jueves, 5 de febrero de 2015

#36 Caminos Inesperados

Capítulo 36


El calor era insoportable para seguir durmiendo, cuando trate de desemperezarme me encontré con una larga pierna sobre la mía. Gire mi cabeza tan rápido hacia la derecha que me encontré de frente con Thiago y sus preciosos ojos abiertos.

      - Buenos días – susurro besando mi nariz
      - Buenos días – respondí media perdida en el tiempo y en el momento.

¿Qué había pasado? Trate de mover mi cuerpo, pero la pequeña mano de Adam estaba en medio de mi camisa sujetando firmemente uno de mis pechos.

      - ¿Cómo dormiste? – volvió a decir olvidando a Adam
      - Bien – no sabía que decirle, tenía una gran laguna en mi cabeza.

Lo último que recuerdo es que vine a comprobar a Adam y este me abrazo y me tire en su lado. Al estar todo oscuro me dio sueño y me permití dormir un momento esperando a que Thiago llegara.
Ahora estaba aquí, sin polera y con una pierna sobre las mías. Era tal y como hacía un año atrás dormíamos. Era tan grande mi barriga en ese tiempo que no era otra opción.

      - Me recuerda a alguien durmiendo así – dije sin pensar
      - A mí también. –

Dicho eso se salió de la cama, no le aparte la vista de su cuerpo en ningún momento, era tan guapo, tan deseable, y había sido tan mío.

      - Ve a ducharte, desayunamos y te llevamos a casa
      - Gracias – dije con vergüenza que no sentía. – No despiertes a Adam aún.
      - ¿Por qué? – alzo una ceja
      - Porque anoche no quiso nada en la noche, lo último que comió fue a eso de ocho. Despertara muerto de hambre
      - ¿Dio mucha guerra?
      - Para nada, ame pasar todo el día con él. En casa de mis padres se portó como un rey, lo hubieses visto jugando con lodo
      - ¿Con lodo? – Abrió mucho los ojos - ¿Lo dejaste jugar con lodo?
      - Carol lo estaba haciendo – mi tono de voz era de disculpa, no debería haberlo dejado o tal vez haberle dicho – Lo siento
      - No tienes porque Renata, solo que no lo había hecho nunca.
      - Lo paso fenomenal. Luego te muestro las fotos que le hice. Lo hubieras visto reír.
      - Me lo imagino – acaricio su cabeza – Anoche te saque los jeans para que estuvieras cómoda, en el baño hay toallas y todo lo que necesites.
      - Gracias

Salí de la cama siendo consciente de que no apartaba la mirada de mí y de mi desnudes de la cintura para abajo, llevaba bragas pero ahora mismo me sentía desnuda. Acomode y baje más mi camisa, pero era imposible se me veía todo el trasero de igual modo. ¡Que incomoda por dios!

Luego de una re confortable ducha y volver a ponerme los jeans sin bragas ¡Sin bragas! Me sentía más cerca de Thiago, olía a su gel de baño. Deje el baño para adentrarme a la habitación cuando oí murmullos.

      - ¿Te lo pasaste bien con mami? Eres un pequeño con mucha suerte, te das cuenta mi amor que no puede estar lejos de ti. Eso la hace estar más cerca de mí. Gracias por haber llegado a nuestras vidas Adam, eres lo que aún nos une.

No pude contener las lágrimas que se me escaparon en ese momento, Adam era lo único que nos unía, el mismo lo dijo. Ya no me quería, ya no me necesitaba, ya no era su mujer. No era tan solo el hecho de estar divorciados, era simplemente que ya no sentía nada por mí.
Quería salir del departamento rápidamente, quería irme y tener mi espacio, pensar que haría a continuación. Thiago había dado vuelta la página y yo seguía pegada a la misma historia. Cuando desperté sentí que nada había pasado, que aun seguíamos siendo familia. Pero no, fue solo parte de mi imaginación, mi corazón y  mi mente quisieron creer eso. Quisieron creer que había posibilidades.

Abrí suavemente la puerta y evite a toda costa ver su rostro. Adam seguía dormido. No esperaría hasta que despertara, si eso pasaba iba a ser incapaz de dejarlo.
Me acerque a la cama e incline mi cuerpo para besar su cabeza.

      - Te veo el lunes mi amor – susurre en su pelo aspirando el olor de mi bebé.

Thiago no dijo nada y me dejo salir de la habitación, al llegar al comedor vi que estaba todo preparado para una cena, la mesa puesta muy románticamente.
Le había estropeado la salida a él quedándome dormida, estaba segura que no había vuelto solo en la noche y yo… y yo estaba aquí, si hubiese estado despierta hubiera visto la cara de la maldita que lo había apartado de mí.

