lunes, 5 de mayo de 2014

#9 Caminos Inesperados

Capítulo 9


La conversación con Renata me dejo dando vuelta muchas cosas en la cabeza. Estaba enviando a mi Dani, mi princesa a cometer una locura, el peor error de su vida. Y yo no iba a poder con eso, cargar por siempre el odio de mi hermana y mi familia solo porque no me gustara Marcos para ella.

Ya estaba harto del Hotel, y esta vez tome rumbo a mi departamento, todo a escuras tal como la última vez y una ola de desesperación me invadió
Esa habitación estaba tal cual ¿Habría sido capaz de golpear a mi hermana? ¿En qué clase de ser deplorable me estaba convirtiendo? Era lo que no quería ser.

Aborrecía al ex de Renata por hacer eso y yo me estaba comportando igual.
Antes de ir a darme una re confortable ducha conecte mi móvil a la energía, por este arrebato había dejado a su suerte todos mis asuntos laborales.

Volvieron a mi mente las palabras de Renata “Te necesite como amigo, como abogado” ¿Qué había querido decir con eso?

Media hora más tarde ya con un café en la mano encendí el aparto, cientos de llamadas de mi madre, mas unas pocas de mi padre, Dani, Ian, Marcos y Renata. Sin mencionar a mis amigos y las de la oficina. De verdad todos estaban muy preocupados.


“Te he llamado mucho porque te extraño. Recuerdas
Nuestra última conversación. Ya está todo claro”


Por la fecha no fue precisamente la conversación de hoy, una idiota sonrisa se puso en mi cara. Estaba lista para que le volviera a hacer el amor, pero era eso ¿Por qué no me beso? Sacudiendo la cabeza me dijo que tal vez su rabia pudo más


“Hijo por favor comunícate conmigo. Mamá”


“Amoooor ¿Dónde estás? Te extraño bebé”


“Perdóname por defraudarte nunca fue mi intención. Quiero volver a ser tú
Hermana y esa cosa que crece en mí no lo hará más. Te amo por sobre todas
Las cosas. Daniela”


“Sr. Lackington se le solicita a la brevedad. Constructora”

“Ernesto apareció. Es urgente que te comuniques
Conmigo. Gabriel”


¡Mierda! ¿Algo más que tenga que saber? Entre Daniela y Renata me van a volver loco. Dada la hora dudo que pueda hablar con alguna de esas personas. Eso quedara para mañana, todos los problemas para mañana.

Abrí una botella de whisky y vacié un poco en el café, luego de un par de tragos, le di solo al whisky. Una borrachera me vendría bien para despejar la mente en estos momentos.


Mi móvil comenzó a sonar en la mesa de noche, ya no podía ignóralo mucho más llebava horas sonando. Sin levantar la cabeza de la almohada lo recogí y con medio ojo abierto lo mire. Era un mensaje de Renata.
Acto reflejo ignorando el dolor de cabeza abrí ambos ojos y me senté centre en lo que hay decía.

“Clínica Tabancura piso 4”


Nada más, ni un buenos días, ni un te extraño. Re leí el mensaje y fui consciente de lo que era una clínica. ¿Qué hacia ella ahí? Tal vez el imbécil volvió anoche y la golpeo, su mejilla se me vino a la mente ¿Ya le había pegado otra vez?
Le devolví la llamada pero ella no lo cogió, me lance de la cama y me enfunde la misma ropa del día anterior no tenía tiempo que perder. Ni ducha ni nada mas solo tenía que verla, si algo le había pasado debía estar con ella.

Arranque el coche haciendo chillar los neumáticos, recorrí las calles como un loco. Muerto de miedo. Desesperado.
Mi móvil volvió a sonar esta vez era un número desconocido pero no dude en contestar.

