lunes, 24 de marzo de 2014

#4 "Caminos Inesperados"

Capítulo 4   


Me desperté como habitualmente lo hacía al ritmo de Wiz Khalifa, me desperece y me fui a la ducha. Me esperaba un largo día de trabajo. Al entrar en la cocina un rico olor a café me sorprendió y una sonríete Daniela con ello.   
      - ¿Qué te tiene tan feliz esta mañana? –      
      - Buen día hermanito – me sirvió una taza - ¿Cómo amaneció el guapito hoy?
      - Hasta antes de entrar a la cocina bien, ahora mucho mejor –
      - Deberías tener a alguien que te prepare café todas las mañanas y comenzarías aún mejor
      - Si claro. – me burle. Sabía lo que quería decir – Le diré a la Señora Bea que llegue más temprano –
      - Sabes que no me refiero a eso – sonrió - ¿Y Andrea?
      - Luego la veré –
      - Pensé que te quedarías con ella –
      - No. Tenemos que hablar –
      - ¡Ay! No Thiago –
      - ¡Sí! – dije sonriente en forma de burla
      - Ya hable con papá –
      - ¿Y? – Alce una ceja – Es mamá el problema
      - Ella no me quiere dejar crecer. Pero adivina – sonrió – Me voy dentro de un mes
      - ¿Qué? –
      - Sí. Iré solo dos semanas, para averiguar del curso. Pasare tiempo con la Abu y luego regresare a ordenar todo y poder volver a estudiar. ¿A que no es una buena idea?
      - Dani por el amor de dios - ¡Me escuche como mi madre!
      - Necesito que me apoyes hermano. – Puso cara de pena – Es importante para mí, y para mi carrera como profesional
      - Lo sé. Y te apoyo cariño – camine hacia ella – Puedes estudiar aquí, todos los cursos que quieras               - Acá tengo un futuro armado y lo sabes –
      - Tú elegiste princesa –
      - No me digas así – reclamo – Solo se lo permito a mi papi
      - Papi, tampoco está de acuerdo –
      - Vamos hermano –
      - Promete que hablaras con mamá –
      - Lo haré – resoplo – Tengo que comunicarle mi decisión tomada.
      - Contigo no hay remedio –
      - Soy una Lackington Blavi’s de tomo y lomo – se burlo
      - Claro que lo eres princesa – reí   

Estaba claro que con la princesa del hogar no sacaría nada, su decisión ya estaba tomada y contra ello no había nada que hacer, más que apoyarla. Mamá no iba a estar de acuerdo y mucho menos feliz, pero eso era cosa de tiempo, que se acostumbrara a estar sin su bebé en casa. Tal vez Dani ni siquiera se quedaba, ya me la veía yo lavando o cocinando. No eran cosas a las que ella no estaba acostumbrada. Seguro a la semana volvía.
Respire un par de veces para darme por vencido y continuar con nuestro desayuno.   

Nos salimos juntos a la oficina, hoy iba primero a la agencia. Al llegar al aparcadero recordé que mi coche estaba en la constructora y el de Dani en casa de mis padres.   

      - Nos toca tomar taxi – exclame   

Cerca de las nueve de la mañana ya estábamos en la oficina, yo revisando asuntos legales y Dani con papá, viendo futuras publicidad.  Cuando recibí el primer mensaje que podría mi día aún más complicado.   

“Ya tengo móvil nuevo  . Gracias por todo ayer 
¿Comemos juntos? Renata Omalei”  

“Me alegra que me consideres para hoy. Te veo a la una”  

“Perfecto. ¿Dónde nos encontramos?”  


“Paso por ti”  


“Ok”  

Ese fue el comienzo de mi atormentado día.   
Al medio día la llamada de Andrea solo confirmo mis sospechas.   

