lunes, 25 de agosto de 2014

#25 Caminos Inesperados


Capitulo 25


Un vuelo de 12 horas era demasiado para una mujer embarazada como mi querida esposa, pero ¿Que podía hacer? Ella estaba igual o más ilusionada que yo por volver.
En nuestro departamento ya estaba todo listo, mi hermana me había enviado una fotografía por mail del nuevo aspecto de nuestra habitación. Esperaba y le encantara a mi preciosa Renata.

Se había pasado la mitad del viaje durmiendo, la otra parte mirando el océano y luego simplemente abrazada a mí.  Estábamos felices, llenos de dicha.

La llegada al aeropuerto fue tal y como lo predije ¡Caótica! Mis hermanos pequeños no se pudieron aguantar ni un solo segundo en casa a que llegáramos ¡NO! Ambos estaban afuera de la salida internacional con un enorme cartel que decía

Bienvenida

Cuando la tuvieron a su alcance se lanzaron en abrazos un tanto exagerados provocando más de alguna mirada del resto de las personas que por ahí transitaban.

      - Felicidades por la boda – me dijo Marcos saltándose de las chicas.
      - Gracias amigo
      - ¿Cómo es la vida de casado? – alzo una ceja
      - Perfecta
      - ¿Entonces me la recomiendas? – río
      - Ni se te ocurra pedirle a mi hermana que se case contigo, ya le hiciste un hijo, eso es suficiente
      - ¡Thiago! – Grito Dani, había escuchado lo que le decía a su novio – Tú – apunto a Marcos – No le hagas caso a él. Yo llevo a tu hija – se tocó el vientre
      - Solo hacia unas preguntas – volvió a reír
      - Ven acá y dame un abrazo – le pedí
      - ¡Te extrañe! – volvió a gritar cuando se escondió entre mis brazos como cuando era una niña y tenía problemas, solo que ahora había un bulto en su vientre y ya no era una niña.
      - Yo también te extrañe hermana –

Terminamos los saludos y me dirigí nuevamente a donde mi esposa que estaba de la mano de Ian. El pequeño se lanzó a mis brazos hasta que llegamos al coche.

Marcos condujo hasta la casa de mis padres, donde estaban mis suegros y todas las personas que más queríamos. Entre ellos mis amigos desde siempre.

Entre risas y bromas les presente con mucho orgullo a la que era mi esposa y la que cargaba a mi más grande bendición. Mi Renata que de un principio se mostró tímida y extraña entre la gente poco a poco se fue soltando y volviendo a ser ella.

      - No pensamos que te iban a pillar tan rápido, amigo – se burló Joe
      - Thiago dime algo – pidió Mau – ¿Es verdad todo lo que salió en la prensa española referente a tu mujer?
      - ¿Qué salió? – pregunte un poco afligido por lo que pudieran saber
      - Su divorcio, lo que padeció dentro de ese tiempo. ¿Se ganaba la vida de la manera que ahí salía?
      - Nada de eso es verdad – dije seguro – Y por favor luego les cuento de que van esas cosas, solo que no los escuche Renata
      - ¿Qué te mandan a dormir al sofá antes de la luna de miel? – todos reímos
      - ¿Pensaste donde llevarla? – acoto Marcos
      - No tienes mucho donde elegir – dijo Joe
      - Bahía Inglesa
      - ¿La llevaras a ese lugar? – pregunto apareciendo Dani
      - Si – alce de hombros - ¿Te parece?
      - Playa, arena blanca, sol y que mejor que con el hombre que amas. Sera perfecto hermano
      - Como me alegra oírte decir eso, me quita los miedos de que no le guste
      - ¿Caribe? ¿Por qué no salen fuera del país?
      - La verdad es que Renata en su estado tampoco puedo estar para mucho viaje, fue una de las condiciones para poder venirnos
      - ¿Qué estado? ¿Está enferma?
      - Claro que no, mi cuñada solo está embarazada
      - Pero hombre ¡Felicidades! – grito Joe. – Tío Benja – llamo a mi padre - ¡Felicidades Abuelo!

Entre risas y anécdotas pasaron más de dos horas en las cuales mí querida mujer disfrutaba tanto como yo de estar en casa con nuestra gente. Pero ya era tarde para ella, necesitaba descansar.
Me acerque a su lado y le pase un brazo por encima del hombro y la atraje hacia a mí. En sus ojos vi lo agotada que se encontraba y sin más le pedí que nos marcháramos y dejáramos al resto seguir celebrando, debíamos dormir.

      - Papá – me acerque a su lado – Con Renata nos vamos
      - Hijo vayan a descansar a tu antigua habitación, no es necesario irse al departamento
      - Gracias papá pero no es necesario, nos vamos a nuestra casa
      - Sí así lo quieres, vayan con cuidado
      - Así es. Marcos nos llevara

Una hora después de los miles de abrazos, de los miles de buenos deseos en nuestra vida pudimos salir de casa de mis padres en dirección por fin a nuestro departamento para estar juntos y solos.

***

No sabía que tan cansados podíamos llegar a estar hasta que despertamos casi once horas más tarde. Entre cariños y risas nos metimos a la ducha, de por vida quería despertar de esta manera, si fue la mejor decisión de mi vida. Y no podía estar más seguro, en la cara de felicidad de mi esposa me daba cuenta que pensaba lo mismo.

      - ¿Tienes que ir a la oficina? – pregunto mi amor desde la habitación donde se hidrataba la piel.
      - Aun me quedan un par de días
      - ¿Iras conmigo a la cita del médico de Dani?
      - Lo dudas – Salí del baño con la toalla anudada en la cintura – No me perdería por nada del mundo ver nuevamente a mi hijo
      - Perfecto, la llamare más tarde para que me agende una hora para unos dos días
      - Pero si te sientes mal vamos de inmediato
      - No es necesario amor, estoy bien, estamos bien
      - ¿Estas feliz?
      - Muy feliz, me encanta estar en casa por fin.
      - ¿Sabes?
      - ¿Tu eres feliz?
      - Claro que si amor, a tu lado soy el hombre más feliz del mundo, y pronto lo seré mas cuando este bebé – toque su vientre desnudo – Este entre nosotros
      - ¿Aunque llore todo el día?
      - Sera la mejor canción que poder escuchar
      - ¿Aunque no te deje dormir por las noches?
      - Serán las mejores desveladas de mi vida
      - ¿Aunque este más pendiente del él que de ti?
      - Sé que podrás hacerlo de la mejor manera posible para estar con ambos, no dudo por un solo minuto que sabrás ser madre y esposa, ser amiga y mi amante.
      - No quiero defraudarte amor
      - Lo harías si no te preocuparas como lo haces por la gente que quieres, y por sobre todo por nosotros que somos tu familia.
      - Son mi vida, tú y este bebé
      - Me agrada saberlo, anda dame un beso y termina de vestirte

Se acercó a mi lado y dejo caer una lluvia de besos por mi rostro.

