miércoles, 22 de enero de 2014

"Algo llamado amor" Cap XLIX

      - Aléjate – le pedí. – Vete a tu sofá.
      - Hace menos de cinco minutos no querías eso – susurro besando mi oreja. – Te deseo tanto o más que tú. Pero quiero hacer las cosas bien. Cuando me hayas perdonado. Cuando nuestra bebé este bien… - se callo
      - Yo te perdone. Te dejare ser parte de su vida. – dije aguantando un sollozo.
      - ¿Estás hablando en serio? – me dijo volteándome para poder mirarme.
      - Sí. – Le aclare – Te lo dije. Podrás ser padre. –
      - Te prometo mi amor que seré el mejor padre. Él mejor marido. Él mejor amante… - le puse un dedo sobre sus labios cuando intentó besarme nuevamente
      - Espero que seas el mejor padre. – Le sonreí – Pero marido, amante o lo que sea. Eso no. – frunció el ceño
      - Quiero que lleves el anillo nuevamente – me susurro
      - ¿Te he dicho que quiero volver contigo? – Negó con la cabeza - ¿Y sabes porque? 
      - No. No lo digas. – acaricio mi cabello. – Quieres echarme de la cama y me dices cosas que me cabreen – me guiño un ojo – Pero en el fondo mi modo de conquistarte está resultando. – Me beso la mejilla – Te amo tanto o más que tú a mí.
      - Tengo hambre – dije para evitar declararle mis sentimientos. – Te corres para ir a comer
      - No. Yo voy. Comeré con ustedes. Tenemos que hablar muchas cosas –

Se fue a la cocina y en menos de lo que yo pensé estaba de vuelta con una bandeja. El menú era ensalada cesar. Genial.
Comimos viendo una película en la televisión, a ratos lo miraba de reojo. Y observaba que él también me miraba.
Me quito el mando y cambio de canal a pesar que le reclame, simplemente me ignoro.
Dejo en el canal de la música, después de dos baladas que no conocía, sonó Chayanne. Me miro y me guiño un ojo.

Alzo el volumen de la televisión y dejo de comer para tomar mi mano.

"Hoy estoy pensando en todo aquello que perdí, bajan lagrimas del cielo porque no estas cerca."

Ya solo con eso mis ojos picaron, esta canción la conocía a la perfección

Se que ya no te merezco, se que te perdí, se que tú confianza no confía en mi. Perdóname.
Hoy me ahogo en las promesas que nunca cumplí, y a la compasión le pido que me compadezca. Si nací para quererte como puede ser que sin tu mirada ya no puedo ver. 

      - Te amo. Y esta canción dice todo lo que tienes que saber - Me beso en la mejilla y susurro mirando mis ojos. - Te echo de menos. Tanto que cada momento que no estas conmigo es un desafió. Vuelve conmigo. Vuelve que no hay otro abrazo que me desahogue, que me quite el frío. Te echo de menos. Tanto es el dolor que siento y siento que reviento, el cielo es mi testigo. Lo pido a gritos. Y por este amor te pido otra oportunidad. 

Me lleve mis manos a la boca, y las lagrimas afloraron sin mayor problema. La música seguía sonando y Benja no apartaba los ojos de mi. No podía articular palabra.

Hoy estoy perdiendo todo por lo que viví, conversando con la pena y su amiga tristeza.
Que el camino de esta historia no termine así dale moraleja y un final feliz.


      - Mi amor. Dame mi final feliz. Danos el final feliz a mi y a mi pequeña - toco mi vientre.

No pude contener mis impulsos y sin importarme nada mas me lance a sus brazos, sus ojos llenos de felicidad y a su vez incertidumbre. Acerque mi boca a su boca. Y lo bese. Mi estomago nos separaba, pero eso no me importaba. Estuvimos en silencio besándonos por un momento hasta que mi bebé se manifestó. Separe mi boca de Benja.

      - Benja... - le dije y el capturo mis labios nuevamente.
      - Shhh... - me beso - Vamos a meternos en la cama y besarnos toda la noche

Su propuesta me hizo reír. Rodeé para quedar de espalda a la cama.