      - Hola Andrea ¿Cómo estás? –
      - Esperando tu llamada -
      - Lo siento, estaba un poco ocupado –    
      - Ya veo. – Dijo calmada - ¿A qué hora nos vemos? –    
      - Vamos a comer –  
      - ¿Pasas por mí?  -  
      - Te envió la dirección –
      - Pero Thiago… - reclamo
      - Tengo un día complicado y si quieres que pasemos la tarde de compras no puede ser de otra manera –       - Ya veo – suspiro – Me envías la dirección ¿Vale?  
      - Te veo luego –    
      - Un beso mi amor –


Tenía la mañana tan ocupada que no tuve tiempo de avisarle a Renata que no estaríamos solos, tampoco pensé que fuera a importar mucho.  Cuando a la una pase por ella, estaba tan guapa que evitaba mirarla, para que no me la pusiera dura. La comida iba a ser dura. ¡Muy dura!   

      - Hola – me saludo tímida depositando un beso en la mejilla.
      - Hola – logre articular al tiempo que le abría la puerta del copiloto.  
      - Lamento sacarte de tus obligaciones, pero no conozco a nadie más en esta ciudad. Bueno tenía amigas cuando era niña, pero no sé qué será de ellas. Y no me apetecía pasar la comida con Cota.      
      - Lo entiendo -  le sonreí – Puede llegar a ser un verdadero fastidio esa niña.  
      - Creo que si – se acomodó el cabello tras la oreja – Es muy poco lo que la conozco y tampoco sabe que hago aquí  
      - Lo sé. Me estuvo preguntando anoche –    
      - ¿Le dijiste algo? – volteo para mirarme y pude notar su nerviosismo  
      - ¡Claro que no! Solo lo que presumí que sabía –
      - ¿Y eso es? –    
      - Que querías pasar una temporada con tu familia –  
      - Lo mismo que le dije yo -  río – Aun así no cree, y no para de preguntar por Ernesto y todas esas cosas
      - Ves – le tome la mano en señal de cariño – Un fastidio    
      - Y yo terminare siendo el tuyo -    
      - No te preocupes ¿Te gusta la comida Italiana? –  
      - Claro que si – sonrió  
      - Bien, porque es allá donde vamos -    

Durante los veinte minutos restantes seguimos conversando cosas triviales, sin mayor importancia. Cuando aparque el coche me baje velozmente para hacerla de caballero y ayudarla a salir.   

      - Wooow – dijo sujetando mi mano – Que caballero  
      - Gracias. Me educaron muy bien –    
      - No me pareció eso hace años -  
      - Yo -  no supe que decir, sacaba así sin más ese tema. Yo no estaba preparado aun, o tal vez sí. Pero que le podía decir.  
      - Ya no lo dije para molestarte. – sonrió  
      - Me pillaste por sorpresa – dije mientras posaba mi mano sobre su espalda para guiarla    
      - jajajajajajaja.- Se burló  - Ni te cuento yo  
      - Era un niño – aclare  
      - No lo parecías – rio - ¡No eras un niño! ¿O sí?    
      - Tu qué crees – aproveche de burlarme – Fueron tus amigas las que nos ayudaron a entrar esa noche           - Lo recuerdo – dijo – Pero también nuestra diferencia de edad no era mucha
      - Nop. Tres años –  
      - ¡Tenias 18! – Dijo sorprendida – Pase mi despedida de soltera con un niño    
      - No lo era – fruncí el ceño    
      - Lo eras, pero no lo parecías –  

El sujeto de la entrada abrió las puertas para nosotros y cuando guiaba a Renata a ingresar un grito nos detuvo en seco.   

