lunes, 30 de marzo de 2015

#44 Caminos Inesperados

Capítulo 44

La reunión tardó mucho más de lo que había pensado, y ya casi se me iba la hora de la comida, se suponía que Renata y Adam estarían esperando por mí en mi despacho.
Cuando baje los tres pisos que me separaban de mi familia me lleve una horrible desilusión.

      - Buenas tardes, Carmen – saludé mirando hacia todos lados en busca de la mujer que amaba. - ¿Renata está en mi despacho?
      - No – dije sonriente – La señora no ha venido por acá
      - ¿Alguna llamada? – pregunte asombrado
      - Tú madre, Don Carlos y la secretaria de Marcos
      - Dame mi móvil por favor -  le pedí

Me tendió mi móvil el cual se encontraba apagado por órdenes explicitas mías, desde la conversación que tuvimos y que supe que le estaba pasando información (errada información) a mi madre, no se lo entregaba de otra manera.

      - Thiago – me llamo cuando estaba entrando a mi oficina, me voltee para escuchar lo que tenía para decirme - ¿Te pido algo para comer?
      - No. Cualquier cosa me llamas al móvil. Iré a comer a casa
      - Tienes una reunión dentro de una hora
      - Lo sé, estaré de vuelta en ese tiempo
      - ¿Te puedo ayudar en algo más?
      - No. Gracias.

Baje los dos pisos que me separaban de la oficina de Marcos y al entrar su secretaria me miro con cara de reproche.

      - ¿Marcos está en la oficina? – pregunte luego de saludarla educadamente
      - No señor.  – Tomo un taco con notas – Don Marcos se fue a su casa, le indique a Carmen, su secretaria que se lo informara.
      - ¿Sabes si paso algo? – dije frustrado al ver que una vez más Carmen no me informara de las cosas que sabía que eran importantes
      - Verdaderamente no lo sé señor. Don Marcos con la Señora Natalia, David y su esposa e hijo salieron hace casi una hora. – Suspiró – Don Marcos dejo dicho que se le informara que él estaba con su esposa
      - Gracias –

Volví hacia el elevador mientras buscaba dentro de mis contactos el número del móvil de Marcos. Ya luego arreglaría la situación con Carmen y no le toleraría ninguna falta más.
Tercera llamada y Marcos no atendía y los nervios podían conmigo. Decidí conectar con mi hermana, ellos debían estar juntos, debía estar con ella. Pero ¿Por qué?

      - ¿Qué quieres? – dijo enojada Daniela.
      - ¿Estás bien? ¿Marcos está contigo?
      - ¡Claro que no estoy bien! Eres un estúpido Thiago, como se te ocurre hacerle eso a Renata, eres un imbécil
      - ¿Hacerle qué? ¿Están en tu departamento?
      - Y además te haces el tonto, mira hermanito – dijo furiosa – No te pienso decir dónde están, no te mereces a esa mujer. ¡Dios! No puedo creer que ella toda feliz con su relación, con esta nueva oportunidad y tú… y tú te reías a sus espaldas.
      - Cállate Daniela un momento – no comprendía lo que decía - ¿Dónde está mi mujer y mi hijo?
      - Lejos del estúpido que tengo por hermano
      - ¿Dónde están maldita sea?
      - El teatro se te vino abajo. Déjalos que sean felices, aun si tu no quieres serlo con ellos
      - ¿Puedes dejar de hablar tanta estupideces Daniela?
      - No… Y no me llames más

Me corto la línea y yo me quede mirando como un idiota la pantalla del teléfono, no comprendía lo que me quería decir mi hermana. Bien entonces era estúpido. ¿Qué se suponía que le había hecho a Renata? Y sobre todo ¿Por qué tenía a mi hijo y no me quería ver?
Ni siquiera volví a intentar hablar con ella, llame al número de la casa, y nada la línea había sido desconectada.
Desde el coche intente llamar a Marcos, alguien debía decirme lo que estaba pasando. Marcos no contesto mis llamadas. Conduje a toda velocidad hasta el departamento, estacione frente al edificio aun sabiendo que me arriesgaba a que se llevaran el coche o me multaran si tenía suerte pero nada me importaba, estaba comenzando a desesperarme. Al abrir la puerta la primera imagen con la que me encuentro son varias cajas que esta mañana no estaban en ese lugar. El bolso de Renata estaba sobre la mesa del comedor.
Camine por el pasillo y la encontré en la habitación de Adam empacando sus cosas en la maleta, mire a todos lados y no había rastro de Adam.

      - Estas aquí – dije sintiendo como un peso de iba de mis hombros. Anclo su mirada a la mía y vi el rastro de lágrimas.
      - No te preocupes que no es por mucho tiempo  - dijo con desdén volviendo a mirar lo que hacia
      - ¿Dónde está Adam? – era lo primero que quería saber.
      - Esta con Daniela – respondió volviendo así el armario para sacar lo que quedaba de ella en ese lugar – Necesito que hablemos sobre él
      - ¿Qué pasa, mi amor? ¿Por qué sacas tus cosas? – dije acercándome a ella lentamente
      - No me llames mi amor – grito y se alejó aún mas de mí – Me voy, no quiero seguir con esta mentira
      - ¿Qué fue lo que paso? ¿Por qué nadie me explica nada? – estire mi brazo para tocarla pero ella lo golpeo y miro con desprecio
      - Deja de hacerte el tonto Thiago, ya me entere de tu estrategia, de tus juegos.
      - ¿Qué estrategia, que juegos? Mi amor por favor no te entiendo.
      - ¡Deja de llamarme así!
      - ¡Entonces explícame que mierda pasa! Porque estas sacando tus cosas, porque mierda me llamas así
      - ¡Lo sé todo! – Gritó – Ya sé que te acuestas con tu secretaría y con otras mujeres más
      - ¡¿Qué?! – la mire y me lleve las manos a la cabeza - ¡No lo creo!
      - ¡Deja de hacerte el imbécil que bien sabes que es verdad!
      - ¡Dios mío! ¿Quién te dijo esa estupidez?
      - Eso da igual
      - ¡No, no da igual! ¿Puedes dejar de hacer esa puta maleta? ¡No te iras a ningún lado!
      - Claro que me voy a ir, no voy a seguir jugando a la familia feliz contigo. Ya harto me has visto la cara
      - ¡Es una puta mentira! Renata ¿No crees en mi amor? ¿No crees en lo que hemos construido sobre las ruinas de nuestro pasado? ¿Sobre los escombros que dejaste cuando te marchaste?
      - ¡Faltaba más que me recriminaras eso!
      - No te estoy recriminando – dije más calmado - ¿Dónde está la confianza? ¡¿Dónde mierda esta tu puta confianza?! – Grite perdiendo la paciencia - ¡Te pedí que te casaras conmigo, estamos a punto de cambiarnos de casa, te pedí que tuviéramos otro hijo. Renata por la mierda. ¿Crees que si estuviera con otra mujer te hubiera pedido algunas de esas cosas?

Ella estaba callada con la cabeza gacha, y seguía guardando cosas en la maleta, no quería por ningún motivo que saliera de la casa. ¿Dónde estaba la confianza?

      - ¡Dime algo!
      - Me voy Thiago –

Salí de la habitación cerrando con un necesario portazo, camine por la sala pensando de qué manera convencerla que todo lo que le habían dicho era completamente mentira. Jamás se me ocurrió estar con otra mujer, ni siquiera lo hice cuando ella no estaba. Como no comprendía que la amaba por sobre todas las cosas. ¿Dónde quedaba nuestra vida juntos? ¿Nuestros planes?

La puerta de la habitación se abrió y quede mirando desde la cama que había sido nuestra, la misma que anoche me había sentido amarla y escuchado decirlo, la misma que esta mañana albergaba nuestros cuerpos relajados disfrutando de nosotros. La misma donde había accedido a ser nuevamente mi esposa.

