miércoles, 26 de noviembre de 2014

#28 Caminos Inesperados

Capitulo 28


      - Déjame imbécil ya te dije que no quiero nada contigo, me fui de tu casa.
      - Y yo te dije que había sido el peor error que habías cometido. A mí nadie me deja
      - Yo lo hice. Renata lo hizo. ¡DEJANOS EN PAZ!
      - A tu hermana la deje irse solo porque preñada no me servía. Pero ahora ya tuvo a su estúpido bebé. Ahora volverá
      - No lo hará. Porque no pasas de nosotras y te quedas jodiendole la vida a Camila. Es la única que quiere estar contigo. Porque es tan o más asquerosa que tu
      - Cállate –

El maldito me dio con el puño cerrado en el pómulo derecho de la cara, estaba creído que sería igual que Renata y me dejaría. No yo no era como Renata, por más que la aborrecía por ser la hija preferida de mi padre y mucho más de mi madre.
Me acosté con su ex marido solo para fastidiarles la vida, pero como todo lo que pasaba por mi vida, me aburrí. Me aburrí de él en el mismo instante en que trato de acostarse con su empleada delante de mis narices.

Lo odie en ese momento, por que en algún momento pensé que entre nosotros podía haber algo especial, estúpida yo que creí en él. Aun cuando me lo habían advertido. Pero no, yo no estaba para eso. Extrañaba a mi hija, mi pequeña Carol. No sé en qué estaba pensando cuando les di la autorización para que se la llevaran o si ya sé porque lo hice. Porque el maldito de Ernesto me tenía drogada.

Siempre fue su plan, siempre entre en su plan y yo estúpida caí en el. Ahora llevaba días escondiéndome en el hotel hasta que dio conmigo. No tenía a quien recurrir, me moría de vergüenza de llamar a mi padre y pedirle que me enviase el dinero para poder volver.
¿Cómo miraría a mi familia? No, no tenía cara para hacerlo.

Mi plan era estar un par de días poder conseguir un trabajo y que en cosa de un mes poder tener el dinero suficiente e irme. Pero claro esos planes fueron hasta que Ernesto dio conmigo.

      - Te dije hijo de puta que no me tocarías nunca más – le grite ofuscada
      - Y yo te dije que tú eras mía. Ahora quiero te pongas de rodillas y hagas lo mejor que sabes hacer ¡Chupármela!
      - Me das asco, no lo hare

Otro nuevo golpe llego con mi negación.

      - Lo harás, y lo harás hasta que yo me corra en tu boca y te lo tragaras. Después te abrirás de piernas y te la meteré. Porque eres mi PUTA y haces lo que yo te diga.
      - ¡QUE NO SOY TU PUTA! Ni la de nadie. Ernesto termine contigo. Asúmelo y déjame en paz
      - ¿Quieres que te deje en paz? – dijo tirando de mi pelo para ponerme de rodillas frente a él. Asentí – Bien, debes llamar a Renata, cuando ella este en mi casa. En ese momento tendrás tu pasaje de vuelta a tu casa. Ahora haz lo que te mande si no quieres chupármela con la boca llena de sangre.

Necesitaba salir de aquí, lo antes posible. Cerré mis ojos y rogué al cielo que no me dieran arcadas mientras se la chupaba. Hice todo y cada una de las cosas que él me pidió. Cuando por fin se sacio de mi me dejo tirada en el suelo de su salón y subió a su habitación.

Trate de irme tantas veces, como siempre todo estaba cerrado con llave. El día en que amablemente le lleve un licor, ese día logre escapar porque le había echado una pastilla para dormir. De esas que tomaba yo para no sentir cuando quería acostarse conmigo.

Pero aquí estaba de nuevo, en su casa, desnuda y adolorida en el frio suelo del salón. Camila entro a recoger las ropas de Ernesto y se río de mí como siempre lo hacía. Ella era la única que al menos demostraba placer al estar con él. Sus malditos gemidos se escuchaban en toda la casa cuando se le metía en la cama, en el despacho o simplemente donde le diera la gana.