      - Lackington – gruñí a la alta voz del coche
      - Buenos días señor Lackington. Habla Ricardo Monasterio de la embajada Española.
      - Buenos días Sr. Monasterio
      - El motivo de la llamada era para avisarle que a primera hora estuvo en la oficina del juez encargado del divorcio de la Sra. Renata Omalei. Él Sr. Omalei puso un amparo debido al abandono de la Sra. del hogar y del país. A su vez pidió un plazo para terapia de pareja con la intención de evitar el divorcio
      - Maldito – gruñí - ¿Para cuándo tenemos citación?
      - El Sr. la pidió para lo antes posible pero debido a que él tiene que volver solicito que todo se llevase a cabo en España…
      - La Sra. no va a volver a España, hasta el juicio si es que el acusado no firma por voluntad.
      - Podríamos acceder a la terapia que pide – sugiera el idiota
      - No eso solo nos tomara más tiempo –
      - Es un matrimonio el que está en juego – replico
      - Lo sé. Y la Sra. Omalei está dispuesta a llegar a las últimas instancias
      - Veré que puedo hacer. De todas maneras tiene que viajar a realizarse la prueba de embarazo pertinente y de salir positivo todo se complica.
      - Lo sé. Esa cita es hasta dentro de un mes. Y será cuando viajemos antes no –
      - Bien. Planteare su punto de vista y le avisare de la cita.
      - Espero su llamada
      - Hasta dentro de unos días Sr. Monasterio

¿Bien algo más que añadir? El juicio iba a ser si o si Renata no quería seguir casada hasta hace un mes y medio atrás, nada ha cambiado con eso. La prueba de embarazo sería negativa y por fin seria libre. Por fin podría haber un “nosotros” y dejaríamos de ocultarnos. Era cosa de un mes a lo mucho dos. Solo teníamos que mantenernos juntos.


Afuera de la entrada principal de la Clínica mis nervios acrecentaron mucho más.
Le pregunte a la recepcionista por ella y me comunica que no está ingresada. Re leo el mensaje nuevamente tratando de comprender algo, y decido subir al piso que ahí indicaba. Nunca me había dado cuenta cuanto odiaba el olor a los hospitales, de los enfermos. Y de solo imaginármela en una camilla conectada a maquinas se me pusieron los pelos de gallina.

      - Disculpe ¿Puedo ayudarlo? – me pregunto muy amablemente una enfermera en medio del pasillo del cuarto piso
      - Busco a una mujer – sonrió
      - Acompáñeme por acá –

La seguí hasta un mesón donde se puso detrás tecleando en un computador, y luego alzando la vista dijo

      - ¿Su nombre? –
      - Thiago Lackington – sonrió
      - No el de la persona que busca Sr. Lackington
      - Renata Omalei

Tecleó el nombre de Renata con el ceño fruncido, estaba concentrado en sus facciones en como volvía a teclear una y otra vez.

      - No señor. Nada – me dijo luego de un momento
      - Imposible – dije – Me envió un mensaje con este piso y esta Clínica.
      - ¿Está embarazada?
      - No – fruncí el ceño
      - Este piso es de post-parto, ginecología y pediatría

Tarde dos segundos en encajar las piezas de este juego. No era Renata la que estaba aquí

      - Puede revisar por favor a Daniela Lackington –
      - De inmediato

Mientras tecleaba, aparte mi vista y observé a todos lados y por un momento pensé que mi hermana si había cometido la locura de abortar

      - Habitación 305 – confirmo
      - ¿Por qué esta aquí?
      - ¿Usted es? –
      - Su hermano –
      - Ya veo. El diagnóstico es sangrado, ella llego con una posible perdida. Ya está controlado pero es necesario que se quede un par de días mientras él bebe se estabiliza.
      - Gracias –

Puerta a puerta fui pensando que decirle cuando la viera. Necesitaba abrazarla y pedirle perdón.
La puerta 305 estaba ahí. Detrás de eso había mucho dolor para mí.
Golpe suavemente con los nudillos y espere. Mis manos temblaban y sudaban

      - Adelante – dijeron desde adentro
      - Permiso – dije avergonzado con los ojos pegados al suelo
      - Estaré afuera – escuche decir a Marcos que paso por mi lado
      - No se encuentra bien – dijo Renata en mi oído, no pude dejar de sentir culpa – Mantén la compostura
      - Gracias – le susurre y le bese en la mejilla

Salió de la habitación, quedando solo con ella. Camine hacia la ventana y admire la ciudad sin saber que decir o más bien por donde comenzar.

