martes, 21 de abril de 2015

#47 Caminos Inesperados

Capítulo 47

Una noche y cambiaba el año, no era que creyera que esa noche también cambiaría mi vida. En realidad solo era una noche, hace años cuando tenía diecisiete me senté en el balcón de mi habitación, miraba la luna, miraba como todos en el jardín se preparaban para una noche que no tenía nada de especial. En lo particular no me gustaban las fiestas de finales de año, no me gustaba porque siempre me sentía sola aquella noche. Mis abuelos que no eran malas personas, me separaron de mi familia, de la gente que de verdad me quería. Preparaban grandes celebraciones donde llegaba tanta gente que nunca conocí, buscaba la manera de poder arrancarme hasta mi habitación y poder mirar la luna e imaginar que hacían en casa de papá.

Pero todo eso no era más que un triste recuerdo. Hoy miraba esa misma luna entre los brazos de Thiago y por primera vez pedía que esta noche cambiara el rumbo de nuestras vidas, que por fin pudiésemos tener un poco de tranquilidad, de poder disfrutar de nuestra familia de nuestro amor.

Hoy me sentía en familia, me sentía nuevamente querida. Todas las caras que nos rodeaban estaban con una enorme sonrisa en la cara, eran personas que de verdad querían lo mejor para nosotros. Eran nuestras familias.

Tía Renata ayer cuando fuimos a buscar la vajilla me pidió conversar con ella en la biblioteca. Las dos nos sentamos una frente a la otra en un incómodo silencio, hasta que luego de cinco minutos me miro con los ojos cargados de lágrimas y me pidió disculpas.

      - Necesitaba hablar contigo – suspiro – Estos últimos días he estado buscando el mejor momento para hacerlo, pero de verdad estaba buscando el valor para esto. Necesito pedirte disculpas, que me perdones por estar haciendo el papel de bruja en vuestras vidas.
      - La entiendo – le dije – Sé que no quiere volver a ver a su hijo pasar por nada malo
      -Todos sabemos que a mi hijo el mayor daño que le podemos hacer es precisamente lo que yo he estado haciendo. Lo lamento tanto, hija.
      - No se preocupe, Thiago…
      - Es mi hijo y te ama por sobre todas las cosas. Si tuvieron ese horrible accidente fue en parte también mi culpa. Yo gatille su ruptura. Thiago no hubiera estado a esa hora, ni en ese lugar si Carmen no te hubiera dicho esas cosas.
      - Eso fue un accidente. No se puede culpar por eso. De ser así yo también tengo culpa de eso, si no hubiese creído en la palabra de esa mujer…
      - ¿Qué mujer no creería eso?
      - Yo no debería haberlo hecho. Thiago me ha demostrado en muchas oportunidades que me ama incondicionalmente. Es cosa de mirarlo nuevamente.
      - Tiene el mismo corazón que su padre. Mi Benja es igual. Cuando aman lo hacen con el corazón. Pero quiero que volvamos a ser las mismas de antes. Yo te quiero muchísimo hija, te llegue a odiar en un momento cuando veía  a mi hijo y mi nieto tan pequeño y solo. Pero fue el mismo Thiago quien se encargó de dejarme claro que era su vida y el decidía como vivirla. 

Thiago me apretó más fuerte entre sus brazos provocando una involuntaria carcajada, que nos llevó a besarnos.

      - Familia – Dani tomo la palabra. Marcos cargando a su pequeña hija en un hermoso vestido rosa se ubicó a su lado – Debido a los últimos acontecimientos – sonrió a Thiago quien le tiro un beso – Y estando presente mis queridos suegros, mis padres y mis tíos – sonrió a mi padre – Quiero hacerlos participe de esta nueva alegría que llegara en poco más de seis meses.
      - No puedo creerlo – Thiago beso mi pelo - ¿Otra vez antes que nosotros?

Sonreí y me alce de hombros. Todos nos fuimos hacia ellos para poder felicitarlos y desearles lo mejor del mundo. Aunque yo ya lo sabía actué como si me hubiese tomado por sorpresa.
Thiago volvió a llegar a mí con Adam en sus brazos y me tomo de la cintura y beso mi cabeza.

      - Familia – se aclaró la garganta cuando todos le prestaron la atención que requería.
      - No puedes ser más repetitivo – se burló Dani – Nuestros hijos nacieron el mismo día ¿Quieres que vuelvan a compartir cumpleaños?
      - ¡Voy a volver a ser tío! – grito Ian
      - No, no es eso – soltó una carcajada – Solo les quería agradecer estar aquí compartiendo esta bonita noche con nosotros.
      - Yo me uno a lo que dice Thiago. Gracias a todos por estar aquí
      - Déjame hablar a mí, amor – me beso la cabeza – Para nuestro hijo, para Renata (que prontamente volverá a ser mi mujer) Es muy importante comenzar nuestra nueva vida en esta bonita y acogedora casa que hemos decidido será ideal para criar nuestra familia.
      - Felicidades – dijo tía Renata – Que solo dicha y amor cubra su hogar y sus corazones.
      - Gracias, mamá.
      - Bueno luego de lo que el aburrido de mi hermano dijo. ¡Ay! Se me olvidaba decirles que con Marcos estamos pensando… Bueno ya no queremos casarnos con una gran fiesta, solo una recepción con nuestras familias y seres más cercanos será suficiente, y solo por las leyes.
      - Pero hija – tía Naty se llevó las manos a la cabeza como si hubiera escuchado algo verdaderamente terrible
      - Mamá – reclamo Marcos – Nosotros ya lo hemos conversado con Daniela y estamos de acuerdo. A demás queremos casarnos antes de que este ¡Gooooooorda! – Dani un golpe en la cabeza provocando la risa en todos en la casa – Sabes que es una broma – se defendió

A las dos de la mañana tome a mi pequeño cuñado de la mano y a mi hijo en brazos y lo lleve a mi habitación, Dani siguió mis paso, tomo a Marcos y Vale. Le indique que dejara a Vale en la cuna de Adam y David en la cama que había en la misma habitación.