Él claro que nunca se quejaba y cuando venían sus amistades a la casa yo era la perfecta mujercita de él. Vamos tal y como lo hizo la estúpida de Renata. Este era su problema, él la quería a ella y no a mí. Yo no era tan fuerte, ni tan valiente. Yo quería volver a casa y que mi madre, al menos ella me perdonara y sobre todo volver a ver a mi hija. Nunca la había extrañado tanto como ahora.

Ahora valoraba a mi pequeña, y todos los días durante los meses que llevaba acá me preguntaba ¿Cómo estaba? ¿Me extrañara? ¿Llorara por las noches pidiéndome a mí?

Subí a la habitación de Ernesto aun desnuda y me plante al fondo de su cama. Me arme de valor y el antes de que pudiera decir algo dijo

      - ¿Quieres chupármela otra vez?
      - No. Quiero llamar a Renata. Tú no me quieres a mí, la quieres a ella. Te la traeré, pero no quiero volver a verte en mi vida.
      - Sabia decisión. Tienes un pasaje disponible para el mismo instante en que ella pise esta casa
      - ¿Me das tu palabra?
      - Si quieres te lo firmo y lo hago ante un juez. Tú no me interesas. Reconozco que das buenas chupadas, que tu culo es más rico que el de Renata. Pero no, no me interesas. Ella es mi mujer.
      - La traeré
      - Bien – dijo poniéndose de pie y sacando su móvil de la mesa de noche – Llámala
      - Me gustaría que fuera en privado
      - Ni lo sueños cariño. Y hazlo rápido que saber que la tendré luego entre mis piernas me ha despertado las ganas de follar nuevamente. Así que una vez que cortes la llamada te ganas a cuatro patas sobre la cama

Respire tres veces profundamente antes de tomar el móvil de sus manos. Temblorosamente marque el único número que me sabía de memoria. El de mi casa. Al tercer repique contestaron

      - Buenas noches – dijeron al otro lado de la línea.
      - Buenas noches, me gustaría hablar con Magdalena por favor – dije amable.
      - La señora Magdalena no se encuentra en la casa
      - ¿Gabriel? – pregunte como segunda opción
      - Los señores están en la clínica
      - ¿Le paso algo a Carol? – pregunte asombrada y Ernesto se tiro en la cama y mientras me miraba se pasaba su mano por la erección que ya tenía.
      - No, la pequeña está bien. Es su otro nieto – dijo con voz de lamento – Perdón no puedo dar más información. ¿Con quién hablo?
      - Em. Si soy Constanza la otra hija de los señores.
      - Oh disculpe señorita.
      - No se preocupe. Necesito hablar con Mamá, quiero saber del hijo de mi hermana Renata.
      - Ellos están en la clínica con el pequeño Adam.
      - Me podría dar sus números de móvil. Lo que pasa es que me robaron en el mío aquí en España y el único número que me sabía era este.
      - Si claro. Tome nota.
      - Me gustaría el de mi hermana también. Estoy preocupada por mi sobrino – mentí

La mujer amablemente me dio el número de Renata y el de mis padres, estuve tentada en preguntar por Carol pero sabía que eso solo le serviría a Ernesto para mantenerme bajo su control

      - Ya lo tengo – le dije
      - Ya sabes lo que tienes que hacer. – Me hizo seña con las manos – Pero antes ocúpate de esto

Saco su mano de su erección, ya sabía lo que tenía que hacer. Así que me puse en gatas rápidamente y me la eche a la boca, si todo iba como yo esperaba sería la última vez. Una vez terminado se fue hacia el baño y aproveche de usar mi última opción

      - Buenas noches Renata – dije a penas me contesto la llamada
      - ¿Cota? – dijo dudosa

      - Hermana soy yo. Necesito tu ayuda – 

domingo, 16 de noviembre de 2014

#27 Caminos Inesperados

Capítulo 27


A medida que los días iban pasando, yo veía a mi hijo cada vez mejor. Thiago estaba todo el día a mi lado, a nuestro lado. Mientras pasaba a darle de comer a Adam el aprovechaba de poner sobre aviso a nuestra familia.

