lunes, 30 de junio de 2014

#17 Caminos Inesperados

Capítulo 17


Mis peores temores salieron a la luz. Todos se enteraron que hacía antes de casarme, y mucho más a lo que me obligaba el maldito desgraciado, yo… yo nunca quise acostarme con ellos, mucho menos recibir dinero a cambio.

Thiago salió de la audiencia en completo silencio, en ningún momento se acercó a mi lado y eso era lo que más quería necesitaba sentirlo cerca. Que me demostrara que nada de lo que habían dicho cambiaba lo nuestro que seguía siendo su mujer, que seguía a nuestro lado. Que nuestro bebé si tendría futuro.
Pero todo eso lo veía cada vez más alejado, cada vez más difícil. Buscaba su mirada y la esquivaba.
Al momento de salir de los tribunales, ni siquiera hablo, se subió al coche de Victoria y se fue dejando a todo el mundo con la misma incertidumbre.

      - Ya verás cómo se le pasa – dijo Tía Renata tocando mi hombro. Con una sonrisa fingida le agradecí y me subí al coche rentado que nos llevaría a casa.

El camino se me hizo aún más eterno. Al llegar a la casa su coche no estaba, y no pude hacer nada más que llorar. Ya sabía que Thiago haría eso cuando se enterara, lo mismo que paso con Dani, estaba vez también desaparecería. Pero no sería a mí a quien llegara primero.

Sin decirle nada a nadie subí hasta la que anoche fue nuestra habitación, hasta donde anoche nos habíamos profesado amor. Me saque toda la ropa y me metí entre las cobijas abrazando su almohada. Por lo menos esto me mantendría cerca de él.

Las horas avanzaban y todos ya habían venido a tratar de convencerme de pasar bocado, pero tenía el estómago cerrado.

      - A mí no me vas a echar de la habitación – dijo Victoria cerrando con un portazo – Vamos a ver. ¿Quieres que le pase algo a mi bisnieto? – Negué con la cabeza – Como lo suponía. Vas ahora mismo a comer algo, aunque no quieras, ese bebé tiene que alimentarse. No te preocupes por nada, no en estos momentos.
      - Pero… -
      - Pero nada hija. Nadie te va a juzgar ni a preguntar nada hasta que tú no estés lista. Ahora come
      - ¿Ha llamado Thiago? – susurre llevándome la primera cucharada de sopa a la boca
      - No – me corto – No, cuando digo no te preocupes por nada quiero decir nadie también. Ese nieto mío ya me escuchara
      - Yo… Yo lo perdí
      - Sería bien estúpido si lo hiciera. Pero vamos, come mujer, que quiero un bebé sano y fuerte
      - Tengo miedo – le confesé y sabía que era con la única que podía conversar de todo sin miedo. Ella ya lo sabía – Thiago no me va a perdonar que se lo ocultara
      - Y si no lo hace lo agarro a cabezazos contra la muralla hasta que entre en razón –  no pude no reír con sus ocurrencias, no todo era tan malo. Aún tenía a mi familia. – No quiero que te preocupes por eso mi niña, quiero que descanses. Esto no ha terminado y lo sabes
      - Ya no quiero seguir. – confesé
      - Tienes que llegar a las últimas consecuencias, ya todo salió a la luz. Y vez que no fue tan terrible.
      - ¿Y si muestra pruebas? –
      - Que importa eso. Hija escuchaste al juez, que trabajaras en una cafetería no quiere decir que eras una zorra. Tú reputación no está siendo puesta en tela de juicio. Vamos cariño sonríe.
      - ¿Qué dijo mi padre? –
      - Nada mi amor, que iba a decir. Está un poco confundido, lo normal, tiene preguntas. Pero eso no hará que te quiera menos o que piense lo peor. Es tú padre y siempre te va a querer
      - No puedo comer más – dije alejando la bandeja de mi regazo – Quiero dormir
      - Por lo menos comiste un poco y eso me deja más tranquila. – Me beso la cabeza y acaricio mis cabellos – Todo va a estar bien mi niña, ahora duerme un poco ambos lo necesitan.
      - Si llega Thiago… -
      - Lo se lo enviamos de inmediato para que este contigo –
      - No – le corte – Solo no lo dejes que me vea, no estoy preparada para hablar con él, no sé cómo explicarle las cosas
      - Con el corazón, explícale con el corazón, el amor siempre es mucho más fuerte.