      - Cariño ¿Puedes cuidar a Adam mientras duerme? – le acaricie los cabellos mientras mecía a mi hijo
      - ¿Y si me quedo dormido? – Preguntó cerrando suavemente los ojos – Es que tengo un poco de sueño
      - No pasa nada, los vendré a comprobar
      - Bien – suspiro y giro su cuerpo para darnos la espalda.

Veinticinco minutos después volví abajo para integrarme en la conversación que estaba envuelto Thiago, su padre y Marcos sobre las leyes, a pesar que no era el ámbito de tío Benja se le veía muy cómodo en la conversación.

Thiago tomo mi mano y se la llevo a la boca “¿Se durmió?” gesticulo en silencio para no interrumpir. Asentí y le bese en la mejilla antes de irme donde mi padre.

Dani aun no volvía al salón y ya había pasado más de una hora, así que decidí ir en su búsqueda.
Toque suavemente una vez antes de abrir la puerta de la habitación

      - ¿Aun no se duerme?
      - No, cada vez que creo que ya está – suspiro – Abre esos hermosos ojos y ya comienzo todo nuevamente. ¿Y Adam?
      - Durmiendo, mientras sienta que está en nuestra cama, no abrirá sus ojos
      - Creo que será mejor que le diga a Marcos que nos vamos
      - Pero…
      - En serio, Vale no dormirá y te juro que no quieres conocerla con una de sus maravillosas rabietas
      - No diré absolutamente nada. Tú mejor que nadie sabe lo que es mejor para ella.
      - Gracias

***

      - ¿Cómo lo pasaste? – pregunto Thiago cuando se acomodó a mi lado en la cama, pasando su brazo derecho por mi estomago
      - Maravillosamente bien. Gracias –
      - Por nada, todo lo que quieras siempre, amor. – me beso el cabello
      - ¿Cómo te sientes? – pregunte acariciando la barriga de Adam

      - Cansado, pero feliz – volvió a besarme – Estoy con mi familia, nada puede ser mejor.

lunes, 13 de abril de 2015

#46 Caminos Inesperados

Capítulo 46

      - Él se encuentra bien, señora - me puso una mano en el hombro - Hable con él, su marido la escucha. Seguro su voz lo hará querer volver antes - corrió las cortinas de la habitación - Cualquier cosa que noté extraña no dude en apretar el interruptor de la derecha y vendré en seguida.

      - Gracias - le sonreí - ¿Puedo tocarlo?
      - Claro que si - me devolvió la sonrisa - Los dejo solos

Le volví a agradecer y atraje una silla al lado de la cama de Thiago.

      - Hola - contuve el llanto - Gracias por proteger a nuestro hijo, está afuera y te juro que se muere de ganas de verte. Gracias a ti nuestro Adam esta sanó. Si algo le hubiera pasado -sollocé y le tome la mano - Te amo, Thiago. Te amo tanto como amo a nuestro bebé, no nos volveremos a separar nunca más. Te lo juro, te daré ese otro hijo que me han pedido, te daré lo que quieras con tal que me perdones y volvamos a ser familia. Mi amor, solo mantente estable, sigue luchando como hasta ahora.

No sabía cuánto tiempo más podía estar, trataba de no llorar y ser fuerte para darle mucha más fortaleza a este hombre que tanto amaba. No quería perder ni un solo segundo a su lado, por lo que apoye mi cara en su pecho al tiempo que le regalaba suaves contactos con mis labios. Besaba sus manos y le pedía que volviera en sí, que me diera el placer de volver a escuchar su voz aunque fuese sólo para reclamarme e incluso echarme de su lado, lo aceptaría. Aceptaría lo que fuera.

      - ¿Cómo se encuentra? - me sobresalte al escuchar la voz de la enfermera y en ese momento me di cuenta que habían pasado casi cuarenta minutos
      - Igual - me alce de hombros - No reacciona
      - El sedante se le pasara en casi dos horas más, a partir de ese tiempo es lo que su cuerpo y mente estimen conveniente
      - Voy a salir para que ingrese la mamá
      - Bien - asintió - Le informa que pase a el mesón de aquí en frente antes de ingresar
      - Me gustaría cuando vuelva traer a nuestro hijo ¿Cree que sea posible? Le prometo que sólo será un momento
      - Veré que puedo hacer. No le aseguro nada, pero ya mañana lo pasaremos a una habitación normal y podrán incluso haber más personas con él
      - Voy por su mamá, gracias.

***

Dani, Marcos y tío Benja se fueron a un hotel cercano casi entrando la mañana, a pesar de estar reacia a que se llevasen a mi hijo con él lo deje en la entrada del hospital. Dani se haría cargo muy bien de él, lo bañaría y arreglaría para poder ver a su padre.

Cada una hora intercambia lugar con tía Nata para estar con él, casi no cruzábamos palabra alguna. Seguía siendo incómoda nuestra relación. No de mi parte, si no suya.
Mi padre llamó y cuando le informe la situación me dijo que vendría de inmediato, quería estar a mi lado y al lado de sus amigos, de los mismos que siempre lo habían apoyado.

