea yo un momento? – dije tímidamente, esperando su negativa
      - Vale – me lo tendió – Me iré a dar una ducha

Mientras Thiago se perdía en la habitación aproveche de darle pecho a Adam y como si eso fuera lo que reclamaba se quedó en silencio. Al poco rato ya estaba dormido en mis brazos. No dejaba de mirarlo y ver como habían cambiado las cosas en tan pocos días. Ahora ya no necesitaba estar escondida para verle un momento. Lo alimentaba y mimaba aun en presencia de Thiago.

Solo esperaba que con el tiempo él cambiara conmigo, dejara de ser tan distante y pudiéramos tener un poco más de comunicación. ¿Pedía mucho?







lunes, 12 de enero de 2015

#32 Caminos Inesperados

Capítulo 32


Ser padre era simplemente lo mejor que me había pasado en mi vida, la mejor elección que había tomado. Adam Lackington me llenaba la vida, su sonrisa por las mañanas me hacía saber que todo iba a estar bien. Hoy ya cumplía un año.

Lo miraba mientras dormía plácidamente en nuestra cama y no me lo creía. Un año desde que supe lo que era el verdadero amor, él era mi amor verdadero y lo mejor que me había pasado en la vida.

Aun cerraba los ojos y recordaba esos momentos en que juntos pasamos, la celebración que la loca de mi hermana había preparado para los seis meses de nuestros hijos. La sonrisa de Ian cuando venía a echarme la mano, como gateaba por todo el departamento con la intención de que mi niño aprendiera. Le bastaron 3 semanas para que Adam anduviera por todos lados, sus rabietas cuando algo no le resultaba y como tiraba sus juguetes por todos lados. O por las mañanas cuando me despertaba con el sobre mi pecho o por las noches arrullarlo hasta que se durmiera. La idea de hacerlo dormir en su propia habitación tan solo servía para la hora de la siesta. Sus noches eran en mi cama, nuestra cama.

Solo para asegurarme que tan rápido habían pasado el año tome mi móvil de la mesa de noche suavemente para no despertar al niño, el sol aun no entraba completamente por la ventana así que con suerte eran las seis de la mañana. Encendí la pantalla de mi móvil y lo primero que veo en una cara sonriente de mi hijo, él era el dueño de mi sonrisa día a día, mi única alegría.

Salí de la cama, para aprovechar de ducharme antes que llegara mi Abuela, era quién se ocupaba de cuidar a mi niño mientras yo estaba trabajando, era quién día a día hacia 10 meses me ayudaba a criar de la mejor manera a mi hijo, ella era la mejor madre que le podría dar.

Hace esos mismos 10 meses que no sabía nada de la verdadera madre de Adam, recordar esa noche que se presentó en el departamento me deprimía. Aquella noche cuando mirándola a los ojos le dije que quería divorciarme de ella, que simplemente ya no la quería y que tampoco la quería cerca de mi hijo. Recordaba su llanto y sus suplicas de perdón, pero nada de eso me importo, al igual que no le había importado a ella nuestro bebé cuando lo dejo.

Mis padres me apoyaban en todo, mi hermana me echaba la mano le había dado su leche durante sus primeros seis meses de vida, le había cuidado cuando estuvo enfermo, se había desvelado cuando yo tuve que viajar y dejarle solo por trabajo. Era su hijo también, había sido más madre que la misma Renata.

Gabriel venia un vez por semana a verle, siempre y cuando yo no estuviera en casa. Era verlo y me recordaba que su hija sufría por no poder compartir con su hijo, y yo no quería saber eso. Había creado un muro contra ella y hasta ahora era irrompible.

Mi vida amorosa… Simplemente no tenía una vida amorosa. Durante este año había guardado luto de mi matrimonio fallido, no creía volver a ser capaz de creer nuevamente ni el amor ni en una mujer.

Voltee a mirar una vez más a Adam antes de meterme a la ducha, tenía cerca de 10 minutos antes de que se diera cuenta que no estaba en la cama con él. Era dependiente de mí.

Mientras me duchaba más imágenes de este año pasaron en mi cabeza, nuestras vacaciones, nuestros paseos en el parque, cuando por primera vez le vi su carita.

      - Hola bebé – dije cuando salí de la ducha - ¡Feliz Cumpleaños mi vida! – me lance en la cama y lo lance al aire mientras escuchaba sus risas que llenaban el alma. - ¿Quién está de cumpleaños hoy? ¿Quién abrirá muchos regalos?

Adam trataba de responderme en sus balbuceos, a veces yo juraba escuchar que me llamaba papá. Estaba ansioso por escuchar esas palabras, estaba ansioso por verle caminar, verle crecer y hacer de él un hombre de bien. Tenía la mejor escuela para que así fuera.