      - Necesito que hablemos de Adam – dijo en un susurro
      - La respuesta es no, Renata – me adelante a su pedido
      - No quiero estar lejos de él - 
      - Y lo siento por eso. Si te vas de este departamento sin siquiera escucharme, sin siquiera poner en duda la palabra de quien te haya dicho semejante mentira…
      - No quiero hablar de eso. – Suspiró – Solo quiero poder seguir estando cerca de mi hijo
      - Pero yo si quiero hablar de eso. Ya que será la última vez que nosotros hablemos, algo que no tenga que ver con Adam. Quiero que me digas quien fue el que te enveneno la cabeza en mi contra y quiero la verdad
      - ¿Para qué? ¿Para hacer que esa persona se retracte de lo dicho? No Thiago. Yo no quiero volver tener el corazón roto, ya bastante mal lo he pasado
      - ¿Yo no he tenido el corazón roto? Lo siento Renata pero ambos hemos sufrido bastante ya. Pero quiero saber a quién le crees más que a mí. Que palabra tiene más peso que la del hombre que hasta esta mañana habías elegido como marido nuevamente. Creo que es lo mínimo que me merezco. Creo que Adam merece saber que la palabra de esa persona pesaba mucho más que la de su padre cuando pregunte porque no estamos juntos. Y sobre todo quiero saber quién el que me vio acostándome con mi secretaria, merezco saber eso. Es lo mínimo que espero de tú parte
      - No metas a Adam en esto. Me duele el corazón, me duelen tus mentiras y sobre todo que actúes como si no tuvieras culpa.
      - ¡Es que no la tengo! – Me senté en la cama – Dime a quien tengo que agradecerle esto
      - ¿Puedo quedarme en…? No tengo a donde ir, no quiero irme a casa de mis padres con mis problemas.
      - Vete a la casa, no me importa. Esta amoblada y bueno parte de tu dinero también lo invertiste en ese proyecto que era nuestro
      - Por favor…
      - ¿Por favor qué? Te lo di todo, te di mi amor, mi corazón y… - me quebré – Vete si eso es lo que quieres, yo no voy a discutir más contigo. Dile a esa persona que gano, que nos separó y esta vez es para siempre. Puedes ver a Adam las veces que quieras, los días que quieras.
      - Juró que no quería que lo nuestro terminara así, había soñado con el final feliz a tu lado. Pero no puedo… Thiago no puedo dejar que juegues de esta manera con mi amor, con mi corazón. Yo te amo, te amo tanto que te dejo libre para vivas tu vida de la manera que tú así lo quieras. Si quieres puedo venir a cuidar a Adam como lo hacía antes.
      - Nunca me amaste lo suficiente ¿No es así? Claro que no, si lo hubiera sido no te irías a ninguna parte

Mi móvil comenzó a sonar, ambos miramos la pantalla que daba el nombre de Carmen, Renata suspiro y negó con la cabeza

      - Tú amante – bufo – Contesta, no te cohíbas por mí. Dile que ganó, que no seré un impedimento entre ustedes
      - ¿Cómo? – Pregunte ignorando la llamada - ¿Mi amante? ¿Gano? ¿No serás impedimento? Yo nunca me he acostado con ella, nunca he tenido nada que ver con ella. Cuando volvimos a intentarlo y te dije que ninguna mujer había estado en esta cama era verdad.

Se quedó por un momento pensando en mis palabras, por sus mejillas caían cada vez más lágrimas.

      - Puedes ir a recoger a Adam esta noche, aunque me gustaría quedarme con él

No me dejo decir nada más y salió de la habitación, a los pocos minutos sentí que la puerta de ingreso se cerraba y fue inevitable seguir aguantando el sollozo que se me escapo, sentía que mi vida perdía la luz. Volví a llorar como lo había hecho la primera vez que se marchó, la primera vez que me dejo. Cuando veía que mi vida sería feliz, cuando podía volver a proyectarme con ella, venía otra persona y volvía a mostrarme que había sido un imbécil que no tenía derecho a ser feliz. Que no podía soñar con mi final feliz.

El teléfono local comenzó a sonar y cuando mire la pantalla negué con la cabeza, pero las palabras de Renata aun me daban vuelta en la cabeza. Carmen mi amante, Carmen ganó. Porque esa mujer me volvía loco y no era completamente honesta, quería saber el nombre de esa persona, y cuando lo supiera juro que no podía controlarme y le partiría la cara lo haría pagar cada lagrima que había derramado, cada lagrima que iba a derramar Adam y las de Renata aunque ya no volviéramos a estar juntos nunca más.

      - ¿Qué paso?
      - Nada – resoplo – Quería saber cómo estabas. Lo siento Thiago, esa mujer no se merece tu amor.
      - ¿Perdón? – dije impresionado - ¿Cómo sabes que…?
      - He…

La comunicación se cortó de inmediato. Me quede mirando el aparato en mi mano sin saber a cien y cierta si había sido verdad o solo lo había imaginado.
Necesitaba a mi hijo en estos momentos más que nunca, me lave la cara y borre las huellas de lágrimas. Tome las llaves del mueble y conduje hasta el departamento de Dani.
Antes de bajar del coche sentí miedo, no quería escuchar las recriminaciones de ella también, no quería que alguien volviera a decir que estaba siéndole infiel a la persona que más amaba en el mundo. Me dolía aún más que no creyeran en mí.

En la entrada del edificio marque el número de Marcos

      - ¿Estás en el departamento? – pregunto antes de que yo fuera a decir algo
      - Afuera del tuyo
      - Ni se te ocurra subir, Daniela está hecha una furia contigo
      - Dime algo que yo no sepa – resople - ¿Dónde estás?
      - Arriba. – sentí el sonido de una puerta cerrar – Voy bajando
      - ¿Puedes traer a Adam contigo? La verdad es que vine por él
      - Dame cinco minutos

Fueron casi los cinco minutos más eternos, lo único que esperaba era que llegara y tener a mi hijo entre mis brazos, llevarlo a nuestra cama y quedarnos juntos toda la noche abrazado a él ¡Como en los viejos tiempo!

      - Hermano – dijo Marcos cuando llego y me abrazo, sentía su abrazo sincero y sabía que no me recriminaría nada. Él de verdad me conocía
      - ¿Qué fue lo que paso? – Le dije entre lágrimas que no pude contener - ¿Dónde está Adam?
      - Renata se lo llevo hace un rato. – Suspiró - Te voy a contar lo que se, lo que vi.
      - Gracias – mire a ambos lados de la calle - ¿Podemos ir otro lado?
      - Dos calles más abajo ahí un bar, vamos. Lo necesitaras

Caminamos en silencio el trayecto, de reojos lo miraba teclear en su móvil. Llegamos a un pequeño local que más que bar, parecía un local donde las mujeres iban a tomar un té cuando no tenían nada que hacer en sus casas.

      - En la mañana – me limpie las lágrimas con rabia de las mejillas – Quedamos en almorzar juntos, me tuve que ir a una reunión urgente. Le dije a Carmen que le avisara. No sé más
      - Pasaron a mi oficina, se veía feliz. Incluso me conto que ya estaban casi todas las cosas en la nueva casa. Estuvimos con mi mamá y cuando se fue. – Resopló – Pasaron no sé, diez minutos a lo mucho veinte y llego llorando con el niño en brazos.
      - ¿Con quién se encontró? Marcos tu sabes que yo no he estado con ninguna mujer que no sea ella.
      - Porque lo sé y te creo es que te voy a contar aunque quede con una vieja de esas que les gusta el chisme
      - Gracias –
      - En la oficina no dejaba de decir que la habías engañado y que le estabas viendo la cara, bueno fue Carmen la que le dijo que no habías ido a trabajar en todo el día, que te estabas acostando con ella y otras mujeres más.
      - Eso le dijo – me tape con ambas manos la cara – No puedo creer que le dé más crédito a ella que a mí.
      - Las cosas se dieron para que Renata creyera todo eso. No la culpo, ósea se recuerda que una vez tú llegaste con ella al departamento y como Adam se iba a su lado
      - Y fue la peor cosa que he hecho, salí con Carmen una vez cuando Renata estaba recién llegada. Pero te juro que no pasó nada.
      - Eso es lo que paso, ahora Dani te odia, tú madre esta podemos decir contenta con lo sucedido y…
      - Renata estuvo en el departamento, hablamos a media, me reclamo, me grito que era mi manera de vengarme, se fue
      - ¿Y la dejaste ir sin decirle la verdad?
      - Estaba tan segura de que tenía la verdad, ni siquiera me dijo que había sido Carmen quien la estaba envenenado en mi contra.
      - No soy el más indicado para darte un consejo cuando mi mujer me pidió que no me metiera en nada. Pero creo que… No se la verdad, si fuera Dani yo… No ni loco la dejo que se vaya del departamento con Vale, no podría vivir sin mi hija y sin ella.
      - Adam no se va con ella. – Me pase las manos por el pelo – No sé, no sé cómo hacerlo, no sé qué hacer. No quería que se fuera, pero estaba tan decidida. ¿Cómo la viste cuando vino por mi hijo?
      - Más tranquila. Pero no estuvo mucho tiempo, tomo al niño y le dijo a Dani que luego la llamaba. La verdad es que cree que yo estaba al tanto de todo, y tú hermana también.
      - Voy a subir a hablar con ella, pero si no me cree se puede ir a la mierda. No quiero tener que estar en todos lados entregando pruebas que me libren de esto.
      - Te encuentro la razón, si Dani no quiere creerte – rio – Ya la hare entrar en razón mas tarde
      - Asqueroso saber eso. –

Nos pusimos de pie y media hora después estaba en el salón de su casa con mi pequeña sobrina en mis piernas, ella me enseñaba sus diferentes muñecas y trataba de que le tomara completamente atención.