      - Señora Lackington - Me llamo la enfermera de neonatología - ¿Cuándo le darán el alta?
      - Hoy, salgo a las 17 horas. ¿Por qué? ¿Me puedo llevar a Adam conmigo?
      - Me encantaría decirle que sí, pero no. Adam se queda, mañana le harán unen nuevo examen y tal vez puedan estar aquí a esa hora.
      - Me informaron de eso, mi bebé. - lo acaricié - Tan chiquito y luchador.
      - Adam es un amor, y lo está haciendo bien. Le falta un poco de peso pero ya vera como se recupera y esto quedara en el pasado
      - Es lo que más esperó, leí que con más de dos kilos me lo puedo llevar y eso me hace ilusión. Solo le faltan 500 gramos
      - Eso y el examen de mañana, no se impaciente.  Ahora debe salir.
       - Unos minutos más
       - Debe estar esperando su marido por verlo. La hora de visita ya casi acaba
       - Hijito - le dije acariciando su cabecita - Mamá te ama y vendrá en un rato más a dejarte tu comida. Ya. Quiero sacarte de aquí y tenerte en mis brazos, no te soltare. Te amo Adam.

Con lágrimas en los ojos y como lo había hecho durante esos tres días lo deje nuevamente solo en ese lugar. Ya afuera me esperaba Thiago quien al verme corrió a abrazarme y decirme que todo estaría bien, besando mis labios castamente ingreso a ver a nuestro niño.

Al pasar 5 minutos donde me quede mirando a la nada volvió a salir y nos encaminamos a mi habitación. Como sabíamos a las cinco de la tarde me dieron el alta, no nos fuimos hasta pasar a ver una vez más a Adam.

      - ¿Quieres ir a casa o a casa de mis padres, tal vez los tuyos?
      - Solo a casa, no quiero ver a nadie
      - No quieres conocer a Valentina
      - No estoy de ánimo para ver a Dani con su hija y pensar que él mío sigue en un hospital. Por favor déjame en casa y ve tú si quieres
      -  No haré tal cosa,  nos quedamos

Durante el resto del camino a casa no dijo nada más, debía comprender mi sufrimiento y mis ganas de aislarme no eran así como esto debía ser, no era así.

A la mañana siguiente luego de soñar como cuatro veces que llamaban de la clínica con malas noticias, Thiago no estaba en la cama conmigo. Corrí al salón a buscar mi móvil y lo vi, estaba de espalda a mí. Solo con bóxer y mirando el parque que se encontraba frente a nuestro departamento

      - Eso es favorable... Muchas gracias, en una hora estaremos allá... Gracias otra vez, buenos días

Al cortar la llamada supe de inmediato que mi Adam. Estaba bien y que al igual que yo Thiago estaba preocupado por el bebé