      - Perdóname – dijo Dani comenzando a llorar
      - No. No llores – le pedí acercándome a la cama – Tienes que estar tranquila por mi sobrina
      - Perdóname hermano, yo te amo –
      - Y yo a ti princesa. Perdóname tú a mí por ser idiota y reaccionar de esa manera fue exagerado. Perdóname por intentar golpearte

No pude evitar contener las lágrimas que salieron de mis ojos, nos fundimos en un cariñoso abrazo. De esos que siempre nos dimos. Fue por mucho tiempo que estuvimos así, en silencio entregándonos el cariño que tanto nos hizo falta a ambos.

      - Lo siento princesa, fui un animal
      - Yo también tuve culpa, pero me enamore Thiago. Somos felices con Marco está tan angustiado como yo por todo esto.
      - Luego hablare con él – confirme – Ahora solo quiero mimarte a ti y a esta pequeña guerrera que tenemos aquí

Pose mi mano sobre su vientre y una corriente eléctrica estremeció mi cuerpo. Ya nada me hacía cambiar de opinión amaría tanto al bebé como a su madre. Una sobrina venia en camino.

      - ¿Hace cuánto lo sabes?  - pregunte
      - Tengo 6 semanas, lo sé hace 2 –
      - ¿Por qué no me lo habías dicho? –
      - Tenía miedo de tu reacción. No era fácil decirte ¡Hola! Estoy de novia de Marco y tendremos un hijo –
      - ¿Por qué él? –
      - Llevamos saliendo mucho tiempo. Pero hace 3 meses que me pidió formalmente ser su novia y acepte. Lo conozco mejor que nadie. Es atento, amoroso y lo más importante nos queremos –
      - ¿No pensaste que os pillaría de esa manera? –
      - Cuando nos dejaste por ir tras Renata. Marco me conto que salían hace un tiempo. Pensé que no volverías o lo harías con ella y no te darías cuenta. Pero nada salió así
      - No – corte – Esa noche toda salió mal
      - ¿Por qué no me contaste que salían? Te habría ayudado –
      - Es complicado. Ambos estamos atados. Eso dejémoslo para cuando estén mejor
      - ¿La quieres?
      - Cotilla – me reí
      - Thiago la quieres te ha pillado. Admítelo
      - Un poco. Pero ya otro día cuando estén mejor las princesas te contare toda la historia –
      - ¿Historia? Wooow que intenso. Llevan un mes y tienen historia
      - Ya te lo explicare, pero esto no viene hace unos años –
      - No me lo creo – exclamo – Cuéntame – pidió

Unos golpes en la puerta nos hicieron reír al unísono dijimos “Adelante”. Me iba a poner de pie de su camilla pero ella me sujeto el brazo.
Le pase por detrás de su cabeza mi brazo y ella apoyo en el pecho

      - ¿Interrumpimos? – dijo Renata entrando del brazo de Marco
      - No -  conteste 
      - Claro que si – dijo Dani – Le estaba preguntando por ustedes – río a carcajada – Me alegra que estén juntos
      - ¿Juntos? – Pregunto Renata – No Dani. Eso ya paso. – sorprendido la mire – Thiago podemos hablar un momento afuera
      - Si – dije incrédulo ante aquella revelación ¿Ya paso?

Al pasar por el lado de Marcos me pare a su altura le toque el hombro provocando su mirada en el acto

      - Cuídalas

Dicho eso salí hacia el pasillo cerrando la puerta tras de mí.
Ahí me esperaba Renata con su cara que no me decía nada, llena de angustia. Di un paso hacia ella con la intensión de abrazarla, de tocarla pero ella retrocedió.