A las seis de la mañana entro el doctor a la habitación, me pidió que saliese un momento para revisar al paciente y me informo que lo trasladarían a la habitación del quinto piso, pero antes de eso debían realizarle un par de exámenes para descartar nuevamente problemas cerebrales.
De solo escuchar que algo así le podía pasar hizo que un nuevo miedo consumiera mi cuerpo.

Al llegar al pasillo me encontré con tío Benja y mi padre quien al verme acortó rápidamente el espacio y me abrazo como sólo un padre puede hacerlo.

      - ¿Cómo paso la noche?
      - Bien, la anestesia ya dejo de hacer efecto. Pero papá aún no despierta
      - ¿Qué dicen los médicos? - me tomó de la mano y me llevó a los asientos
      - Que está bien, que solo hay que esperar - resople - ¿A qué hora llegaste?
      - Cerca de las cuatro de la mañana, me fui directo a descansar unas horas. Benjamín me dijo que no podíamos verlo y supuse que tú estarías con él
      - Solo me he separado de su lado para que entre su mamá
      - Lo sé, Magda quería venir, se quedó en casa con la niña. Por cierto ¿Dónde está Adam?
      - Dani se lo llevó al hotel. Gracias al cielo no le pasó nada. Thiago puso su cuerpo para protegerlo
      - Cuando me llamo Natalia para avisarme tuve mucho miedo, hija. Sabía que si algo les pasaba no ibas a poder reponerte. Gracias a Dios que solo fue un susto.
      - Aun así no voy a estar tranquila hasta que despierte, papá. No quiero volver a perderlo, lo amo demasiado.
      - Y él también a ti. Ahora debes tener paciencia y cuando despierte - suspiro - Necesitan hablar mi amor, necesitan tomar una decisión definitiva. Ya no pueden seguir con estas idas y vueltas. Tú más que él debe luchar por lo que quiere y si esa es tú familia tienes que hacerlo. Pero de corazón y con confianza. ¿Por qué Thiago y Adam estaban acá? Me habías dicho que pasarían la noche juntos.
      - La verdad es que llevaba tres días sin saber de ellos, no me contestaba y... - sollocé - Todo es mi culpa por haber desconfiado de él
      - No me gusta que me mientas - me limpio las lágrimas con sus manos - ¿Comiste algo?
      - No tengo hambre - me puse de pie y toque sus hombros - Gracias por venir papá. De verdad agradezco tenerte cerca
      - Siempre voy a estar para ti. Ve a ver a tú amor, cuando llegue Adam te iré a relevar tu lugar
      - Gracias, pero ahora ya pueden haber más personas en la habitación
      - Entonces iré contigo

Al llegar a la habitación de Thiago estaban sus papas con él y el médico quien le informaba los progresos sobre la evolución, y los resultados positivos de la tomografía que antes le habían realizado.
Nos quedamos los cuatro en silencio, todos con la mirada en su cuerpo, en las magulladuras que ya le habían aparecido en sus brazos. Tome su mano mientras en silencio le rogaba que despertara, que abriera sus ojos, que se diera cuenta que estábamos con él. Que estábamos a su lado todas esas personas que lo amábamos.
A las once de la mañana otra vez me encontraba a solas, mi cabeza la tenía apoyada en la camilla cercana a su cuerpo, su mano sujeta a la mía. Si lo sentía, si el sentía el calor y el amor que yo le entregaba saldría más rápidamente de esto, mucho antes estaríamos en nuestra casa con Adam y luchando por ser felices

Cada vez tenía más en claro que la felicidad no estaba predestinada para mí, que cuando sentía que la tocaba,  venia algo y derrumbaba mis cimientos. Cuando por fin salió de mi vida Ernesto, cuando tuve la fuerza para dejarlo y toda esa historia quedó atrás, cuando me sentí feliz con mi marido y mi hijo que pateaba mi panza todos los días. Llega Cota y caigo como la más estúpida en sus mentiras.

      - ¿Se puede? - la voz cantarina de Dani entró con mi bebé en sus brazos
      - Pasa - Sonreí de verdad al ver la carita de mi hijo cuando vio a su papá - ¿Cómo se portó mi cosa más hermosa?
      - Muy bien mami - me lo tendió Dani - Durmió en medio de nosotros - río - Ni Vale, ni Vale

Me acerque con él hasta el lado de su padre y lo hice tocarle su mano. Adam por instinto presiono su carita con la mano y comenzó a llamarlo, a balbucear cosas. Era su manera de decirle que aquí estaba, que lo quería a su lado. Dani nos dio la privacidad de quedar a solas.

      - Amor - comencé a decir - Hoy te vino a ver nuestro hijo, a su manera te está pidiendo que te recuperes porque quiere jugar contigo, quiere que le respondas cuando diga papá. Anda mi amor, abre tus hermosos ojos y ve que estamos contigo, a tu lado. Siempre. Thiago el castigo de verte en esta situación es mucho, lamento no haber confiado en ti. Lamento que estemos separados, lo lamento tanto mi amor.
      - Yo también - la voz ronca de Thiago me hizo saltar en la silla.

El aun con los ojos cerrados trataba de esbozar una sonrisa. Lágrimas de felicidad salían por mis mejillas, si bien esto podía ser un sueño o parte de mi imaginación, Adam como un loco gritaba "papá", sonreía y lloraba al mismo tiempo. La mano de Thiago hizo un poco de presión, yo le presione la mano en respuesta.