      - Mañana quiero que nos saltemos la orden medica y saldremos un momento ¿Vale? - me dijo muy dulcemente.
      - Vale. - le conteste seca.
      - ¿Que paso mi amor.? - me pregunto acunando mi cara entre sus manos.
      - Nada. -
      - Mi amor. Voy a llevarme esto para la cocina - me beso castamente en los labios. Y tomo todo lo que había sobre la cama y desapareció



El día cinco, después de estar media mañana tirados en la cama besándonos y haciéndonos mimos. Le dije que iba a ordenar mi maleta. Se opuso, se opuso. Dijo que nos quedariamos un par de días mas para no correr riesgos. Yo me habia vuelto a comunicar a la empresa y al estar todo bien acepte.
Dicen que las segundas oportunidades nunca son buenas, pero claro el aun no sabia que estaba perdonado. Me divertía haciéndolo enojar o tratando de apartarlo de mi, pero siempre terminaba perdiendo.

Y así fueron pasando los días, cada día me sorprendía con algo distinto. Rosas, chocolates, peluches. Los días que mas me sorprendió fue cuando llego con un conjunto para recién nacido de color rosado.
Era precioso. Lo primero que recibía mi bebé y era de parte de su padre. Ese regalo. Ese lindo regalo, me tuvo llorando como medía hora en los brazos de Benjamín.
Por las noches el optaba por seguir durmiendo en el sofá, claro estaba que no sabía con que finalidad lo hacia si en la mañana despertaba con el muy amarrado a mi.
Estábamos volviendo a ser pareja. Lo estaba dejando entrar nuevamente en mi vida. Y esperaba por todos los medios no salir adolorida nuevamente, no por mi. No por él. Pero si por mi hijo.
Victoria era la mas feliz de todas, al vernos mas unidos. Al dejarme querer por él. Eso la llenaba de felicidad. El día que nos descubrió besándonos en el sofá, con sus manos sobre mis pechos, me sentí como una adolescente pillada por sus padres.
A Benja eso le produjo mucha gracia, aprovecho esa pillada para decirme que nunca antes le habia sucedido algo así. Que conmigo era la primera pareja que en la actualidad pasaba tanto tiempo solo besándose.
Yo ya no quería solo besos, pero no se podía y Benja cada vez que trataba de insinuar algo mas, se paraba y me dejaba sola. Por lo mismo su actitud de quedarse fuera de la habitación hasta que me durmiera

Una tarde estaba con un humor de los mil demonios, el estar tanto encerrada ya me tenía enferma. Y me sentía bien.

      - Vamos Benja, sácame a dar una vuelta - le dije llegando a él - Por fiiiiis
      - No. En dos días vamos al control y si todo esta bien. Nos iremos de vuelta a Chile - le hice pucheros, ya no sabía si quería volver. Eso significaba ir cada uno por su lado. Me había acostumbrado a tenerlo 24/7 conmigo.
      - ¡Quiero saliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiir! - le exclame
      - Ve a la terraza - me indico con la mano
      - Mira quien esta gracioso - le dije poniéndome de pie - ¿Vas conmigo o voy sola?
      - ¿Así? - me alzo una ceja
      - Si. Te lo pedí y me ignoraste - le reclame
      - Te mimo todo el día. Estoy pendiente de ti y dices que te ignoro - se burlo - Ven pesadilla y te hago un masaje
      - ¡No quiero masajes! - dije alto y claro - ¡Voy a salir!
      - Recuerda la ultima vez - dijo llegando a mi lado. Mi cara se contrajo y me aleje de él. - ¿Aún quieres salir? - me miro sonriente
      - ¡Que si! - camine por el pasillo hasta la habitación de Vicky. Si él no quería ir conmigo tal vez ella si. Golpee dos veces pero no abrió nadie.

Desde el pasillo Benjamín me miraba con cara divertido. Llego hasta mi, puso sus manos por mi espalda sobre mi vientre y su cabeza sobre mi hombro .

      - Mi mamá no esta - me indico estirando sus largos dedos sobre estomago. - Vamos te llevare a dar un paseo.