      - ¿Quieres un café? – pregunte tratando de ser amable
      - Vamos a la cafetería

Diez minutos más tarde ambos estábamos sentados agitando un café en completo silencio. Parecíamos dos extraños. Ya no podía soportar más el esta situación y decidí hablar

      - ¿Qué te paso en la mejilla? –
      - Nada – dijo sin levantar la vista del café
      - Y ese nada tiene que ver con que Ernesto este aquí

Y mis sospechas fueron resultas cuando una lagrima cayó sobre la mesa, cuando la vi como tensaba los músculos de su cuerpo

      - Me han informado hoy que va a apelar a una terapia familiar para evitar el divorcio –
      - Me voy Thiago – dijo en un susurro
      - ¿¡Que!? 
      - Vuelvo a España –
      - No es necesario – dije seguro – Te volvió a golpear y quieres volver con él ¿Te has vuelto loca? – Suspire – No lo voy a permitir
      - Nada puedes hacer, ya lo he decidido. Es mi marido y tengo que estar con él.
      - ¿Y yo? –
      - ¿Tú que Thiago? Tú tienes una vida –
      - Pero contigo – trate de tomar sus manos y ella me rechazo - ¿No puedo hacer nada?
      - No. – Se secó algunas lágrimas – Tengo el boleto para 2 semanas
      - ¿Qué te hizo cambiar de opinión?
      - Es mi marido –
      - No quiero que te vayas – confesé – Quiero luchar por esto
      - ¿Y qué es esto? Se supone que tenemos algo. Bueno estoy terminando contigo. Sigue con tu vida, sigue con Andrea. Detiene todos los tramites o mejor aún lleguemos a la terapia tal vez le haga bien a mi matrimonio
      - ¿Eso es lo que quieres?
      - Si –
      - Eso tendrás –
      - Lo siento – dijo en un susurro – No quería que esto pasara
      - No yo Renata – me puse de pie – Iré a ver a mi hermana

Comencé a caminar por el pasillo, sintiendo como se me humedecían mis ojos

      - Thiago por favor – dijo sujetando mi brazo en medio del pasillo
      - Olvídate de que fuimos amantes, amigos o lo que quieras. Soy tu abogado y limítate a eso. Si tienes algo que decirme que sea en la oficina y pide una cita.
      - ¿Es necesario que seas tan cruel?
      - ¿Cruel? – Sonreí – No más de lo que estas siendo tu cariño, dile a Dani que tuve asuntos que atender.
      - ¡Debo hacerlo Thiago! ¡No es que quiera! –
      - ¿Por qué? Sabes que no es necesario yo tengo todo…
      - No Thiago – grito – No tienes nada bajo control, llego hasta mí. Me volvió a golpear y ¿tú dónde estabas? Tan metido en tu mierda que no fuiste capaz de contestar el móvil. No estabas para mí. Déjalo así mejor. Es mejor que esto acabe de una vez y cada uno vuelva a su vida.

      - Di y haz lo que quieras. No moveré ni medio dedo más por ti. Ya sabes pide cita con mi secretaria

Me fui a la entrada del hospital, necesitaba estar solo. Necesitaba tratar de comprender la mente de esa mujer. Se iba, pues si eso quería que lo hiciera, no nevería ni un dedo para sacarla, para salvarla. Esa era su decisión y aunque se me partiera el corazón, tenía que hacerlo así. Así tenía que ser.

