lunes, 9 de junio de 2014

#14 Caminos Inesperados

Capítulo 14

Me mire en el espejo por mucho tiempo, viendo lo que este hombre era capaz de hacer. Como conseguía tenerme este nivel de odio. Llegar a tal nivel de golpearme cuando me había prometido ante Dios y ante mi familia quererme y cuidarme.
Estos años de matrimonio eran una mierda, un completo fracaso. Y ahora después de tantos golpes, tantos insultos ya no sabía cómo remediarlo.

      - ¿Por qué me haces hacerte esto? – dijo abrazándome por la espalda. – Yo no quería llegar a esto mi amor. Renata yo te amo. Eres la única mujer que he amado
      - Y si lo haces porque me pegas – no fue una pregunta, fue una afirmación
      - Tú me provocas, yo no quería
      - Llevas años repitiendo lo mismo. Cada vez que me dejas de esta manera me dices eso. Que me amas y que no querías. ¿Pero sabes? – alzo una ceja al ver que alzaba la voz – No te creo una mierda. Esto se acabó. Me importa poco lo que pase, quienes sepan. Yo te voy a denunciar
      - No lo harás. No puedes hacerlo – dijo empujándome contra su pecho. – Te lo prohíbo.
      - Se acabaron tus prohibiciones. Si mi familia me quiere aborrecer por todo lo que me has obligado a hacer que lo hagan ¡Pero me canse!
      - Cállate – dijo subiendo su mano por mi estómago desnudo – Ahora sabrás lo que además soy capaz de hacer. E sido prudente contigo pero se acabó.
      - ¡Suéltame!
      - Cállate – y me abofeteo una vez más, esta vez con fuerza inmedida haciéndome chocar la cabeza contra la muralla del baño. Haciendo que todo a mí alrededor fuera negro.


***


A lo lejos escuchaba la voz de Thiago, lo escuchaba suplicar que abriera los ojos. Que no lo hiciera esto. Y por más que intentara abrir mis ojos no me respondía y poco a poco me iba durmiendo nuevamente.
Fuertes punzadas en mi cabeza me hacían emitir sonidos, pero sonidos que nadie más los escuchaba. Por qué ahora no habían voces cercas. No escuchaba a Thiago.

      - Vamos Renata. Abre tus hermosos ojos mi amor. – pedía en mi oído y me depositaba tiernos besos en la mejilla
      - Hijo. – Esa inconfundible voz era de Victoria que estaba cerca – Deja que descanse lo necesita. Ella está bien, ya lo han dicho los médicos

Sentía como acariciaba mis manos, y se la apreté tan fuerte como pude. Él de inmediato correspondió con otro apretón.

      - ¿Me escuchas verdad? – nuevamente trate de abrir mis ojos o articular palabra pero era completamente inútil. Asique use un método que funcionaba y volví a presionar su mano. – Estoy aquí, todo va a estar bien. Tienen detenido a ese desgraciado.

Escuchar eso de la boca de Thiago en vez de tranquilizarme me puso aún más nerviosa. ¿Lo tenían detenido? ¿Quién me había sacado de la casa? ¿Quién les había avisado?

      - No amor, tranquila.- me pidió – Descansa mi amor. Iré a buscar al doctor.

Cuando trato de soltar mi agarre, lo afirme mucho más fuerte. Evitando que me dejara que me soltara. No quería sentirlo lejos, ahora que estaba cerca.

      - Abu, puedes llamar al doctor – le pidió a Victoria. – No me suelta.
      - Tranquilo. Yo voy –
      - Todo va a estar bien mi amor, ¡Dios! Que susto me lleve cuando llegue a España y me avisaron que estabas en este lugar.

A los minutos después no lo escuche, pero sabía que estaba conmigo, sentía el calor que me daba su cuerpo cerca del mío.

Cuando entro el doctor, lo sentía a mi lado pero no sabía lo que me hacía. Hablaba pero nuevamente me estaba yendo en un sueño profundo, apreté mucho más fuerte el agarre de su mano. Con temor a que me fuera a dejar.

***

Lentamente fue saliendo de la nube negra que me cubría, mis parpados estaban cansados. Pero necesitaba abrir los ojos. Sentía peso en la altura de mis muslos. Sabía que Thiago estaba aquí conmigo.

Aún estaba aquí.

      - Thiago – dije suavemente, aun en contra el dolor de mi garganta.

