Capítulo 36
El
calor era insoportable para seguir durmiendo, cuando trate de desemperezarme me
encontré con una larga pierna sobre la mía. Gire mi cabeza tan rápido hacia la
derecha que me encontré de frente con Thiago y sus preciosos ojos abiertos.
- Buenos días – susurro besando mi nariz
- Buenos días – respondí media perdida en
el tiempo y en el momento.
¿Qué
había pasado? Trate de mover mi cuerpo, pero la pequeña mano de Adam estaba en
medio de mi camisa sujetando firmemente uno de mis pechos.
- ¿Cómo dormiste? – volvió a decir olvidando
a Adam
- Bien – no sabía que decirle, tenía una
gran laguna en mi cabeza.
Lo
último que recuerdo es que vine a comprobar a Adam y este me abrazo y me tire
en su lado. Al estar todo oscuro me dio sueño y me permití dormir un momento
esperando a que Thiago llegara.
Ahora
estaba aquí, sin polera y con una pierna sobre las mías. Era tal y como hacía
un año atrás dormíamos. Era tan grande mi barriga en ese tiempo que no era otra
opción.
- Me recuerda a alguien durmiendo así –
dije sin pensar
- A mí también. –
Dicho
eso se salió de la cama, no le aparte la vista de su cuerpo en ningún momento,
era tan guapo, tan deseable, y había sido tan mío.
- Ve a ducharte, desayunamos y te
llevamos a casa
- Gracias – dije con vergüenza que no
sentía. – No despiertes a Adam aún.
- ¿Por qué? – alzo una ceja
- Porque anoche no quiso nada en la
noche, lo último que comió fue a eso de ocho. Despertara muerto de hambre
- ¿Dio mucha guerra?
- Para nada, ame pasar todo el día con
él. En casa de mis padres se portó como un rey, lo hubieses visto jugando con
lodo
- ¿Con lodo? – Abrió mucho los ojos - ¿Lo
dejaste jugar con lodo?
- Carol lo estaba haciendo – mi tono de
voz era de disculpa, no debería haberlo dejado o tal vez haberle dicho – Lo
siento
- No tienes porque Renata, solo que no lo
había hecho nunca.
- Lo paso fenomenal. Luego te muestro las
fotos que le hice. Lo hubieras visto reír.
- Me lo imagino – acaricio su cabeza –
Anoche te saque los jeans para que estuvieras cómoda, en el baño hay toallas y
todo lo que necesites.
- Gracias
Salí
de la cama siendo consciente de que no apartaba la mirada de mí y de mi
desnudes de la cintura para abajo, llevaba bragas pero ahora mismo me sentía
desnuda. Acomode y baje más mi camisa, pero era imposible se me veía todo el
trasero de igual modo. ¡Que incomoda por dios!
Luego
de una re confortable ducha y volver a ponerme los jeans sin bragas ¡Sin
bragas! Me sentía más cerca de Thiago, olía a su gel de baño. Deje el baño para
adentrarme a la habitación cuando oí murmullos.
- ¿Te
lo pasaste bien con mami? Eres un pequeño con mucha suerte, te das cuenta mi
amor que no puede estar lejos de ti. Eso la hace estar más cerca de mí. Gracias
por haber llegado a nuestras vidas Adam, eres lo que aún nos une.
No
pude contener las lágrimas que se me escaparon en ese momento, Adam era lo
único que nos unía, el mismo lo dijo. Ya no me quería, ya no me necesitaba, ya
no era su mujer. No era tan solo el hecho de estar divorciados, era simplemente
que ya no sentía nada por mí.
Quería
salir del departamento rápidamente, quería irme y tener mi espacio, pensar que
haría a continuación. Thiago había dado vuelta la página y yo seguía pegada a
la misma historia. Cuando desperté sentí que nada había pasado, que aun
seguíamos siendo familia. Pero no, fue solo parte de mi imaginación, mi corazón
y mi mente quisieron creer eso.
Quisieron creer que había posibilidades.
Abrí
suavemente la puerta y evite a toda costa ver su rostro. Adam seguía dormido.
No esperaría hasta que despertara, si eso pasaba iba a ser incapaz de dejarlo.
Me
acerque a la cama e incline mi cuerpo para besar su cabeza.
- Te veo el lunes mi amor – susurre en su
pelo aspirando el olor de mi bebé.
Thiago
no dijo nada y me dejo salir de la habitación, al llegar al comedor vi que
estaba todo preparado para una cena, la mesa puesta muy románticamente.
Le
había estropeado la salida a él quedándome dormida, estaba segura que no había
vuelto solo en la noche y yo… y yo estaba aquí, si hubiese estado despierta
hubiera visto la cara de la maldita que lo había apartado de mí.