No, no era culpa de ninguna mujer que no estuviera conmigo, era mi culpa por haberlos dejado. Si Cota no hubiera hecho eso, si yo no hubiera preferido a mi hermana antes que a mi hijo, antes que a Thiago, todo sería tan distinto ahora mismo.
No estaría huyendo del que fue mi hogar. Tome mi bolso de sobre el sillón cuando Thiago me tomo por el brazo fuertemente

      - ¿Dónde vas? – gruño

En su cara podía ver el desconcierto que tenía.

      - Suéltame – dije entre furiosa y asombrada por su actitud
      - No – espeto – Hasta que me digas donde ibas
      - A mi casa, o que se yo. – Respondí a gritos – ¿Qué más da?
      - Ese no era el plan – dijo un poco más tranquilo – Te íbamos a llevar nosotros
      - Suéltame – volví a gritar – Suéltame
      - ¿Qué te pasa Renata? ¿Por qué reaccionas así?
      - Me haces daño – dije ya sin poder contener las lágrimas – Me duele. Suéltame
      - Perdón – dejo de ejercer fuerza pero aun así no me soltó - ¿Por qué? ¿Por qué siento que estas huyendo nuevamente?
      - No estoy huyendo – jale mi brazo con más fuerza de la necesaria para soltarme de su agarre – Dije que volvería el lunes. Tengo que ir a trabajar
      - Ambos sabemos que eso es mentira. – se pasó las manos por el pelo, era su manera de pensar y relajarse. - ¿Por qué?
      - Thiago no compliquemos las cosas, estamos bien de esta manera…
      - No. Tú estás bien de esta manera. Yo estoy hecho una mierda.
      - No lo parece – conteste mirando hacia la mesa perfecta – Me doy cuenta de las cosas
      - ¿De qué das cuenta? Si te dieras cuenta de las cosas como dices no te estarías yendo y…
      - Y…  ¿Qué Thiago? Ni siquiera eres capaz de mírame a la cara
      - No puedo. No puedo con esto Renata. Es demasiado tenerte cerca
      - ¿No sabes cómo decirme que no quieres que vuelva a cuidar a Adam? ¿Es eso? ¡Dime por Dios!
      - Es más que eso.

No quería seguirlo escuchando, no quería oír cuando me dijera que ya no había más. Que el tiempo que llevábamos haciendo esto estaba mal. Que tenía una nueva pareja, que ella se ocuparía de él. No sé, lo que fuese no quería oírlo.
Con las lágrimas corriendo por mi cara me fui hacia la puerta, a paso decidido y sin intensión de volver atrás. Que Dios me ayudara pero ya no podría ser capaz de pasar mucho tiempo separada de Adam, teníamos una conexión mi hijo estaba feliz cuando yo estaba cerca. Me iba a necesitar y yo a él mucho más.

      - ¡Por eso termino nuestro matrimonio! – grito Thiago cuando abrí la puerta principal del apartamento – No me dejas hablar y tú tampoco dices nada.

Cerré de un portazo y me voltee para enfrentarlo.

      - ¡Que quieres decirme! – Le grite - ¡Anda dime!
      - Anoche cuando salí…
      - No quiero escuchar como arruine tu noche – lo interrumpí – Está muy claro que no salió como esperabas. ¡No lo hice con intensión!
      - ¡He dicho eso! Por una puta vez puedes dejarme hablar.
      - Anda, se rápido –
      - Claro que no salió como yo quería – gruño y apunto la mesa – Eso lo había preparado para nosotros. Pero tú estabas dormida. Te desperté. – Sonrió – Incluso hablamos
      - ¿Hablamos? –
      - No me digas que no te acuerdas. No estabas precisamente tan dormida. Te dije que había traído comida. Adam despertó y lo volviste a recostar, vine a preparar todo. Cuando volví estaban ambos dormidos nuevamente.
      - ¿La comida era para mí? – pregunte incrédula, pero no me dejaría envolver. El ya no me quería y nada podía hacer. Tenía que esperar lo peor, era eso lo que pasaría.
      - Te acabo de decir que no puedo tenerte cerca ¡Y no es que quiera que te vayas! – Dijo antes de que lo fuera a interrumpir – Pensé que te había olvidado, que ya no sentía nada por ti.
      - No digas nada de lo que puedas arrepentirte – le aclaré
      - Me arrepiento de tantas cosas en esta vida, una de ellas es de no haber estado a tu lado en el momento en que decidiste hacer esa estupidez.
      - Nada podías hacer
      - No estés tan segura, te habría hecho ver que nada era más importante que Adam, siempre estaré dolido por eso. Pero te amo, maldita sea, te amo. Ayer termine de darme cuenta que es la puta y simple verdad. Entre nosotros nada comenzó bien. Ambos metimos la pata desde un principio. Pero tenemos un hijo maravilloso que te necesita, que nos necesita a ambos. Verte con Adam, es eso lo que más me mortifica, no pude dar vuelta la página en un año sin saber de ti. Mucho menos poder hacerlo ahora, teniéndote en mi casa, en mi espacio, sobre mi cama, con mi hijo todos los días.
      - ¿Por qué me dices esto? – no, no, no.