      - Sabes amor – me volvió a decir cuando se arreglaba los jeans – No hemos hablado de los posibles nombres para el bebé
      - Es verdad –
      - ¿Cómo te gustaría que se llamase si es una niña?
      - No lo sé, ¿Cuál te gusta a ti?
      - Muchos, pero creo que tu deberías elegirlo
      - ¿Por qué?
      - Porque yo lo hare si es niño
      - Me parece un buen plan
      - ¿Verdad que si?
      - Si, pero cada uno tendrá que estar de acuerdo, no quiero que mi hijo se llame de una manera muy extraña ni como algún antiguo amor tuyo

Al terminar de decir esas palabras fue consiente del error que había cometido al nombrar antiguos amores. Me apresure en llegar a su lado con la camisa sin abrochar los botones y la abrace por la espalda.

      - Perdóname amor – le dije depositándole besos en la cabeza –Lo dije sin pensarlo
      - El único nombre que podría ponerle a mi hijo sería el de mi único amor
      - ¿Único amor? ¿Y cual sería ese nombre señora?
      - Thiago –
      - ¿Qué?
      - Thiago – río – ese sería nombre de mi hijo
      - Nuestro amor, nuestro. Pero no, no quiero que mi hijo lleve mi nombre, ya con un Thiago Lackington es suficiente. Tampoco pienses en el de mi padre, ni el de tu padre. Un nombre único e original para el nuevo Lackington
      - Si tú lo dices. – se alzó de hombros y volteo en mis brazos. – Y si es niña que no sea el nombre de alguna de tus ex novias.
      - Tú fuiste la única
      - Sabes que no es así. – Frunció el ceño – Pero no quiero discutir contigo amor, pero ya sabes cuales son las condiciones. ¿De acuerdo?
      - De acuerdo señora mía


***

Una semana en Chile, una semana donde las cosas con Renata están cada vez mejor, nuestro hijo está en perfectas condiciones y listo para seguir dando guerra dentro del vientre de la madre, nuestras familias felices y mi querida hermana con su famoso anillo de compromiso.

El momento de volver a trabajar se acercaba, pero también con eso se nos venía encima la luna de miel. Ya le había comentado a Renata que preparara una pequeña maleta con algo de ropa ligera, pero sin dejar fuera algo más grueso. Sin hacer preguntas ella fue capaz de hacer la suya y la mía.

A las cinco de la tarde ya íbamos camino al aeropuerto con dirección al Desierto de Atacama, para salir rumbo a Bahía Inglesa, esa preciosa playa de arenas blancas. Tenía muy lindos recuerdos de ese lugar cuando de niños mis padres nos llevaban con Tía Naty.
Esperaba y a mi mujer le gustara el lugar que había elegido.

La primera noche no salimos de la cabaña que había rentado para nosotros, debido a que Renata estaba cansada. Su pequeña barriga ya estaba dando guerra.

      - ¿Te sientes mejor? – pregunte a penas sus hermosos ojos se abrieron con el sol de la mañana.
      - Si amor, solo fue el cansancio del viaje
      - Si lo hubiera sabido nos quedábamos en la casa, encerrados en la habitación
      - Claro que no, quiero salir contigo, disfrutar de nuestro matrimonio, disfrutarte a ti. – Se subió a horcajadas sobre mí – Quiero que me hagas el amor
      - Sabes que no es prudente – trate de parecer convincente cuando lo único que hacía era despertar a una parte de mí que trataba de mantener a raya hasta que nos dieran luz verde
      - Lo hacemos despacio, lento. Por favor –

Renata estaba convencida de lo que quería hacer, por lo cual se movía provocadora sobre mí. Estaba dispuesta a llevar a cabo su plan, su plan de provocarme

      - Renata…
      - No me digas que no…
      - Sabes que no puedo –

Y así fue como caí en la tentación de hacerla mi mujer una vez más, suavemente le hice el amor como ella tanto quería, su cuerpo estaba cambiando, viéndola sobre mi completamente desnuda podía apreciar lo magnifico que estaban sus pechos, su vientre que ya se pronunciaba.

Dos horas más tarde luego de un relajante baño en el jacuzzi, ella eligió un bikini y nos fuimos de la mano a dar un paseo por la playa.

      - Anda Thiago - Íbamos caminando por la orilla de la playa.

El paisaje era hermoso, pero era mucho más hermoso verla a ella caminar con su pelo suelto y al viento. Esa pequeña tanga negra, era digno de pararse y apreciar. Con su vientre resaltando que era mía, que me pertenecía, que cargaba a mi hijo en ella.

      - No, camina. Quiero andar en la moto -  Rezongaba mi ángel de cabello rubio.
      - Me encantas - Le dije cuando la alcance y la tome por su cintura para hacerla girar en mis brazos.

Su risa, sus carcajadas eran el sonido más hermoso, mejor que un pájaro cantar.

      - Bájame, la gente nos mira - Pare y la puse de frente a mí, sus pies tocaban la arena, pero sus labios tocaban los míos.
      - Te voy a besar - Le dije seductoramente  - Muero por besarte
      - Estas tardando - Rezongo y acorto los centímetros que separaban nuestros labios.
      - Me gusta como saben tus labios, me gusta como es tu piel bajo mis manos. Te amo mi amor, eres mi vida completa.
      - Y tú la mía

En el traje de baño comenzó a sonar un móvil y por más que lo ignoramos seguía sonando una y otra y otra vez.

      - Voy a contestar - Le dije separando un poco nuestros labios. Asintió con la cabeza.

Saque mi móvil y lo lleve a mi oído sin siquiera mirar la pantalla. Sin perder la conexión con sus ojos. Era muy fácil perderme en sus ojos, ellos me incitaban a estar por siempre mirándolos.

      - Lackington – dije en seco
      - Buenos días Thiago, soy Florencia
      - ¿Pasa algo? – pregunte en seguida
      - Nada, solo te llamaba para saber cómo estaban
      - Bien, gracias. Estamos de luna de miel.
      - ¡Que alegría! ¿Cómo sigue tu hijo?
      - Perfecto dentro de su madre.
      - Dale mis saludos a Renata y comunícate conmigo cuando vuelvas a trabajar.
      - Se los daré. Buenas tardes Florencia

Al volver a guardar el móvil en el bolsillo Renata soltó mi mano y se instaló frente a mí.

      - ¿Qué paso? ¿Qué quería Florencia?
      - Nada amor, relájate
      - ¿Para qué te llamo?
      - Para saber cómo estábamos – dije tranquilo – Dejo saludos
      - ¿Te llamo para dejar saludos? ¿Para saber cómo estábamos? ¿Desde cuándo hace eso?
      - ¡Stop! Amor no comiences a pensar cosas que no son. No he dicho nada que me haga comentar una falta y ella tampoco.
      - NO quiero que te llame – dijo furiosa y comenzó a caminar
      - ¡Amor! – la llame cuando comenzaba a caminar cada vez más rápido y no se volteaba.