      - Ya despertaste - dijo cuándo volteó y se encontró de lleno con mi figura de recién parida. De madre, con unos pechos que por momentos era duros como una roca y tan grandes que temía ahogar a Adam cuando por fin lo pusiera en él.
      - ¿Cómo amaneció Adam?
      - Perfecto, quiere ver a su madre, así que a darnos un baño y a ver nuestro hijo
      - Thiago - le llame cuando comenzaba a caminar hacia la habitación, volteo a verme y me estiró su brazo - Perdóname amor, sé que es mi culpa que nuestro hijo no este con nosotros en este momento
      - No es tu culpa mi vida,  es culpa de él por querer nacer antes de tiempo, no te tortures por esas cosas. Ya vez que cada día lo hace mejor
      - Es tan pequeño
       - Y nuestro, ahora vamos a bañarnos y te sirve para relajarte
      - Debo sacarme leche primero
      - ¿Puedo sacarla yo? - alzo una ceja - Con mi boca
      - Mejor ve  a bañarte, que necesitas bajar esa. Temperatura
      - Que tú subes paseándote de esa manera por mis ojos, estas hermosa. Ya quiero poder. Hacerte el amor y llevar a mi boca tus pechos tentadores, recorrer con mis manos ese cuerpo de mujer que tienes y que mi boca se pierda entre tu cuello y piernas
      - Por favor Thiago. - reí y me cruce por delante de él rozando con mis manos lo que era su creciente erección
      - Una cosa es que no pueda penetrarte y otra muy distinta es que no use tu boca para satisfacerme, no me tientes Renata.  Ven a ducharte conmigo
      - Ya te dije, primero lo primero. Date prisa amor que tenemos que ir donde Dani después de la clínica
      - Estaba pensando que cuando salga Adam irnos unos días de vacaciones, se lo comente y me sonrió. Creo que eso es un sí - ambos nos reímos - ¿qué te parece?
      - veamos cuando pase eso, yo solo quiero verlo en mis brazos, solo eso amor

Una hora después ya íbamos camino a la clínica, como insistió tanto Thiago terminamos duchándonos juntos entre besos y caricias. Lo más importante era ser fuerte y mantener mi relación a floté,  mantener mi matrimonio tal y como venía.

Como ya era habitual saludamos a los encargados de neonatología y pasamos a vestirnos, luego a estar con nuestro hijo. La felicidad me llego completa cuando lo vi sin la respiración asistida, llore de la felicidad y Thiago también.

Hoy podíamos tocarlo libremente, sin necesidad de tener esos horribles guantes de látex entre nosotros, podíamos estar ambos con el bebé, con nuestro Adam.

      - Señora – me llamo la encargada – ¿Ya le indicaron que hoy podrá alimentar al pequeño usted misma?
      - Si – le conteste con la ilusión a mil – Estoy esperando poder hacerlo
      - Me alegra que así sea, es muy importante que a partir de ahora que ya puede tomar a su hijo comience con el apego. Es importante para usted y para él que la sienta cerca
      - Gracias. Y si me informa donde debo ubicarme y como sacar a mi bebé de aquí – toque la incubadora donde lo tenían – Estoy un poco ansiosa
      - Ya lo creo, usted debe sentarse en ese lugar – me indico una silla a un costado de la sala – Y el papá si quiere puede salir
      - No – dijo Thiago seguro de su respuesta – Yo me quedare
      - Si así lo prefiere – asintió – Una vez esté ubicada llevare al bebé a sus brazos, lo primero que debe saber, es la posibilidad que Adam no se enganche de su pecho a la primera debido a que lleva toda su vida – río – sus cinco días de vida alimentándose de otra manera
      - ¿Qué pasa si no toma directo de mi pecho? – pregunte asustada
      - Para ser primera vez nada, pero si ya después de varios intentos no lo hace probaremos con una simple mamadera, de ser esa manera lo tendrá que hacer así. Pero si dado el caso en que tampoco lo haga tendremos un inconveniente porque no se lo podrá llevar tan pronto como se espera.
      - Renata – me llamo Thiago – Inténtalo
      - Claro que lo hará – le informo la enfermera – Debe hacerlo

Se dio media vuelta y Thiago tomo mi mano, dándome la confianza que necesitaba. Esperaba que mi hijo me diera la dicha y la felicidad de engancharse a la primera, estaba segura que lo haría. Y cuando la enfermera me lo puso por fin en mis brazos aproveche de abrazarlo, besarlo y susurrarle que lo amaba con el alma.
Thiago por su parte no dejaba de tocarle su pequeña y calva cabecita, sabía que se moría por poderlo tener entre sus brazos, veía la ilusión en sus ojos. Por un momento cuando nos conectamos con la mirada me animo a que lo pusiera en el pecho.