      - No me lo creo – dijo esa voz acercándose a nosotros  
      - ¿La conoces? – pregunto Renata acercándose a mi  
      - Claro que me conoce zorra – discutió Andrea  
      - ¿Thiago? – me miro Renata
      - Lo olvide – le susurre a Renata – Te agradara  
      - No lo creo – susurro ella.
      - ¿Por eso no me fuiste por mí? ¿Por esa? – alzo una ceja Andrea  
      - Tranquilízate – le indique, tomando su mano – Respira  
      - Estoy tranquila – rechino entre dientes  
      - Renata ella es Andrea – suspire – Andrea ella es Renata.    
      - Mucho gusto Andrea. – dijo una sonriente Renata estirando su mano de manera muy formal.    
      - Para mí no lo es – dijo ignorando su cordialidad - ¿Vamos a comer con ella mi amor?  
      - ¿Mi amor? – pregunto Renata    
      - No te lo dijo ¿verdad? – dijo Andrea pasando sus brazos por mi cuello, ignorando a Renata. Beso castamente mis labios y volteo a mirarla con desprecio – Soy su novia, su futura esposa, y próximamente la madre de sus hijos  
      - Wooow – dijo Renata – No me lo habías dicho.
      - Solo somos pololos – le aclare – Vamos a comer.


Pude notar la incomodidad de Renata frente a la presencia de Andrea. Cuando pasamos a nuestras mesa actué como un buen caballero y abrí la silla para Renata, luego la de Andrea y me senté de tal manera que la podía mirar todo el tiempo.   

      - ¿De dónde eres Renata? – comenzó el interrogatorio de Andrea, una vez que el camarero anoto nuestras orden.  
      - Española – dijo muy amable – Luego viví en Chile por…    
      - Diez y seis años – intervine    
      - Y volví a España. Hasta ayer por la mañana. –      
      - ¿Y de donde se conocen? –
      - Mi padre es amigo de los padres de Thiago. Lo conozco de antes de nacer –  
      - Y cómo es que nunca había escuchado hablar de ti – dijo con frialdad  
      - Si lo haz echo – intervine nuevamente- otra cosa es que no te acuerdes.  
      - Ósea que eres hermana de Constanza ¿O no? – pregunto de nuevo Andrea.  
      - Si – contesto Renata - ¿Y ustedes hace cuánto tiempo están juntos?
      - Casi cinco años – aseguro Andrea – Y somos muy felices  
      - Los felicito – sonrió – Hacen una linda pareja  
      - Lo somos – afirmo Andrea – Thiago tiene amigos solteros por si te interesa quedarte en Chile.   

Pude notar la tensión en Renata al escuchar eso de parte de Andrea, ella no estaba para una relación, cuando aún no estaba solucionado su pasado.   

      - Bien, basta de interrogatorios Andrea. – Dije firme  
      - Solo la estaba conociendo – hizo pucheros - ¿Te molesto?  
      - Para nada. No te preocupes – volvió esa sonrisa al rostro de Renata, lo que la hacía parecer aún más guapa, si eso era posible. Le guiñe un ojo, lo que la hizo sonrojar. Con veintiocho años aún se sonrojaba.           - Amor vi unos vestidos preciosos para el bautizo – dijo con alegría Andrea – Pedí cita en la tienda y podemos ir esta misma tarde 
      - No puedo acompañarte – le corte – Tengo una reunión con la embajada Española.
      - ¿Con la embajada? – pregunto Renata  
      - Así es. Tengo un caso muy importante y ya tengo todo para iniciar ese trabajo.  
      - Wooow  que rápido – se asombró Renata.  
      - ¿También eres abogada?  -
      - No yo no. – Aclaro – Estudie Audiovisual, pero fue muy poco lo que ejercí  
      - ¿Y ahora a que te dedicas? -    
      - Vine a pasar una temporada con mi familia. Quiero disfrutar a mi sobrina – dijo sonriente – Pasar tiempo con Ian, Dani y Thiago. Son como mis primos. Por cierto ¿Y Marcos?    
      - También conoces a ese borracho –    
      - Andrea – la regañe – Es un joven inmaduro  
      - De niño – río Renata – Recuerdo cuando Naty tenía que ir al colegio todo los días por que golpeaba a los compañeros o se arrancaba de clases    
      - O cuando en el cumpleaños de Dani se subió al techo de la carpa y estuvo un mes con yeso  
      - Pero buen susto nos llevamos, y ahí quedo la fiesta –  
      - Dani no le hablo en meses, y creo que aún no la perdonado del todo. –  
      - Esta muy guapa. Dani ha crecido mucho -    
      - ¿Ya la viste? – intervino Andrea  
      - Ayer. En una improvisada comida – dijo muy cómoda – Claro que converse más con Thiago, ya tendré tiempo de ponerme al día con ella.  
      - ¿Con Thiago? ¿Por qué no me lo contaste? – alzo una ceja  
      - Te la quería presentar personalmente – trate de salir del problema – Si te lo decía así como así ya sabes. Te podrías celosa    
      - Tengo razón – dijo con gracia - ¿A que no está guapo mi novio?
      - Andrea – la regañe    
      - Pero si tengo razón Thiago – hizo pucheros – Eres guapo, profesional y muy inteligente. Tengo que presumir al novio que tengo.  
      - Yo le encuentro razón – dijo Renata – Estas guapo, ya no eres aquel niño que yo conocí. Eres todo un hombre    
      - Gracias – dije un tanto avergonzado