Podía imaginar toda las cosas que por su mente estaban pasando pero yo no tenía nada de culpa, solo fue una llamada de amigos.

      - Renata – le volví a decir

Corrí hasta alcanzarla y la tome en mis brazos con el cuidado que requería.

      - Estoy aquí, contigo. Eres mi esposa.
      - No quiero que te llame.
      - Esta bien amor, no lo hará nunca más.


lunes, 18 de agosto de 2014

#24 Caminos Inesperados

Capítulo 24

Mis nervios no daban para un mal rato más, había pensado en mí, en mi hijo pero no estaba funcionando a pesar de ser la señora Lackington los problemas nos seguían, la estúpida de Florencia (que aún me caía mal a pesar de nuestra conversación de bebes) había dicho que detendríamos esto. Claro que lo haríamos, mientras mi sobrina se fuera con nosotros. Sin ella no me iba, no se lo había comentado a Thiago porque simplemente se negaría. No había forma de cambiar de opinión, si Carol no viajaba con mis padres yo no me iba a ninguna parte.
No dejaría a un ser tan despreciable cerca de la inocencia de la niña, de mi sobrina. Ella no tenía culpa de que su madre fuera aún más tonta de lo que fui yo por algunos años.

Lo primero que vi al entrar en la habitación fue las maletas de mis padres.

      - Volvieron los recién casados – dijo sonriente mi padre que estaba jugando con Carol sobre la cama
      - ¿Cómo lo pasaron? – pregunto apresuradamente Magda saliendo del armario
      - Bien – respondió mi esposo – Dejo la tarjeta sin crédito
      - ¡Mentira! – Me defendí – Solo compre algunas cosas
      - ¿Ropa para él bebe? –
      - Mucha – volvió a decir Thiago – Hasta para cuando vaya a la universidad
      - Eres un peligro – río mi padre – Una vez fue con Magda a comprar un par de zapatos, se trajeron la tienda
      - Ahora poco falto –
      - Eso no es verdad Thiago, eras tú quien veía un traje y decía este también
      - Y tu nada que te quejabas – rebatió
      - Pues no quiero nada entonces – trate de parecer molesta
      - No es para tanto – Thiago camino hasta estar a mi espalda y me abrazo tan fuerte que creí que me partía en dos. Me beso la mejilla – Puedes comprar todo lo que quieras, me encanta verte así de feliz pensando en ella – me acaricio el vientre y volvió la vista a Magda.  - ¿Cómo les fue?

Thiago tuvo más valor que yo para hacer esa temible pregunta.

      - Preferiría que lo hablásemos después
      - ¿Paso algo malo? – pregunto rápidamente
      - No hija, bueno eso creo
      - ¿Se viene o no la niña con nosotros? – pregunto Thiago.
      - ¿Cómo les fue con la demanda? – cambio de tema mi padre
      - Bien – respondió Thiago – Sera levantada y podremos irnos
      - Entonces se va la niña con nosotros – contesto él
      - ¿De eso iba su petición?
      - Sí. Quedando sin demanda, ella nos envía el documento firmado, no sabíamos cómo decirles su petición
      - Esta todo solucionado, llamare a Florencia para que sea lo primero que haga mañana y así viajan de inmediato en la tarde antes de que pueda cambiar de opinión – ordeno Thiago muy seguro que todo iría bien
      - ¿Y ustedes cuando se irán? – pregunto Magda
      - Mañana sabremos cómo esta nuestra hija y si podemos viajar de inmediato. Uno o dos días – contesto Thiago muy seguro
      - Prepararemos una cena en casa apenas estemos todos nuevamente juntos. Me duele dejar a mi hija en manos de ese energúmeno pero sola se tiene que dar cuenta
      - Magda yo creo que Constanza sabe lo que hace y es una mujer arriesgada pero dice estar enamorada. Contra eso no podemos luchar.
      - Nunca he podido contra mi hija, no lo pude antes y ahora menos. Me voy más tranquila llevándome conmigo a Carol
      - ¿Cómo te has sentido hoy mi amor? – me pregunto mi padre
      - Bien. – Me abrace a la niña – La voy a llevar a mi habitación

Cuando la fui a tomar en mis brazos Thiago me aparto suavemente y la cogió él. Con su mirada me decía todo, no quería que hiciera más fuerza de la permitida. Estaba siendo un poco más controlador, más preocupado y en parte me gustaba, pero por otro lado me asfixiaba ¡Me estaba sobre protegiendo!

      - ¿Quieren ver una peli? – pregunto Thiago dejando a Carol a mi lado. Ambas asentimos y nos acomodamos en la cama.

La pequeña enana estaba concentrada en la película viendo como las princesas se cambian de peluca y así se hacía pasar por la otra y ayudar a la princesa de verdad. La pobre se enamoraba del príncipe y la otra chica que era la princesa de verdad le gustaba quien le llevaba los zapatos. ¡Dios! Si hasta en las películas de princesas había problemas del corazón.

A mitad de la película Thiago entro con una bandeja con papas fritas y unos vasos con refresco, se acomodó a mi lado y automáticamente poso su mano sobre el vientre.
Le encantaba estar de esta manera, con su mano sobre su hija acariciándola suavemente de re ojos lo miraba concentrado en la peli tratando de entender algo, pero sin perder el ritmo de sus caricias.

Ya me imaginaba estos momentos de intimidad, de familia con nuestro retoño saltando por todos lados. No quería ni imaginar lo loco que iba a estar Thiago y lo buen padre que sería de todos los bebes que Dios nos mandase.



***


No espere a que fuera Thiago quien llamara a Florencia, fui yo misma hasta el despacho y urge entre los papeles hasta dar con el teléfono.
Luego de los saludos correspondientes y las preguntas de rigor entre de lleno al tema en cuestión.

      - Ya lo hable con Thiago y estamos seguros. –
      - Si es así, mañana a primera hora voy a los tribunales para alzar la demanda. Te llamare apenas tenga el documento que me acredite.
      - Me parece perfecto Florencia. – Dije con sinceridad – Eso es lo que necesitamos para que mis padres se puedan ir a Chile con mi sobrina, es parte de la petición de mi hermana.
      - Hagan que firme una copia legalizada de igual manera para que me la hagan llegar a mí.
      - ¿Y eso? – pregunte asombrada
      - Es para adjuntarla con los documentos que quedan acá. De esa manera tenemos más causantes para que no puedan hacer nada
      - Comprendo. –
      - Estando esto claro Renata, solo queda esperar que todo salga bien y así se puedan volver todos a su país yo me quedare pendiente de todo y cualquier cambio se los hare saber. No pierdan cuidado que ya hemos puesto a quien cuidara de tu hermana de muy cerca
      - Gracias Florencia, solo nos queda esperar el parte médico y poder irnos
      - Bueno te llamo mañana entonces para el documento y te deseo la mejor de las suertes, que vuestro hijo este de la mejor manera y se puedan marchar a ser felices.
      - Nuevamente muchas gracias, estamos en contacto.