Tras lo último que dijo se retiró dejándome sola con mis pensamientos. Como le podía hablar con el corazón si ahora mismo estaba destrozado, nunca hubiera querido que mis padres se enteraran de esa manera de las cosas. Me hubiera gustado tener la fuerza y la valentía para contárselos con mis palabras y como realmente fueron. No así, no de esa manera.
Como le podía explicar a Thiago las cosas con el corazón ni siquiera sabía que estaba pensando el en estos momentos de mí.
Con el corazón destrozado y con un nudo de emociones me hice un ovillo para tratar de dormir en estos momentos y más que nunca tenía que ser fuerte por mi bebé. Era lo único que tenía. Lo tenía a él y con ello el recuerdo de que en algún momento fui feliz junto a su padre, junto al hombre que amo y que voy a amar siempre.

Las horas iban pasando y yo no podía dormir, mis piernas no me respondían y lo único que podía hacer era llorar en la oscuridad de la habitación a simple vista parecía que dormir, o por lo menos eso creyeron todas las veces que abrieron la puerta.

Mire en la mesita de noche el reloj este ya marcaba las 4:25 de la madrugada obligue a mis ojos a cerrarse, obligue a mi angustia parar por un momento necesitaba descansar.

No sé cuánto tiempo paso, no sé en qué momento me dormir. La luz ya entraba por las grandes ventanas de mi habitación, estire mis piernas y cuando iba a salir de la cama un brazo me cruzo por la cintura.

      - No te levantes aun – ese susurro me hizo voltear la cabeza rápidamente para encontrarme con el cuerpo de mi amor a mi lado.

¿En qué momento llego? Sentí una punzada en el pecho en ese mismo instante y las ganas de vomitar se apoderaron de mí. Rápidamente saque el brazo de Thiago y salí de la cama haciéndolo sentarse y salir tras de mí.

      - Creo que mi hijo ya se hace presente – dijo acariciando mi espalda y sujetando mi cabello.

Cuando ya no quedaba nada más que expulsar de mi cuerpo, él me alcanzo una toalla humedecida y me ayudo a levantarme.

      - A la cama – me ordeno luego de que cepillara mis dientes para sacar el mal sabor de mi boca.

En completo silencio lo deje guiarme de vuelta a la cama, no me dijo nada. Solo se recostó a mi lado y me llevo hasta su pecho.
No era la actitud que debía tomar, tendría que estarme reclamando las cosas, preguntando porque se lo había ocultado. No esto, no mimándome.
Un sonido proveniente de mi estómago lo hizo carcajearse

      - ¿Tienes hambre? – Solo pude asentir contra su pecho, tenía temor de hablar, de mirarlo a la cara - ¿Quieres que vaya por algo de comer? – esta vez negué con la cabeza, no quería separarme de él. - ¿Cenaste anoche? – volví a asentir.

Trato de apartarme de su lado en ese momento, pero cruce mi brazo por su cintura para impedirlo.

      - No me voy a ir a ningún lado amor – me dijo besando mi cabello – Estoy contigo, pero debemos alimentar a nuestro hijo.

Escucharlo hablar de esa manera y que siguiera pensando que el bebé era de él, me hizo soltar un gran suspiro y ver que no todo estaba perdido. Tome la fuerza necesaria para soltarlo y mirarlo a los ojos.

      - Te he dicho lo hermosa y radiante que te vez desde que estas embarazada. – Negué mirándolo a los ojos y unas lágrimas se escaparon de mis ojos – Saber que tienes algo mío dentro de ti ha incrementado tu belleza.