Fui abriendo lentamente mis ojos, aun en contra de todo, él estaba ahí con su cabeza apoyada en la cama, por las cortinas se dejaba ver el oscuro cielo, estaba de noche y la luz tenue de la habitación me dejaba abrir mucho más los ojos. Trate de sacar mi mano que aún estaba con la de Thiago pero él me tenía sumamente apretada.

      - Thiago – volví a susurrar.

Suavemente y con el cansancio arrastre mi otra mano hacia su cabeza, le comencé a acariciar lentamente sus cabellos.
A pesar del dolor físico que sentía estaba tranquila, porque me sentía segura. Estaba segura a su lado.

      - Gracias por estar aquí – le dije tratando de mantenerme despierta un poco más. Pero el cansancio era mayor y aun en contra de mi voluntad me volví a dormir


***
Abrí mis ojos de golpe, para encontrarme con la hermosa sonrisa de Thiago a mi lado.

      - Hola mi amor – me dijo besando mi frente - ¿Cómo te sientes?
      - Hola. – susurre
      - ¿Cómo te sientes?
      - Cansada –
      - Es normal. – Me acaricio los cabellos – Esta hermosa
      - ¡Mentiroso! – Le sonreí – Debo tener la cara hecha una mierda
      - Tienes un poco morado algunos lados, pero casi nada a como estabas el día que te trajeron acá, al día en que te vi
      - ¿Cómo llegue acá?
      - Luego amor. Ahora descansa
      - Quiero saber ¿Cómo llegue?
      - Ese maldito hijo de – se calló – Te volvió a golpear y para su mala suerte. Thomas el chofer acudió en tu ayuda. Te encontró inconsciente en el baño y llamo a mi Abu. Te trajeron y a penas puse un pie en este país puse la demanda en su contra. Amor se nos vienen momentos duros. Pero tienes que ser fuerte.
      - ¿Aun está detenido?
      - No amor. Esta libre, su abogado pago la fianza aludiendo a que te caíste en la ducha.
      - Él me golpeo – susurre conteniendo un sollozo – Yo pensé que esta vez podía hacer las cosas de otra manera
      - No llores. Por favor no lo hagas. – Me limpio las lágrimas que caían – Llevabas casi cuatro días inconsciente. Renata tengo algo importante que decirte.

Ancle mis ojos a su mirada, a sus hermosos ojos. Este era el momento donde me diría que ya no quería seguir conmigo que le daba asco y que no podía estar con una puta

      - ¿Cuándo pensabas decirme que estas… - y se calló en ese momento agachando la mirada
      - ¿Estoy qué? – pregunte asustada
      - Estas embarazada –

Las palabras de Thiago, me hicieron sentarme de golpe un dolor sobre humano se apodero de mi cuerpo ante el brusco movimiento

      - Yo no estoy… - no podía continuar con esas palabras hace poco más de 3 meses había perdido a un bebé. Era imposible
      - Si lo estas. Renata ¿Lo sabias? – Dijo buscando mi mirada - ¿Es… es… es mío?
      - Yo… yo no estoy embarazada
      - ¡Mierda! Si lo estas, los exámenes arrojaron eso.

Lleve mis manos al rostro en ese momento no sabía si era una buena o una mala noticia.

      - ¿Es mío? ¿Renata me harás padre? ¿Dime que ese bebé es mío? Hazme el hombre más feliz del mundo diciéndome que no tienes dudas que ese hijo que viene en camino es mío. Mi amor por favor, confirma que ese hijo es fruto del amor que ambos nos tenemos.

Las palabras de Thiago solo me hacían llorar aún más, era imposible que pudiera haber concebido tan rápido, aun cuando mi cuerpo estuviese en buenas condiciones. Después de la golpiza, después de todo.

      - ¿Se puede? – la voz de un hombre interrumpió el momento
      - Adelante doctor – dijo Thiago
      - Pero señora. Recuéstese – pidió – No es bueno que haga este esfuerzo
      - Disculpe – dije avergonzada por la situación
      - Bien, necesito revisar a la señora. Podría salir
      - Soy su pareja – dijo seguro Thiago
      - Ok

El doctor que resulta que se llama Felipe, me comenzó a revisar por todos lados. Primero mis ojos, para terminar revisando entre mis muslos. Lo que confirmo que si verdaderamente estaba embarazada.