Suspire tantas veces como pude siendo consciente de que todo iba a estar más que bien, que esto solo sería una nueva pesadilla en mi vida.

      - ¿Qué hace aquí? – me pregunto mi hermoso marido desde la entrada del despacho
      - Hablaba con Florencia, le indique como proceder.
      - Y qué fue lo que te dijo
      - Que íbamos bien, que le enviáramos una copia del documento firmado por Cota. También me dijo que tú  me besaras y que me dijeras lo mucho que me quieres
      - ¿Besarte y decirte que te quiero? Me parece una prueba difícil
      - ¿Así? – alce una ceja
      - Vamos a darnos un baño y meternos a la cama
      - ¿Mis padres?
      - Magda acostó a Carol y tu padre estaba terminando de empacar. Ha llamado mi hermana y tiene todo listo para cuando lleguen mis padres.
      - Haz hablado con Dani y no me lo has pasado.
      - Si – dijo burlándose – Es mi hermana y quería hablar conmigo. A demás…
      - Ve a bañarte Thiago. – le ordene
      - Vamos – me estiro la mano
      - Amor ve solo, yo quiero comer algo antes de irme a la cama. Tengo muchísima hambre.
      - ¿De verdad? Si cenamos hace menos de 2 horas
      - Pero tengo hambre. – Dije enfadada – ¡No es mi culpa!
      - Claro que no lo es. Anda sube a la habitación y te llevo frutas para que comas
      - Preferiría algo… mmm… más dulce
      - Fruta amor, comerás frutas.
      - Pero…
      - Hace unos días vomitabas todo, ahora quieres comerte todo. – Se burló – Sube yo te llevare algo
Le hice caso a mi querido marido y me fui a la habitación, antes de abrir la puerta pase por el cuarto donde estaba Carol y le bese su cabecita. Dormía profundamente la pequeña ajena a todas las preocupaciones del entorno y lo mejor que estaba ajena a la maldad.

Rápidamente y antes que llegara Thiago me cambie de ropa por mi pijama, no sin antes pasarme por frente al espejo y ver por fin un bulto en mi cuerpo. Estaba aquí, mi bebé se estaba haciendo presente. Sonreí como una estúpida.
Pero fue imposible no recordar lo que sentí la primera vez que estuve embarazada, la misma felicidad, pero el miedo y la angustia por pensar en Ernesto y en el que diría cuando lo supiera.

      - Ponte de lado – me dijo Thiago entrando en la habitación con la bandeja en sus manos.

Le hice caso de inmediato y baje mi mirada hacia donde estaba mirando él.

      - Mira está creciendo – le dije
      - Si amor. Deja hacerte una foto
      - No Thiago que vergüenza.
      - Anda si solo la veré yo…
      - ¿Seguro?
      - No – dijo con sinceridad – Se la mostrare a mis padres y a todos los que me pregunten por mi hija.
      - Lo sabía – reí – Anda hazlo rápido

Me quede en esa posición el tiempo que se demoró en sacar un par de fotos y lanzar el móvil sobre la cama, luego arrastrarme a mí con él y recostarme a su lado con mi cabeza apoyada en su pecho cubierto por una playera blanca.
Nos quedamos tanto tiempo en silencio hasta que sentí como su respiración se hacía cada vez más lenta y pausada.
Alce poco a poco la vista hasta encontrarme con su cara pacíficamente durmiendo. Me reí para mis adentros y trate de levantarme para cubrirnos con las cobijas, pero el solo me sujeto aun mas fuerte por la cintura o lo que quedaba de ella.

Al ver que no tenía como escapar y no quería despertarlo me cobije entre su calor, entre sus brazos donde verdaderamente estaba en paz.

Mientras le acariciaba el pecho sobre su corazón me di cuenta que no había un mejor lugar, que sin duda la llegada de Thiago a mi vida era lo mejor que me podía pasar.

El día en que lo había conocido, esa primera vez que estuvimos juntos ese día había cambiado todo. Thiago había llegado a cambiar mi vida, a darme alegrías a darme felicidades, a darme lo mejor de él y sacar lo mejor de mí. También lo peor, sabía y podía estar segura que a su lado encontraría grandes cosas, mucho amor y también discusiones, problemas. Pero soportaría eso y más con tal de estar de esta manera cada noche, nunca más quería dormir lejos de él, nunca más quería hacer nada que no tuviera que ver con él...

La visita al doctor fue rápida y llena de emociones, vimos nuevamente a nuestra semilla de amor. Estaba completamente sano y creciendo como debía ser. El medico nos aseguró que ya estaba firme y debía guardar reposo un par de semanas más pero eso no me impedía viajar. ¡Qué mejor! Nos íbamos a Chile.
Perdí la cuenta cuantas veces Thiago le hizo la misma pregunta ¿Puede viajar sin que el bebé corra algún peligro? Cuando le decían que si volvía a la carga con una pregunta similar ¿Es seguro? ¿Corre algún peligro? ¿Nos recomienda algún colega? ¿Puede tomar el avión sin ningún problema?

El medico nos entregó los documentos sobre mi ficha clínica, los últimos exámenes y todo lo necesario para que viera mi nuevo medico cuando estuviéramos en casa. ¡En casa!

Saliendo de la consulta Thiago me abrazo tan fuerte y me beso desesperadamente agradeciéndome haber llegado a su vida, haberle dado la posibilidad de formar una familia y sobre todo de amarlo con la misma fuerza e intensidad que él a mí.

Estaba acostumbrada ya a las muestras de amor de su parte, en cada momento, en cada lugar, nada le importaba. Y eso me hacía completamente feliz. No era solo caminar por las calles de la mano. No, era besarme, era tocarme, era demostrarle al mundo que me amaba con locura.

Tan rápido como llegamos al estacionamiento nos dedicamos a informarles a nuestras familias los últimos acontecimientos, siendo los más felices de esto mis padres que están próximos a tomar su vuelo.