      - Ya Dani – le dijo Marcos volviendo a la sala con ropa deportiva – Creo que Thiago no necesita más
      - Tienes que despedir a esa zorra de inmediato – me dejo un vaso con agua sobre la mesa – No puedo creerlo, pero por el amor de Dios, está completamente loca.
      - Déjalo de verdad –
      - Claro que no, hasta yo misma creí. Es que hermano – se arrodillo delante de mí – Ver a Renata de esa manera me cegó, lo lamento por haber dudado de ti
      - Yo también lo lamento – suspire – Ya nada puedo hacer
      - Claro que sí, tienes que ir a hablar ahora mismo con ella. Oblígala a que diga la verdad.
      - ¿Para qué? Le dije a Renata que si salía del departamento yo no la buscaría, ni siquiera puso en duda la palabra de Carmen
      - Fue un golpe duro, yo misma me creería si alguien viene a decirme que Marcos me está poniendo los cuernos
      - ¡He! – Gruño Marcos – No me pongas como ejemplo
      - Cariño, sé que no haces eso. Porque si lo hicieras ya no tendrías pene, te lo cortaría y no verías nunca más a nuestra hija
      - Da igual – dije ayudándola a ponerse de pie y entregándole a mi ahijada – Me voy
      - ¿Iras por Adam?
      - Claro que si – le dije besando a Valentina – Es mi hijo
      - Deberías dejárselo esta noche, tú no estás bien
      - Lo único que necesito es meterme en la cama con Adam.
      - ¿No crees que es lo mismo que ella quiere? Sera la última noche que pase con su hijo.
      - Debió pensarlo antes – gruñí
      - Bebé – la llamo Marcos – Es mejor que no te metas en eso. Thiago sabe perfectamente lo que hace
      - No me gusta que Adam este en medio de todo esto, odiaría tener que poner a mi Valentina en esta situación. Jamás te dejaría que me separaras de ella
      - Tampoco intentaría hacerlo, bebé – se acercó a mi hermana y tomo a su hija entre sus brazos. – Pero…
      - No – lo corte – Eso ya paso, es parte del pasado. No quiero ni recordar todo eso, solo me abre aún más la herida
      - Lo siento – me beso – Esperare que me llames cuando ya estén en casa.
      - Lo haré


lunes, 23 de marzo de 2015

#43 Caminos Inesperados

Capítulo 43

Ya de tarde cuando entramos al departamento con Adam nos encontramos directamente con Thiago sentado en el salón, junto a él había dos paquetes envueltos uno en blanco y otro celeste.  Adam dio patadas para que lo dejará en el suelo, cumplí su petición y entre pasitos y gateo llego al lado de su padre

      - Hola mi vida - le beso Thiago la cabeza - ¿Cómo estuvo la visita?

Pero Adam no le tomaba atención, tampoco era como si le fuera a responder, balbuceaba  algunas palabras pero nada más, sabía decir no y llamarnos, cuando quería algo decir "to". Nuestro niño solo quería saber lo que había delante de sus ojos.

      - To - dijo Adam moviendo sus manitos - papá
      - ¡Feliz un mes viviendo juntos! - dijo Thiago muy animado
      - ¿Ya un mes?
      - Así es, amor. Un mes los tres juntos - le entrego uno de los paquetes a Adam - Esté para mi niño - me tendió el otro - Y este para mi querida mujer.
      - Gracias - le bese castamente - Pero yo no te compré nada
      - No tenías por qué comprarme nada, no sabías que yo haría esto. Tampoco es nuestro aniversario oficial
      - Por cierto, no tenemos un aniversario
      - Tienes razón, que tal si este día queda como nuestro aniversario
      - ¡Feliz un mes viviendo juntos amor!  - me senté en su regazo mirando como Adam luchaba contra el papel del regaló
      - ¡Vamos Adam abre ese regalo! - lo incito - Seguro te encantara
      - ¿Qué es? - le pregunte en un susurro
      - ¡Con fuerza hijo! - me  ignoro  - ¡Eso es! - dijo al ver que ya sacaba un trozo de papel

Adam hizo el sonido de un León al ver que  dentro de la caja había varios animales. Rápidamente con Thiago le quitamos la caja de las manos para liberar los juguetes que tanto quería. Sobre el sofá tomaba uno a uno y lo llevaba a su boca para luego dejarlo y hacer lo mismo con el otro, Nosotros nos reíamos de las ocurrencias de nuestro pedacito de amor, este niño nos sacaba verdaderas sonrisas, sonrisas de amor.

      - Abre el tuyo amor - me incentivo a mi
      - Luego, mira hijo - le tome el elefante - ¿Cómo hace esté?
      - Renata - me quito la figura de las manos - Abre el tuyo
      - Esta bien

Tome la caja más pequeña de color blanco y con muchísimo cuidado comencé a sacar el papel por los pliegues, una caja de zapatos me dio la bienvenida. Al abrir la caja, solo me encontré con otra un poco más pequeña, mire a Thiago quien solo se alzó de hombros y me regalo una de esas hermosas sonrisas que tenía solo reservadas para mí. Saque la segunda caja y con el mismo cuidado que abrí la primera tome esta, dentro me encontré con otra más

      - ¿Es una broma? - lo encare al encontrar una tercera caja
      - ¡Abre el regalo! - me volvió a decir, besándome en la cabeza

Estuve desenvolviendo cerca de 6 cajas antes de llegar a la última, una pequeña caja de color rojo, de solo mirar el exterior supe lo que había en el interior. Fue inevitable que mis ojos se llenaran de lágrimas, que mis miedos y esperanzas no salieran a la luz.
Thiago solo me miro y tomo la cajita de entre mis manos, se arrastró hasta quedar frente a mí, hincado sobre la alfombra. Tomo mis manos entre las de él, me las beso antes de poner a nuestro hijo delante de él mirándonos a ambos.

      - Si bien no tenemos un día específico para celebrar nuestro amor, tampoco lo necesitamos. Te amo, me amas y ambos lo amamos, llevamos un mes disfrutando nuestra vida juntos, un maravilloso mes. Quiero y deseo que los meses juntos se multipliquen de ahora y para siempre. ¿Quieres casarte conmigo? Ojo, que esta vez es un pack, un dos por uno.

Adam nos miraba sin comprender nada, solo sonreía y trataba de alcanzar sus juguetes, si bien era la segunda vez que Thiago me proponía una vida juntos me emocione como si fuese la primera. Las palabras dichas eran las más precisas, las más preciosas también. Me amaba, lo amaba y juntos amábamos a nuestro hijo. ¿Qué más podía pedirle a la vida? Era todo lo que siempre quise, eran mi vida. Ambos.
Deslice el anillo por mi mano sin necesidad de formular una respuesta con la boca, me puse a su altura y capture su boca con la mía, olvidándonos por un segundo del niño nos besamos como si fuera la primera vez.

      - Quiero una vida junto a mis hombres, los amo con mi vida, con mi corazón y para siempre Thiago. Claro que quiero casarme contigo
      - Te amo - volvió a decir entre besos.

***

La nochebuena estaba a solo una semana, era una noche especial para todos,  pero mayormente para mí. Mi primera navidad con mi hijo y mi otra vez futuro marido. Por decisión un anime quedamos en que estaríamos los tres solos en las que también eran las últimas noches en este departamento.
Habíamos conseguido una casa, en un sector residencial muy tranquilo. Poseía tres habitaciones en la segunda plata, una principal en el primer piso que nos daría un poco de privacidad además de un baño privado. Un jardín no tan pequeño y un patio trasero donde fácilmente podríamos poner una piscina para que dentro de algunos años más Adam pudiesen disfrutar con sus amigos y/o hermanos. Todavía no dejaba de cuidarme, estaba esperando el mejor momento para tener al nuevo integrante de nuestra familia, más de alguna discusión mantuvimos con Thiago por ese motivo, aun sin saber que dentro de un par de meses se convertiría en tío por segunda vez. Dani había dejado la noticia para esa noche donde le comunicaría al padre de su hija que tendría un segundo fruto del amor. Estaba feliz por ella y por cómo estaba llevando su vida a pesar de ser tan joven, luchaba día a día por conseguir ser madre y profesional. Algunos días me pedía quedarme con Valentina para poder arrancarse un momento a la agencia de publicidad que aún era llevada por su padre.