Estaba claro que sus palabras de “ya no eres un niño” lo decía por nuestro último encuentro, y de solo recordarla con sus mejillas sonrojadas, el pelo alborotado sobre la almohada. Me daban descarga eléctrica pero directa al miembro. Que estaba a punto de reventar la tela de mi pantalón.   

Como siguió la conversación fue bastante tranquila, parecían que se podían llegar a llevar a llevar bien. Solo hasta que Andrea se diera cuenta que tenía intenciones de llevarme nuevamente a Renata a la cama.   
Tampoco era aquella niña, ya era toda una mujer, una muy guapa mujer. Y me veía con ella afirmándole ese rubio cabello mientras me masturbaba con su boca, con esos labios. Sacudí la cabeza para alejar esos pensamientos, tenía a mi “novia” al lado.   

Andrea como era costumbre no hacia mi vida fácil e invito a Renata a pasar el resto de la tarde juntas y después terminar bebiendo algo en mi departamento sin siquiera preguntarme.   
Yo me fui a mi cita en la embajada, ser hijo de Benjamín Lackington tenía sus beneficios y sin mucho preámbulo me concedieron la cita de inmediato.  Allí me dieron un listado de papeles que tenía que reunir entre ellos un escrito con los motivos del divorcio. Si el aceptaba firmar por voluntad propia esto terminaría rápido, pero si se negaba no teníamos más remedio que viajar e irnos a juicio por lo que tendría que validar mi título.   

Por la tarde me fui para la constructora y luego a recoger a Dani a la agencia, cuando le comunique que tanto Andrea como Renata estarían ahí me pidió ir a dejarla a casa de mis papas.   

      - Thiago. – grito Ian cuando aparque el coche  
      - Enano – y salí lo más rápido que pude para abrazarlo  - ¿Me extrañas?  
      - Mucho y lo sabes –  
      - Entren inmediatamente – grito mi madre – Ian debes ir a la cama  
      - Un momento más – le rogo – Thiago está aquí    
      - Y el papa – dijo enojada mamá. – Que mañana yo me llevo los problemas para ir a la escuela    
      - No, no, no. No daré problemas. Solo déjame estar con mi hermano –  
      - Vamos enano – le dije poniéndome a su altura – Ve a la cama y convenzo a mamá de que pases el fin de semana en mi departamento  
      - Wooow – dijo feliz - ¿Solo chicos?  
      - Vale – asentí – Nos llevamos a Marcos y él puede llevar a David
      - Si – grito feliz, y me abrazo – Eres el mejor  
      - ¿Y yo? – dijo Dani haciendo pucheros  
      - Tú eres nuestra princesa – contesto Ian    
      - Solo mía – dijo papá entrando al vestíbulo - ¿Toda la familia?  
      - Papi – lo abrazo  Ian – Thiago me llevara el fin de semana a su casa. Solo seremos chicos  
      - Yo no he dicho que si – dijo mamá – A la cama y lo pensare    
      - Bien – resoplo – Buenas noches a todos

