lunes, 28 de julio de 2014

#21 Caminos Inesperados

Capítulo 21


Porque simplemente Thiago no entraba en razón y me dejaba sola un momento, quería separarme de él me tenía harta con sus malditas mentiras y ahora para finalizar la historia salía esa tal Florencia que resultaba que era mi abogada a la cual ni siquiera yo conocía. ¿Por qué todo tenía que seguir tan mal? Simplemente en mi tormenta no quería salir el sol

      - Ya dije que no Victoria no insistas no quiero dormir en la misma cama que él –
      - Renata comprende que todo fue pensado para tú bienestar y el de este bebé – puso su mano sobre mi vientre y me estremecí

Todos últimamente pensaban en el bebé y no en mí, estaba siendo egoísta, lo sé. Pero no nadie se detenía a pensar en cómo me sentía. No claro que no todos pensaban en el bebé.

      - Estoy desilusionada, de todos. – aclare. – Por favor déjame sola
      - A no señorita, a mí no me hablas así – reclamo – A mí no me echas, estamos de acuerdo que mi nieto actuó mal. Pero lo hizo pensando en su bienestar
      - Yo no quiero que velen mi bienestar

Me apresure a salir de la cama lo más rápido posible y saque una bolsa de viaje, estaba claro que no tendría ni un segundo de paz tampoco en la casa.
Eche un par de prendas y pretendí salir de la casa cuando el brazo de Thiago tiro de mí.

      - ¿Vas a algún lado? – dijo irónico
      - Pregúntale a Florencia – sise
      - Renata ya no tengo paciencia deja de ser tan cabezota y deja esa bolsa –
      - Mira Thiago, tú no tienes por qué darme órdenes, yo tampoco tengo paciencia. Ya no. No quiero que nadie más se meta en mi vida, me tienes aburrida con tus mentiras. Me voy, no estoy huyendo te lo estoy diciendo. Me voy
      - ¿Me estas dejando?
      - Si – dije al borde de las lágrimas, pero debía ser fuerte, no me podía ver llorar – Te estoy dejando, estoy dando todo esto por terminado
      - ¿Dónde vas princesa? – intervino mi padre
      - Gabriel has entrar en razón a tu hija
      - Papá, me voy. Ya no tengo nada que hacer aquí
      - Hija, pero donde vas a ir. Aquí está tu familia, está tu pareja.
      - Ex pareja – aclare – Yo no puedo estar otra vez en mi vida con un hombre que no me respeta, que me miente constantemente y se escusa con tonteras. No papá.
      - Que dices mi niña, si ustedes se aman
      - No. Yo no puedo amar a un hombre así. – me acerque y le bese una mejilla – Luego te llamo
      - Renata mi amor no te vayas  - pidió Thiago – Hablemos, pero no me dejes
      - Déjame decirte Thiago – respire profundamente para que me salieran las palabras correctas, quería herirlo tanto como él me había herido a mí – El momento de hablar ya fue, preferiste al camino fácil, ahora yo hago lo mismo. Y lo más fácil es dejar todo esto hasta aquí.
      - Amor tendremos un hijo
      - ¡Y es la única mierda que te importa! Todo el tiempo me dices ¡Que no le hace bien al bebé! ¡Qué piensa en el bebé! Y ¿Quién piensa en mí? Está claro que ni tú lo haces, no Thiago ya me aburrí, te mantendré informado, y por ahora lo tengo bajo control
      - ¡Es mi hijo también!

No le conteste nada más y salí de la casa sin mirar atrás, ya no quería seguir con esa absurda lucha, esta era mi manera de vengarme de él. De hacerle entender que no podía pasar por encima de mí, no lo harían nuevamente, ahora ya no tenía miedo. Ya había vivido tanto que esto era una discusión leve comparado con todo lo del pasado.