      - Que alegría saber eso mi vida – dijo mi padre en el teléfono
      - Si papá
      - Hija, nosotros abordamos en este momento, te llamamos cuando lleguemos. Cuídense y mañana los esperamos en casa.
      - Que lindo se escucha eso. Estoy tan emocionada.
      - Magda te manda a decir que no te preocupes por nada, que llegando preparara la habitación vuestra y tendrá una rica cena o desayuno.
      - No es necesario, nos iremos al departamento de Thiago.
      - ¡ah! – Suspiro – Pensé que se quedarían en casa unos días
      - No papá, ya lo hemos conversado y nos iremos a su departamento
      - nuestro departamento – acoto Thiago pendiente de mi conversación
      - Dile a tu marido que comprendo que te quiera solo para él, pero no puedes estar tanto sola.
      - No lo estaré, de verdad no te preocupes papá. Que para eso ahora tengo mi marido
      - Yo la cuidare suegro, y de la mejor manera
      - Ya lo oí hija, dile que eso espero o se las verá conmigo. Te tengo que dejar nos llaman a abordar.
      - Me llamas cuando lleguen. Les dejo un beso enorme y cuiden de mi sobrina
      - Buen viaje suegro, nos vemos luego.
      - Os quiero.


Al llegar a la casa estaba todo en completo silencio, aún más que el día que mis suegros se fueron, teníamos la casa para nosotros solos. Solo quedaba Marion que era la encargada de que todo siguiera funcionando.

No habían risas, no había nadie más con quien conversar y no había con quien cenar más que con Thiago.
El al ver mi cara de tristeza por la situación solo me abrazo más fuerte.

      - Amor, mañana estaremos todos juntos nuevamente
      - Se siente tan solo.
      - ¡Hey! Acostúmbrate al silencio, al que solo este yo
      - Lo sé, pero a diferencia que tú departamento es más pequeño
      - Nuestro – me corrigió – Es nuestro, y si es más pequeño pero no será por mucho.
      - No Thiago, yo no quiero una casa enorme, no quiero sentir esto. Soledad
      - Enorme no, pero si lo suficientemente grande para que tú y nuestros hijos tengan el espacio suficiente.
      - ¿Tendremos muchos verdad?
      - Todos los que Dios nos quiera mandar, me hubiera gustado que mis padres hubieran tenido más hijos, amo a Dani, pero ella era una niña y no siempre podía seguir mis juegos. Ian tardo mucho en llegar
      - Recuerdo como Dani corría tras de ti todo el día.
      - Y tú también no te hagas, bien que las recuerdo
      - ¡Porque eran los únicos niños! A demás papá no me dejaba ir a casa de mis amigas de la escuela.
      - Eras una niña muy consentida de mi madre
      - Lo sé, pasaba todos los días en esa casa. Haciendo galletas y pasteles. Luego naciste tú, pero nada cambio, seguíamos siendo muy unidas. Cuando Dani llego mi padre me dejaba ir cada vez menos. Y eso porque la tía tenía que cuidar a la bebé.
      - ¿Ir menos? – Río – Pasabas todos los fines de semanas en mi casa.

Nos quedamos recordando lo que hacíamos de niños, mientras mi padre se dedicaba al negocio del restaurant. Y buscaba la mejor manera de sacarnos a delante, luego de eso cuando llego Magda a cuidarme y poco a poco se fue metiendo más y más en nuestros corazones.

Aún recuerdo el día en que venía llegando de la escuela y entre en la cocina en completo silencio, ese día los sorprendí besándose. Ambos se separaron tan rápido como me vieron y trataron de parecer distraídos. Pero yo no era una tonta y se los dije, salte de felicidad cuando me contaron que tendría una hermana.
La noche en cuando Cota nació hice una pataleta como nunca antes solo para que no me dejaran en casa de tía Nata, yo quería ser la primera en conocerla. Y así lo hicieron.

Dios no me dejo disfrutar a mi madre pero a cambio me envió a Magda, a pesar de los pesares, ella fue lo mejor que nos pudo pasar.

Luego de la cena nos fuimos a preparar las maletas, mi pequeño bebé tenía su propia maleta, llena de juguetes y ropa tan pequeña que temía cuando lo tuviera en mis brazos.
      - ¿Dónde estás? – pregunto Thiago al ver que me quedaba en silencio con un pequeño traje de bebé verde agua en las manos
      - Será tan pequeño – le susurre – Que ganas de tenerlo en los brazos
      - Siento las mismas ganas que tú. Imaginar a la princesa entre nosotros, escucharla llorar, verla alimentarse.
      - ¿Por qué dices que será una niña?
      - Mi padre una vez me conto que cuando mamá estaba embarazada de mí, siempre me hablo como si fuera una niña. Y mira resulta que salí bien hombre
      - ¿Entonces tu pretendes hacer lo mismo con nuestro hijo? Le hablas como si fuera una niña y de resultado tendrás un niño
      - La verdad es que espero que le hable como una niña y salga una niña. Quiero una niña. Amor dame una niña hermosa como tú, con esos maravillosos ojos.
      - ¿Y si no? – pregunte asustada
      - Lo amare de igual manera, puede ser un niño con los rasgos de su madre, con su personalidad. De igual manera será tan perfecto como tú
      - Y como tú
      - Yo no soy perfecto, he cometido miles de errores. Pero mi único y mayor acierto fue enamorarme y enamorarte.


lunes, 11 de agosto de 2014

#23 Caminos Inesperados

Capítulo 23


Soy un hombre completamente feliz, estoy con la mujer que amo, estoy esperando a aquel niño que llegara solo a cambiarnos la vida para mejor. Mi bebé, mi precioso bebé.
Pero su madre, su madre era una mujer muy complicada, me hacía reír y enojar en cosa de segundos.
Toda la mañana llevaba tratando de que de verdad a mí no me interesara en nada Florencia y que ella tampoco se interesaba en mí. Pero no había quien la hiciera cambiar de opinión.
Miraba por la ventanilla del coche solo para ignorarme, solo para no responder a mis preguntas. Estaba completamente celosa, y me encantaba verla de esa manera, la hacía sentir posesiva, dueña de mi hacia como yo lo era con ella.

      - Llegamos – le informe cuando aparque el coche y ella solo se dignó a sacarse el cinturón de seguridad y bajar sin esperarme.

Apresure mi paso para llegar a su lado y tomarle la mano.

      - Amor – la llame y se detuvo a mirarme un segundo – Te amo
      - Yo también – me dijo secamente y siguió avanzando
      - Amor – la volví a llamar - ¿Qué te pasa ahora?
      - Nada Thiago –
      - Para no pasar nada estas bastante de mal humor
      - ¿Mal humor?
      - Horrible humor – me burle y solo provoque aún más su enojo
      - Quiero acabar con esto luego. Quiero irme a mi casa y acostarme
      - ¿Acostarte? ¿Te sientes bien? – pregunte preocupado.

Que mi amor necesitara una cama era algo extraño si cuando estaba en ella solo reclamaba que quería levantarse.

      - Me siento bien – blanqueo los ojos. - ¿Podemos irnos rápido?
      - Si, si amor – me reí

Cada paso que dábamos más cerca hacia el despacho de Florencia, Renata se iba poniendo cada vez más tiesa, más tensa. Mi pobre mujer no lo estaba pasando nada bien. Y me lo daba a demostrar.