Dicho eso se fue escaleras arriba. Cuando salió del campo visual papá dijo   

      - ¿Estás seguro que puedes con él? –    
      - ¡Claro! – Conteste – Tengo el bautizo de Nacho y se divertirá mucho  
      - No le falles – dijo papá – Te adora ese niño  
      - Y yo a él papá – abrace a Dani – Y a ti también enana.    
      - ¿Te quedas princesa? - le pregunto mi padre a Dani
      - Si claro. – Dijo pareciendo enfadada - ¿Pueden creer que llevo a Andrea y Renata a su departamento? –    
      - ¿Renata? – Pregunto mamá - ¿Mi Renata?  
      - Si mamá – aclare – Andrea la invito y bueno no me gusta nada que se acerque a Renata  
      - A mí tampoco, tu novia está loca – dijo Dani – Y Renata me parece cuerda.  
      - Lo es. -  apunto mi madre – Thiago no dejes que la perturbe. No me cae mal Andrea pero si tiene problemas y mantenla lejos de tu hermano también.
      - No comprendo que le paso a Ian con ella – dije – Antes se llevaban bien  
      - Ian es brillante por eso no la pasa – dijo Dani a quien no podía caerle peor Andrea desde hace muchos años – Podrías salir con Renata, ella me agrada para cuñada.
      - Pueden dejar su odio por Andrea un momento – aclare – Somos novios nada más. Y con respecto a Renata...
      - No – dijo en seco mi padre – Te quiero lejos de ella.  
      - ¿Por qué? – Pregunto Dani – Es guapa, me cae bien y es soltera    
      - No lo es – dijo mi padre – Thiago no quiero tener esta conversación otra vez y menos tener que repetir las cosas. Eres su abogado y tal vez su amigo. Nada más.  
      - Ya basta – dijo mamá furiosa como pocas veces lo estaba – Es tu hijo al que le hablas    
      - Por lo mismo – dijo papá – lo conozco muy bien  
      - ¡Y una mierda! – Dije furioso – Soy lo bastante grande para saber que me conviene y que no. Y quédate tranquilo papá que no me interesa Renata.

Me di media vuelta y Salí de la casa dando un portazo. Que es lo que le pasas a mi papá por que hablaba de mí de esa manera. ¡Dios! Soy su hijo, y no soy tan idiota como para tratar mal a Renata ¿O sí? Puede que alla pensado que solo me la cogería y la dejaría. Bueno eso ya lo he hecho. Pero ahora…   

      - Hijo espera – grito mamá desde la entrada  
      - Mamá por favor – pedí a grito – Tengo que irme  
      - Ve hablar con tu padre. No te vayas enojado con él. Sabes que te ama – acaricio mi mejilla  
      - Y yo a él. Mamá – dije – Pero porque mierda habla así de mí
      - Renata es una buena chica – aclaro – conoce lo que está sucediendo y no la quiere ver sufrir eso es todo.  
      - Pero yo no la quiero hacer sufrir  
      - Ella merece un hombre que la ame hijo – me acaricio la mejilla. – Y tu estas con Andrea. Ella es tu mujer.
      - No es mi mujer – le corte – Soy su novio. Solo eso. Puedo ser un buen hombre si me lo propongo. Pero no es ético que me involucre con ella. Soy su abogado.
      - Así es bebé – dijo mamá – Se su amigo, conocerás la gran mujer que es y te darás cuenta que esto es una estupidez. Renata está cerrada a volver amar, solo sufrirás a su lado. Tú eres apasionado como tu padre, pero tienes mi corazón sensible. Ya lo sabrás cuando te enamores de verdad.
      - Tal vez mamá – le bese la mejilla – Me voy. Vendré el fin de semana por Ian
      - Bien cariño. Descansa   

Durante todo el trayecto a casa, le fui dando vueltas a las palabras de mi padre. Tenía motivos para no confiar en mí, claro que sí. Era un canalla con Andrea. Pero me estaba realmente planteando tener una relación con Renata. Verdaderamente la podía llegar a amar.  Eso ya eran palabras mayores, enormes palabras. Lo que con ella había, espera con ella no hay nada. Hubo, hubo sexo, le hice el amor pero eso hace ya años luz en el pasado.  