Al salir del edificio mi querido Benjamín, no intento tomarme de la mano, por mas que rozaba contra él. Lo intente tantas veces que termine resignada. Caminamos unas cuantas avenidas e hizo parar un taxi. Luego darle las indicaciones lo mire, esperando que me dijera donde ir.

      - ¿Donde vamos? - le pregunte recostando mi cabeza en su hombro.
      - Ya lo veras. He querido traerte hace varios días. - me beso el cabello - Hoy por fin se me hizo.
      - ¿Y no me dirás? - le pregunte buscando su cuello, para poder besarle
      - No. - acuno mi cabeza entre sus manos y me dio un beso. Juntamos solo nuestros labios. Cuando abrí mi boca para jugar con su lengua. ¡Pam! Se separo.

Nos quedamos en silencio. Los cuarenta minutos después. Cuando el taxi paro fuera de una vieja casona, me ayudo a salir del coche y toco el timbre.

      - Preparada - me dijo tomando mi mano entre la suya.

Nos abrió la puerta una mujer mayor quien saludo muy formal a Benjamín. Luego me dedico una sonrisa dulce y nos hizo seguirla.
Cruzamos un amplio patio de pasto, donde varios niños jugaban. Nos quedaron mirando mientras nosotros seguimos nuestro camino.

      - ¡Tío! - grito un niño de aproximadamente diez años que corrió hacia nosotros. Benjamín me miro y sonrió. Soltó mi mano y se puso a la altura donde le estiro los brazos a ese pequeño.
      - ¡Thomas! - lo regaño una mujer que salia de la puerta doble.
      - Perdón - dijo el niño al tiempo que Benja lo dejaba en el suelo. - Señora. - me dijo asintiendo con la cabeza
      - Hola Thomas - le dije poniendome a su altura y besando su cabeza
      - Ella es Renata. - le aclaro Benja.
      - ¡Woow! - dijo poniendo la mano sobre mi vientre. - Y aquí esta tú hijo - le dijo Thomas
      - Si. - le revolvió el cabello - Ahí esta mi hija.
      - ¿Es una niña? - pregunto. Benja asintió. Tenía una obsesión por decirle a todo el mundo que era una niña. Y aun faltaban dos semanas para que el medico nos confirmara el sexo, si es que se dejaba ver. - Seguro va a ser muy hermosa como su mamá

Me sonrieron los tres.

      - Pequeño bribón ¿Estas tratando de ligar con mi...? - y se quedo en silencio.
      - Benjamín. La hermana te esta esperando. -
      - Vamos - me cogió de la mano, pero yo lo frene.
      - Espera - le dije ante la cara de asombro. Camine de vuelta al lado de Thomas y una vez que estuve a su altura - Que sepas que tú estas muy guapo. Y si tuvieras unos años mas ligaría contigo también. - le bese la mejilla y me puse de pie, ayudada de la mano de Benjamín.
      - Tan feo soy que quieres ligar con Thomas - me dijo besando mi cabeza. - Me preocupare de mantenerlo lejos - dijo entre risas
      - Ridículo - dije soltando su mano y cruzando mi brazo por su cintura - ¿Que hacemos acá? - le pregunte. - ¿Esto es un orfanato? -
      - Casa de acogida - me aclaro. - Estamos de visita
      - ¿Y porque? - le pregunte deteniéndolo por obligación.
      - Cotilla. Mi amor eres una cotilla. Apadrino este lugar. - me dijo acunando mi cabeza en sus manos. - Quiero mostrarte todo de mi. - me beso casta mente - Y esto es parte de mi. Conozco a Thomas desde los cinco años. Además es mi ahijado. -

Su cara de diversión al mirarme a mi era ideduccible. Que mas tenia que saber de este hombre.

      - Ven ya lo veras y sabrás todo. - Depositando un nuevo beso seguimos nuestro camino.

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No era la reacción que quería causar en ella al momento de traerla a este lugar, luego de hablar con la Hermana Maggy y que le contara el como me había encontrado y todo lo que habían hecho por mi. Ella lloro, lloro no de emoción al saber la buena labor que hacia, si no lo hizo de pena. De pena de ver el hombre que en algún momento fui. 
Cuando se lleno de información, se puso de pie y me abrazo como nunca antes lo había hecho. Me beso lentamente hasta que se dio cuenta que no estábamos solos. 