De mis suegros solo sabía que se encontraban bien, Thiago evitaba hablar de ellos y sabía que eso le hacía mal, que le dolía no tener la misma relación de siempre con su madre. Mi padre me aconsejo que no me inmiscuyera en eso, era un problema solamente de Thiago y así debería seguir, aunque lo viese sufrir. Yo quería ir a hablar con su madre, quería saber porque tenía tanto odio en mi contra si antes me quería, pero las mismas veces que lo quise me retracte y no llegue a nada. Tal vez tía Renata sufría ya casi ni veía a Adam, mucho menos a Thiago. Mi familia se construía y la de ella se destruía, todo a causa de mí. 
Algunas noches mientras estaba en el confort de los brazos de Thiago mirando el pequeño cuerpo de Adam dentro de su cuna pensaba que todo se solucionaría si me fuera de sus vidas, luego pensaba en que mi vida no sería completa y que no sabría vivir sin ellos y quedaba en el mismo callejón sin salida. Esta vez no sería capaz de irme sin mirar atrás, no podría caer en chantajes o pensar en otros antes que en ellos.

La mudanza estaba programada en su totalidad para el 28 de Diciembre, la pero nosotros llegaríamos el 31 y pasaríamos el inicio del nuevo año en nuestra nueva casa. Con el dinero que me dieron por mi departamento compre algunos muebles, decore la habitación de Adam y un pequeño coche que nos ayudaba a movilizarnos por la cuidad, ahora vivíamos más lejanos a la casa del resto de la familia o familiares como Thiago los llamaba asique simplemente lo necesitábamos.

De la boda no habíamos vuelto a hablar, si bien tenía mi anillo de compromiso el cual lucia con mucho orgullo no teníamos fecha, ni planes, ni siquiera una posible lista de invitados.

      - Amor - me llamo Thiago desde el despacho del departamento - ¿Puedes venir?
      - Voy - respondí a gritos antes de salir de la cocina y comprobar a Adam que seguía tan tranquilo como lo había dejado mirando esa película donde un oso y una pantera criaban a un niño, donde el pequeño le decía papá oso. - ¿Que paso?
      - ¿Que hare con tantos libros? - me pregunto cuando llevaba más de 5 cajas embaladas - Podríamos dejar una de las habitaciones del segundo piso para tener un pequeño estudio
      - Eso quiere decir que solo podremos tener un hijo más. Por mí no hay problemas - respondí dejándome caer sobre el sofá
      - Siempre podemos buscar otra casa más grande, dije que por lo bajo quiero tres hijos.
      - Quiero creer que has guardado los más importantes primero, podemos donar algunos a una fundación o llevarlos a la casa de mis padres y guardarlos en ese lugar.
      - Ósea que no estás de acuerdo con que una habitación la haga mí estudio
      - La casa tiene un estudio, Adam aun no necesita ese espacio hasta que ya vaya al colegio. Puedes usarlo tú
      - Pensé que pondríamos la televisión en ese lugar, con unos sofás muy cómodos y especializados en descanso
      - Las familias normales no poseen una sala de televisión, Thiago aquí tenemos la televisión en el salón, podemos hacer lo mismo allá.
      - No vamos a discutir por esto. ¿Qué hace Adam?
      - Eres tú el que siempre quiere discutir - me reí - Tu precioso y angelito hijo está viendo una película en el salón
      - ¿Quien dijo que daba que hacer? Es un sol
      - Que sabes tú si pasas trabajando, ayer tuve que volver a armar el árbol de navidad
      - No quise preguntar ayer que había pasado, pero me di cuenta que las ramas más bajas no tienen esferas
      - Las saco mientras ordenaba la habitación, llego a mi lado y me dijo mamá gol  el trato de patear.  - Thiago río - Te dije que no era buena idea comprarle una pelota
      - Yo no fui - alzo más manos - Ian tuvo la idea
      - Ya, cuando lo llevemos de visita a otros lugares debemos estar pendientes que no haga esas cosas.
      - Hablando de eso - camino a mi lado - ¿Que te parecería si nos libramos de hijos el día sábado y tenemos un día para nosotros?
      - Que estás loco, el sábado saldré a comprar los regalos que aún faltan y tienes que cuidar a Adam
      - Me parece perfecto, entonces luego nos vamos a comer, paseamos por algún lado y terminamos teniendo una noche de sexo salvaje y desenfrenado.
      - Tú tienes que cuidar a Adam
      - No - me beso en los labios - Mi padre me pidió llevarle al niño el sábado, mañana lo llamo y de digo que no hay problema así tú y yo podemos hacer todo eso
      - ¿Cuándo te llamo?
      - Hoy - me beso - Hace un rato. ¿Te gusta la idea? - me alce de hombros - Es solo si tú quieres
      - Bueno, en realidad me gusta la idea. Claro que si tus padres no tienen problema de quedarse con él hasta el otro día.
      - Llamemos y sabremos de inmediato
      - Pero me tendrás que acompañar de compras, me tendrás que invitar a comer y luego hacerme el amor toda, toda la noche.
      - Emm... - río - Creo que no esta tan difícil tu petitorio. - me guiño un ojo - Sabré que cumplo, sobre todo en la cama. ¿Acaso te he quedado mal?
      - Déjame pensar - me senté en su regazo - Creo que eres un experto en hacerme el amor sin despertar a Adam, nos vendría bien  una noche sin niños cerca. Anda y llámalo para preguntarle si pueden cuidar de él durante la noche.

Sin moverme ni un pelo, espere a que Thiago marcara el número de la casa de sus padres, primero hablo con Ian, luego su madre. Fue una conversación muy corta y llena de monosílabos donde le pregunto si tenían algún problema en cuidar de Adam el día sábado y la noche de este. Al parecer y por la forma en la que tocaba mi espalda y sonreía le habían dado luz verde.

      - Si te parece bien que iremos a visitarlos el día de Navidad, un momento  - Me miro y tapo el auricular del teléfono - ¿Comida o cena? - me pregunto
      - Comida - articule
      - Comida, mamá - contesto y siguió la conversación - Después iremos a la casa de los papas de Renata que también llamaron para invitarnos a pasar las fiestas con ellos. Pero de igual manera te digo a ti, pasaremos la nochebuena solos y el año nuevo en nuestra nueva casa, ya pueden ir de visitas el próximo año.... Aja, haremos una comida ese día, me gustaría mucho poder contar con ustedes. Dani ya dijo que si... Así es, pasara el inicio de año con tía Natalia.... No es que queramos dejarte sola mamá, es solo que ambos hicimos nuestra vida y tenemos familia. Bueno el próximo año tal vez lo hagamos de otra manera... No mamá, no te estoy evitando... Ok, nos vemos el sábado cuando les lleve a Adam, si cambias de opinión me lo haces saber.... Está bien, también te quiero. Adiós

Lo mire mientras resoplaba y lanzaba el móvil al otro lado del sofá y volvía a buscar mi boca.

      - Es tan estresante a veces - me incito a ponerme de pie - ¿Qué hay de cenar?
      - Prepare pastas. ¿Quieres comer ya?
      - Sí, quiero comer y que nos vamos a la cama. Mi mamá me deja con dolor de cabeza, ahora reclama que con Dani la dejamos sola para las fechas que son importantes.
      - ¿Qué hiciste el año anterior? - pregunte curiosa mirando por la puerta la ubicación de Adam, que aún se mantenía en la misma posición
      - Me fui con Adam a la playa, no conteste el móvil hasta que volvimos el tres de enero
      - ¿Quieres hacer lo mismo este año?
      - No. - me dio un cachetada en las nalgas - Quiero estar contigo y Adam en este lugar y al terminar la noche poder perderme en tu cuerpo y recordar esta navidad por el resto de mi vida.
      - Creo que no podrá ser, estaré con el periodo justo esa noche
      - Eso ya lo veremos, no provoques que te haga el amor en estos momentos Renata. No me gusta que busques escusas para no estar conmigo. Ya te lo dije si algún día no quieres que te haga el amor solo dime no y lo entenderé.
      - ¿Qué pasaría si fuera yo la que quiera hacerte el amor en este mismo minuto?
      - Te dejaría, ya sabes que no puedo negarte nada. Vamos a comer y cumple con tu palabra más tarde. - reí  - Hoy podríamos dejar a Adam en su habitación
      - Tendrías que cambiar la cuna
      - Eso es pan comido - río - Hijo, hoy duermes en tu habitación - anuncio saliendo tras de mí del estudio.