Ese momento fue el más maravilloso de la vida, ver como mi hijo buscaba desesperado el medio por donde alimentarse, y que ese medio fuera yo me hizo crecer el corazón dentro del pecho. Latía a mil por hora y quería ese momento para siempre

      - Mira amor, lo está haciendo – me dijo Thiago, en ese momento Adam dejo de succionar para buscar con sus pequeños ojos a su padre.
      - Señor – lo llamo la enfermera al darse cuenta de lo sucedido – Por favor manténgase en silencio.
      - No me puede pedir eso – le dijo tratando de parecer calmado
      - Thiago – lo llame antes de que fuera a decir algo más – Por favor
      - No Renata, no me pidas que le haga caso a está – dijo refiriéndose a la enfermera – Ella no tiene la más puta idea de lo que yo siento en estos momentos por no poder estar al lado de mi hijo, y si además me dice que no puedo hablarlo. ¡Que se vaya a la mierda!
      - Controle su lenguaje y su tono de voz conmigo o le pediré que se retire de la sala
      - Haga lo que se le dé la gana, pero no me va a sacar de aquí y váyase acostumbrando a mi presencia porque mientras mi hijo este ingresado en este lugar vendré todos y cada uno de los días
      - Amor por favor – le pedí
      - Esta bien  - me dijo con resignación
      - Intente que Adam vuelva a tomar su pecho – asentí

Y así lo hizo, fue acercar su carita a mi pecho y comenzó de nuevo a buscar su alimento. Mi pequeño, mi amor pequeño.

      - Creo que tenías hambre mi amor – le dije acariciando con mi otra mano su cabecita – Y sabes que a mamá eso le hace muy feliz. Me encanta tenerte así
      - Mira como come amor – Thiago agacho su cabeza hasta la altura de la de su hijo y le dio un par de besos que hicieron que el niño volviera a dejar de succionar.

Esta vez la enfermera solo resoplo tan fuerte que ambos la quedamos mirando.

      - ¿A que está muy guapa tú mami? – Le dijo Thiago tomando sus manitos – Es toda una belleza pequeño, ya verás que entre los dos la vamos a cuidar muy bien. Ahora sigue comiendo hijo mío – le volvió a besar la cabeza, me dio un beso en los labios y salió de la habitación

Pasado quince minutos en los que Adam no dejaba de mamar, la enfermera me indica que es momento del cambio de pecho, al ponerlo en el otro tuve un pequeño dolor cuando comenzó a succionar, el cual se lo comente de inmediato y me dijo que era de lo más normal que por la saliva del bebé a veces se rompen los pezones pero que no me desanimara que me iba a dar una crema para eso en el caso que el dolor persistiera. Eso me desanimo por un momento, pero aun con el dolor persistente seguí dejando a mi bebé comer directo de mi pecho.
Creo que aquellas que son madre me entenderían que aunque duele esa imagen y saber que eres lo único que ese ser tan pequeño necesita te anima que lo sigas asiendo o por lo menos en mi caso fue así.
Mi Adam mi pequeño e indefenso Adam que ganitas tengo que de llevármelo conmigo y dormir abrazada a él, de poder mecerlo en mis brazos para dormir, de mirarlo a todas horas. Que este en este sitio a pensar que sé que está bien cuidado me duele, no me gusta esta sensación no dejo de pensar que puede pasarle algo y que en medio de la noche me llamen para darme una lamentable notición, no lo soportaría.

Si aun inconscientemente no me repongo a la pérdida de mi primer hijo y al cual no alcance a conocer y menos a disfrutar no veo mi vida son mi Adam, ahora que lo tengo en mis brazos, ahora que puedo verle su carita. No, simplemente no podría me moriría junto con él. A pesar que amo a mi esposo, a mi Thiago es un amor mucho más fuerte, mucho más intenso. Thiago es mi complemento perfecto, pero Adam es mi vida, es aparte de mí.