      - ¿Qué quieres? – pregunte a penas cogí el móvil
      - Mi Amoooor que bueno que me coges el teléfono – resople, justo lo que me faltaba para coronar mi día
      - Andrea te he dicho que nosotros no tenemos nada. Déjame en paz – gruñí
      - Thiago, mi amor ¿Pero qué te pasa?
      - Que me canse Andrea, me canse de toda esta mierda. Yo no te amo, nunca lo he hecho. No quería hacerte daño pero no me dejas otra opción
      - ¿Es por ella verdad?
      - ¿Por quién?
      - No te hagas, que bien lo sabes. Desde que apareció cambiaste ya no me hacías el amor, ya no me deseabas como antes. Ella destrozo cinco años de relación con su estúpida cara angelical
      - No le eches la culpa a alguien, que soy yo quien está rompiendo contigo. Soy yo el que no quiere nada más contigo. No vuelvas a llamar, no vuelvas a buscarme
      - Te vas arrepentir idiota, te lo juro. Se van a arrepentir. Juro que nunca podrán estar juntos, de eso me voy a encargar yo.
      - No te atrevas a tocar a Renata – gruñí
      - Eres un jodido hijo de puta, Thiago – reí – Eres lo peor de este mundo. Te odio imbécil
      - Hasta luego

No espere su respuesta y le corte, no estaba para insultos, para escucharla repetir que me arrepentiría o cuando me aborrecía.


Conduje hasta casa de mis padres, necesitaba hablar con ellos, necesitaba un abrazo de mamá. El consuelo de sus palabras aunque no supiera el porqué de mi dolor.

Nos pasamos las siguientes cuatro horas hablando de por qué me había ocultado todo, sin mencionar lo molesto que estaban ambos, por desaparecer de esa forma.
Se me hacía difícil pedir disculpas reconocer mi error, pero esta vez tenía que hacerlo. Agachar la cabeza y escuchar el sermón que correspondía. Mis padres tenían derecho. Sobre todo por cómo me había comportado.


Decidí no volver a la Clínica esa tarde, sabía que me la encontraría y ya estaba decidido. Si ella no me quería, yo no tengo por qué hacerlo. Y desde hoy me libero de lo que me ata a ella. Renata Omalei es solo mi clienta. Nada más.

      - Lackington – conteste
      - ¿Cómo estas hermano?
      - Princesa disculpa por no volver tuve una larga conversación con nuestros padres y ahora quiero una ducha y dormir. Prometo ir mañana temprano y llevarte tú desayuno favorito ¿Vale?
      - Solo con el desayuno ya te perdono -  río – Pero no era por eso que te llamaba
      - ¿A no?
      - No, es que Renata no volvió y presumí que se habían ido juntos, pero ahora no me coge las llamadas por eso te llamo
      - No estoy con ella –
      - ¿Cómo?
      - Que no estoy con ella, que rompimos si es que alguna vez hubo algo. Eso ya no importaba princesa ¿Cómo pasaste la tarde?
      - Claro que importa, y no quieras cambiarme el tema ¿Qué paso?

Respire profundamente antes de comenzar a relatarle lo sucedió en la cafetería lo que me dijo y lo que le dije. Me lleve un regaño de su parte por mi actitud, pero que podía hacer si estaba completamente dolido. Echo una mierda por su actitud, con el corazón destrozado por su traición

      - Cariño, vamos. Aún está aquí. No está todo perdido –
      - Ya princesa. No quiero hablar más del tema –
      - A no. Me vas a tener que escuchar. Al igual que tu fui la última en saber y exijo una explicación
      - No fuiste la última. Solo lo sabía Marco y Nacho
      - Da igual. Yo no lo sabía por lo tanto te exijo que luches por ella, en un mes consiguió más que Andrea en años
      - Eso es verdad –
      - Ves y como lo es. Vas a tener que luchar. Porque si no lo haces no te lo perdonare nunca. Y ya verás cómo te arrepentirás
      - Tiempo al tiempo. Ahora tu no debes preocuparte por anda quiero que te relajes y cuides  de tu salud y de la del bebe, por eso te exijo que dejes el tema y descanses
      - Y yo te exijo que la llames y arregles las cosas
      - Otro día ¿Vale? –
      - No –
      - Vale la llamare – resople - ¿Contenta?
      - Mucho. Me avisas cuando termines de hablar – río – Besitos te amamos – y me corto.