***

La noche paso como lo habíamos esperado, Adam no duro ni siquiera dos horas en su habitación. Cada vez que intentábamos retomar donde lo dejábamos Adam lloraba y nos cortaba la inspiración al final desistimos y lo terminamos acostando en medio de nosotros, al cabo de media hora ya estaba profundamente dormido, con su hermosa carita y una de sus manos sujetando mi pijama  para que no  le fuéramos a dejar nuevamente en su habitación.

      - Mi pequeño - susurro Thiago tocando su cabecita, ya en la mañana - No sé cómo lo haremos cuando llegue nuestro nuevo bebé
      - Para eso, mi amor - acoté - Aun falta tiempo
      - Adam tiene un año - lo recostó en su pecho con cuidado - ¿Ya no quieres tener otro hijo conmigo?
      - Claro que quiero - me arrime a su lado - Pero sería ideal esperar un poco más, estamos con muchas cosas aún. No sé qué te parece si primero vemos la boda - le bese un brazo - Eso lleva tiempo y mucha dedicación - le guiñe un ojo - Luna de miel y un tiempo para nosotros, aun no podemos sacar a Adam de la cama y quieres tener otro enano de por medio
      - ¿Luna de miel ¡He!? - río - Si me lo planteas de esa manera claro que me gusta la idea. Después de las fiestas me gustaría que nos pusiéramos a ver eso.
      - Ya lo había pensado, de hecho tengo un par de datos de banquetera y coctelera. Pasado las fiestas iré viendo que es lo que me gusta y claro que lo que te gusta a ti.
      - ¿Oíste eso hijo? - le acaricio los cabello - Mamá ya está decidida a casarse con nosotros.
      - Amo cuando me das la razón - reí - ¿Tienes que ir a la oficina?
      - Por supuesto
      - ¿Comemos juntos?
      - Por supuesto
      - ¿Pasamos por ti?
      - Por supuesto

Salí de la cama dejando a mis dos hombres acostados, me di una ducha y volví a la habitación, el enano aun seguía durmiendo. Pero ni por broma lo despertaríamos, ya sabíamos que eso significaría sacar ese mal carácter que había heredado y mutado en él. Aquella mezcla entre Thiago y yo era perfecta físicamente, pero con un carácter que tendríamos que aprender a domar antes de que fuera demasiado tarde, con quince años sería terrible. No quería que llegado el momento se pareciera a Cota, al igual que ella en su momento tenía mucho amor, pero no había sabido apreciar. Era un temor que no le había hecho saber a Thiago, a lo mucho de diría que él no permitiría que Adam fuera como ella, que nuestro hijo contaría con nosotros y nuestro amor siempre. Pero Cota también lo había tenido, solo que ni mi padre, ni mucho menos Magda tuvieron el carácter de frenarla a tiempo.

Durante la mañana y luego de que Thiago se fuera le arme una caja a Adam y le acerque muchos juguetes, con eso lo mantendría ocupado al menos un par de horas, de re ojos lo miraba guardar y sacar los juguetes una y otra vez. Guarde gran parte de los utensilios de cocina, objetos del salón y cosas del cuarto de Adam. Para cuando mire la hora ya estábamos retrasados para irnos a comer.

      - Cariño, ven acá - le llame mientras yo me encaminaba a la habitación - Ya ni tiempo de darme una ducha. Adam - lo volví a llamar

Tuve que ir por él y cargarlo hasta la habitación donde previamente le había dejado su vestimenta, cuando por fin lo tuve listo, perfumado y peinado (Cosa que sabía que duraría a lo mucho cinco minutos) Me cambie yo y tome el bolso de Adam y mi bolsa. Bajamos y tomamos un taxi, salir en el coche solo nos atrasaría más, entre ubicar un estacionamiento y luego nos perderíamos la oportunidad que nuestro hombre grande nos trajera de vuelta.
Dentro del coche aproveche de llamar a Dani que se había convertido en casi mi única amiga, o bien la llamaba a ella o la esposa de Nacho el amigo de Thiago, los veíamos casi una vez por mes y eso era porque Thiago era el padrino de la pequeña Trinidad.

Llegar a la oficina de Thiago nos llevó un poco de tiempo, todos conocían a nuestro hijo y le hacían alguna gracia. Nos encontramos con Marcos en el ascensor y este nos invitó a su despacho, en él estaba su madre y su hermano pequeño que al ver a Adam le abrazaron con cariño. Tía Naty nos invitó a su casa, quería saber cómo estábamos con Thiago y sobre todo los planes a futuro, esperaba también formar parte de la organización de la boda.

      - Buenas Tardes Carmen - salude a la querida secretaria de mi casi marido que no me miro con muy buena cara cuando bajamos del ascensor. - ¿Thiago está desocupado?
      - Buenas Tardes - respondió poniéndose de pie - Hola pequeño - le estiro los brazos esperando cargarlo, pero Adam se fue directo a jugar con el montón de revistas que estaban en la mesa al lado del sofá - Thiago no está en el despacho, me llamo en la mañana para avisarme
      - ¿Así? - pregunte incrédula - ¿Dijo a qué hora regresaría?
      - No vino a la oficina, no vendrá a la oficina. Fin del asunto
      - Eres tan agradable, querida
      - Lo sé, lo mismo dice Thiago mientras hacemos el amor - río - ¡Ups! No debí decir eso.
      - Eres una perra mentirosa y estas muy mal si crees que tomare en cuenta tu comentario
      - La verdad no deberías tomarme en cuenta, si no soy yo es otra. - se alzó de hombros - Ya sabes que Thiago…


    - El señor Lackington para ti - le aclaré
      - Thiago - reafirmo - Thiago, no está. Y si no tienes nada más que hacer aquí te pediría que te retires que algunas si tenemos que trabajar.
      - Vamos hijo - me acerque a Adam - Gracias y avísale a Thiago que vinimos.
      - No lo haré, puede que se me olvide.

Tome a mi hijo y salí echa una furia de la oficina, la muy maldita había clavado dudas en mi interior. Sabía o quería creer que era mentira, algo en mi interior me decía que era mentira. Thiago no me engañaría, o tal vez si para cobrar venganza de lo que yo le había hecho. ¡Dios! Era todo complicado. ¿Hasta dónde estaría dispuesto en llegar ese hombre para hacerme pagar?
Volvimos al despacho de Marcos, no me sentía bien, tenía ganas de llorar, de desaparecer, no lo haría sola, no. Me llevaría a mi hijo conmigo.

      - ¿Que paso? - me pregunto Marcos apenas volví a ingresar dejando los bolsos pesadamente en el sofá - ¿Pelearon?
      - Me está engañando, me hizo venir... - y no pude contener mal las lágrimas
      - ¿Quién te engaña? ¿Thiago? - saco de mis brazos a Adam y se lo tendió a su madre
      - Estaremos afuera, vamos David.
      - No es necesario - le dije entre lágrimas y sollozos - Disculpen por entrar así
      - Esta bien, hija - me acaricio la espalda - ¿Necesitas algo?
      - No... No... Tengo, tenemos que irnos.
      - Vamos a mi casa, así nos cuentas que paso
      - Espera mamá - le dijo Marcos - Avisare a Dani y nos vamos. ¿Dónde está Thiago? ¿Te dejo ir así no más?
      - No quiero verlo, agradezco su ayuda pero ¿Marcos me puedes llevar a casa de mis padres?
      - Sí, claro que sí. - tomo el teléfono y le indico a su secretaria que se comunicara con Daniela y le informara que tuvo que salir de emergencia, seguida de informarle que le avisara a Thiago o a su secretaria que yo y Adam estábamos con él

martes, 17 de marzo de 2015

#42 Caminos Inesperados

Capítulo 42


Podíamos saltar de alegría cuando desperté y no vi a Adam a mi lado tratando de encontrar mis pechos, sin duda era un gran paso. Lo que si encontré fue a un Thiago pegado a mi espalda con su erección matutina rozando mis nalgas, estaba despierto podía darme cuenta de eso por la forma en la que suavemente se movía a mi lado.
Con su mano derecha buscaba mi pecho por debajo de la pijama, con la izquierda corría mi pelo para besar suavemente mi hombro, bajar por mi espalda evitando hacer ruido.