      - da-da-da-da-da-da – gritaba mi niño mientras miraba esos dibujos animados que eran sus favoritos. – pa-pa-pa-pa

Me vestí en tiempo record como ya era costumbre, no era propio de mí dejarlo mucho tiempo solo, ya se me había caído de la cama un par de veces por descuidos míos. Que habíamos terminado en la urgencia, era propio de los niños caer de cabeza dijo el doctor que lo atendió esa noche.

      - Ven acá campeón – le tendí los brazos – Debemos cambiar el pañal y tomar una ducha, ya llegara la Llalla y necesitamos estar listos. ¡Hoy es tu cumpleaños!
      - Llalla – me reí.

Mi Abu, era la Llalla, Adam la había bautizado de esa manera. Y resultaba que ahora todos le decíamos así incluyendo a Vale e Ian.

Media hora después ya estábamos listos, no eran ni las ocho de mañana. Mi madre fue la primera en llamar y cantarle el cumpleaños feliz a mi bebé. Poco entendía, pero reía y eso ya me hacía sonreír a mí.

      - ¿A qué hora llegaran? – pregunto mi madre
      - Tengo que pasar a la oficina, espero demorarme poco. Dejare a Adam con la Llalla y nos iremos todos a almorzar ustedes
      - El cumpleaños de los niños será espectacular
      - Lo sé, entre tú y Dani tienen todoooo listo
      - Si, será algo familiar.
      - Mamá te tengo que dejar, debó darle el desayuno a mi bebé.
      - Gabriel, Magda y Carol también van a venir – dijo con pesar – Y no quiero una mala cara hijo, son sus abuelos y tienen derecho
      - Mamá – la corte
      - No. No Thiago, ellos merecen estar aquí, no tienen culpa de lo que mi ahijada hizo. Le pedí de favor que no la trajeran y no le dijeran nada.
      - Te tengo que dejar
      - Los espero a comer mi vida, dale un besito al niño.

Sabía que esto podía pasar, sabía que deberíamos habernos ido a pasar su cumpleaños a otro lugar, ahora solo esperaba que ella llegara también. Claro que lo haría.

      - Adam ven – le llame – Hijo ven acá

Poco me tomo en cuenta estaba demasiado concentrado viendo sus dibujos que tuve que tomarlo en mis brazos y llevarlo a su silla para comer.


***

      - Llalla, a medio día estaré acá.
      - Ve tranquilo cariño – tomo a Adam y lo acuno en sus brazos – Si deseas podemos irnos antes con el niño
      - No, espérenme aquí. – le bese la cabeza a cada uno – Pórtate bien mi vida
      - Siempre lo hace – La Abu me beso la mejilla y salí del departamento,

Llevaba media hora de trayecto hacia la oficina cuando tuve que detener el coche para poder hablar tranquilamente con mi secretaria quien me pedía unos documentos específicos. Baje y revisé unas tres veces para confirmar que los había dejado.

      - ¡Mierda! – me agarre la cabeza – Carmen me demorare un poco más en llegar, tengo que volver con ellos. Mientras prepara todo lo que debo firmar de manera urgente, el resto agéndalo para mañana. Hoy es el cumpleaños de mi hijo y quiero pasar el día con él
      - Sí Thiago. Deberías haberme dicho ayer que hoy no querías trabajar y podía haberme hecho cargo yo, o en su defecto haber cancelado todo.
      - Solo lo urgente, Carmen
      - Tengo todo en orden. A demás tengo un pequeño presente para Adam
      - Gracias.
      - De nada, sabes que ese gordo hermoso me encanta
      - Te llamo cuando este en casa por si necesito llevar algo más
      - Ok, espero tu llamado

Dos calles más adelante tome el retorno para volver a casa, mientras viraba marque el número de Dani.

      - ¡Hola! – dijo muy contenta
      - Hola – salude yo también menos efusivo - ¿Cómo está la cumpleañera?
      - Llorona, hoy no es su día bueno – río – Pero creo que nunca lo es
      - Me recuerda a alguien
      - Tú también con eso – resoplo - ¿Y mi gordo?
      - Precioso. Pero eso ya lo sabes, es como yo. – Río – Te llamaba para saber si necesitas algo
      -  Nada, tengo todo listo. Quedará precioso el primer cumpleaños de mis bebés
      - No lo dude por ni un segundo. Hermana voy llegando a la casa, necesito que revises si necesitas algo. O si falta algo para la celebración
      - Te digo que no, pesadito. Entre Marcos y yo tenemos todo listo
      - ¿Paso por ustedes más tarde?
      - Thiago Lackington, nuestro padre me llamo hace menos de 10 minutos para decirme lo mismo que tú. No necesito nada, tenemos coche para poder irnos solos. Eres tan igual a papá.
      - Solo lo preguntaba