      - Esta todo bien. – Dijo cubriendo mi cuerpo nuevamente con la sabana – El bebé está perfecto. Y usted igual
      - ¿Cómo puedo estar embarazada? –
      - Bueno. – Río – Cuando las personas tienen relaciones es muy probable que estas cosas pasen. A ustedes les paso
      - Thiago – lo llame, e inmediatamente dirigió su mirada hacia mí. - ¿Puedes salir?
      - ¡Claro que no! – camino hacia la cama – Cualquier cosa que quieras preguntar puedes hacerla delante de mí. Amor estoy contigo
      - ¿Por favor?
      - No. – Frunció el ceño – Y es mi última palabra
      - Yo tuve una pérdida hace poco más de tres meses. – dije muy a mi pesar
      - Estamos al tanto de eso. La señora Lackington nos comentó los hechos y el señor aquí presente tiene todas las recomendaciones para poder llevar a término esté. Pero lo más importante es que usted este tranquila y tome las precauciones.
      - No me entiende. Como es posible, el doctor que me atendió en ese entonces – agache la cabeza – Dijo que no podía tener un bebé hasta casi un año más.
      - Los milagros ocurren – dijo con una sonrisa que me molesto – No le dé más vueltas. Disfrute su nuevo estado junto a su pareja. Mañana podrán conocerlo o conocerla
      - ¿De verdad? – pregunto Thiago haciéndose presente
      - Así es, mañana  tienen su primera ecografía –
      - Que emoción – dijo verdaderamente emocionado – Mañana conoceremos a nuestro bebé amor. Por favor sonríe

Me estaba pidiendo algo imposible, verdaderamente estaba criando un bebé dentro de mí. ¿Estaba aun dentro de un sueño? ¡Estoy embarazada!
Como reflejo lleve mis manos hacia mi vientre, era real. Estaba en ese lugar

      - Los dejare solos – dijo el doctor – volveré dentro de un par de horas para saber cómo sigue

Thiago espero que el doctor saliera de la habitación para subirse a la cama y acomodarse de costado a mi lado.
Con una mano en mi cabello, y con la otra sobre la mía en mi vientre, nos veíamos como una pareja normal. Como unos enamorados esperando una ilusión.
A pesar que si me hacía ilusión tener un bebé, saber que todo lo que el maldito me había hecho, no estaba generando repercusiones en mi cuerpo.
Dios me estaba mandando nuevamente el milagro de dar vida, me estaba haciendo ese sueño posible, junto a un hombre que verdaderamente estaba feliz por ser padre, no me estaba juzgando, no estaba arrancando, ni estaba maldiciendo. Simplemente estaba feliz.

      - Cariño, tranquila.- susurro en mi oído – No llores mi vida, no le hace bien a nuestro bebé
      - Tengo miedo – dije por fin
      - No amor, no hay nada de que temer, estoy contigo. Estamos juntos en esto – beso mi cabello - ¡Vamos a ser padres!
      - ¿Y si no es tuyo? – Pregunte temerosa – Existe esa posibilidad.
      - No amor, no existe. Es mío y no tienen más alternativas que tenerme junto a ustedes siempre
      - Thiago… -
      - ¿Dime cariño? –
      - Hay muchas cosas que tú no sabes… -
      - No creo que sea necesario que me las digas en estos momentos
      - Si es necesario
      - Vamos a ver Renata si digo que no es necesario es porque no lo es, en estos momentos solo necesito saber que tú y mi hijo están bien. Eso es más que suficiente
      - Pero…
      - Pero nada. Ahora quiero que te relajes y descanses.

Asentí, como ya estaba acostumbrada a hacerlo cada vez que me daban una orden. Acomode mi cabeza en su pecho y me deje llevar por el momento, por sus caricias y palabras de amor, su dedicación.

Necesitaba sacarme este peso de encima, contarle todo acerca de mi pasado, de mi futuro. Necesitaba que esas cosas las supiera por mí. Aún estaba a tiempo de huir, de dejarme y maltratarme.

***

Durante el resto del día y noche estuvimos solos con Thiago conversando cosas sumamente irrelevantes, haciéndome reír, preocupado de que me sintiera bien.
Si algo tenia Thiago era la manera de hacerme sentir segura con solo estar a mi lado. Se negó completamente a mi petición que se fuera a dormir a casa de Victoria y se separó de mi un minuto para ir a buscar algo para comer, pero nunca dejándome sola. Se preocupó de que Victoria se quedara haciéndome compañía, en su cara estaba la ilusión de saber que sería Bisabuela, aunque también consciente del miedo que eso me daba a mí. Sobre todo porque ella sabía muchas cosas que todos los demás no.