Thiago no me siguió, pero yo no sabía dónde ir, irónico verdad. Pelee por salir de la casa y ahora que estaba fuera no tenía donde ir. No tenía amigas, no tenía nada.
Pero quería un descanso, quería respirar profundo. Pare un taxi y le pedí que me llevara hasta el aeropuerto. Si todo estaba aclarado podría salir del país tranquilamente y si no, iría a un hotel y mañana temprano sacaría esa demanda para poder largarme de aquí. Poder irme lejos con mi hijo, a buscar la tranquilidad que ambos necesitamos.

Al llegar al mostrador de informaciones y preguntar por algún boleto de regreso a Chile, si era ese lugar el que quería volver, iba marcar un nuevo inicio para mí.

      - Lamento informarle señorita que no hay boletos para hoy. – me dijo con pesar
      - ¿Y con escalas? – indague
      - Tampoco, ¿Mañana?
      - El más temprano posible –
      - A las 9 de la mañana – afirmo - ¿Primera clase?

Y en ese momento me di cuenta que ni siquiera sabía si tenía dinero para poder viajar. Lo había olvidado por completo, siempre había dependido de Ernesto y luego cuando estuve en casa de mis padres fueron ellos lo que corrieron con todos los gastos. ¡Mierda!

      - Espere un momento por favor – dije a la recepcionista

Asintió con la cabeza y me miro con pena, estaba dando pena. Necesitaba un abrazo, una palabra de alivio, necesitaba al que era el amor de mi vida, él hombre que a pesar de sus mentiras me llenaba día a día.

Me fui directo al cajero automático para revisar el saldo de mi tarjeta y ver qué era lo que podía hacer de ahora en adelante. La enorme sorpresa que me lleve me llevo de inmediato a Thiago y como si lo convocara con mis pensamientos mi móvil comenzó a pitar dentro del bolso.
Era él. Dude en contestar, pero lo necesitaba

      - ¿Bueno? – susurre
      - Renata, mi amor. ¿Dónde estás? Te necesito – su voz era una mezcla entre preocupación y temor
      - Estoy bien si eso es lo que te preocupa – suspire – Necesito irme lejos
      - No sin mí, te llevare donde quieras, al fin del mundo si es necesario. Pero no te vayas sin mí
      - Te necesito mi amor – no pude contener las lágrimas y esas palabras que querían salir de mi.
      - ¿Dónde estás? Dime el lugar y me tendrás junto a ustedes en un segundo
      - Estoy en el aeropuerto – dije con mucho pesar.
      - No vayas a cometer una locura, espérame.

Corto la llamada y me quede mirando el vacío, le pedí que me dejara, le pedí que viniera por mí. Estaba con una horrible bipolaridad a causa del embarazo. No bien no era el embarazo eran mis absurdos sentimientos que de la manera que lo extrañaba lo echaba de mi lado.

Estuve por más de dos horas esperando a que llegara a mi lado, en ese transcurso de tiempo pase por todos los estados de emoción. Llore, sonreí y me maldije por pedirle que viniera. No dude más y me volví al mesón, esta vez sí con la decisión de comprar un boleto. No solo compre uno, sino dos.

      - ¿Qué haces? – la voz preocupada de Thiago llego por mi espalda. – No te vayas mi amor
      - No lo hare, no sin ti –

Me volteé y lo enfrente a los ojos, mis brazos se fueron contra él. Lo abrace, y me acurruque en su pecho, era lo que necesitaba sentirme segura, sentirme con él.

      - No, no llores por favor – me pedía mientras acariciaba mi pelo – Nos vamos a ir juntos los tres, lejos de todo el mundo. Donde nadie más pueda dañarte amor, pero por favor no llores más

Sus palabras me hacían que mis lágrimas no cesaran, no paraban de caer por mis mejillas. Tal vez era lo que quería escuchar, tal vez…
Me estaba comportando como una bruja, como una mierda de persona. No merecía a Thiago, no era lo suficientemente valiosa para él, él me amaba y hacia todo por mi yo, yo le pagaba huyendo y tratándolo mal

      - Quiero irme – le pedí besando suavemente sus labios – Llévame lejos mi vida.
      - Donde quieras, pero no podemos irnos ahora mismo. Vamos a la casa
      - No – le contradije – No quiero volver a la casa
      - ¿Dónde vamos a pasar la noche? – Alzo una ceja - ¿Un hotel?
      - En el fin del mundo, quiero que estemos solos.
      - ¿Quién te entiende? – pregunto apretándome contra el – Eres una mujer muy cambiante, amor estas hormonas están jugando con tus emociones y volviéndome completamente loco – alzo mi cara para que quedara a la altura de sus ojos – Siento haberte mentido, siento haber ocultado esas cosas. Necesito tu perdón, eres, son – acaricio mi vientre – Mi razón de vivir.