      - Bien ya estamos acá – le bese la mano – Todo estará bien mi amor, solo quiero que te relajes
      - No lo haré hasta que salgamos de aquí.
      - Florencia no come gente, yo no he tenido nada con ella, ni con nadie desde que estoy contigo. No quiero que estés celosa, ni que estés incomoda.
      - No son celos – me debatió – Bueno si, lo son maldita sea estoy muy celosa. No te quiero cerca de otras mujeres, yo me estoy poniendo fea, gorda y enojona. No quiero perderte
      - Fea, gorda y enojona – asentí con la cabeza – Con una verruga de bruja en la nariz, con los ojos más horrorosos del mundo. Aun así te amare, aun así te deseare y te seguiré hasta el fin del mundo. Me gusta que me celes, pero no que desconfíes de mí. Yo no he jugado ni traicionado tus sentimientos. Merezco un poco de confianza de tu parte.

Esperaba que mis palabras le dijeran algo, nunca le había hablado de tan adentro de mi corazón, ósea si, cuando le he dicho que la amo y que no puedo vivir sin ella. Podía ver como sus ojos se fueron transformando en agua, sabía que había causado algo y eso ya me dejaba más tranquilo.

Mi Renata se paró un momento antes de entrar en la oficina de Florencia y me abrazo como nunca antes lo había hecho. Escondía su cabeza en mi cuello

      - Perdóname – susurro – Lo siento
      - Tranquila, claro que te perdono. – le dije mientras la apretaba más hacia mí. – Pero no lo vuelvas a hacer más. Te amo mujer comprende eso de una vez
      - Yo también te amo Thiago pero debes entenderme
      - No, No tengo nada que comprender, eres mi mujer cargas a mi bebe dentro de ti, eres mi esposa ante la ley. ¿Qué más quieres? Tienes mi amor, mi corazón y mi alma.
      - Soy una tonta
      - Pero una tonta hermosa, y enamorada.
      - Sr Lackington – un voz interrumpió nuestro abrazo
      - Perdón – dijo Renata separándose de mí
      - Buenas días – dije muy educadamente a la secretaria – ¿Florencia está en su oficina?
      - Si, los está esperando.
      - Gracias – dijimos al unísono
      - Eloísa – la llame antes de que se fuera a su lugar
      - ¿Necesita algo?
      - Le presento a mi mujer. Renata Lackington
      - Mucho gusto Señora Renata
      - Igualmente – saludo cordial

Entre sonrisas y castos besos en los labios entramos a la oficina, mi mujer iba claramente más contenta en comparación a como venía.

      - Buenas días – salude al abrir la puerta
      - Thiago – me saludo Florencia. – Tú debes ser la flamante señora Lackington
      - Dime Renata por favor – y le extendió su mano en señal de saludo
      - Bueno Renata, soy Florencia. Tu abogada – le devolvió el saludo. – Tomen asiento por favor ¿Quieren algo para beber?
      - Nada gracias – dije profesional - ¿Amor quieres algo?
      - No muchas gracias
      - Bueno yo voy a pedir un té. –

Llamo a su secretaria y le pidió un té para ella y dos vasos de agua.

      - Bien. – Dijo sacando una carpeta de su biblioteca – Nos vamos a ir de lleno al tema legal y luego nos conoceremos un poco más Renata
      - Florencia si no te molesta – dijo Renata – Me gustaría que me pusieras al tanto de como esta, como estuvo y como quedara todo esto.
      - ¿Qué quieres saber? – pregunte mirándola a ella.
      - Todo –
      - No vinimos a eso –
      - Tú no sabes a lo que yo vine
      - Renata –
      - Thiago – me alzo una ceja – Quiero saberlo todo
      - Bien – intervino Florencia – Si Renata quiere saberlo todo. No hay problema de mi parte
      - Pero de la mía si – dije furioso poniéndome de pie – Para que quieres escarbar nuevamente en todo, les hace daño
      - ¿Me ocultas más cosas?
      - No – conteste con la verdad – Pero…
      - Entonces no tienes nada que temer. Florencia ponme al tanto de todo
      - He dicho que no
      - Thiago no intervengas, se supone que ella es mi abogada ¿No es así? – Asentí con la cabeza – Entonces quiero saberlo todo.
      - Si quieren los dejo un momento a solas – dijo Florencia poniéndose de pie
      - No es necesario – dijo Renata – Quiero saberlo todo y si no quieres estar presente – se dirigió a mí – Puedes retirarte y esperarme afuera
      - Dile todo lo que quiere saber – dije al final mirando a Florencia
      - Bien – se aclaró la garganta Florencia - ¿Qué quieres saber específicamente Renata?
      - Gracias –

Renata se acomodó en el asiento y me miro primero a mí y luego a Florencia, no sabía que era lo que quería saber y eso era lo que me ponían nervioso. Ya le había dicho todo, pero estaba demasiado llena de cosas estos últimos días y eso le podría perjudicar a nuestro hijo. Dios no podía pensar en nada más que en nuestro hijo.