      - Buenos días Thiago – susurre
      - Mmm… Esto de despertar a tu lado, sin Adam de por medio me gusta demasiado
      - Deberá ser en otro momento, Ian debe estar por levantarse
      - No lo creo, el enano se durmió tarde. Anda uno rápido antes que despierte nuestro intruso
      - Córrete para allá, luego Thiago. – trate de salir de la cama pero él me retuvo
      - Shh. Vas a despertar a Adam, no puedes dormir a mi lado de esa manera y no dejar que te toque

Me acople aún más a su cuerpo dejándome vencer por las ganas de estar con él, las ganas de tocar nuevamente la gloria en sus brazos, con sus caricias. Lo dejaría hacerme lo que quisiera en este momento, en el momento en que me susurraba palabras sucias de cómo lo ponía y lo loco que lo tenía. Eso solo provocaba que me excitara aún más.
Mientras lentamente entraba en mi interior yo contenía la respiración, me era completamente difícil mantenerme en silencio pero era eso o dejar a medias la situación, claro que no era lo queríamos.

      - ¿Hermano? – unos suaves golpes en la puerta nos sacaron de la burbuja. Thiago se quedó quieto en mi interior y me cubrió con la sabana rápidamente.
      - Hazte la dormida – me susurro – Abrirá la puerta y nos vera durmiendo y se ira

Le hice caso solo por el hecho de que no quería salir de la cama y que viera mis pechos desnudos, era algo que yo creo ni de su madre había visto. Una vez que sentimos que la puerta se cerró nuevamente Thiago comenzó a moverse dentro de mí, esta vez con su mano ayudando a la tarea de que fuera todo más rápido.
Me reacomode la ropa y me puse sobre él, comencé a besarlo nuevamente.

      - ¿Quieres más? – me dijo entre succiones de besos
      - Iré a ver a Ian, tal vez tiene hambre.
      - Te amo aún más cuando estas en plan de madre
      - Y yo cuando me despiertas de esa manera – lo bese nuevamente – Ahora suéltame para que pueda ir a ver a tu hermano

Antes de salir de la habitación me coloque una bata de ducha, mi pijama no era nada adecuado para un niño, si para un hombre al que quería provocar día y noche.
No fue necesario que caminara mucho para ver donde estaba Ian ya que el volumen del televisor me llevaron directo al salón para encontrarlo con un vaso de leche y galletas.
      - Hola – salude alegremente sentándome a su lado y robándole una galleta
      - Te desperté – dijo a medio masticar – Lo siento
      - No te preocupes, Adam lo hará pronto también, así me da tiempo de preparar su leche
      - ¿Puedo dársela yo?
      - Claro que sí, apenas despierte te lo pondré justo aquí para que lo ayudes.
      - Eres la mejor cuñada del mundo – me abrazo - ¿Podemos ir al parque? ¿Tal vez al zoo? Seguro a mi sobrino le gustará
      - Me gusta tú idea – dijo Thiago entrando al salón – Buenos días – me beso la cabeza
      - ¡Sí! – Grito Ian - ¿Puedo quedarme otra noche?
      - Eso no sé. Llamaremos a mamá y le preguntaremos
      - ¿Quieres desayuno, amor? – le pregunte a Thiago
      - Me iré a duchar, mejor desayunamos fuera. Así no perdemos tiempo
      - Pero yo le iba a dar la leche a Adam – intervino Ian – Renata dijo que podía
      - Y se la darás. Él se tomara la leche con su tío y luego saldremos. Ve a ducharte Ian.
      - ¿Y si Adam despierta?
      - Ian tiene razón, Adam despertara en cualquier momento.
      - Bien no les molestare entonces ustedes tienen todo completamente organizado

Thiago se perdió nuevamente en el pasillo, dejándonos a Ian y a mí en el salón mirando dibujos, ya estaba acostumbrada a ver todos los días caricaturas desde muy temprano, a mi hijo le volvían loco, pero no eran las mismas. Estaba claro que había un canal distinto para cada una de las etapas.
Las primeras quejas matutinas de Adam se hicieron escuchar poco después seguido un claro mamamama y movimientos de la barrera de la cuna.

      - Adam ya está despierto – le informe a Ian – Te lo traeré inmediatamente
      - Gracias

Con rápidos pasos llegue a la habitación antes de que se diera cuenta que estaba solo y comenzara a llorar. Al verme soltó lo que sería un llanto pero lo tome antes.

      - Despertó el amor de mi vida – le bese su cabecita - ¿Dormiste bien en tu cuna, mi vida? Espero que sí, porque hoy lo harás nuevamente. Nosotros también necesitamos un poco de tiempo sin ti mi vida.

Adam frunció su ceño y comenzó con sus manos a buscar consuelo entre mis pechos, otra cosa de debía dejar de hacer. Ya Thiago me lo había advertido, que si queríamos otro bebé lo primero era que Adam dejara de depender de mis pechos o no podría con dos. Tenía razón de cierta manera la tenía.

      - Vamos a ir a tomar la leche – le deje en el suelo aun cuando con sus manos trataba de abrir la bata – Adam no te daré pecho. – Hizo puchero – No llores bebé
      - ¿Puedo? – Pregunto Ian desde el umbral – Tardaban demasiado
      - Mira hijo – le apunte a Ian – Vamos con el tío Ian
      - Ven enano – le llamo pero Adam solo me quería a mí – Vamos a jugar
      - mamamamamamama – llamaba a punta de llanto
      - ¿Qué quiere? – pregunto Ian
      - Que Renata le de pecho – gruño Thiago saliendo de la ducha – Le dije que lo acostumbraría a eso.
      - Adam – río Ian – Ya no eres un bebé
      - Le daré un poco para que no siga llorando. – Me lo lleve hasta la cama – Amor ¿Puedes preparar un biberón?
      - Dámelo a mí. – trate de pasárselo a Thiago pero Adam lloraba con mucha más fuerza
      - Ya mi amor, ya – trate de calmarlo ofreciéndole mi pecho – Despacio mi amor – dije cuándo comenzó a succionar fuertemente
      - Ve a bañarte Ian, Adam no se despegara de Renata por lo menos en una hora más

El niño hizo caso de inmediato, al cabo de media hora Adam por fin dejo que lo sacara de mi pecho con sus ojitos rojos y la evidencia de que había llorado. Su padre ya vestido no dejaba de reclamar que lo estaba mal acostumbrando, que pronto tendría que irse a una guardería y esto solo nos traería problemas. A mí no me importaba tener que darle un poco de pecho, no si mi cuerpo aun generaba la cantidad de leche necesaria, había días en que yo de forma voluntaria lo invitaba a tomar ya que se me iba acumulando.

A las doce del día ya estábamos los cuatro en el ingreso del Zoo, un enorme tigre nos daba la bienvenida. Thiago compro los ticket y algunos vales para comida de animales, pusimos a Adam en su coche de bebé que era arrastrado por todos lados por Ian.
La madre de Ian, mi suegra, no le había dado autorización para quedarse otra noche diciendo que tenían que ir a una cena y debía ir con ellos, Thiago no quiso discutir con ella pero ambos sabíamos que era por el hecho de que yo estaba con ellos. Tampoco quería pensar en eso simplemente y como mi querido hombre  lo había dicho era su decisión.

A las dos de la tarde no habíamos ni siquiera completado el diez porcientos del circuito cuando nos detuvimos para almorzar, recuperando fuerzas y aprovechando de asearnos un poco, el calor era insoportable y temía que los niños terminaran con una insolación a causa de tantas horas expuestos.
Thiago era el encargado de las fotografías, un verdadero maestro en eso, muchas de las cuales podría haber sacado un profesional, pero no, a él siempre le había gusto eso. Nos hacía posar cada vez que llegábamos a un nuevo animal, Adam solo, Adam con Ian, Adam conmigo, los tres, él con su hijo, todas esas fotografías que me perdí durante el crecimiento de mi hijo las iba recuperando poco a poco, claramente jamás tendrían el mismo valor que las otras pero…

      - ¡Thiago, Thiago! – Lo llamo Ian – Mira son leones de verdad, fíjate que tienen carne de verdad
      - Claro que lo son – le acaricio la cabeza – Y si, es carne, es lo que ellos comen ¿No es así?
      - Son animales carnívoros, lo que quiere decir que comen exclusivamente carne, viven en manadas y solo hay un macho. – Nos comentó Ian – Pero es la leona quien sale en busca del alimento, son muy flojos los machos – reímos – David dice y la verdad yo no le creo, que el león por no salir a cazar se puede comer a sus hijos
      - Nunca he leído algo así – dijo Thiago – Cuando lleguemos a casa lo buscaremos por internet.
      - ¿Te gusta hijo? – Me arrodille a su lado apuntando el león de gran melena que estaba detrás del cristal – Es como el de la película – le bese la cabeza - ¿Cómo hace el León?