Si, está claro no merezco a este hombre, como puede ser posible que me diga cosas como esas si yo lo trato de una manera tan mala.

      - No te merezco, soy yo la que no se merece tener a un hombre como tú
      - No digas eso – me corto – El que no te merece soy yo, pero el destino nos juntó Vamos a descansar, vamos a donde pueda besarte y demostrarte mucho más nuestro amor.


***


Después de ese arranque de locura, de hacer aun cuando el medico nos lo prohibió el amor con Thiago, lo sentí nuevamente conmigo, sentí nuevamente su amor. Era el lazo que necesitaba, era lo que me confirmaba que aún estaba conmigo, que nada nos podría separar, ni si quiera mi testarudez, el amor era más fuerte que todo.

Volvía a ver la luz a través de sus ojos, volvía a sentir lo que siempre estuvo pero a veces escondía, que olvidaba.

Le daría la oportunidad, lucharía contra mis instintos y mi cabezonería volvería con él, porque sin el mi vida no tendría el mismo sentido.

      - Te amo tanto Renata – dijo mientras besaba mi cabeza – Que sería mi vida si tú no te hubieras cruzado aquella noche. Haz hecho que todo tenga sentido, me ha enseñado lo que es el amor. Son mi vida ¿Te lo había dicho?
      - Miles de veces
      - Espero y nunca se te olvide…

Nuestro momento de amor fue interrumpido por el sonido de su móvil. Alzo una ceja y miro la pantalla, mi curiosidad gano y mire la pantalla. Ponía el nombre de Florencia automáticamente me trate de zafar de sus brazos pero él me retuvo.

      - Te acabo de decir que son mi vida Renata y no lo dije porque era lo que querías oír, es la verdad. Confía en mí
      - Pero…
      - Yo no te he mentido, si te oculte lo de Florencia, lo de la relación de tu hermana, pero era por tu bien. No seas celosa.
      - No soy celosa – rebatí
      - Eres tú la que está entre mis brazos, eres tú a la que quiero amar el resto de mis días ¿Qué puedo hacer para que me creas que lo que digo es verdad? ¿Qué tengo que hacer para que volvamos a ser la pareja de antes? ¿Quieres hablar tú con ella? Dime y lo que quieras hare.

Que podía rebatir ante esas palabras, pero como no confiar cuando me hablaba de esa manera. Era una maraña de sentimientos, lo amaba pero lo odiaba ¡Dios!

      - Dame tiempo. – Suspire – Déjame asimilar todo lo que ha pasado hoy. Hace unas horas te estaba echando de mi vida, luego te pedí que te quedaras. Dame tiempo por favor
      - No vuelvas a echarme de tu lado, no lo podría soportar. Lo que me recuerda que Florencia me estaba llamando y que debo informar a mi suegro que estás conmigo. Omitiremos la parte que hicimos el amor para reconciliarnos. ¿Está bien nuestro hijo?
      - Perfectamente. Feliz como su mamá
      - Me encanta saber que yo provoco esa hermosa sonrisa, no quiero que desaparezca nunca. Mañana nos vamos a Las Vegas nos casaremos de inmediato. Me importa una mierda la fiesta y los invitados. Necesito hacerte mi esposa
      - Pero…
      - Pero nada. Solo tú, nuestro hijo y yo. Eso es lo único que necesito
      - Lo que quieras mi amor.
      - Te amo, voy a llamar a Florencia. Llama a tu padre
      - Lo hare

Me dio un sonoro beso en los labios y salió de la cama. Me guiño un ojo me derritió nuevamente, por más que trate de escuchar la conversación que llevaban Thiago lo hacía aún más despacio.