      - Voy a llamar a las enfermeras, necesito que me sueltes un momento - le suplique cuando trate de zafarme del agarré
      - No - respondió sin abrir los ojos
      - Te tienen que revisar, necesito que me confirmen que de verdad nos estás hablando
      - No - volvió a repetir - No quiero soltarlos y estar solo
      - Estaremos a tú lado siempre - le besé la mano - Te amamos Thiago Lackington. Y ya no nos separaremos aunque te pongas insoportable, aunque no me quieras a tú lado. Lamento decirte que no es tu decisión. Yo me quedo contigo y con mi hijo. Me quedo con mis hombres Lackington
      - Y yo me quedos con ustedes.

Le bese la mano que ambos nos sosteníamos y le di una sonrisa sincera, la primera sonrisa sincera desde que habíamos discutido, desde que estaba en este lugar.
Aun contra la voluntad de Thiago lo deje solo por un momento para salir a avisar tanto a las enfermeras como a la familia que ya estaba de vuelta con nosotros. Todo fue felicidad en ese momento, los mejores abrazos de mi vida los recibí de mi familia de sangre y política que nos esperaba afuera.

Tras unos exámenes de rutina nos terminaron de confirmaron que estaba bien, dos días más en este lugar y nos podríamos marchar a casa. Cuando le dije a Thiago me pidió que hablara con el médico y que le dieran el alta antes que se encontraba bien, no le gustaba quedar solo en la habitación. A medio día lo deje con sus padres para poder ir a darle de comer a Adam y aprovechar de comer algo yo. Mis dos hombres me necesitaban con todas las fuerzas para poderlos cuidar a ambos.

      - ¿Quieres que me lleve a Adam de vuelta a Santiago? – pregunto Dani que acababa de salir de estar con su hermano y por petición de este mismo volvía a estar con su hija
      - No, Dani – la abrace – Vamos a estar solo dos días más y es mucho tiempo para estar separados de él
      - Pero…
      - En serio. Tus padres se lo llevaran a dormir con ellos al hotel
      - Estarías mucho más tranquila pero te entiendo.
      - Gracias. – Le bese la mejilla – Manejen con cuidado y nos avisan cuando lleguen
      - Nos vemos en dos días, cuñada – se río


***

Sabía que los dos días que Thiago iba a estar en esa sala no serían fáciles, sobre todo cuando no me podía mover mucho de su lado antes que comenzara a llamarme. Pero al llegar a la casa fue muchísimo peor.
Adam no se acostumbraba a la nueva casa, Thiago se sentía inútil estando todo el día en cama. Mañana era la noche de año nuevo y contra todo pronóstico íbamos a tener la casa llena de gente. Sus padres, sus hermanos, mis padres y mi sobrina.

      - Ven a ver una película con nosotros – Thiago palmeo la cama a su lado – No tengo a quien abrazar con este brazo – hizo puchero
      - Mientras ustedes ven su película – les lance un beso – Yo voy a terminar de ordenar y revisar las cosas para mañana
      - ¿Qué más necesitas ordenar y limpiar? – se burló – Deja tus escusas y ponte aquí.
      - No son escusas Thiago – me disponía a salir cuando lo sentí en mi espalda.
      - ¿Entonces qué es? Llegue hace 3 días del hospital y cada noche te llevas a Adam a su habitación y no vuelves. ¿Crees que me he comido ese cuento que te acuestas cuando estoy dormido y te levantas antes de que despierte? Porque no es así, no has dormido conmigo. No te acercas para que te abrace, el último beso que me diste fue…
      - Cuando saliste del hospital, en el coche
      - Ves – me apretó más a su cuerpo – ¿Quieres que hablemos de lo que paso? Y no me digas que aún estoy débil, porque no es así y lo sabes.
      - Cuando saliste el hospital luego del peor susto de mi vida donde vi perdidos a los dos hombres más importantes de mi vida te dije que todo quedaba atrás y comenzáramos desde cero. Por segunda vez. – sonreí y entrelace sus manos con las mías sobre mi estómago – No tengo nada que decir con respecto a eso. Ya te dije y me perdonaste por dudar de ti. Creí que ya estaba aclarado
      - Creo que no lo está cuando mi mujer no duerme a mi lado
      - Necesitas descansar, ese es el real motivo
      - ¿Qué dijo el doctor? Que estaba bien. Y estoy bien
      - Ya lo sé. – Voltee la cabeza y le bese la mejilla – Dame tiempo
      - Si querías tiempo para que me pediste que me viniera aquí. Perfectamente me hubieras ido a cuidar al departamento
      - ¿Qué quieres Thiago? – Lo encare y alce la mirada hasta dar con la de él – Sé que no te acostaste con otra mujer, ni antes, ni ahora. Prometo que vamos a volver a la normalidad
      - Bésame – pidió

No le di opción a que lo volviera a repetir y me puse de puntas en los pies hasta alcanzar sus labios. Los labios de Thiago no dudaron ni un solo segundo en responder a mis besos, abrí la boca para que invadiera con su lengua, para que se llevara todo lo que quisiese de mí en ese momento.

      - mamá – llamo Adam desde la cama

Thiago dejo salir una carcajada y apoyo su frente con la mía. Antes de tirar de mi hasta caer en la cama al lado de nuestro hijo quien inmediatamente se lanzó sobre nosotros dándole con sus manos en el estómago de su padre. Apoye mi cabeza en el pecho, lo mire a los ojos y lo bese una vez más.