Aparque el coche en la entrada del edificio y entre casi corriendo mientras buscaba en mis bolsillos las llaves del coche, el conserje me saludo con la mano y cuando trato de meterme conversación lo deje con la palabra en la boca. No podía quedarme charlando cuando tenía el tiempo encima, eran casi las nueve de la mañana y no había resuelto ningún pendiente y lo único que quería era poder estar con mi hijo y entregarle todas esas cosas que le compré, poder jugar con él y verlo disfrutar junto a su prima.

Al abrir la puerta del departamento me sorprendió no ver ni a mi Abu ni a Adam en el salón, pero pase rápidamente al despacho que tenía en casa. Revise algunos de los documentos que tenía sobre el escritorio y al no dar con él me fui hasta la habitación. La noche anterior mientras Adam veía dibujos en la cama yo había aprovechado de leer, seguro después no lo traje hasta acá y como la señora Luz quien se encargaba de mantener tanto el departamento como la ropa limpia hoy no venía seguirían donde mismo.

Unos cuantos pasos más adelante abrí la puerta de mi habitación y la sorpresa que me lleve no me gustó nada. Estaba Adam recién bañado sobre la cama riendo a carcajada (como siempre lo hacía) pero quien lo secaba y hacía reír no era precisamente mi Abu.

      - ¿Qué haces aquí? – pregunte furioso cerrando la puerta de un solo golpe – Deja a mi hijo
      - Yo… - trato de hablar y rápidamente se apartó de Adam
      - Sal de mi casa – trate de ser frío y no demostrarle que mi cuerpo entero temblaba al verla después de tanto tiempo - ¿Quién te dejo entrar?
      - Thiago… - fue a tomar a Adam

Me interpuse entre ella y Adam, no quería verla tocarlo, no quería saber que esto había pasado antes. No la quería ver a ella

      - No digas nada Renata y sal de mi casa. No tienes nada que hacer aquí
      - Es su cumpleaños
      - ¿Lo recuerdas? – me burle – No lo puedo creer. Igual no tienes nada que hacer aquí con mi hijo
      - También es mi hijo Thiago. Por muy dolido que estés aún tengo derecho sobre él.
      - ¿Derecho sobre él? – me reí – Por favor, ¿Quién te dejo entrar? ¿Cuántas veces has estado aquí? ¿Dónde está mi Abu?
      - Necesitamos hablar Thiago
      - No tengo tiempo para hablar contigo
      - ¡Te lo haces! No puedo seguir viendo a mi hijo a escondidas
      - ¿Como que ha escondidas? ¡No es la primera vez!

Hecho una furia comencé a vestir a Adam que rodaba por la cama riendo, ajeno a la discusión que en estos momentos llevaba con su madre. Esa era la suerte de que aun fuera tan pequeño, no era consciente de las cosas que entre nosotros sucedían.

      - ¡Quien crees que le ayuda a Victoria con él! ¡Soy yo! Llevo meses viniendo cada vez que tú te vas a trabajar para pasar tiempo con él.
      - ¡No me lo puedo creer!
      - Enfádate todo lo que quieras. Pero es mi hijo también
      - Eso nunca, perdiste todos esos derechos cuando te fuiste. Te lo dije cuando viniste suplicando perdón.
      - ¿Qué es lo que quieres? Ya la cague, ya he sufrido bastante. Permíteme ver a Adam, solo te pido eso.
      - No. Es mi hijo, solo mío
      - Hablar contigo es imposible. ¿Qué quieres que haga? ¿Qué quieres que diga?
      - Quiero que te vayas de mi casa y olvides como lo hiciste hace tiempo que tenías un hijo. Que olvides que alguna vez intentamos ser familia. Fui el único que ame en esta relación, fui el único que dio todo para que funcionara. ¿Quieres que te recuerde todo lo que hice por ti? ¿Quieres que diga que te amé? Si lo hice, te amé como no había amado, deje todo por ti. Te seguí hasta España cuando te estaba chantajeando, pase contigo todo ese maldito juicio. Te apoye y creí siempre en ti, te amé incluso en ese momento. Cuando llegue al hospital y te vi inconsciente en esa cama creí morir. Luego cuando el doctor me confirma que estás embarazada, no temí, te amé más. Cuando supe que seríamos padres, ese día fue sin duda el mejor de mi vida, ame a ese ser que esperabas desde ese minuto y supe que daría mi vida por él. Jamás dude que Adam podía ser mío. Porque creía en ti y mi corazón me lo decía. Aun sabiendo todo eso tú elegiste a tu hermana. No te culpo por eso. Te culpo por eso te culpo por no haberme amado lo suficiente, por no haber pensado en Adam cuando más te necesitaba, dependía completa y absolutamente de ti. ¿Sabes cuantas noches espere verte entrando por esa puerta? Muchas, tantas que me duele reconocerlo.
      - ¿Crees que para mí fue fácil? No Thiago, no lo fue. Desperté en un maldito hospital. Eso no fue lo peor, lo peor fue saber que me había engañado mi propia hermana, a con engaños me hizo volver. El dolor de mi padre al saber eso, el dolor propio al tener que contarlo que clase de hija tiene. Pero eso fue solo una pincelada de todo lo que he pasado. ¿Sabes lo que sentí yo al no verte a mi lado? Cuando pregunto los motivos... - se lleva las manos a la cara - Lo único que son capaz de decirme es que te quieres divorciar de mí. Thiago siento que ya tuvimos la misma conversación y la tuvimos hace meses. No conseguimos nada... Esta vez espero de tu parte algo distinto. No vengo con la intensión de volver a estar contigo. Quiero seguir viendo a Adam, de la misma manera como lo he hecho estos meses. Mira a nuestro hijo, míralo y dime que nunca te habías dado cuenta
      - No quiero oírte más
      - Escucha a nuestro hijo. ¿Crees que él te perdonara haberlo separado de su madre?