Trate de sonreír pero no podía, había llegado el momento de hablar, el me daba la fuerza y valentía que necesitaba en ese momento

      - Thiago… - desvié mi mirada hacia sus labios – Yo… - poso un dedo sobre mis labios impidiendo que siguiera hablando.
      - Si no vas a decir que me amas mejor no digas nada. Necesitas descansar y estar tranquila, eso es lo único que importa en estos momentos. Tú y el bebé son lo más importante por lo tanto…
      - Pero… - trate de rebatirle para ser por primera vez honesta con él
      - Pero nada amor. Eso es lo que importa para mí. Y para ti debería ser exactamente lo mismo. Nada más.
      - Te amo – susurre
      - No tanto como yo lo hago –

Como si fuera en cámara lenta acerco sus labios a los míos, dándome un beso dulce y tierno. Cargado de sentimientos, los sentimientos que yo necesitaba en este momento. Era verdad, nada más importaba en este momento, pero sabía que no todo podía ser tan hermoso como él lo proponía. Esta vez necesitaba ser clara.

Salió de la cama y se puso los pantalones de pijama y una polera, me guiño un ojo y salió por la puerta. La sensación de vacío volvió a mí. Era algo que ahora se hacía más fuerte cada vez que no lo sentía cerca. Me estaba haciendo dependiente de tenerlo conmigo todo el tiempo. Lo necesitaba, lo amaba.

Durante la mañana nos mantuvimos encerrados en nuestra habitación recostados en la cama sin que nadie nos molestara. Él lo quería así. No hablamos de donde estuvo, ni mucho menos quiso que le explicara lo sucedido. Decía que ya habría tiempo.

      - Vamos a dar un paseo los dos solos – me dijo una vez que había terminado la película que veíamos. – No puedes estar encerrada todo el día aquí, por muy rico que sea sentir tu cuerpo junto al mío. Debemos salir y enfrentar al mundo.
      - Me siento fatal – susurre, haciéndolo sentarse rápidamente
      - ¿Qué sientes? ¿Vamos al médico? – dijo preocupado
      - No es necesario. Solo malestares del embarazo – lo bese – Como tu dijiste, ya se hace presente

Tome su mano y la pose sobre mi vientre. Me sonrió y busco una vez más mis labios. Lentamente comenzó a subir su mano desde mi vientre hasta encontrarse con uno de mis pechos, el que masajeo y mimo por un momento.
Cuando nuevamente buscaba su boca y la cosa prometía
¡Sexo!
La puerta de la habitación fue abierta de golpe y Thiago bajo rápidamente su mano nuevamente a mi vientre mirando con cara de pocos amigos al intruso

      - ¿Qué haces aquí? – le gruño al pequeño Ian que se tiraba con toda la caballería sobre la cama.
      - Vine a ver a mi sobrino – le dijo el pequeño mirando donde estaba puesta la mano de Thiago. - ¿Puedo? – pregunto estirando su manito
      - Claro que si – le dije.

Tome una posición más cómoda en la cama y pose su pequeña manito sobre el vientre, no era para nada abultado y se lo explique. Le dije a Ian que aún era muuuy pequeño para sentirlo moverse dentro de mí, pero que si ya reconocía las voces del exterior, lo anime a que le hablara, y mirándome con sus hermosos ojitos.

      - ¿Por dónde me escucha? – pregunto Ian
      - Ombligo – añadió Thiago quien estaba abrazado a mí.
      - ¿Ombligo? – dijo Ian. Asentí.

Puso su boquita en mi ombligo y con una enorme sonrisa comenzó a susurrarle cosas

      - Soy tu tío Ian. Sabes, tendrás con quien jugar cuando salgas de ahí. Pero Dani, tu otra tía dice que su bebé será una niña. Eso no importa porque tu si serás un chico y con mi amigo jugaremos mucho, ya lo veras.
      - ¿Y si es una chica también? – le pregunto
      - Emm… - se queda pensativo un momento antes de contestar – Pero es un chico ¿Verdad Thiago?