      - Tengo que volver a trabajar el lunes - Alce la cabeza y lo mire con el ceño fruncido – No, no me mires así
      - ¿Así como? – le guiñe un ojo
      - Carmen no estará en la oficina – me beso castamente – A penas supe lo que te dijo la despedí. Y aún tengo una conversación pendiente con mi querida madre. Sé que ella en parte la alentó a que yo sentía algo por ella. No quiero justificar a mi madre pero…
      - Lo entiendo – mentí – Tía Renata aún no me quiere a tu lado, pero yo te juro que no me iré nunca más
      - Lo sé. Y mi mamá debe entender que ya no puedo meterse. Esta es nuestra familia, son nuestros problemas.
      - Ah – le bese nuevamente - ¿Quieren helado?
      - No –

Trate de salirme de sus brazos, pero me tomo con más fuerza. Con Adam sobre él sus movimientos eran con dificultad pero no impidió que me hiciera cosquillas, a su vez yo le hacía cosquillas a Adam.
Entre los tres teníamos una verdadera melodía musical que solo fue interrumpida cuando el mal olor proveniente del pañal de nuestro hijo nos detuvo.
      - Puf, puf – repetía Adam con su carita de culpa. Mire el reloj de muralla sobre el televisor y me di cuenta que habíamos estado así por más de media hora.
      - Ven apestosito – Lo saque de sobre su padre – Voy a bañarlo
      - Llamare a mi madre y le diré que iremos a buscar la vajilla y nos quedaremos a comer
      - Bueno – le sonreí – Yo voy a conducir
      - Claro que no – de un salto salió de la cama y se dobló nuevamente de dolor 
      - ¡Thiago! – Lo regañe – No hagas estupideces
      - Mejor me quedo acostado hasta que tengas listo al niño y me ayudas a mí

Fui a la habitación de Adam a buscar ropa limpia y sobre todo un pañal limpio y deje todo sobre la cama. Thiago no se perdía detalle de cómo desvestía a nuestro cachorro y me comenzaba a desvestir yo también.
En este tiempo había aprendido que la manera más rápida y simple de bañar a un niño de un año sin quedar toda mojada era yo bañarme junto a él. Por lo que desde que se podía mantener en pie era habitual hacerlo de esa manera.

      - Ni se te ocurra quitarte la polera frente a mí – gruño Thiago tapando sus ojos
      - Ya sé que estoy gorda pero no necesitas hacer eso – le lance el pantalón de Adam – A veces eres tan…
      - ¿Gorda? – Se burló – Eres malditamente sexy, por eso no te quiero ver en tan poca ropa
      - Mentiroso
      - ¿Quieres comprobar? – Me alzo una ceja – Ven – extendió su mano – Siente si miento

Con las piernas desnudas camine provocativamente a su lado y corrí las mantas para escabullir mi mano entre su torso desnudo hasta llegar al elástico de su pantalón. Me detuve al ver que Adam no apartaba su mirada de nosotros.

      - Adam nos está mirando – le susurre a Thiago
      - Solo un poco más abajo – tomo mi mano y volvió a taparse con las mantas, mientras mi mano rozaba su pene erecto – Eres malditamente sexy. Apreté. Sube y baja. Me tienes loco. 
      - Ahora te creo – le bese mientras sacaba mi mano y volvía donde Adam
      - ¿Qué? ¿Me vas a dejar así? – Abrió mucho los ojos – Vuelve a poner tu culo en esta cama ¡Ahora!
      - No – le sonreí de medio lado – No voy a masturbarte con Adam mirando.
      - Y sigues buscando escusas para no estar conmigo. – Grito cuando cerré la puerta del baño - ¡Me las pagaras!
      - Ni lo sueñes, querido. Estas convaleciente y no soy quien para saltarme las instrucciones del médico.







lunes, 6 de abril de 2015

#45 Caminos Inesperados

Capítulo 45


Aunque no quisiera sabía que en cualquier minuto vería el coche de Thiago estacionado frente a la casa, no quería que llegara ese momento. Tampoco quería quedarme en este lugar, estaban nuestros recuerdos, era una prueba de las ilusiones que ambos habíamos puesto para formar por fin nuestra casa, nuestra familia.
Todo me recordaba lo que habíamos soñado, añorado. Ahora mismo lo único que quería era meterme en la cama, despertar y que fuera en los brazos de Thiago, que me besara y me dijera esas cosas que solo él podía decir.
Era una maldita pesadilla, era una maldita zorra. Y yo era una maldita estúpida que había caído perfectamente en todo.
Mire a mi hijo, mi pequeño Adam, era sin duda la parte mucho más difícil de todo esto, yo quería estar con él. No quería volver al comienzo, era todo tal como cuando había vuelto de España y tenía que verlo a escondidas. Esta vez la única y gran diferencia que Thiago lo permitía y que tenía a algunas personas de mi lado. Pero no era suficiente, no, no lo era.
Sabía que tenía que llamar a mi padre, pero no quería volver a llorar, me quebraría cuando tuviera que contarles que mi bonita historia de amor había terminado otra vez ¡Otra vez!

      - mamá – me llamo Adam – mamá

Camine a su lado, me senté en el suelo junto a él lo lleve hasta mi regazo y lo acune en mi pecho. Ambos sabíamos que era casi una despedida. Y me dolía mucho

      - Te amo, bebé – le bese su cabeza y el alzo la mirada hasta mis ojos – Sé que tú también lo haces, todos los niños aman a sus padres. Solucionaremos esto, bebé – suspire cuando el empezó a cerrar sus pequeños ojos – No te duermas, papá vendrá por ti. Qué más quisiera yo que te quedaras así a mi lado. Pero Thiago tiene razón, tienes que estar con él.

Casi dos horas después y cuando estaba terminando de guardar mi ropa en el armario de la habitación principal, esa donde se suponía que seríamos felices una luz lleno el lugar seguido de un golpe en la puerta. Thiago estaba acá.
Antes de salir de la habitación mire a Adam dormido cómodamente en medio de la gran cama y sonreí a pesar que ya se nos había agotado nuestro tiempo juntos.