      - Vamos a hacer pasar al papá nuevamente para que lo tome entre sus brazos – me saco la enfermera de mis pensamientos – No es algo que este autorizada a hacer pero no quiero problemas con su esposo, se ve que es un hombre con carácter
      - No es una mala persona – le defendí – Solo está nervioso por la situación de su hijo, al igual que yo queremos llevarlo para nuestra casa
      - Lo comprendo señora. Pero no voy a tolerar que me falte el respeto y mucho menos que perturbe el lugar.
      - Lo sé, lo siento. De verdad Thiago no quiso ser grosero. No pretendo justificar a mi marido pero solo son sus nervios
      - Eso espero, porque ustedes son uno de los pocos matrimonios que tiene autorizado el ingreso a toda hora, si se da cuenta hay más bebés y padres que están igual que ustedes y no pueden estar aquí.
      - Lo comprendo

En ese momento y solo en ese momento, fue que me di cuenta que de verdad habían más bebés, todos a una distancia prudente del otro. Una pequeña bebé, aún más pequeña que mi Adam dentro de una cajita, conectada a diferentes maquinas, fue solo mirarla para que presionara aún más contra mí a mi hijo.

La enfermera entro con Thiago y dos mujeres más vestidas de la misma manera que nosotros rápidamente deduje que eran madres que venían a ver a sus hijos y que yo debía salir. Solo estaba permitido dos personas en la sala y en este momento éramos cuatro.

      - Veo que mi pequeño ya tiene sueño – dijo Thiago volviendo a nuestro lado.
      - Creo que sí. Amor es tu turno con el bebé.
      - Gracias – dijo casi arrancándome de los brazos a Adam - ¿Cómo estuvo la comida que te dio mami? – Le pregunto llevando el cuerpecito de mi hijo a su cara – Mientras mamá te daba de comer estaba con tus abuelos afuera, ya los conoces – río – Ni siquiera preguntaron como estábamos nosotros solo les importas tú, incluso tus tíos Ian y Dani que se mueren por conocerte están aquí. Déjame decirte hijo que tienes una prima muy guapa, estuve con ella un momento.
      - ¿Esta Dani con Valentina aquí? – pregunte asombrada de que la allá sacado tan pequeña de la casa
      - Si no te importa amor – dijo el muy idiota – Estoy conversando con mi hijo. Tu turno ya paso
      - ¿Qué? – pregunte incrédula
      - Que estoy conversando con mi hijo, si quieres saber quiénes están afuera ve a ver.
      - Pero Thiago…
      - Ya me oíste amor. – Río – Mamá es un poco metiche mi vida – volvió a reír y se puso a Adam sobre su pecho dando pequeños golpecitos en su espalda – Como te decía, tu prima es muy guapa. Pero eso ya lo sabíamos porque es mi sobrina.

Preferí mantenerme al margen, quería saber que tenía que decirle mi amor a mi pequeño, pero también quería saber quiénes estaban afuera.

      - También tienes otra tía, mamá tiene una hermana. Es un tanto especial pero es hermana de mami y vamos a quererla de todos modos. Ella tiene una pequeña hija, es más grande que tú Carol también es tu prima. Cuando tú estabas en la guatita de mamá, que por cierto no deberías haber salido tan pronto. Pero ya hablaremos de eso. Carol se quedaba en nuestra casa. Debes recordarla porque te movías de una manera cuando ella te tocaba.
      - ¿Pero qué cosas le cuentas? – Me burle – Se durmió de lo aburrido que eres
      - No es así, le gusta que su papá le hable. Solo que quedo demasiado satisfecho de toda esa leche tan rica que tomó
      - Ya lo creo. Tú historia era muy aburrida. Asúmelo
      - Claro que no, le estaba contando de su familia. Eso no puede ser aburrido.