      - Papá – dije a penas contesto el móvil
      - Princesa, mi princesa ¿Dónde estás?
      - En un hotel, estoy bien. Estoy con Thiago
      - Me alegra mucho saber eso. Arreglen sus cosas, hija no dejes pasar el amor por unos simples celos, recuerda que estas esperando un hijo de él.
      - Lo sé. Estamos bien. Papá te llamaba para decirte que mañana saldremos del país, nos iremos un par de días
      - ¿Está todo bien?
      - Que sí, solo queremos estar lejos de todo. Pero no te preocupes. Lo siento
      - Siempre me vas a preocupar, tanto tu como tu hermana son lo mejor que me ha pasado en la vida. Mis niñas me han dado guerra pero he sido muy feliz con ustedes.
      - Te amo
      - No más que yo a ti, hija se feliz. Hace feliz a ese hombre que tanto te ama y que tienes a tu lado, disfruta de tu embarazo y por sobre todo disfruta a Thiago. Serán una hermosa familia.
      - Lo sé. Papá te tengo que dejar, te llamare mañana antes de irnos.
      - Vale, cuídense mucho. Cuida a mi nieto
      - O nieta – reí – Que idea la suya de pensar que es un niño
      - Lo que sea lo amaremos igual. Un beso mi amor iré a ayudar a Magda con Carol
      - Dale un beso a mi niña.

Corte la llamada mucho más tranquila, necesitaba llamar a Victoria y pedirle disculpas por cómo me había comportado con ella. No se merecía eso de mi parte, no cuando siempre había estado a mi lado apoyándome desinteresadamente. Pero cuando estaba a punto de marcar mi joven hombre volvió a la cama.

      - Amor Florencia me dijo que… - se acallo y se llevó las manos a la cabeza. – Ernesto me saco del caso argumentando que tenía intereses personales relacionados. Sin mencionar con que mando a decirme que si no me apartaba de ti le haría daño a nuestro hijo. Por eso Florencia tomo el caso sobre el maltrato que habías sufrido, no tenemos nada más que un trato profesional y laboral. Tienes que estar tranquila porque no se me pasaría por la cabeza serte infiel cuando me da todo y más de lo que algún día pensé.
      - ¿Qué te dijo? –
      - Que era una mala idea que nos casáramos tan pronto, si Ernesto quiere puede pedir una prueba de paternidad debido a que el bebé fue concebido cuando aún eras su esposa
      - No fue así
      - Claro que no fue así, tú estabas en Chile cuando hicimos este hijo
      - Si
      - Me recomendó que nos esperáramos unas semanas para cuando esto estuviera solucionado, pero mi amor yo no quiero esperar
      - Pero…
      - No hay peros, mira Renata mañana nos iremos y nos casaremos. Nada de lo que diga me importa, si quiere ese examen se lo damos, pero sin que haya nacido. No lo pondré en riesgo y eso tienes que tenerlo claro. Bueno volviendo al tema, va a utilizar a Cota en nuestra contra
      - ¿Cómo lo sabes?
      - Se lo hizo saber a Florencia, a mí me vale mierda lo que le pase a Cota, ella sabiendo cómo es ese miserable se fue tras él.
      - Es mi hermana
      - Lo sé. Por lo mismo te lo he comentado. ¿Qué quieres hacer?
      - ¿Tengo que elegir? ¿Tú o mi hermana? Eso es lo que me tratas de decir
      - ¡Mierda!
      - ¿Es eso o no?
      - Si Renata. Es eso, tienes que decidir qué quieres hacer, o somos nosotros como familia, como pareja. O es seguir con esto y sacar a tu hermana de la mierda que ella misma se metió.

No lo podía creer cada vez que la luz se acercaba a mí, cada vez que podía pensar en ser feliz algo llegaba y lo mandaba todo a la mierda.

Era mi hermana o yo, era mi felicidad o la vida a la que ella se estaba arrastrando. ¡Dios! ¡Mierda!