      - Vengo por Adam – dijo con la cabizbajo sin entrar en la casa
      - Está arriba, se quedó dormido.
      - ¿Puedes traerlo? Es tarde aún tengo cosas por hacer
      - Pasa – le indique
      - No – anclo su mirada en la mía. Dolor, simplemente eso era lo que había en su mirada, el mismo que tenía la mía – No puedo entrar
      - Es tu casa también
      - Mañana arreglare los documentos para que este a tu nombre, a mí no me importa esta casa. Es tuya
      - No quiero la casa Thiago, bien sabes que las cosas materiales nunca me han importado
      - Lo sé, por eso te amaba más. ¿Puedes traer al niño?
      - Quiero hablar contigo. ¿Puedes pasar?
      - Si es sobre lo que paso, lo que te dijo Carmen no quiero escucharte. Si es sobre Adam, ya te dije que puedes verlo siempre que quieras. Si es sobre lo nuestro… Creo que ya decidiste
      - No quería que las cosas terminaran de este modo. Te amo demasiado Thiago, por eso te deje libre para que hicieras tu vida.
      - Si me amaras como dices… - se pasó las manos por el pelo – Creerías en mí, más que en la zorra de Carmen

No pude evitar llorar, Thiago tenía razón, le creía más a ella que a su palabra. Pero como dudar si yo los había visto salir juntos, precisamente era esa noche la que no dejaba de darme vueltas en la cabeza. Esa maldita noche en las que las pruebas gritaban que el pasaría una velada inolvidable a su lado, pero hay estaba yo, que me había quedo dormida y luego creí en su palabra cuando me dijo que todo era preparado para nosotros.

      - Voy por Adam
      - Gracias

Cuando le deje en sus brazos a Adam y le bese su pequeña cabecita no pude evitar volver a llorar, era casi como si lo dejara nuevamente.

      - Te llamare dentro de la semana para que puedas ver al niño
      - ¿Y mañana? ¿Quién lo cuidara mientras trabajas?
      - No te preocupes, había pensado tomarme unas vacaciones estos días para poder terminar de mudarnos.
      - ¿Puedo verlo por la tarde?
      - No. Te acabo de decir que te llamare

***

Habían pasado tres largos días desde que le entregue mi hijo a Thiago y aun no me llamaba para poder verlo, lo había llamado yo al segundo día pero no me cogió las llamadas. En la desesperación llame a Dani y fue ella quien me contó que le creía a su hermano, que sabía por Marcos que todo era una mentira.
Su información no hizo más que abrir nuevamente la herida y llore hablando con ella, he llorado cada minuto en que no he podido comunicarme con él, cada minuto que pasaba y yo seguía dudando de su palabra.
Nadie sabía dónde se habían metido, los fui a buscar al departamento, los fui a buscar a casa de sus padres aun ganándome el odio de su madre por dudar de la palabra de su hijo.

Hoy era nochebuena, se suponía que estaríamos juntos los tres esta noche. Aun a pesar del dolor que sentía yo quería estar con ellos, ver la cara de Adam cuando abriera sus presentes, verlo aunque fuera una noche bien, estando a mi lado.
Mi móvil sonó y el nombre de Dani se ilumino.

      - Renata – contesto con la voz entre cortada
      - ¿Cómo estás? – trate de sonar alegre, una alegría que no sentía
      - Renata, estamos llegando a tu casa –
      - ¿Qué pasa?

La comunicación se cortó, y a los minutos ya tenía el coche parado fuera. Dani se bajó corriendo y al ver su cara hizo que un frio terrible se apoderada de mí.
Me abrazo tan apretado, mientras sollozos salían de su cuerpo

      - Lo siento – me dijo apartándose – Vamos, no tenemos tiempo
      - ¿Qué? ¿Dónde?  Me asustas Daniela
      - Tuvieron un accidente – dijo tapándose la cara – Thiago y Adam están en un hospital
      - ¿Qué le paso? – Volví a la casa para tomar mi cartera y seguirla al coche – Daniela por el amor de Dios ¿Qué les paso?
      - No lo sé, se les vino un coche encima. No sé nada más
      - ¿Dónde están? – Le pregunte acomodándome en la silla – Por favor
      - En la clínica Valparaíso.
      - Dios

No sé cuánto tiempo había pasado, ni hacia donde nos dirigíamos lo único que veía y ni siquiera claramente eran las luces que avanzaban a mi lado derecho, si cambiaba o no cambiaba el paisaje no me daba cuenta, si decían algo dentro del coche tampoco era consciente.
Tal vez habían pasado dos o tres horas desde que Dani había llegado a casa, veía la carita de mi Adam riendo a carcajada sentado en el regazo de Thiago, la angustia en mi pecho era imposible de soportarla. Un gran sollozo inundo todo el coche, tenían que estar bien. Mi hijo y Thiago, ¿por qué la vida se empeñaba en no dejarnos ser felices?

      - Tranquila Renata – me dijo Dani volteando en su asiento para tocar mis manos
      - Solo quiero saber cómo están
      - Van a estar bien. Son unos hombres fuertes, ya verás que todo será un horrible susto
      - ¿Cómo te enteraste?
      - Estaba bañando a la Vale, el teléfono local sonó y Marcos me dijo que mi mamá quería decirme algo. A ella la llamaron desde el Hospital.