      - ¿En que esta el caso sobre el maltrato que sufrí?
      - Bien, desde que yo tome el caso. – Me miro – Te voy a contar desde que lo tome. A mi antecesor, que es tu marido. – Renata asintió – Le pidieron que dejara el tema porque estaba involucrado sentimentalmente con la afectada, ósea tú. Fue una excusa barata que puso tu ex marido para dejar todo invalido. Creo que fue una estupidez y lo hicieron solo porque Thiago es uno de los mejores abogados, por no decir el mejor
      - Gracias –
      - Estoy segura que mi marido – hizo énfasis en sus palabras – Es el mejor abogado que hay
      - Así es. Bueno debido a eso lo sacaron del caso y estaba todo perdido, ese hombre si es que se le puede llamar así no podía quedar sin castigo. Thiago llego acá en busca de asesoría legal y bueno me conto lo que estaba pasado y lo que habías pasado. Como nos conocimos hace años y su padre es un prestigioso publicista no dude en tomar el caso
      - ¿Se conocían?
      - Si, hace años. Éramos un par de adolescentes que coincidimos en querer estudiar lo mismo, pero perdimos el contacto ese mismo año cuando Thiago volvió a su país
      - ¿Cuántos años? – pregunto Renata y ya sabía por dónde iba
      - El mismo viaje que tú estás pensando – le conteste alzo una ceja y cuando iba a acotar algo más Florencia siguió hablando
      - Me presente en tribunales y pedí prisión preventiva, fue denegada porque no habían muchas pruebas en su contra. En dos días las conseguimos y cuando fuimos a presentarlas tú estabas con permiso médico para ausentarte, eso debido a que vuestro embarazo no estaba del todo bien ¿Ahora lo está?
      - Si gracias –
      - Que bueno, eso es magnífico. Sera un bebé muy amado. – Asentí con la cabeza – Y tan lindo como su madre. La cosa no quedo así, su abogado tomo contacto conmigo personalmente se presentó acá, me trajo consigo un par de mensajes para Thiago, para ti y de paso para mí. Fueron solo amenazas para que dejáramos todo donde estaba que nadie saldría perjudicado
      - ¿Qué decía el mío?
      - Eso no importa – intervine
      - ¿Qué decía el mío?
      - No importa – volví a decir
      - Dime una vez más que no importa y te parto la cara – gruño - ¿Qué decía el mío?
      - ¿Tu qué crees mujer? – Pregunte enojado – Amenazas, tonteras cosas sin importancia
      - Una vez más ¿Qué decía ese maldito mensaje?
      - Que te alejaras de Thiago o lo pagarías con lágrimas de sangre, que aún no eras consciente de todo lo que él era capaz de hacer.
      - Florencia – la regañe – Por favor
      - Mira Thiago – rugió Renata – Deja de regañar a Florencia, yo quiero saber todo.
      - Está bien
      - El mensaje para Thiago era prácticamente lo mismo que el tuyo, que tú le pertenecías y que se asegurara que ese niño era de él. Con la vida que habías llevado tenía que exigir una prueba de paternidad que él lo haría.
      - Dijiste que había una nota para ti también ¿Qué decía?
      - Que no me metiera donde no me llamaban, que yo no tenía que ponerme de parte de nadie si no quería que todo mi mundo se fuera a la mierda.
      - Que paso después de eso
      - Le comete esto mismo a Thiago y a él me dijo que siguiéramos adelante y que esas pruebas se las presentara a un juez para tener pruebas por si algo pasaba
      - ¿Lo hicieron?
      - Así es, mi padre es juez y él tiene esas pruebas. A pesar de sus amenazas nos presentamos a la siguiente citación, en este se revelaron los mail que él te envió cuando tú estabas en Chile y reclamo que le habías sido infiel con Thiago. También dijo que estabas embarazada, pero al no tener pruebas el juez no lo tomo en cuenta. Eso nos ayudó mucho para que no te pidieran el examen de ADN durante el embarazo. Todos sabemos que esa prueba es peligrosa, sobre todo para ti que estabas con riesgo de aborto. Renata este hombre mostro videos donde se te veía teniendo relaciones con otros hombres. Nada de eso el juez lo tomo ya que no es una causal de golpes. Pero aun así no lo condeno ni a pasar una hora detenido. Estamos seguros que le pago al juez o algo tiene que ver con él. Porque es imposible que no se allá podido hacer nada. Ernesto sigue argumentando eso. Renata lo que paso a continuación es más de lo mismo. Amenazas, y todo es nada.
      - ¿Pero…? –
      - Es eso, cuando nos llegó el dicho de que tu hermana se estaba acostando con Ernesto fue donde decidimos detener todo. No hemos levantado la demanda, no ahora que pedimos cambio de juez.
      - ¿Quién les dijo que mi hermana se acostaba con Ernesto?
      - Fue ella misma, ella misma quien entro hasta este despacho con un propósito pedir que le dejáramos tranquilos.
      - Eso no me lo habías dicho – susurro Renata – No me dijiste que ella pidió dejar todo donde estaba
      - Lo siento, pero no quería herirte aún más
      - ¿Qué dijo cuando estuvo aquí?
      - Prácticamente entro exigiendo que lo dejáramos todo donde estaba para poder ella seguir con su vida con el hombre que amaba, que si nosotros sacábamos la demanda ellos a su vez también nos dejaban en paz. Constanza gritaba eufóricamente que Ernesto no estaba interesada en ti sin embargo si en ella. Por lo tanto que los dejáramos ser felices.
      - Tu hermana está loca amor. – Le tome la mano – Ella asegura que ese idiota la ama y todos sabemos que no es así, la usa para conseguir dejar todo. No puede ejercer como médico teniendo una demanda, lo han sacado del directorio del hospital y su círculo de amigos ya no quiere saber nada él. Muchas mujeres se enteraron que sus esposos le eran infieles contigo y todo es un caos en su vida. La mejor opción es a través de tu media hermana exigir cosas
      - Hermana – me corrigió – A pesar de todo lo que hace Cota es mi hermana.
      - Renata. – La llamo Florencia – Thiago me dijo que quieren volver y para eso debemos tener todo este asunto arreglado, la mejor manera es que el caso se cierre. Por el momento lo haremos de esa manera. Todos estamos bajo amenaza, las pruebas y todo el papeleo se lo he entregado a mi padre, una vez que vuestro bebe este en este mundo tendrán que volver. Y es en ese minuto donde nos jugaremos todas las cartas.
      - ¿Qué pretenden hacer? – dijo Renata sorprendida de las cosas que estaba diciendo Florencia
      - Le daremos este par de meses para poder sacar a tu hermana de su lado, eso lo haremos de manera silenciosa y verificando que ella no sufra ninguna lesión. Así ustedes pueden disfrutar de lo que queda de embarazo sin complicaciones no riegos.
      - Es una buena idea amor – le tome la mano – Tus padres, y nosotros estaremos fuera de peligro, pero sobre todo nuestro hijo estará bien. A Cota la tendremos vigilada, amor he contratado a un hombre joven que estará pendiente de ella, solo espera que le dé la orden para acercarse de manera sigilosa.
      - Renata, en dos días tienen el pase legal para poder irse.
      - Gracias – dijo con los ojos llorosos – No sabes lo importante que es para mí poder volver a mi casa y mantener a mi hijo a salvo, todo lo hago por mi bebe
      - ¿Y cuéntame cómo llevan el embarazo? –
      - Bien. Es un niño muy feliz dentro de su madre.
      - Hablas con tanto amor de tu hijo
      - Son mi vida, tanto Renata como la princesa que ella cuida día a día son mi vida, mi motor, mi fuerza. Los amo más que a nada en este mundo
      - Te escucho y es ver a Michael mi marido cuando hablaba de nuestros gemelos
      - ¿Tienes gemelos? –
      - Si, son dos pequeños revoltosos. Uf vieras el trabajo que da ese par. Pero no cambiaría por nada del mundo un día con ellos. Son mi vida
      - Nosotros tendremos miles – dije mientras me reía con la cara de angustia de Renata
      - jajajajaja – río Florencia – Créeme que cuando tengas a uno no querrás más guerra
      - Uno a la vez Thiago por favor

Pase las siguientes horas escuchando todo acerca de tetinas, pañales y un sinfín de cosas más para bebes. Las horas de sueño que se perderían y como cambiaría el humor de la mamá por el sueño, como cambiaría su cuerpo y no sé qué tantas cosas más. Entre Florencia y Renata no dejaron parte del tema sin tocar.
Veía a mi mujer reír y escuchar con atención los tips que le daban si poco le faltaba para poner a hacerse notas de todos. No me cabía duda y estaba aún más convencido de que sería la mejor mamá del mundo.