Thiago se dio vuelta justo en el momento en que Adam levantaba su manita en forma de garra y emitía el sonido parecido a un león. La sonrisa se le ensancho a verlo repetir la misma acción en tres oportunidades

      - ¿Cuándo aprendió eso? – pregunto al momento que lo sacaba del coche y lo abrazaba apretadamente y besaba su cabeza
      - El miércoles creo que vimos la película del Rey León y comenzó a imitar los sonidos
      - Eres… - se le quebraba la voz – Te amo hijo.

Pasamos otro par de horas caminando, Adam en todos los animales emitía el mismo sonido del león, al ver a su padre tan feliz lo repetía una y mil veces. Terminamos el paseo en un local de comida rápida, cuando el sol ya estaba por ocultarse, tanto Ian como Adam estaban felices, mucho más Thiago que en cada oportunidad que tenía me daba un fugaz beso en los labios, o simplemente me susurraba cuanto me amaba.


***

      - ¿Hablaste con tu papá para mañana? – me pregunto Thiago mientras le preparaba el desayuno.

Ya era lunes otra vez y el fin de semana se nos había ido como agua entre los dedos. Pero no nos quejábamos lo habíamos disfrutado muchísimo saliendo con los niños, compartiendo con su hermana el sábado por la noche y el domingo sobre el sillón viendo películas con nuestro hijo.

      - Hoy lo haré, pero sé que no tendrán problema en quedarse con el niño unas horas
      - Dile que lo pasaremos a dejar cerca de las ocho de la mañana, nos iremos directo a ver las casas, luego yo me iré a trabajar y tú vas a buscar la guardería
      - Ya te dije amor que no es necesario. Puedo con Adam y la casa nueva.
      - Sé que puedes, pero prefiero al niño en una guardería y así te dedicas mejor. Son muchas cosas
      - Tampoco sabemos si dentro de las que veamos mañana una nos gustara
      - Yo creo que sí, tengo varias opciones
      - ¿Por qué no me las muestras?
      - Tengo para mostrarte otra cosa, no precisamente una casa
      - ¡Thiago!
      - Es la verdad – se encogió de hombros – Pero se me haría tarde
      - ¿Podemos tener una conversación en la que no saques algo sexual?
      - Claro que sí, siempre y cuando tú no lleves esos pijamas que últimamente usas.
      - No puedo dormir desnuda.
      - Si puedes, en fin, eso de lo mismo, me gustas con y sin ropa. Volviendo al tema de la casa, prefiero que las veas mañana en vivo y en directo y decidas, si te muestro fotografías no es lo mismo.
      - Como quieras. – Le bese castamente los labios – Me voy a dar una ducha mientras desayunas
      - ¿Almorzamos juntos?
      - No – me despedí con la mano – Iremos a comer al departamento de Dani

Ayer por la noche antes de que Adam se quedase dormido me entro un mensaje al móvil de Daniela, que decía que nos invitaba a la hora de la comida, que necesitaba hablar un par de cosas conmigo. Tal vez otra vez sería el tema y por lo mismo no se lo había comentado a Thiago, y no lo quería hacer.

      - ¿Cuándo decidiste eso? – Entro en el cuarto de baño
      - Anoche me entro un mensaje – abrí el grifo del agua  - Y lo he decidido en ese mismo minuto, ya le confirme que vamos
      - ¿Por qué no me lo dijiste?
      - Te lo estoy diciendo ahora.
      - Pero si no te pregunto no me dices. ¿Pasa algo que no sepa? – saque la cabeza fuera de la ducha para poder mirarle su cara de mala leche
      - Nada, no sabía – dije con sarcasmo – Que tenía que avisarte todo lo que hacía o pensaba hacer
      - ¿Perdón? – Alzo una ceja – Noto un poco de molestia en tu voz
      - Ve a ver a Adam – continué con mi ducha
      - Adam está dormido –
      - Entonces vete a trabajar y deja darme una ducha tranquila.
      - ¿Te enojaste?
      - No  y ahora sale

Thiago cerró la puerta de manera exagerada dejando un eco en mis oídos, rápidamente termine mi ducha porque no quería que se fuera de esa manera, no quería que mal interpretara mis palabras, pero tampoco quería que me controlara la vida, era su mujer sí, pero no tenía que estar pidiendo permiso para hacer algo ¿O sí? No claro que no, ese tiempo lo había dejado atrás desde hace mucho, cuando cumplí la mayoría de edad y luego me case, volví a depender de permisos de ese horrible matrimonio, se suponía que con Thiago todo sería de una manera diferente, pero ahora la convivencia se estaba poniendo de la misma manera y no, no quería eso ni para mí, ni para mi hijo.

Cuando volví al cuarto en vuelta en la bata de baño suspire aliviada de verlo en la cama jugando con Adam, ninguno de los dos se fijó en que yo había ingresado así que pase de largo hasta la habitación de Adam para sacar mi ropa.
Me vestí y volví con mis dos hombres maravillosos, esta vez sí me vieron y me invitaron a jugar con ellos, la sonrisa de Adam era lo más bonito que podía ver por las mañanas, tardes o la hora que fuese, era mi hijo y lo más preciado que tenía en mi vida.

      - Estaba pensando que tal vez… - Thiago se detuvo – No nada.
      - ¿Necesito de tu permiso para salir de casa? – pregunte con la necesidad de sacar ese tema que había quedado pendiente
      - ¿Por qué lo preguntas? Sabes que no – me miro asombrado colocando a Adam sobre su abdomen – Pero me extraño que no me hayas dicho antes, pensé que había pasado algo
      - Necesito decirte algo y quiero ser sumamente clara
      - ¿Qué paso? – Pregunto asustado – Tiene algo que ver con la ida a comer
      - Sí y no. – Me senté en la cama
      - Soy todo oídos, y lo sabes.
      - Bien sabes todo lo que ha pasado a lo largo de mi vida – suspire – Lo que paso y todo, completamente todo
      - No necesitas recordar eso. – Me tomo la mano – Es pasado
      - Lo sé – Me lleve su mano a los labios y le bese suavemente – Yo te amo Thiago, te amo con todo mi corazón al igual que este enano.
      - Y yo a ti, amor – sonrió – Te amo a ti, a Adam y los próximos hijos que tengamos.
      - Por primera vez en mi vida estoy tomando decisiones, y lamento no haberte contado mis planes, no lo creí necesario. Pero sentí, y aun siento que necesito tu permiso para hacer las cosas y no es lo que quiero
      - No necesitas mi permiso, amor. Tú sabes lo que haces y confió en ti, sé que a tú lado nuestro hijo estará bien. Solo que me extraño que no me comentaras nada
      - Es eso, no creo tener que contarte todo lo que hago ¿O sí?
      - ¿Sentiste eso? No fue mi intención, lo lamento
      - Si eso es lo que buscas es mejor que lo dejemos hasta aquí y yo solo vuelva para cuidar a Adam
      - ¿Quieres terminar nuestra relación?
      - No, claro que no quiero – resople – Pero tampoco quiero volver a someterme a un hombre
      - ¿Crees que te someto?
      - No, nunca me habías dicho algo así y no quiero que vuelva a pasar. No quiero terminar en una relación como la que tuve
      - Yo no soy Ernesto. – Se defendió – Nunca te obligaría a nada, ni siquiera te obligaría a estar a mi lado usando a Adam, si eso es lo que crees
      - Sé que no eres como él y no quiero que llegues nunca a serlo.
      - Nunca podría. – Me guiño un ojo – Te beso porque te amo, te toco porque te necesito, y si te hago el amor es porque lo siento. Todo eso es simplemente mi manera de demostrarte que te amo, que no puedo vivir sin ti. Puedes hacer las cosas que quieras, salir a pasear, a comer, que se yo pueden ir, si quieres me cuentas, si quieres no. Amor, lo más importante para mí es que estemos juntos. Bueno si tú quieres también.
      - Si quiero. – tome a Adam para dejarlo a un lado de Thiago y ponerme sobre él – Ahora ¿Me das un beso?