No,
no era culpa de ninguna mujer que no estuviera conmigo, era mi culpa por
haberlos dejado. Si Cota no hubiera hecho eso, si yo no hubiera preferido a mi
hermana antes que a mi hijo, antes que a Thiago, todo sería tan distinto ahora
mismo.
No
estaría huyendo del que fue mi hogar. Tome mi bolso de sobre el sillón cuando
Thiago me tomo por el brazo fuertemente
- ¿Dónde vas? – gruño
En
su cara podía ver el desconcierto que tenía.
- Suéltame – dije entre furiosa y
asombrada por su actitud
- No – espeto – Hasta que me digas donde
ibas
- A mi casa, o que se yo. – Respondí a
gritos – ¿Qué más da?
- Ese no era el plan – dijo un poco más
tranquilo – Te íbamos a llevar nosotros
- Suéltame – volví a gritar – Suéltame
- ¿Qué te pasa Renata? ¿Por qué
reaccionas así?
- Me haces daño – dije ya sin poder
contener las lágrimas – Me duele. Suéltame
- Perdón – dejo de ejercer fuerza pero
aun así no me soltó - ¿Por qué? ¿Por qué siento que estas huyendo nuevamente?
- No estoy huyendo – jale mi brazo con más
fuerza de la necesaria para soltarme de su agarre – Dije que volvería el lunes.
Tengo que ir a trabajar
- Ambos sabemos que eso es mentira. – se pasó
las manos por el pelo, era su manera de pensar y relajarse. - ¿Por qué?
- Thiago no compliquemos las cosas,
estamos bien de esta manera…
- No. Tú estás bien de esta manera. Yo
estoy hecho una mierda.
- No lo parece – conteste mirando hacia
la mesa perfecta – Me doy cuenta de las cosas
- ¿De qué das cuenta? Si te dieras cuenta
de las cosas como dices no te estarías yendo y…
- Y…
¿Qué Thiago? Ni siquiera eres capaz de mírame a la cara
- No puedo. No puedo con esto Renata. Es
demasiado tenerte cerca
- ¿No sabes cómo decirme que no quieres
que vuelva a cuidar a Adam? ¿Es eso? ¡Dime por Dios!
- Es más que eso.
No
quería seguirlo escuchando, no quería oír cuando me dijera que ya no había más.
Que el tiempo que llevábamos haciendo esto estaba mal. Que tenía una nueva
pareja, que ella se ocuparía de él. No sé, lo que fuese no quería oírlo.
Con
las lágrimas corriendo por mi cara me fui hacia la puerta, a paso decidido y
sin intensión de volver atrás. Que Dios me ayudara pero ya no podría ser capaz
de pasar mucho tiempo separada de Adam, teníamos una conexión mi hijo estaba
feliz cuando yo estaba cerca. Me iba a necesitar y yo a él mucho más.
- ¡Por eso termino nuestro matrimonio! –
grito Thiago cuando abrí la puerta principal del apartamento – No me dejas
hablar y tú tampoco dices nada.
Cerré
de un portazo y me voltee para enfrentarlo.
- ¡Que quieres decirme! – Le grite -
¡Anda dime!
- Anoche cuando salí…
- No quiero escuchar como arruine tu
noche – lo interrumpí – Está muy claro que no salió como esperabas. ¡No lo hice
con intensión!
- ¡He dicho eso! Por una puta vez puedes
dejarme hablar.
- Anda, se rápido –
- Claro que no salió como yo quería –
gruño y apunto la mesa – Eso lo había preparado para nosotros. Pero tú estabas
dormida. Te desperté. – Sonrió – Incluso hablamos
- ¿Hablamos? –
- No me digas que no te acuerdas. No
estabas precisamente tan dormida. Te dije que había traído comida. Adam
despertó y lo volviste a recostar, vine a preparar todo. Cuando volví estaban
ambos dormidos nuevamente.
- ¿La comida era para mí? – pregunte
incrédula, pero no me dejaría envolver. El ya no me quería y nada podía hacer.
Tenía que esperar lo peor, era eso lo que pasaría.
- Te acabo de decir que no puedo tenerte
cerca ¡Y no es que quiera que te vayas! – Dijo antes de que lo fuera a
interrumpir – Pensé que te había olvidado, que ya no sentía nada por ti.
- No digas nada de lo que puedas
arrepentirte – le aclaré
- Me arrepiento de tantas cosas en esta
vida, una de ellas es de no haber estado a tu lado en el momento en que
decidiste hacer esa estupidez.