Era precisamente lo que yo quería escuchar, pero aun así estaba aterrada de que fuera a despertar, comencé a caminar suavemente hasta estar frente a él. Tan cerca que sentía el calor que su cuerpo emanaba, era mi oportunidad de hacer un movimiento y si tenía que despertar lo haría pero antes sentiría sus labios nuevamente en los míos.

      - No creo que necesites un porque muy elaborado.
      - Dijiste que lo único que nos unía era Adam
      - Yo no te dije eso
      - Se lo dijiste a Adam mientras me duchaba
      - ¿Nos espiabas? – Alzo una ceja y levanto su mano suavemente hasta posarla en mi mejilla – La señorita nos estaba espiando, le dije eso, creo. No sé, pero a ti me unen muchas cosas – susurro – Ahora mismo me une una ternura, una pasión y unas ganas aterradoras de hacer el amor. Pero te juro que trato de ignorar ese llanto que proviene de la habitación
      - Despertó – deje descansar mi cara en la mano de Thiago, sin dejar de perderme en sus hermosos ojos. – Iré a verlo
      - ¿Quieres salir a cenar conmigo esta noche? Tú y yo solos
      - ¿Cenar?
      - Ya te dije, comenzamos mal, esta vez sí vamos a darnos una nueva oportunidad que sea como tiene que ser. Vamos a ir a citas, al cine, al parque. Puedes quedarte aquí con nosotros las veces que quieras, hasta que te sientas preparada para volver a vivir y a compartir todo conmigo ¿Te gusta esa idea? ¿Quieres empezar de cero conmigo?
      - Creo que empezaremos en 1 – me reí – Y ese punto necesita mi atención

Me puse en puntillas y roce un beso en los labios de Thiago, camine con las piernas temblantes hacia la habitación. Tenía mucho que pensar… Antes de poder abrir la puerta de la habitación Thiago volvió a tomarme por el brazo, me volteo hasta estar de frente a él.

      - Así se dan los besos – me empujo contra la pared y me beso.

Al más puro instinto lleve ambas manos a su cabeza y lo jale por los pelos, haciendo más profundo nuestro beso. Su lengua arrasaba todo dentro de mi boca, me saboreaba, me consumía por completo en ese beso. En nuestro beso.
Un grito de Adam nos hizo volver a los dos de ese momento de pasión, de nuestra entrega y con la respiración entre cortada abrimos la puerta.
Thiago se lanzó sobre la cama sin tener ni un cuidado tomando en volada al niño y dejándolo al aire sobre su pecho.
Verlo de esa manera y con esa sonrisa hizo que mi corazón diera un brinco emocionado, de felicidad. Me quede en el umbral de la puerta observando como lo había hecho pasar del llanto a la risa en cosa de unos minutos. Mis chicos.

      - Mira a quien tenemos aquí campeón – le dijo Thiago cuando lo dejo sentado sobre su estómago apoyado en sus piernas. – Es mami.
      - mamamama – llamo Adam riendo
      - Ven – dijo Thiago palmeando la cama a su lado – Tenemos algo que contarle a nuestro hijo.

Me encogí de hombros y puse mi mejor sonrisa. Me senté a la altura de Adam y le bese sus pequeñas mejillas.

      - Hola mi amor – el bribón de mi hijo tiro sus brazos a mi cuello pidiéndome que lo cargara. – Ven con mamá

Cuando iba a poner mis manos en él, Thiago tiro de mí y caí acostada a su lado.