¿Y ahora que debía hacer? Llamarla seria arrastrarme por ella y claro que no tengo intención de hacerlo. Fue ella, quien rompió conmigo. No al revés entonces ¿Por qué debía ser yo quien la buscara?
Tome el móvil y las llaves del coche, no me iba a quedar de brazos cruzados llorando en la cama como una mujer.
Un clavo saca otro clavo y bien que podía disfrutar de mi libertad esta noche, ya no estaba atado a ninguna mujer y era necesario celebrarlo.
Dos llamadas y la fiesta se armaba José y Mau disponibles, para buscar acción entre semana. Motivo. Los motivos me sobraban, voy a ser tío me parezca o no. Soy un hombre libre, libre y enamorado pero eso no venía al caso.

Pasada la media noche y luego de unos cuantos vodkas había llegado el momento en que nos teníamos que ir. O bueno eso querían los chicos. Yo aún tenía ganas de un par de tragos más total hoy a nadie le importaba
Ya había visto a la chica que hoy me mantendría despierto un poco más de horas. Su manera de bailar me tenía cautivado, como movía esas caderas que llamaban al pecado. Era el momento de actuar

Me despedí de los chicos porque una vez que llegara a su lado no había vuelta atrás no pararía hasta mañana.
Me acerque por su espalda y clave mis manos en sus caderas. Ella reposo su espalda contra mi pecho. ¡Aprobado!
Bailamos un momento más, solo dejándonos llevar por el momento, nos dedicamos miradas que expresaban solo lujuria, deseo. Sabíamos a dónde íbamos a parar.

Me jalo de la mano y me llevo hasta la barra, con toda confianza se sentó en un taburete, no habían falta las palabras.
Cada beso, cada caricia despertaba el libido, me apagaba la necesidad de tenerla conmigo

      - ¡No! No iba a pensar en ella – No la necesito, no voy a echar a perder la noche con sus falsos sentimientos. Con sus mentiras y estupideces. Ella se iba y yo debía seguir.

      - Ven cariño – ronroneo Alexa desde el borde de la cama – Ven aquí… - palmeo el colchón a su lado

Camine como un animal en celo, me apodere de su boca, de su cuerpo, cada gemido me pertenecía. Todos llevaban mi nombre


      - No me lo creo él idiota volvió a la vida después de un mes y medio y con borrachera incluida – río Nacho al otro lado del teléfono
      - ¿Quieres dejar de reírte? – Gruñí – Me revienta la cabeza
      - ¿Y qué tal la chica? –
      - No se
      - ¡Mierda! – Volvió a reír – Thiago hermano estas cagado
      - Lo sé –
      - ¿Y qué vas a hacer?
      - ¿De qué?
      - Va, que lo sabes. Volverás a ver a la chica de dudosa procedencia o trataras de arreglar las cosas con Renata.
      - No lo tengo claro. Ahora solo me importa mi hermana
      - Felicidades por el bebé, dile a Dani que cuando este mejor la iré a ver
      - Vale –
      - ¿Hablaste con Marcos? –
      - Hable con Dani y con eso me conformo –
      - Menuda sorpresa
      - Así es – resople – Bien te dejo que quiero pasar a verla antes de ir a la oficina
      - Vale un abrazo
      - Un beso a mi ahijada – dije al fin

Poco recordaba lo que había ocurrido la noche anterior, algunas imágenes vagas de una mujer y una habitación, un dolor de cabeza que confirmaba todo lo que había bebido y una promesa sin cumplir

Dani ya estaba mejor el médico le dijo que si los síntomas desaparecían la mandarían de reposo a la casa, lo cual nos alegraba mucho a todos.
El poco tiempo que estuve evite darle largas para preguntas personales, tampoco le conté de mi salida.
No había necesidad. Cuando me encontraba de salida cerca de las once de la mañana, unos suaves golpes en la puerta nos sacaron de la conversación

      - ¿Puedo pasar? – el susurro de su voz, el débil y triste tono me partieron el corazón
      - Pasa yo ya me voy – bese el cabello de mi hermana.

Me puse de pie de la cama, pasando por el lado de Renata, sin saludarla, sin mirarla. Haciendo como si nunca la hubiera conocido.