Y así pasamos un rato con nuestro bebé en brazos de su padre, hasta que la enfermera se dio cuenta que el niño dormía y nos pidió abandonar la sala. Solo por las próximas tres horas en la cual yo, y solo yo tenía permitido el acceso a alimentar a Adam. Thiago no quedo muy contento con eso, pero comprendía que no podíamos pasar a llevar al resto de los papas.
Con un beso en la cabeza de parte de cada uno le dijimos hasta pronto a nuestra criatura.

Los primeros diez días de Adam pasaron muy rápido, y a su vez fueron una tortura, el pediatra de cabecera nos daba todos los días buenas noticias. Mi pequeño cada vez lo hacía mejor, lo habían sacado de esa sala de neonatología para pasarlo a una intermedia donde ya podía entrar un poco más de gente. Thiago y yo éramos puntos fijos, o eso queríamos pero nuestros cuerpos se agotaban así que las primeras dos noches en esa nueva habitación ambos nos quedamos con él. Pero luego entre mi padre y mi suegra Renata nos obligaron a ir a dormir a casa. Así lo hicimos.

No pegamos un ojo pensando en Adam, pasamos la noche abrazados en la cama pensando en lo genial que sería cuando por fin en bebé estuviera en la cama con nosotros. Entre risas y buenos deseos nos dormimos unos minutos para que cuando a las 7 de la mañana sonara la alarma del celular saltáramos a la ducha.

Luego de eso y de la mala noche preferimos que mejor él o yo nos quedáramos así que noche por medio pasábamos en la clínica, nuestras familias iban a diario y nos hacían relevos para que saliéramos a comer.

      - Renata hija – me llamo mi suegra
      - Hola – la salude dejando a Adam en la fría cuna - ¿Cómo está?
      - Bien hija. ¿Y ustedes?
      - Bien. Este bebé precioso paso una noche estupenda.
      - ¿Y tu hija?
      - Estoy bien. Aquí con él estoy bien
      - Lo se hija. Se lo duro que es todo esto, Pero estoy preocupada
      - ¿Por qué? -  pregunte asombrada
      - Por ti y por Thiago –
      - ¿Pero que tenemos Thiago y yo? Estamos bien. Estaremos mejor claramente cuando podamos llevarnos al bebé.
      - Lo sé. Pero me preocupa su matrimonio. Pasan el día acá. Mi hijo entre el trabajo y estar en la clínica no descansa bien. Para que decirte tu descanso. ¿En qué momento están juntos como pareja? ¿Cómo matrimonio?
      - ¿Qué quieres decir? – le pregunte claramente
      - Me preocupa que pasen tanto tiempo separados, que no pasen la noche durmiendo en la misma cama, que tener a Adam acá les destruya su matrimonio
      - ¿Por qué piensa eso? De verdad Tía que estamos bien, hablamos a diario. Nos vemos cuando estamos acá. Nos queremos
      - A veces el amor no es suficiente hija. Yo sé porque te lo digo.
      - No. – La corte – No sabe nada, usted no tuvo a ninguno de sus hijos ingresado en una puta sala de hospital. No tuvo que separarse de él siendo un bebé
      - No te lo tomes a mal -  me corto
      - Mi matrimonio está bien, si le preocupa su hijo hable con él. Yo estoy preocupada por el mío. Es madre al igual que yo, si a Ian le pasara algo no se separaría de él ni un solo momento.
      - Cuando Benjamín estuvo ingresado, si me separe de mi hijo para estar con él hombre que amo. No deje a Benja ni un solo momento mientras estuvo hospitalizado. Mi suegra se ocupaba de él casi todo el día para yo poder estar con mi amor.
      - No es lo mismo –
      - No te cierres, porque es muy similar
      - ¿Qué es lo que quiere? ¿Qué deje a Adam solo para estar con Thiago? Pues no lo haré, no voy a dejar a mi hijo para estar con él. Y sé que a Thiago tampoco le gustaría dejar a su hijo solo para pasar tiempo conmigo.