- Nada podías hacer
- No estés tan segura, te habría hecho
ver que nada era más importante que Adam, siempre estaré dolido por eso. Pero
te amo, maldita sea, te amo. Ayer termine de darme cuenta que es la puta y
simple verdad. Entre nosotros nada comenzó bien. Ambos metimos la pata desde un
principio. Pero tenemos un hijo maravilloso que te necesita, que nos necesita a
ambos. Verte con Adam, es eso lo que más me mortifica, no pude dar vuelta la página
en un año sin saber de ti. Mucho menos poder hacerlo ahora, teniéndote en mi
casa, en mi espacio, sobre mi cama, con mi hijo todos los días.
- ¿Por qué me dices esto? – no, no, no.
Era
precisamente lo que yo quería escuchar, pero aun así estaba aterrada de que
fuera a despertar, comencé a caminar suavemente hasta estar frente a él. Tan
cerca que sentía el calor que su cuerpo emanaba, era mi oportunidad de hacer un
movimiento y si tenía que despertar lo haría pero antes sentiría sus labios
nuevamente en los míos.
- No creo que necesites un porque muy
elaborado.
- Dijiste que lo único que nos unía era
Adam
- Yo no te dije eso
- Se lo dijiste a Adam mientras me
duchaba
- ¿Nos espiabas? – Alzo una ceja y
levanto su mano suavemente hasta posarla en mi mejilla – La señorita nos estaba
espiando, le dije eso, creo. No sé, pero a ti me unen muchas cosas – susurro –
Ahora mismo me une una ternura, una pasión y unas ganas aterradoras de hacer el
amor. Pero te juro que trato de ignorar ese llanto que proviene de la
habitación
- Despertó – deje descansar mi cara en la
mano de Thiago, sin dejar de perderme en sus hermosos ojos. – Iré a verlo
- ¿Quieres salir a cenar conmigo esta
noche? Tú y yo solos
- ¿Cenar?
- Ya te dije, comenzamos mal, esta vez sí
vamos a darnos una nueva oportunidad que sea como tiene que ser. Vamos a ir a
citas, al cine, al parque. Puedes quedarte aquí con nosotros las veces que
quieras, hasta que te sientas preparada para volver a vivir y a compartir todo
conmigo ¿Te gusta esa idea? ¿Quieres empezar de cero conmigo?
- Creo que empezaremos en 1 – me reí – Y
ese punto necesita mi atención
Me
puse en puntillas y roce un beso en los labios de Thiago, camine con las
piernas temblantes hacia la habitación. Tenía mucho que pensar… Antes de poder
abrir la puerta de la habitación Thiago volvió a tomarme por el brazo, me
volteo hasta estar de frente a él.
- Así se dan los besos – me empujo contra
la pared y me beso.
Al
más puro instinto lleve ambas manos a su cabeza y lo jale por los pelos,
haciendo más profundo nuestro beso. Su lengua arrasaba todo dentro de mi boca,
me saboreaba, me consumía por completo en ese beso. En nuestro beso.
Un
grito de Adam nos hizo volver a los dos de ese momento de pasión, de nuestra
entrega y con la respiración entre cortada abrimos la puerta.
Thiago
se lanzó sobre la cama sin tener ni un cuidado tomando en volada al niño y
dejándolo al aire sobre su pecho.
Verlo
de esa manera y con esa sonrisa hizo que mi corazón diera un brinco emocionado,
de felicidad. Me quede en el umbral de la puerta observando como lo había hecho
pasar del llanto a la risa en cosa de unos minutos. Mis chicos.
- Mira a quien tenemos aquí campeón – le
dijo Thiago cuando lo dejo sentado sobre su estómago apoyado en sus piernas. –
Es mami.
- mamamama – llamo Adam riendo
- Ven – dijo Thiago palmeando la cama a
su lado – Tenemos algo que contarle a nuestro hijo.
Me
encogí de hombros y puse mi mejor sonrisa. Me senté a la altura de Adam y le
bese sus pequeñas mejillas.
- Hola mi amor – el bribón de mi hijo
tiro sus brazos a mi cuello pidiéndome que lo cargara. – Ven con mamá
Cuando
iba a poner mis manos en él, Thiago tiro de mí y caí acostada a su lado.
- Eso está mejor – río – Amigo tenemos
algo que decirte – repitió Thiago mientras Adam forcejeaba por venir a mi lado.
- mamamama – reclamaba casi a punto de
ponerse a llorar nuevamente.