Desvié mi mirada hacia mi chico quien le guiño un ojo, ¿También pensaba que sería un niño?

      - Preciosa mía – le dije acariciando mi barriga – No escuches a tu tío. De seguro jugara igual con las muñecas por ti
      - ¿Qué tal si son dos? – Dijo Ian – Un chico y una chica
      - Me temo que es solo uno – dijo Thiago, cuando le golpee el brazo añadió – o una
      - Serás un niño – dijo depositando un beso en mi vientre.
      - Ya – dijo Thiago - ¿Qué necesitabas enano?
      - Vine a ver a mi sobrino, ya te dije – gruño el enano.

Thiago al ver que el niño no se movía de nuestro lado decidió por ir a darse una ducha. Al quedar sola en la habitación con Ian nos pusimos a ver una película de dibujos animados que el mismo eligió.
Pasado un rato mire de reojos a mi pequeño compañero y estaba profundamente dormido con su cabeza apoyada en mi pecho.
En ese momento la puerta de la habitación se abrió y Tía Renata ingreso con una hermosa sonrisa.

      - Aquí estaba  - dijo cuando miro a Ian
      - Vino a ver a su sobrino – le susurre
      - ¿Cómo te sientes querida? – me pregunto sentándose a mi lado en la cama y posando su mano en mi vientre
      - Bien – le dije con sinceridad – Solo mareos matutinos
      - Normal. – Resoplo – Yo los pase con los Ian y Thiago. Horribles
      - Entonces puede ser niño –
      - Puede – dijo en el momento que la puerta del baño se abrió y salió Thiago con solo una toalla en la cintura que tapaba su mejor parte.
      - Mamá – le dijo Thiago aguantando la risa al ver que mis ojos no se apartaban de su cuerpo
      - Ok, ok. – Dijo poniéndose de pie – Me iré – Río. – Ambos van a bajar a comer ¿Entendido?

Ambos asentimos.

      - Iré a darme una ducha – le dije a Thiago pasando por su lado.
      - Te ayudo – dijo sujetando mi cintura – Te puedo sujetar la toalla
      - No es necesario – reí y lo bese – Tú…
      - Nada es más importante que tú – repitió y me volvió a besar.


***

Esa tarde cuando bajamos a cenar, fue como si nada hubiera pasado. Todos me trataban de la misma manera que siempre lo habían hecho y nadie pregunto nada. Excepto mi querida hermana que paso toda la comida tratando de hacer preguntas, ganando miradas de enojo de todos los presentes.

      - Mira Constanza – dijo Thiago ya muy molesto – Eres mi cuñada y mereces respeto. Pero vuelves a insinuar algo más y tendremos problemas. – Desvió la mirada hacia mi padre en ese momento – Lo siento Gabriel pero no voy a tolerar que le falte el respeto a mi mujer y mucho menos a mi hijo
      - Te entiendo hijo – dijo Magda mirando a su hija – Cota retírate por favor – le pidió
      - Yo no comprendo como la siguen venerando y tratándola como una princesa, todos escucharon lo mismo que yo en ese juicio. – Dijo lanzando la servilleta sobre la mesa – Pero claro nadie le dice nada y todos siguen pensando que Ernesto es lo peor del mundo. Dense cuenta que esta embustera les miente en su cara
      - Cállate de una maldita vez – le dijo Thiago ya furioso – Tú no tienes por qué opinar y decir esas cosas ¡No son tú jodido problema!
      - ¡No lo es! – Grito – Pero…
      - ¡Pero nada! – Le grito mi padre - ¡Retírate ahora mismo!
      - ¡Era una prostituta!

Sus últimas palabras llegaron a lo más profundo de mi corazón y antes de que ella se retirara salí yo de la mesa, camine sin mirar atrás hasta llegar a la cocina y hay salí hacia el jardín. Escuchaba los gritos de Thiago detrás de mí pidiéndome que me detuviera.