Volvimos al patio para que Renata se impregnara de la labor que ahí se hacía. Le di su espacio, la deje que recorriera sola con la Hermana, tal vez eso la ayudaría. 
Me tenia en vuelto en un lió en mi cabeza. Me senté a mirarla y mientras lo hacia no paraba de pensar que estaba en la decisión correcta. Que aquella mujer que caminaba junto a los niños, cargando el mio en su vientre era la mujer de mi vida. 

      - Es muy linda tú novia. Padrino. - me dijo una pequeña vocesita a mi lado. 
      - Si que lo es. - le aclare revolviendo su cabello - Y no me la intentes quitar - bromé 
      - ¡Noooo! - me dijo frunciendo el ceño - Es un poco mayor para mi 
      - Es hermosa - le dije cuando la vi que tomaba a uno los bebes en sus brazos. Realmente era hermosa. 
      - Y es muy buena - 
      - ¿Como lo sabes? - le pregunte intrigado por su dicho 
      - A jugado con todos. Y te mira como si te quisiera mucho - me dijo el bribón 
      - ¿Tú crees? - 
      - Si. Seguro vuestra hija sera igualita a su mamá - 
      - Eso espero - 
      - Padrino. Te puedo hacer una pregunta - lo mire y asentí - ¿Ahora que tendrás tus propios hijos dejaras de venir? 
      - ¡No! - me pare del asiento. Y me agache a su altura - No dejare de venir. - le aclare - Solo que sera menos seguido. - Asintió - Renata vive en otro país y yo tengo que estar con ella y mi hija 
      - Ya veo - me dijo con sus ojitos tristes 
      - Jovencito - le dije para que me volviera a mirar - Prometo que traeré a Renata y la bebé todas las veces que se pueda. Pero hasta que ella nazca no podremos venir. Renata se debe cuidar. 
      - Y tu tienes que cuidarlas mucho. - me dijo abrazándome - No las puedes abandonar como lo hicieron conmigo 

Sus palabras me llegaron al corazón tuve que abrazarle mas fuerte para que no viera las lagrimas que se me escaparon. Estuve a punto de hacerle lo mismo que le hicieron sus padres a él. Estuve a punto de perder lo mas maravilloso que la vida me podría dar por una simple estupidez y desconfianza. En ese momento algo se abrió en mi pecho, solté a Thomas y camine con él de la mano hasta donde estaba Renata. Ella al verme supo que algo no andaba bien. Busco en mis ojos la respuesta pero yo solo la abrace. La abrace tan fuerte para que no se separa nunca mas de mi lado. 

      - Te amo. Te amo - susurre contra su oído. - Vayámonos a casa necesito besarte y acariciarte mi vida.

No dijo nada solo asintió, durante media hora, lo que para mi fue una eternidad ella se despidió de cada uno de ellos. Beso la cabeza de los niños y por ultimo a Thomas le dio un gran abrazo y prometió volver a venir en unos días.
Una vez arriba del taxi, ella se acurruco en mi pecho, ya era costumbre que hiciera ese tipos de cosa, pero nuestra relación aun no estaba para nada arreglada. Añoraba escuchar esas dos palabras salir de su boca,
necesitaba que me dijera cuanto me amaba, si es que aun lo hacia.
Pero sus besos, sus caricias no me mentían, este día la necesitaba mas que nunca.

      - ¿Quieres llevarme a comer? - me dijo sacandome de mis pensamientos. Asentí. - ¿Quieres hablar conmigo?- Negué con la cabeza. Se sentó bien en su parte del asiento y miro por la ventana.

No era eso lo que quería, la quería sobre mi, sentir su piel con la mía. Le cogí la mano pero ella la quito fuertemente. Esta vez fui yo él que se acerco. Y susurre en su oído.

      - ¿Que quieres comer? - le pregunte seductormente
      - Sorprendeme - me dijo levantando los hombros. - Siempre lo haces

Le bese el hombro y le dije al taxista la nueva ruta.

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EN DOS HORAS 1 AM DE CHILE. ESTARÁ EL OTRO. CAPITULO DOBLE