Ofuscada por su comentario salí un momento de la sala para encontrarme en el pasillo con Dani y su bebé. Tampoco quería verla y ver como ella se burlaba de mí, porque que estuviera aquí con su recién nacida y sana hija para mí era una burla.

¡Mierda! Que nadie me entendía, como podía pensar en pasar tiempo con Thiago, lo amo, claro que lo amo, pero primero está mi bebé. Y sé que para Thiago es lo mismo.

Baje a la cafetería y me compre un café porque esta noche no quería ir a casa, me quedaría acá aunque eso me trajera problemas con Thiago, si su madre estaba preocupada por él lo dejaría ir a descansar.
Mi móvil vibro en mi bolsillo y lo ignore, de seguro era Thiago y en estos momentos no tenía ganas de hablar con él. Pensaba que mi suegra era distinta, que me apoyaba y me daba cuenta una vez más que no era así.
Magda era la única que se mostraba de mi parte, sabía que ella sería capaz de eso y mucho más por su hija y también por su nieta.

      - Sabia que te encontraría aquí – la voz de Thiago llego por mi espalda y alce la vista para verlo.

Llevaba ojeras, y por primera vez en diez días me daba cuenta que tenía cara de cansado.

      - Aquí estoy –
      - ¿Qué pasa amor? – Pregunto corriendo una silla para quedar a mi lado y tomar mis manos entre las suyas - ¿Todo bien con nuestro pequeño?
      - Si – dije solamente
      - ¿Hablaste ya con el medico?
      - Te estaba esperando a ti – asegure – En eso habíamos quedado
      - Lo sé, si no es eso ¿Qué te pasa? Tienes los ojos vidriosos. ¿Estabas llorando?
      - No, estoy bien. Adam pasó buena noche
      - Amor te estoy preguntando por ti, sé que nuestro bebé está bien. Estaba arriba con mi madre pero me sorprendí de no verte con él
      - Yo estoy bien Thiago de verdad que estoy bien
      - No te lo creo. Renata quiero que me digas que está pasando. ¿Qué pasa? ¿Por qué estas acá y no con nuestro hijo? ¿Por qué tienes los ojos vidriosos?
      - ¿Crees que nosotros estamos mal?
      - ¿Nosotros mal? ¿Cómo matrimonio dices tú?
      - Si Thiago. Nosotros como pareja ¿Crees que estamos mal? ¿Quieres que pasemos más tiempo junto? ¿Me amas aun?
      - ¡Oh por dios! Amor, estamos bien como pareja. Pasando una dura prueba con nuestro bebé acá, claro que quiero pasar más tiempo contigo, siempre quiero estar contigo. Pero sé que en estos momentos todas las atenciones son para Adam, incluso yo me siento así. Quiero estar todo el tiempo con él. Y no vuelvas a preguntarme nunca más si te amo. Porque lo hago con cada latido de mi corazón, con cada respiración. Te amo y te amare el resto de mi vida, porque eres él y serás el amor de mi vida.
      - Te amo – solo logre articular y deje que las lágrimas salieran de mis ojos.
      - Yo también amor mío, también te amo y amo a ese pedazo de nosotros que esta allá arriba. Ahora termina tu café y subamos. Quiero que estemos los tres juntos un momento antes de ir a hablar con el doctor.

Aun contra todo pronóstico el me seguía amando y me dejaba claro que se sentía igual que yo, quería estar todo el tiempo con el pequeño.


Termine mi café de un solo sorbo para poder volver a subir tomada de su mano, esperaba que al vernos entrar su madre saliera de inmediato. No la quería ver, me habían herido sus palabras. 




EL PRÓXIMO CAPITULO ESTARÁ DENTRO DE UNA SEMANA O TAL VEZ ANTES. RECUERDEN QUE AHORA Y HASTA QUE TERMINEN LAS CLASES Y LA PRACTICA NO TENGO DÍA FIJO DE PUBLICACIÓN.
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