Me aconsejo que antes del juicio se lo contara todo a Thiago, porque ella creía que eso sería usado en mi contra, que Ernesto lo usaría a su favor con tal de desprestigiarme. Al igual que le dijo a Thiago que lo mejor era ocultar lo del embarazo hasta saber las semanas de gestación y lo más importante que de estábamos a salvo.

A primera hora de la mañana mi médico ingreso empujando una silla de ruedas, la cara de Thiago al verla un poema. Y yo ya temblaba, nos íbamos a conocer a nuestro bebé.

      - ¿Están listos? – dijo con una sonrisa Felipe
      - Claro que lo estamos, estamos ansiosos – dijo Thiago con una enorme sonrisa
      - Me parece muy bien. Sera una criatura muy amada
      - Claro que lo será – confirmo Thiago ayudando a ponerme de pie para sentarme en la silla.

Thiago me empujo por los pasillos de la clínica, hasta que el doctor abrió la puerta de la sala donde me harían el examen.
Una enfermera que no le quitaba los ojos de encima a Thiago, me indico que me recostara en la camilla para ayudarme a prepararme, pero cuando mi hombre me iba a ayudar ella negó y dijo que sola yo podía. ¡Maldita bruja!
Pero nada de lo que dijo pudo hacer alejar a Thiago de mi lado quien ignorando completamente su coqueteo se empeñó en que yo no hiciera ningún movimiento sin sus brazos

      - Señor – hablo la enfermera – Debe dejar hacer mi trabajo y ponerse en un costado a la altura de la cabeza
      - Esta bien. – Dijo caminando hacia donde le habían indicado – Pero no me pida que no ayude a mi mujer si no se puede mover mucho.
      - Ella puede hacer eso sola. – dijo molestándose
      - No si yo estoy para ayudarla.
      - Iré a buscar al doctor – dijo aún más molesta ella.

Los minutos que tuvimos que esperar a que el doctor ingresara, no dejábamos de mirar embobados a todos lados. Los cuadros que decoraban el lugar, era completamente mágico este momento.

      - Bien, - una voz nos sacó de nuestra burbuja – Estamos listos – Asentí –Vamos a realizar la primera ecografía de vuestro bebé. Esta será endovaginal. Renata lo más importante es que estés tranquila y relajada debido a que insertare esta sonda por tu vagina y de esa manera ver el estado, a su vez sabremos cuantas semanas tienes. ¿Sabías que estabas embarazada? – Negué con la cabeza – Lo suponía debes tener poco tiempo, bueno es una suerte que podamos hacerle seguimiento desde pequeño.

No podía apartar la mirada de cómo iba preparando todos los instrumentos. A la sonda le coloco un condón y un poco de gel. Encendió los monitores, y me indico donde poner las piernas. Me sentía expuesta y Thiago no soltaba mi mano.
Una incomodidad me hacía querer pedirle a Thiago que saliera, pero tampoco lo quería privar este momento.
      - Relájate – indico el médico y lo vi perderse entre mis piernas.

Verdaderamente podía sentir como iba ingresando esa cosa en mí, no dolía. De pronto la pantalla dejo de ser negra. Lagrimas involuntarias comenzaron a salir por mis ojos, me los aguaba de tal manera que ya no podía ver nítidamente lo que había.
No podía apartar mi nublada vista de esa imagen era simplemente maravilloso.

      - Ahora ya está muy confirmado y saluden a su bebé. –

Thiago agacho la cabeza hasta mis labios y me dio un suave beso. Pude ver sus ojos llenos de lágrimas, las mismas lágrimas que tenía yo


      - Hasta el momento está todo en el lugar que corresponde. Es un luchador y los daños de tú cuerpo no le han afectado en nada. El embrión mide cinco milímetros. Esta dentro de lo normal. Y tiene una anchura de 1.3 milímetros. Para tener cinco semanas está perfecto. Ese bulto que se ve – nos indicó con en la pantalla – Es su corazón. Aún es muy pronto para poder escucharlo pero en el próximo ultrasonido ya será factible.