      - Eso está mejor – río – Amigo tenemos algo que decirte – repitió Thiago mientras Adam forcejeaba por venir a mi lado.
      - mamamama – reclamaba casi a punto de ponerse a llorar nuevamente.
      - Ok, comprendo – lo dejo con cuidado en medio de los dos – Estate quieto un momento – lo regaño cuando vio que comenzaba a hurgar en mis pechos – Ni modo. Me voy a la ducha
      - Te dije que despertaría con hambre – me burle
      - ¿Pero tiene que ser de tus pechos? – Pregunto – No es que lo culpe – río – Luego le digo, igual para él no es tan importante como llevarse un pecho tuyo a la boca
      - ¿Te molesta? Nunca me habías dicho nada al respecto
      - Claro que no, me encanta que lo haga. – Nos besó la cabeza – Dale lo que pide, luego desayunamos los dos.
      - Ok, después de eso me iré – desabotone mi blusa en para darle acceso a Adam a mi pecho
      - Pensé que pasaríamos el día
      - No puedo. Ya te lo había dicho
      - Quédate, hagamos algo en familia. Vámonos a pasar el fin de semana a la playa
      - Dijiste que iríamos lento – le recordé
      - Verdad. Piénsalo

Dijo eso y se perdió dentro del baño. Negué con la cabeza y sonreí sola. Mire a mi niño que no me apartaba la vista de encima y bese cada uno de sus deditos. Hoy era una mañana diferente, llena de emociones. Pero aun así debíamos ir despacio, con ellos me iría al fin del mundo sin siquiera pensarlo. Pero todo era demasiado lindo y perfecto para ser verdad.

      - Pronto, pronto mi amor estaremos juntos para siempre. Con tu papi ya somos novios nuevamente.


***

Irme del departamento me resulto más difícil de lo que pensé, Thiago intento convencerme. Me beso una y otra vez esperando que cambiara de opinión y estuve a punto de ceder, fue la llamada de Nacho la que lo impidió. Ellos tenían un compromiso y yo claramente no estaba en sus planes en esos momentos, Thiago insistió que los acompañara que era un comienzo demasiado perfecto. Solo le recordé que en la noche teníamos una cita y que esperaba que me llamara para darme la hora y el lugar.

Cuando llegue a mi casa, lo primero que hice fue poner la ropa sucia a lavar. Ponerme algo cómodo y  comenzar a limpiar por todas partes. Con eso dejaba de pensar y darles tantas vueltas a las cosas. Tenía que decirme a mí misma, que nada malo iba a pasar. Que estaríamos juntos hasta… o tal vez era nuestro felices por siempre… no lo podía saber. Pero estaba dispuesta a dar una vez más la pelea. Ya no había un Ernesto que se interpusiera entre nosotros, ya nada podía salir peor de lo que salió la última vez. Nuestra más grande dificultad éramos nosotros mismos, nuestras inseguridades y miedos. Nada más.
Por dentro sabía que no sería fácil, su familia ya no confiaba en mí, su madre ya no me quería.
¿Cuánto estaría dispuesto a perder Thiago para volver conmigo?

Cerca de las tres de la tarde llamo mi padre para que fuera a su casa, me negué. No sería capaz de estar cerca y no se diera cuenta de la alegría que me embargaba. Y también el miedo.

A las 9 paso por ti ¿Es buena hora? T.”

“¿No es muy tarde para Adam? R.”

“Es una cita. Solos tú y yo”

“¿Dónde lo dejaras? Thiago, prefiero que cenemos en tu casa
O en la mía así nos encargamos nosotros mismos del niño.”

“Es un cita. Por Adam esta noche no te preocupes que Dani
Y marcos se hacen cargo. Ponte hermosa.
TA”

Prefería mil veces cocinar algo yo misma, o pedir a un delivery, que dejar a Adam en otro lugar. No me sentiría tranquila. No quería que eso pasara. A pesar que me moría de ganas por tener mí cita con Thiago, nuestra primera cita, pero teníamos un hijo. Debiamos adaptarnos a ello. Busque su número en mis contactos a pesar que ya me lo había aprendido. Al segundo tono respondió