Cuando llegamos a la casa mis padres ya se habían ido, el silencio en la casa era algo a lo que no estábamos acostumbrados, faltaban las risas de Ian, faltaban los regaños de mi madre. Pero lo que más faltaba era mi Abu, la casa sin ella era un completo desastre. Faltaba su esencia, faltaba ella.
Mi Renata se dio cuenta que algo no andaba bien conmigo pero no sabía cómo decirle que ya extrañaba a mi familia cuando esta misma mañana le demostré los porque no quería vivir con ellos.

      - Me iré a dar una ducha – me informo y subió las escaleras pavoneando como solo ella podía hacerlo.

Me provocaba a seguirla, me hacía pensar en hacerle muchas cosas, solo tenía que recordar que ella no podía seguir mi ritmo, no por ahora, no mientras mi hijo corriera algún riesgo

Mientras ella se duchaba me fui al despacho a guardar algunos de los papeles importantes que debía llevarme. Llevaba cerca de un mes viviendo acá y lo sentía como mi hogar, aquí había conseguido hacerla mi esposa, había aprendido a vivir con y para ella. Nada sería igual a partir de ahora. Había jurado ante un juez en las vegas hacerla la mujer más feliz del mundo y no pretendía romper ese juramento
Encendí el ordenador para hablar con mi hermana. Al no encontrarla disponible me decidí por dejarle un mensaje.

Dani. Hola querida hermanita ¿Cómo va mi sobrino favorito? Espero y el idiota de Marcos te esté cuidando como corresponde, nuestros padres llegaran en cosa de horas, Ian va a querer verte de inmediato. Espéralos en casa.
Mi hija está sana y fuerte como su padre y será la niña más guapa del mundo (igualito que yo) Mañana tenemos que ir a un control médico para que nos den luz verde y poder viajar, me gustaría que le pidieras hora con tu doctor a Renata para que llegando la atienda y verifique que mi hijo está bien. ¿Estoy siendo un poco controlador? Si, hermana pero no quiero que nada le pase a mi hijo y creo que tú me entiendes.
Necesito que vayas a mi departamento, saques todo lo que pueda tener que ver con Andrea. También que cambies la cama y compres todo nuevo.
Te lo agradecería enormemente hermanita, yo lo haría y sé que a Renata le gustaría hacerlo ella misma pero… solo hazlo.
Ya te lo compensaré cuando llegue a casa. Te adoro un montón y otro poco más por esa preciosa sobrina que me darás.
Un beso Thiago.

Termino de escribir el mensaje y cuando alzo la vista del computador vio la cara de su preciosa mujer intrigada. Le guiño un ojo y esta le sonrió en respuesta.

      - ¿Qué haces? – pregunto tomando asiento en un sofá cercano.
      - Quería hablar con mi hermana pero no estaba disponible. Le dejaba un mensaje ¿Algo más que quiera saber la señora?
      - No – sonrió maliciosamente - ¿De qué era el mensaje? – alzo una ceja
      - Le pedía un par de cosas. Estas muy curiosa ¿No es así?
      - Un poco. ¿Has visto a mis padres?
      - No – suspire – Deben estar por venir. ¿Te parece un poco de aire fresco?
      - Prefiero esperar a mis padres. Quiero saber cómo les fue con Cota
      - Y yo prefiero que te despejes así mañana las encuentren bien y nos podamos ir
      - De verdad no quiero salir
      - Vamos –

Me puse de pie, tome su mano y la lleve conmigo hacia la sala.

      - Ve por tu bolso – le ordene

Mientras esperaba que volviese a mi lado le avise a Marion que íbamos a dar un paseo y que a penas llegasen mis suegros me lo hiciera saber.

      - ¿A dónde vamos? –

Me limite a solo conducir, no quería responderle nada aun. Era una sorpresa de la que tal vez ni siquiera se acordase, pero para mí era importante.
Aparque en un lugar cercano para que así tuviera que caminar muy poco, luego de un par de cuadras mi preciosa mujer no paraba de hacer preguntas, mire mi móvil por última vez y la deje en ese lugar.
Corrí hacia el otro extremo y la observe, su cara me lo decía todo y ella no entendía nada de lo que hacía.
Marque rápidamente su número y ella extrañada contesto.

      - ¿Diga? – pregunto como si no supiera quien la llamaba
      - Es donde todo comenzó

Bajo su móvil y comenzó a correr hacia mí, me apresure en hacer más corto su recorrido y la deje saltar a mis brazos.

      - Te amo – grito eufórico
      - Y yo a ti mi vida

Pasamos muchísimo tiempo abrazados prodigándonos el amor que sentíamos el uno por otro, después de que fuimos capaces de separar nuestras bocas, caminamos por aquella plaza de Barcelona por primera vez en meses parecíamos una verdadera pareja de enamorados.
Aprovechamos el momento para comprarle un par de cosas a nuestro hijo y también para nuestro sobrino. Renata se volvió completamente loca comprando entre pequeña ropita para recién nacido y cosas para cuando ya estuviese más grande, algún juguete y cosas que ella dijo que servirían para que se yo.
Estaba feliz y yo también, aproveche que estábamos en ese lugar para pasar por una joyería y comprarle una nueva sortija de matrimonio a su gusto. Cuando nos casásemos por la Iglesia la íbamos a necesitar, quería poner tantos anillos que dijesen que era mía como cupieran en su dedo.

Cerca de las cinco de la tarde cuando me dijo que tenía hambre decidimos volver a casa, mientras lo hacíamos comenzó nuevamente a decirme que tenía miedo que su hermana no quisiera darle a la niña para llevársela. De ser honesto yo también lo tenía, ni mis suegros ni ella se querían ir sin Carol, y que culpa tenía la pequeña de tener esa cosa como madre.

      - Marion llegaron mis padres – pregunto tan rápido como entro.
      - Si señora. Están en su habitación ordenando las cosas de la niña

Escuchar eso la puso contenta y me miro y sonrió. Le hice una señal para que se adelantase.

      - Sube conmigo
      - Ve a hablar con tus padres, veré si me respondió Dani
      - Quiero que me acompañes – me rogó con esos ojos tan hermosos que solo ella tenia
      - Pero…
      - Lo que quiera que haya pasado quiero que me lo digan contigo presente. Somos uno amor

No tuve palabras para rebatir sus dichos, no me quedo más opción que ir tras de ella a saber que era lo que Cota había dicho, pero si la niña estaba con ellos todo estaba bien ¿No es así?

Tomados de la mano subimos las escaleras hacia aquel cuarto. Antes de entrar la atraje a mi pecho.

      - Prométeme una cosa –
      - Lo que quieras
      - Nada de lo que diga cambiara nuestros planes. Seguiremos con lo que hemos estado planeando y cuidaremos juntos de este nuestro hijo
      - Siempre.