Con las manos temblorosas y con la mirada fija de Dani busque en mi cartera el móvil, necesitaba hablar con tía Renata, ella tenía que decirme como estaba mi hijo, como estaba Thiago. Una, dos, tres llamadas y ella no se comunicaba conmigo. El teléfono de Dani sonó, miro de reojos a Marcos mostrándole la pantalla y contesto

      - Hola papá… si… vamos en camino… viene con nosotros… ¿Cómo están? – Un sollozo se le escapó al escuchar la respuesta y mi corazón comenzó a latir aún más fuerte. Tenía miedo, muchísimo miedo. - ¡Dios!... Si… Gracias, te quiero papá… Nos vemos en un rato

Al cortar la llamada me quedo mirando y tomo nuevamente mis manos con las de ella

      - Daniela dime como están
      - Ya estamos por llegar. Los médicos nos dirán como se encuentra
      - Daniela, por favor. Que fue lo que te dijo tú papá – grite - ¡Son mi familia!
      - También es mi hermano y mi sobrino. Están esperando que les den información, llegaron hace media hora. No saben nada más que están operando a Thiago.
      - ¿Y mi hijo? ¡Dios! Me voy a morir si les pasa algo, no voy a poder soportarlo
      - Ya verás que será solo una mala experiencia. Confió en Dios, confió en que estarán muy bien.

Desvié la mirada hacia fuera del coche, ya estábamos en la ciudad, las luces iluminaban el interior, las luces me hacían desbocar aún más los latidos del corazón.
Cuando Marcos detuvo el coche en el ingreso de urgencias, no espere a Dani me baje tan rápido como pude y corrí hacia el interior.
Busque con la mirada por toda la sala la cara de los padres de Thiago, algo que me dijera donde lo tenían, y como se encontraba. Los sentimientos eran contradictorios y todos malos, por un lado quería saber de mi hijo, por otro lado del hombre que amaba. Si algo les pasaba simplemente perdería mi corazón, porque los dueños de él estaban en algún lugar de este hospital.
Sin perder más tiempo me acerque al mesón.

      - Buenas Noches, mi esposo y mi hijo fueron ingresados en este lugar.
      - Buenas noches, sus nombres por favor
      - Thiago Lackington y Adam Lackington
      - Un momento por favor, vengo enseguida con información – Asentí

Cinco minutos después la señora no salía, Dani llego hacia mí y me indico que sus padres estaban en el tercer piso. Le rogué y le suplique que fuera hasta ese lugar y me informara mientras yo esperaba a la señora.

      - Señora – me toco el brazo una mujer – Su esposo está siendo sometido a una operación en el hombro derecho, por suerte se encuentra fuera de riesgo vital.
      - ¿Y mi hijo? Adam Lackington, estaba con él
      - El niño no figura en las listas, no ha sido ingresado
      - ¿Cómo qué no? ¡Estaban juntos! Por favor es mi hijo
      - Lo siento, no está en los registros
      - Por favor, por favor – suplique – Es mi bebé, tiene un año
      - Los familiares de su marido están en el tercer piso puede reunirse con ellos, tal vez ellos tengan información de su hijo

Ni siquiera le di las gracias a la mujer corrí escaleras arriba, sentía como el pecho me presionaba ante la falta de oxígeno, ante la falta de información. ¿Dónde estaba mi pequeño? Me detuvo en el segundo piso y le suplique a Dios que esto fuera una estúpida pesadilla, quería despertar y verlo a mi lado.
Al llegar al tercer piso la sala era más pequeña y de inmediato me encontré con tía Renata y los demás de la familia. Corrí hacia ellos para terminar de acortar el espacio entre nosotros y aun en contra de todo lo que había pasado me eche en los brazos de ella, como cuando era una niña, como cuando me consolaba en esos momentos en que extrañaba mucho a mi mamá. Sentí su abrazo tan sincero, ella sufría lo mismo que yo. Las dos en medio de la habitación abrazadas.

      - Thiago estará bien, es un hombre fuerte. Tranquila hija. – me dijo Tío Benja llegando por detrás de nosotras
      - ¿Dónde está mi hijo? Quiero ver a mi hijo – pedí soltándome un poco.

Dani llego hasta mi con mi niño entre sus brazos, su pequeña carita se ilumino a penas me vio a su lado.

      - Mi amor, mi vida. Estás bien. Tenía tanto miedo mi amor. – lo abrace y lo bese como si no hubiera mañana. Lo tenía conmigo.

Lo lleve hasta las sillas que se encontraban en el lugar y lo toque por todos lados, su ropita estaba sucia, su carita aun iluminada demostraba tristeza, como su supiera que algo no estaba bien. La mitad de mi corazón volvió a tener vida en ese momento y lo atraje de nuevo hacia mi lado.

      - Mami está aquí mi amor, tranquilo.

Las dos horas restantes fueron muy duras, nadie nos decía nada, tío Benja bajo a la cafetería y nos trajo bocadillos a todos, a duras penas intente comer algo. Necesitaba fuerzas, le di de comer a Adam y lo acurruque en mis brazos hasta que se durmió. Tía Renata me conto que cuando llegaron y preguntaron por Thiago en el mesón principal una señora se les acerco con Adam entre sus brazos, el niño estaba asustado y no había parado de llorar en las tres horas que estaban en el hospital.
Aquella mujer que cuido a mi hijo como si fuera suyo vio como el coche se salió de la pista y Thiago por proteger a Adam se llevó todo el golpe, la rápida llegada de la ambulancia había hecho que el accidente no fuera mayor y sobre todo su rápida llegada a Adam.
No podía parar de llorar al imaginar cómo había sido, yo en el lugar de Thiago no hubiera dudado ni un solo segundo en poner mi vida antes que la de mi hijo. Aunque ahora me muriese de la desesperación de no saber nada.
Las puertas dobles que decían solo personal autorizado, cuya frase la había leído más de trecientas veces en todo este tiempo, se abrieron. Un hombre vestido en bata verde salió y con cara de cansancio dijo