Saque las llaves de mi apartamento frustrado por que iba a tener que verlas a ambas en estos momentos y lo que verdaderamente quería era un vaso de whisky, una ducha y acostarme. Dejar de darle vueltas a esta absurda situación. Mucho más que eso.  Mi móvil sonó en ese momento Nacho ¡Mierda!   

      - Lo siento – dije al contestar
      - Donde demonios te metes. Era la última charla y no llegaste maldita sea –
      - Amigo lo siento, se me complico el día -  suspire – vengo entrando a mi apartamento
      - Ya veo que se te complico –  
      - Lo siento de verdad – dije sincero  - El sábado estaré temprano para hablar con el sacerdote  
      - Oh. Claro que estarás temprano – dijo furioso – te pasare a buscar a las ocho de la mañana Thiago.           - Perfecto – trate de sonar alegre – Iré con Ian    
      - Sabes que no es un problema y espero que tus padres y Dani asistan también  
      - No lo sé – me agarre el cabello – No me comentaron nada      
      - Mejor dicho no lo recuerdas – río – No sé, creo que ni siquiera recuerdas la mujer que tienes todas las noches en tu cama.
      - Créeme que esa si la recuerdo – sonreí – Es imposible no saberlo    
      - Con lo loca que esta – completo la frase - ¿Viene verdad?  
      - Si – resople – Ya compro su nuevo vestido, y todo lo necesario para lucirse
      - Aun no entiendo por qué sigues con ella. –    
      - Ya no quiero hablar de eso – le corte – Nos vemos el sábado hermano  
      - Paso por ti. Cerca de las ocho. Te llamo el viernes –  
      - Buenas noches –    
      - Buenas noches  -    

Corte la llamada y metí la llave al departamento. Suspire muchas veces y respire profundo antes de abrir, necesitaba el valor para hacerlo.  Mirar a Renata sin pensar en las palabras de mi padre. Me resigne y abrí, mi sorpresa fue enorme por que al entrar todo estaba a oscuras. Al encender la luz, sobre la mesa del salón había una botella de vino vacía y dos copas.  Pero ni rastros de las chicas. Sonreí agradecido de la situación algo me había ayudado a no tener que verla en ese momento.   

Después de recoger todo me fui directo al cuarto, había sido un día de mierda y lo único que quería era dormir. Mi sorpresa fue grotesca cuando sobre mi cama, yacía el cuerpo de mi novia borracha. Resople y me fui directo a la ducha.   

      - ¡Piedad! – pedí mientras me duchaba  

Entre nuevamente a la habitación y no encontré mi pantalón de pijama. Saque un bóxer y una camiseta. Metí bajo las sabanas el cuerpo de Andrea.   

      - Tardaste – dijo con voz borracha  
      - Sigue durmiendo – le susurre metiéndome a su lado  
      - Hazme el amor – se arrimó a mi cuerpo – Te necesito mi amor    
      - Andrea estas borracha – le bese el pelo y me volteé para darle la espalda

Lo último que podría hacer es tener sexo con ella, con ella borracha.   

      - Ámame Thiago – pidió besando mi espalda por sobre la polera y con sus manos recorriendo mi abdomen – Tu disfruta amor, déjame demostrarte cuanto te amo
      - Hoy no – le pedí sacando sus manos de mi cuerpo – Hoy no
      - Ayer tampoco – reclamo - ¿Qué mierda te pasa?  
      - Estoy cansado – me excuse – Tuve un día de mierda    
      - Eso no era escusa antes – medio la espalda – Un día me aburriré de tú trato. Buenas noches
      - Buenas noches.

Apreté mis ojos, soñando con la esperanza de que ese Renata y no Andrea la que estaba en mi cama. No se que me pasa no dejo de pensarla, de soñarla y de desearla







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