      - Hola preciosa – dijo con una voz sumamente alegre.
      - Hola – susurre - ¿Cómo están?
      - Estaríamos mejor – susurro – Pero bien, nos la hemos pasado de lujo, vieras a Adam, fue ver un charco de lodo y no lo he podido sacar de ahí
      - Lo siento – reí
      - Soy feliz viéndolo feliz. No tienes que sentir nada. Te enviare una foto más tarde.
      - La estaré esperando. Thiago con respecto a esta noche
      - No me digas que ya no quieres ir. Renata de verdad muero de ganas de que estemos a solas.
      - No es eso Thiago. Yo también quiero nuestra cita. Pero podemos hacerla con Adam, es parte de todo
      - Sé que sí, pero en verdad a mi hermana no le molesta quedarse con él. Ella misma se ofreció.
      - Pero es que yo no quiero…
      - ¿Qué sugieres? – dijo con un tono un poco molesto
      - Que cenemos en mi casa, yo prepare algo igual de delicioso. Ni recordaras haber pensado ir a un restaurant, pero así nos ocupamos nosotros de Adam, una vez dormido ya podremos pasar tiempo a solas
      - No dudo lo de la comida, sé que te quedara muchísimo mejor. Pero de verdad que tenía intensiones de que fueramos a bailar o algo así. No solo conversar. Quería acción
      - Yo también quiero…
      - ¿Qué quieres Renata? – dijo seductor
      - Por favor, podemos tener una cita entre los tres.
      - Entonces que sea en mi departamento. Si se queda dormido no tendremos el problema de sacarlo después.
      - Bien pensado. Yo cocino. ¿A que hora llegaran?
      - Llegaremos a las 8.
      - Ok. Entonces tendré todo preparado para cuando lleguen. Bañamos a Adam y luego cenamos. Ya verás que no te arrepentirás.
      - Eso espero.

Corte la llamada y lance el móvil sobre el sofá, rápidamente me puse a terminar el que hacer. Mientras terminaba y me iba a dar una ducha no dejaba de pensar en que iba a preparar, que me iba a poner. Estaba demasiado nerviosa era como si fuera mi primera cita. Aun cuando fue la primera no estaba tan ansiosa. Tal vez fue porque no estaba enamorada, no realmente. No falto mucho tiempo para darme cuenta de eso, solo falto que viera por primera vez a Thiago y quedará pegada con sus miradas, sus caricias, sus besos. Su amor.

A las seis y media de la tarde entraba al departamento llevando conmigo un hermoso vestido que aún no había estrenado, y que esta era la mejor oportunidad. Lo deje en la habitación de Adam. Thiago no entraría por nada a ese lugar. Sobre la cama de Thiago deje la pijama limpia para Adam y la cama esperando por él.

A las ocho cuando la comida ya estaba lista y la mesa puesta románticamente de la mejor manera que pude, ingresaron al departamento cargados de cosas.

      - Ya estamos en casa – saludo alegremente.
      - ¿Cómo lo pasaron? – Pregunté animada recibiendo a mi bebé en mis brazos – Mamá te dará un baño y te hará dormir. – bese su cabecita – Tengo todo preparado
      - Así veo. – dejo caer en la entrada todo lo adicional que traía en sus brazos. - ¿No hay un beso para mí?
      - Luego, luego. Voy a ir a bañar a Adam, luego de duchas tú.
      - ¿Qué hago mientras? – pregunto.
      - Ayudame. Anda.

Con la mano libre tome la de Thiago, quien rápidamente me tomo por la cintura. Sin importarle que estuviera Adam en medio, me beso. Fue tierno y tal vez solo un toque de labios. Pero eso basto para ponerme aún más nerviosa de lo que ya estaba.

Entre risas, más besos y juegos bañamos juntos a Adam, simplemente él era el más feliz de todos. Chapoteaba y nos empapaba al mismo tiempo. Luego de sacarlo, lo seque por todos lados y me lo lleve habitación, siempre seguidos de cerca de Thiago.

      - ¿Segura que lo harás dormir? – pregunto Thiago a mi espalda.
      - Que sí
      - ¿No te quedaras dormida tú?
      - Que no.
      - Bien, es estupendo oírte decir eso. – me abrazo por la espalda y me beso la mejilla, su bulto quedo a la altura de donde comienza mi trasero -  Besame
      - Ve a ducharte Thiago. – le bese castamente en los labios - ¿A que hora comio Adam?
      - Hace un rato. ¿Tiene hambre?
      - Así parece -  reí, al verlo buscar mis pechos con su boca.

Me recosté a su lado y le facilite la tarea. Mientras le acariciaba el cabello y la espalda, lo mecia en mis brazos. No tardo más de diez minutos en quedarse dormido, pero aun así no quería dejarlo en la cama hasta estar completamente segura de que ya no se despertaría. Aún nos faltaba nuestra cita.

      - Buen trabajo mami – susurro Thiago saliendo de la ducha con la toalla anudada a la cintura
      - Dudabas que lo conseguiría – trate de hacerme la ofendida
      - Jugaste sucio – se acerco a nosotros y beso la cabeza de nuestro niño – Yo también me quedaría dormido de esa manera. – río bajito – Acuestalo en su habitación, hoy Adam dormirá en la cuna.
      - ¿Así? – alce una ceja
      - Sí