- Ok, comprendo – lo dejo con cuidado en
medio de los dos – Estate quieto un momento – lo regaño cuando vio que
comenzaba a hurgar en mis pechos – Ni modo. Me voy a la ducha
- Te dije que despertaría con hambre – me
burle
- ¿Pero tiene que ser de tus pechos? –
Pregunto – No es que lo culpe – río – Luego le digo, igual para él no es tan
importante como llevarse un pecho tuyo a la boca
- ¿Te molesta? Nunca me habías dicho nada
al respecto
- Claro que no, me encanta que lo haga. –
Nos besó la cabeza – Dale lo que pide, luego desayunamos los dos.
- Ok, después de eso me iré – desabotone
mi blusa en para darle acceso a Adam a mi pecho
- Pensé que pasaríamos el día
- No puedo. Ya te lo había dicho
- Quédate, hagamos algo en familia.
Vámonos a pasar el fin de semana a la playa
- Dijiste que iríamos lento – le recordé
- Verdad. Piénsalo
Dijo
eso y se perdió dentro del baño. Negué con la cabeza y sonreí sola. Mire a mi
niño que no me apartaba la vista de encima y bese cada uno de sus deditos. Hoy
era una mañana diferente, llena de emociones. Pero aun así debíamos ir
despacio, con ellos me iría al fin del mundo sin siquiera pensarlo. Pero todo
era demasiado lindo y perfecto para ser verdad.
- Pronto, pronto mi amor estaremos juntos
para siempre. Con tu papi ya somos novios nuevamente.
***
Irme
del departamento me resulto más difícil de lo que pensé, Thiago intento
convencerme. Me beso una y otra vez esperando que cambiara de opinión y estuve
a punto de ceder, fue la llamada de Nacho la que lo impidió. Ellos tenían un
compromiso y yo claramente no estaba en sus planes en esos momentos, Thiago
insistió que los acompañara que era un comienzo demasiado perfecto. Solo le
recordé que en la noche teníamos una cita y que esperaba que me llamara para
darme la hora y el lugar.
Cuando
llegue a mi casa, lo primero que hice fue poner la ropa sucia a lavar. Ponerme
algo cómodo y comenzar a limpiar por
todas partes. Con eso dejaba de pensar y darles tantas vueltas a las cosas.
Tenía que decirme a mí misma, que nada malo iba a pasar. Que estaríamos juntos
hasta… o tal vez era nuestro felices por siempre… no lo podía saber. Pero
estaba dispuesta a dar una vez más la pelea. Ya no había un Ernesto que se
interpusiera entre nosotros, ya nada podía salir peor de lo que salió la última
vez. Nuestra más grande dificultad éramos nosotros mismos, nuestras
inseguridades y miedos. Nada más.
Por
dentro sabía que no sería fácil, su familia ya no confiaba en mí, su madre ya
no me quería.
¿Cuánto
estaría dispuesto a perder Thiago para volver conmigo?
Cerca
de las tres de la tarde llamo mi padre para que fuera a su casa, me negué. No
sería capaz de estar cerca y no se diera cuenta de la alegría que me embargaba.
Y también el miedo.
“A las 9 paso
por ti ¿Es buena hora? T.”
“¿No es muy
tarde para Adam? R.”
“Es una cita.
Solos tú y yo”
“¿Dónde lo
dejaras? Thiago, prefiero que cenemos en tu casa
O en la mía así
nos encargamos nosotros mismos del niño.”
“Es un cita. Por
Adam esta noche no te preocupes que Dani
Y marcos se
hacen cargo. Ponte hermosa.
TA”
Prefería
mil veces cocinar algo yo misma, o pedir a un delivery, que dejar a Adam en
otro lugar. No me sentiría tranquila. No quería que eso pasara. A pesar que me
moría de ganas por tener mí cita con Thiago, nuestra primera cita, pero
teníamos un hijo. Debiamos adaptarnos a ello. Busque su número en mis contactos
a pesar que ya me lo había aprendido. Al segundo tono respondió
- Hola preciosa – dijo con una voz
sumamente alegre.
- Hola – susurre - ¿Cómo están?
- Estaríamos mejor – susurro – Pero bien,
nos la hemos pasado de lujo, vieras a Adam, fue ver un charco de lodo y no lo
he podido sacar de ahí
- Lo siento – reí
- Soy feliz viéndolo feliz. No tienes que
sentir nada. Te enviare una foto más tarde.
- La estaré esperando. Thiago con
respecto a esta noche
- No me digas que ya no quieres ir.
Renata de verdad muero de ganas de que estemos a solas.
- No es eso Thiago. Yo también quiero
nuestra cita. Pero podemos hacerla con Adam, es parte de todo
- Sé que sí, pero en verdad a mi hermana
no le molesta quedarse con él. Ella misma se ofreció.