      - Familiares de Thiago Lackington

Todos nos paramos sumamente rápido y llegamos a su lado

      - Soy su madre y ella es su mujer – dijo tía Renata pasando un brazo por mi espalda para llegar a su altura.
      - Dame al niño – pidió Dani y yo negué con la cabeza.
      - Bueno – se aclaró la garganta – Thiago está fuera de peligro, se encuentra sedado por la operación pero su pronóstico es bastante favorable. Esperamos que retome la consciencia dentro de las próximas horas.
      - ¿Está bien? – pregunte titubeante
      - Si señora – sonrió – Su marido se encuentra en perfectas condiciones, lo vamos a trasladar a una sala intermedia hasta que despierte. Pero no tienen nada que temer, solo fue un buen susto, un poco de terapia y será el mismo de siempre.
      - Gracias a Dios – dijo tía Renata -  Muchas gracias Doctor. ¿Cuándo lo podremos ver?
      - En veinte minutos vendrá una enfermera a buscarlos, solo pueden entrar de a uno, no queremos correr riesgos innecesarios.
      - Muchas gracias – dije y camine a la silla dejándome caer

Abrace muy fuerte a mi hijo y bese su cabecita, silenciosamente le agradecí a Dios y a mi madre que lo dejan conmigo en este lugar, que le dieran una nueva oportunidad. Esta vez no me separaría de él ni un solo centímetro, aun cuando me echara y me reclamara todo lo que quisiese.

      - Papi está mi amor, no dejo de luchar por estar con nosotros. Ya verás que se pondrá bien y en un rato lo veras.
      - Mi hijo no hubiera aguantado estar lejos de su hijo – dijo tío Benja tocando la cabecita de su nieto – Este niño es su vida. Menuda nochebuena estamos teniendo.
      - Pero estamos todos juntos – río tontamente Dani abrazándose a Marcos -  ¿Cómo estará nuestra hija?
      - Bien – dijo tía Renata – Ian llamo hace un rato y dijo que ni cuenta se había dado que no estaban
      - Mi niña. – Dijo Dani – Thiago tiene la culpa, le gusta ser el centro de atención
      - Daniela – la regaño su madre
      - Mi amor, cuando lleguemos a casa tienes que abrir tu regalo.
      - Da igual, bebé. Lo importante es que mi cuñado y Adam están bien.
      - Yo pienso lo mismo – acoto Dani – Pero no pensaras eso cuando veas lo que tengo para ti – rio - ¿Puedo ser la primera en ver a Thiago?
      - Dani – le dijo Marcos – Renata o tu mamá.
      - Necesito ser yo y decirle algo a mi hermano. – Puso las manos en posición de rezar - ¡Por favor!
      - Hija – la llamo tía Renata – Yo creo que Thiago querrá ver primero a su mujer ¿No crees?
      - No – dije  - Primero puede ir usted.
      - Qué más quisiera yo hija – me tomo una mano – Tú eres su mujer, debes entrar y decirle cuanto lo amas, eso le dará fuerza para salir antes de todo esto.
      - Gracias – asentí – Pero todos aquí saben que nosotros no estábamos juntos.
      - Eso fue un mal entendido hija – me dijo tío Benja – Renata tiene razón y debes entrar tú.
      - Él sabe porque te lo dice – completo tía Nata
      - Así es, aunque no nos guste hablar y recordar ese momento. Cuando estuve en el hospital y aunque fue mucho más grabe y yo si estuve con riesgo vital, escuchar la voz de Renata y sentir a Thiago me ayudo para luchar. Así que adelante y dame a mi nieto que la primera en verlo serás tú.

No tenía medios con que debatir lo que acababa de decirme si bien esa historia ya me la sabia casi de memoria, no así sus hijos. Secretamente estaba esperando que me relegaran para ser la última en poder estar con él un momento, que fuera a ser la primera… Iba a poder decirle todo, poder suplicarle que se quedara con nosotros.

Me acerque al mesón y le pregunte a enfermera a qué hora podríamos ver a Thiago y si podía llevar conmigo a Adam, a pesar de todo ella me dijo que no. Que ya mañana por la tarde podría verlo el niño no antes.

       - Gracias  - dije frustrada
      - Tranquila. – dijo Marcos poniendo su mano en mi hombro – El doctor dijo veinte minutos y aun no pasan. Escuchaste que esta fuera de peligro. No le digas a mi suegra – se acercó a mi oído y susurro – Pero hierba mala nunca muerte

Una pequeña sonrisa se me hizo en la cara en el minuto exacto en que Marcos me guiñaba un ojo entro un enfermera.

      - ¿Familiares del Señor Lackington? –
      - Nosotros – dijo Marcos pasando su brazo por mi hombro
      - Me envía el Doctor Arce – asentimos
      - Yo iré – dije fuerte y claro. Ella asintió y antes de seguirla fui hasta donde tío Benja y bese las mejillas de mi hijo – Voy a ver a papá mi amor, se bueno con los abuelos.
      - Besa a mi hijo por mí – me pidió tío Benja

Seguí a la enfermera por un largo pasillo lleno de puertas blancas y cada una con una pequeña placa que identificaba quien se encontraba dentro, al llegar al final del pasillo doblamos a la derecha y las murallas blancas fueron cambiadas por vidrios, dos pasos más adelante vi el cuerpo de Thiago acostado sobre una camilla con a lo menos tres máquinas conectadas a él. Un escalofrió me recorrió y me detuve al momento en que la enfermera abrió la puerta para mí.