Y en ese instante, solo en ese momento y con sus palabras fui consciente de lo que estaba haciendo ¿Adam podría perdonarme? ¿Yo mismo podría hacerlo? Siempre podría recurrir a contarle como habían sucedido las cosas, todo lo que había pasado verdaderamente. ¿Sería capaz de causarle tal sufrimiento? Me veía envuelto en una terrible tormenta. Por un lado estaba seguir causándole el mismo dolor que ella me había causado a mí, por otro hacerle daño a mi hijo con la tal verdad.

      - ¿Él te perdonaría haberlo abandonado?
      - ¿Serías capaz de causarle tal daño contándole eso?
      - No. Jamás haría sufrir a mi hijo de esa manera.
      - En eso estamos de acuerdo. Podemos decirle simplemente que nos dejamos de querer. Por mi parte sería una mentira. Yo aún te amo, si me dijeras que puedo volver a tu lado...
      - Eso no pasará -
      - Entonces déjame estar a su lado, ya veremos que le diremos a medida que crezca pero permíteme estar a su lado como lo he hecho hasta ahora
      - ¿Que pretendes hacer? Y créeme que todo esto lo hago por mi hijo, no por ti.
      - Lo mismo que todos estos meses, puedes seguir creyendo que no lo veo. De lunes a viernes llegare tal como estos meses.
      - Bien. Llegarás a las ocho de mañana cada día, te iras una vez que llegue. Te haré un contrato de trabajo y ganaras un salario.
      - No es necesario que me pagues por cuidar a mi hijo
      - Lo es desde el minuto en que necesitas pagar tus cosas y tu departamento
      - ¿Cómo sabes eso?
      - Me lo dijo tu padre, no creas que me interesa lo que tú hagas. Bien puedes vivir con lo que te pagare y así dedicarte a cuidarlo mientras yo no este.
      - Gracias, de verdad muchas gracias. Se lo que te cuesta hacer esto. Gracias por poner a Adam antes que a tú orgullo
      - Mi hijo es lo primero que lo sepas. -

Tome a mi hijo de sobre la cama y le bese la cabecita antes de encerrarme con él en el baño. Esa era la clara invitación a que se fuera. Pero no fue así, ella aún estaba en la habitación. Como si viviera con nosotros tendía la cama y ordenaba algunas prendas que quedaron anoche.

      - ma-ma-ma-ma - Adam al verla comenzó a aplaudir y mover sus bracitos. Él quería que lo cargará y yo no sabía si podía ver esa imagen sin flaquear ante mi propuesta.
      - ¿Qué quieres bebé? - le pregunto dulcemente sin acercarse - ¿Dónde dejo estos documentos? - me pregunto
      - Donde estaban, no es necesario que hagas el que hacer. Solo ocúpate de Adam
      - No me molesta. Pronto es la siesta de Adam y le gusta dormir aquí.
      - Siempre duerme en el mismo lugar
      - Mi lugar en la cama lo usa mi hijo - río - Ironías de la vida

No quería volver a tener una discusión con ella por lo avance a su lado le tendí al niño, cogí los documentos y salí del departamento. Ya había sido mucho por ese día. Y aun me quedaban unas horas de trabajo y una larga conversación con mi Abuela.