Miro a Adam con complicidad, y le guiño un ojo. Le tendió la mano y lo atrajo hacia nosotros, quedando su carita sobre la de Thiago.

      - ¿Besamos a mamá? – le pregunto dándole besos en la mejilla, provocando su risa y negando con la cabeza – ¿No le damos besos a mamá?
      - Un besito – le dije a Adam estirando la boca – Dame un besito hijo
      - No – dijo poniendo sus manitas en mi boca – No
      - Uno – volvió a negar con la cabeza - ¿Papá tú me das uno?
      - ¿Le doy uno? – Adam negó con la cabeza – No me dan permiso – se burló - ¿Beso a Adam? – me guiño un ojo y los dos nos lanzamos a besarlo por todos lados.
      - Mamá – dijo Adam – mamá – volvió a repetir y me lo comía a besos
      - Si amor, beso a la mamá – le repetí - ¿Beso a papá? – Le pregunte – papá
      - Papa, papa, papa -  comenzó a decir él – mama, mama, mama
      - Que cosa hermosa – dijo Thiago besando una vez más sus gorditas mejillas – Me encanta escucharlo llamarme papá
      - Y pensar que esta cosita tan hermosa la hicimos nosotros.
      - Nos quedó perfecto – Thiago me beso – Bien, creo que me tengo que ir a trabajar
      - ¡Noooooo! – Hice puchero – Quédate con nosotros y besémonos todo el día
      - Creo que no es una opción – Me beso nuevamente – Podemos besarnos en la noche, y mañana durante la mañana.  
      - Ok, comprendo. Uno de los dos debe trabajar
      - Así es. Beso a papá que se tiene que ir a trabajar

Nos regalamos besos entre los tres por lo menos una media hora más hasta que el móvil de Thiago le aviso que tenía mucho que hacer en la oficina.
Mientras yo ordenaba el departamento, Adam iba tras de mi dejando sus juguetes por todos lados. Nada sacaba con reprenderlo o dejarlo en la sala, si bien no caminaba completamente bien podía gatear por todos lados a una velocidad impresionante. En estos momentos si creía que necesitaba ir a una guardería un par de horas al día, pero luego lo miraba tan pequeño y estirando los brazos para que lo tomara, en ningún lado lo harían como lo hago yo.
Carol nunca había ido a una guardería, Magda siempre había cuidado de ella. Podía hablar con ella para que lo cuidase, tal vez tía Renata querría hacerlo, o Dani. No, yo creo que Dani no, ya con Vale es suficiente.

Antes de salir de casa me di cuenta que las llaves del coche estaban sobre la mesa del comedor, le llame a la oficina en ese instante y el me informo que se había ido en taxi para que saliéramos mucho más cómodos con el niño, sabía que eran muchas las cosas que debía sacar aunque fuera un momento al parque.

Llegamos al departamento de Dani y esta nos esperó en la entrada con la pequeña Vale en sus brazos.

      - ¡Hola! – saludo alegre
      - Hola – sonreí - ¿Cómo están?
      - Bien – respondió – Pero que guapo te ves – le dijo a Adam quien estaba tomado de mi mano – Me encantan tus jeans
      - Esperemos que le dure la limpieza
      - Ni te cuento – río – Lavo ropa de la Vale casi todos los días, tengo una niña pero bien podría ser un cerdito de tierra. Vamos

La acompañe hasta el cuarto piso, cargando a Adam y su bolso, sin contar sus juguetes.

      - Adelante – me invito a pasar antes que ella – Perdón el desorden
      - Te entiendo – reí – El departamento de Thiago es igual o peor
      - Vuestro departamento – me corrigió – viven juntos, se van a casar, es de ambos
      - No vivimos juntos, me quedo a pasar las noches, que es otra cosa
      - ¡Por favor! – Se burló y dejo a Vale en el piso – Ve a jugar mi amor – la incito e hice lo mismo con Adam – Entonces este departamento es de Marcos, él lo compró
      - Es distinto –
      - ¿Por qué? – pregunto
      - Porque ustedes son una pareja estable que acordaron vivir juntos y comenzaron digamos desde cero. Thiago ya tenía ese departamento, y yo no he aportado nada
      - Yo acá tampoco, ¡Ay! Cuñada no te compliques con pequeñeces, ustedes también son pareja, viven juntos y qué más da que no hayas aportado con nada, cuidas a Adam, limpias y le tienes comida. Mucho más aporte que comprar un sofá, o algún mueble
      - Estamos buscando una casa – dije sentándome en la mesa de la cocina sin apartar mis ojos de Adam que le quitaba cada cosa que tomaba Vale – Porque queremos tener otro bebé
      - El otro día Thiago me lo comento, bueno lo del bebé y es maravilloso
      - Sí, creo que ya estamos preparados. O por lo menos es lo que yo quiero
      - ¡Que emoción tendré otro sobrino! – saltó de alegría – Mamá se pondrá como una furia pero da igual. Ayer converse con ella
      - ¿Qué fue lo que te dijo?
      - Esta dolida con Thiago porque ya no la llama para saber cómo esta todos los días, el sábado dejo a Ian y ni siquiera entro a saludarla. Eso le dolió, pero bueno es la manera que Thiago tiene para llevar las cosas
      - Ya le dije que no estaba de acuerdo, de hecho trato de preguntarle del tema pero me evade
      - Lo sé, conmigo es igual. Pero ya no hablemos de esas cosas, mira es mi mamá y la amo pero de verdad no la comprendo, prefiere estar en esa posición con Thiago antes de dar su brazo a torcer
      - Pero no es lo que quiero, no me gusta que este así. Me doy cuenta que esta triste. Thiago aunque lo niegue es completamente mamón.
      - Es un problema de los hombres Lackington, ya te darás cuenta que Adam será igualito, mi padre e Ian son así también no dejan a mi mamá ni siquiera un solo momento. Yo en cambio soy una mujer más independiente, pero sin embargo, soy más de estar con mi papá.
      - A mi igual me gustaba estar el con él tío Benja, siempre me compraba unos algodones de azúcar que vendían en el parque cercano. Pero con la tía preparábamos esas galletas, luego llego Thiago y ya no me dejaban ir tan seguido, mi papá decía que el bebé necesitaba de toda la atención de sus padres. ¡Moría de celos!
      - Quien lo iba a pensar que luego ese bebé te pondría loquita – río – Si cuando Thiago me conto que estaba saliendo contigo no lo podía creer, era muy gracioso ver lo enamorado que ya estaba de ti, luego cuando Marcos me conto que ya se habían visto en España años atrás y no se reconocieron. Me dije ¡El destino!
      - No solo nos encontramos sino que también nos acostamos, nunca se lo dije a Thiago, pero eso fue como mi despedida de soltera ya que a las pocas semanas me case.
      - ¿Por qué lo hiciste si ya no lo querías?
      - Creo que me deje llevar por el que dirán, aparte adelantamos la boda porque estaba teniendo un atraso
      - En eso si estoy de acuerdo contigo, por mucho tiempo mantuve oculta la relación con Marcos por lo que iban a decir, ya que me lleva un par de años y por sobre todo por lo que iba a decir Thiago, ya sabes que no reacciono de la mejor manera
      - ¡Estaba furioso! Y lo estuvo por un par de días más, yo no sabía que más hacer para que cambiase. Me sentía culpable porque si hubiera vuelto al departamento encontrándolos a ustedes
      - No es tu culpa, debimos haber controlado nuestras hormonas  -  río – No Valentina – reprendió a la niña que lanzaba sus juguetes en contra de Adam - ¡Dije no!  - se paró rápidamente y la tomo en sus brazos - ¿Quieres dañar al primo? No le tires las cosas o te dejare en el corral
      - No seas dura – le dije quitándosela de los brazos – Pequeña no le tires eso a Adam ¿Bueno?
      - Es tan poco delicada para jugar, Ian y Marcos juegan así con ella
      - Adam es todo lo contrario – la deje al lado de mi hijo – Le encanta que veamos películas sobre la cama, se apoya en mi pecho mientras le acaricio el cabello
      - Ojala Valentina fuera así, espero y este bebé – se llevó las manos al vientre - Sea más cariñoso – sonrió – Muero de ganas de volver a cargar en mis brazos un bebé
      - ¿Pero ya estás? – alce una ceja y ella asintió – Tan solo tengo unas semanas y ni Marcos lo sabe
      - ¡Wow! Felicidades – la abrace
      - Embarázate luego para que nazcan juntos
      - Estamos en eso