- Pero es que yo no quiero…
- ¿Qué sugieres? – dijo con un tono un
poco molesto
- Que cenemos en mi casa, yo prepare algo
igual de delicioso. Ni recordaras haber pensado ir a un restaurant, pero así
nos ocupamos nosotros de Adam, una vez dormido ya podremos pasar tiempo a solas
- No dudo lo de la comida, sé que te
quedara muchísimo mejor. Pero de verdad que tenía intensiones de que fueramos a
bailar o algo así. No solo conversar. Quería acción
- Yo también quiero…
- ¿Qué quieres Renata? – dijo seductor
- Por favor, podemos tener una cita entre
los tres.
- Entonces que sea en mi departamento. Si
se queda dormido no tendremos el problema de sacarlo después.
- Bien pensado. Yo cocino. ¿A que hora
llegaran?
- Llegaremos a las 8.
- Ok. Entonces tendré todo preparado para
cuando lleguen. Bañamos a Adam y luego cenamos. Ya verás que no te arrepentirás.
- Eso espero.
Corte
la llamada y lance el móvil sobre el sofá, rápidamente me puse a terminar el
que hacer. Mientras terminaba y me iba a dar una ducha no dejaba de pensar en
que iba a preparar, que me iba a poner. Estaba demasiado nerviosa era como si
fuera mi primera cita. Aun cuando fue la primera no estaba tan ansiosa. Tal vez
fue porque no estaba enamorada, no realmente. No falto mucho tiempo para darme
cuenta de eso, solo falto que viera por primera vez a Thiago y quedará pegada
con sus miradas, sus caricias, sus besos. Su amor.
A
las seis y media de la tarde entraba al departamento llevando conmigo un
hermoso vestido que aún no había estrenado, y que esta era la mejor
oportunidad. Lo deje en la habitación de Adam. Thiago no entraría por nada a
ese lugar. Sobre la cama de Thiago deje la pijama limpia para Adam y la cama
esperando por él.
A
las ocho cuando la comida ya estaba lista y la mesa puesta románticamente de la
mejor manera que pude, ingresaron al departamento cargados de cosas.
- Ya estamos en casa – saludo
alegremente.
- ¿Cómo lo pasaron? – Pregunté animada
recibiendo a mi bebé en mis brazos – Mamá te dará un baño y te hará dormir. –
bese su cabecita – Tengo todo preparado
- Así veo. – dejo caer en la entrada todo
lo adicional que traía en sus brazos. - ¿No hay un beso para mí?
- Luego, luego. Voy a ir a bañar a Adam,
luego de duchas tú.
- ¿Qué hago mientras? – pregunto.
- Ayudame. Anda.
Con
la mano libre tome la de Thiago, quien rápidamente me tomo por la cintura. Sin
importarle que estuviera Adam en medio, me beso. Fue tierno y tal vez solo un
toque de labios. Pero eso basto para ponerme aún más nerviosa de lo que ya
estaba.
Entre
risas, más besos y juegos bañamos juntos a Adam, simplemente él era el más
feliz de todos. Chapoteaba y nos empapaba al mismo tiempo. Luego de sacarlo, lo
seque por todos lados y me lo lleve habitación, siempre seguidos de cerca de
Thiago.
- ¿Segura que lo harás dormir? – pregunto
Thiago a mi espalda.
- Que sí
- ¿No te quedaras dormida tú?
- Que no.
- Que no.
- Bien, es estupendo oírte decir eso. –
me abrazo por la espalda y me beso la mejilla, su bulto quedo a la altura de
donde comienza mi trasero - Besame
- Ve a ducharte Thiago. – le bese
castamente en los labios - ¿A que hora comio Adam?
- Hace un rato. ¿Tiene hambre?
- Así parece - reí, al verlo buscar mis pechos con su boca.
Me
recosté a su lado y le facilite la tarea. Mientras le acariciaba el cabello y
la espalda, lo mecia en mis brazos. No tardo más de diez minutos en quedarse
dormido, pero aun así no quería dejarlo en la cama hasta estar completamente
segura de que ya no se despertaría. Aún nos faltaba nuestra cita.
- Buen trabajo mami – susurro Thiago
saliendo de la ducha con la toalla anudada a la cintura
- Dudabas que lo conseguiría – trate de
hacerme la ofendida
- Jugaste sucio – se acerco a nosotros y
beso la cabeza de nuestro niño – Yo también me quedaría dormido de esa manera.
– río bajito – Acuestalo en su habitación, hoy Adam dormirá en la cuna.
- ¿Así? – alce una ceja
- Sí