      - ¡Tú también piensas lo mismo! – Le grite de vuelta - ¡No me sigas maldita sea!
      - ¡¿He dicho que pienso eso?! – Me sujeto por el brazo – Yo no pienso eso.
      - Si lo haces – solloce
      - Mi amor, no lo hago. – Trato de abrazarme pero se lo impedí - ¿Quieres que hable de eso?
      - Ya te habías tardado en reclamarlo –
      - No te estoy reclamando nada – dijo con los dientes apretados – Solo te hice una maldita pregunta
      - Era una cafetería 24 horas donde trabajaba, no era un prostíbulo como lo dice Cota, yo no sé de dónde saca eso
      - Sé que no eres, ni serás nunca una prostituta amor. Porque te amo y me lo dice mi corazón
      - Nada de lo que se dijo es verdad. – Negué con la cabeza – En parte si hay cosas que son verdad. Pero yo te juro…
      - No es necesario que me jures las cosas. – Trato de abrazarme nuevamente pero se lo volví a impedir – Vamos adentro, conversemos esto dentro de nuestra habitación
      - Thiago yo… -
      - Adentro y te voy a escuchar –
      - ¡Déjame hablar! – Le grite dejándome caer sentada sobre la hierba – Quiero ser sincera contigo, siempre lo he querido ser. Pero no podía, me daba miedo, aun me da.
      - No tienes nada que temer -  se sentó a mi lado y me tomo la mano – No te voy a soltar, voy a estar siempre, siempre conmigo.
      - La primera vez que me obligo a estar con otro hombre… - comencé conteniendo las lágrimas – Yo no era consciente, tengo algunos recuerdos, y entre esos él siempre estuvo en esa habitación. No sé si lo disfrute, o si llore, no lo recuerdo.
      - No sigas amor. – Me pidió secando las lágrimas de mis mejillas – No es necesario
      - Si lo es, si después de esto quieres seguir conmigo… -
      - Estaría con ustedes aunque me echaras a patadas. Son mi vida, son mi familia –
      - Recuerdo que a los días de aquella vez yo no lograba armar completamente la historia, me arriesgue y le pregunte. Solo me dijo que lo había hecho muy bien pero que la próxima vez tendría que estar consiente. No comprendí en ese momento. No hasta una semana después cuando él que era el director del hospital en ese año fue a una cena a nuestra casa, bueno perdón, la que era mi casa. Esa vez nos sentamos a la mesa y él… - mi voz se quebró en ese momento pero debía continuar era el momento y el lugar – Sin mi consentimiento metió las manos bajo mi vestido, me comenzó a tocar y bueno… me resistí, me negué pero me golpearon y… esa fue la primera vez. La primera que yo recuerdo. Por lo menos unos una vez a la semana pasaban esas cosas en la casa, si no accedía o me drogaban o me golpeaban. Cualquiera de las dos era terrible, las cosas las llevo a ligas mayores. Cobraba para que sus amigos o quien quisiera se acostara conmigo. Puedes creer ¡Cobraba!

No pude seguir con el relato y mi cabeza callo sobre su pecho, el cual deje inundado de lágrimas, no las podía parar. Todo era negativo en mi vida, mi hermana me odiaba, hablaba mal de mí.

      - Shh… - me susurraba mi amor – Deja de llorar mi vida.

Thiago con una paciencia infinita aguanto durante mucho tiempo que lloraba y susurra más de mis experiencias.

      - Cálmate y vamos adentro – me pidió haciendo el intento de ponerse de pie – Cariño el frio y la humedad les hace mal. – pero me negaba a volver a entrar por esa puerta, nuevamente no quería ver a nadie, solo quería tenerlo a mi lado. Así como en este momento. – Futura señora Lackington – abrí mucho mis ojos al escuchar esas palabras
      - Suena bien – susurre con media sonrisa

      - Suena precioso como tú – me beso los cabellos. – Es hora de ir a descansar. Mañana tenemos que volver al tribunal