lunes, 7 de abril de 2014

#6 Caminos Inesperados

Capitulo 6


      - Ian – lo llame pero me ignoro.

Salí de la cocina con los dos platos en la mano. Claro que tenía 3 puestos en la mesa todo muy ordenado y elegante, en la sala solo estaba él mirando fijamente el pasillo hacia las habitaciones. ¿Qué le pasaba a este niño?

      - Ian – volví a decir haciendo que me mirara - ¿Qué rayos te pasa?
      - Hermano no te enfades – pidió - ¿Lo prometes?
      - Sí, sí. Lo prometo – dije alzando la mano derecha en señal de juramento
      - Tome tu móvil – confeso y con eso solucionaba el misterio de que hacia mi móvil en el salón
      - ¿Y? – alce una ceja
      - ¿Puedes ir a ponerte una polera? –
      - ¿Otra vez lo mismo? – cruce los brazos al nivel de mi pecho en modo de enfado. – Lo haré, solo porque vamos a comer y sabes que es mala educación sentarse a la mesa de esa forma
      - Gracias – dijo aliviado, mirando como caminaba hacia la habitación

Tome la primera sudadera que encontré y volví al salón, casi me caí de culo cuando la vi sentada en la mesa con Ian, sonriéndole tan dulcemente

      - Buenas Noches – dije fuerte y claro para que ella se volteara a mirarme
      - Hola Thiago – dijo con una enorme sonrisa - ¿Cómo estás?
      - Bien, gracias ¿Y tú? –
      - Bien – sonrió – Gracias por la invitación
      - Yo te invite – gruño Ian
      - Así es, yo no tengo nada que ver en esto – confirme lo que él enano decía – Voy a servir otro plato

Camine hacia la cocina y mientras serbia la que sería mi comida ella entró, me sonrió y rodeo la isla que nos separaba. Se detuvo en mi espalda y como reflejo volteé para estar de frente.
Se puso de puntillas y rozo sus labios, con los míos, lleve mi brazo a su cintura y la atraje más hacia mí, nuestros cuerpos pegados y nuestros labios juntos, daban la mejor sensación de mi vida.

      - Hola – dijo separando nuestras bocas
      - Hola – le sonreí en respuesta
      - Te había extrañado – susurro - ¿Te había dicho que me gusta cómo besas?
      - Nunca – asegure
      - Ahora lo sabes, me gustan tus labios – me beso – Y me gustan mucho
      - ¡La comida se enfría! – grito Ian

Ambos nos reímos y salimos al comedor donde Ian con cara de mala leche nos esperaba.
Muertos de la risa terminamos nuestra cena, luego vino el postre y así mismo la película que el enano había seleccionado.
Las miradas con Renata cada vez eran más intensas, los roces y las pequeñas escapadas a la cocina, solo daban tiempo a algunos calientes besos.

Estábamos los tres recostados en el sofá, tapados con una manta. Con Ian en medio, nuestro contacto era mínimo, en oportunidades pasaba disimuladamente mi brazo por detrás para acariciar su cabello. Necesitaba sentirla cerca.

      - Creo que se durmió – susurro Renata quien acariciaba los cabellos alborotados de Ian, que tenía su cabeza apoyada en el regazo.
      - Lo llevare a su cuarto – Asegure poniéndome de pie

Cuando lo cargue en mis brazos este fregó su carita contra mi pecho, hablando incoherencia. Renata llevo sus manos a la boca para no soltar una carcajada.

      - Es un payaso – dije cuando volví al sofá, pero esta vez con mi cuerpo pegado al de ella.
      - Es encantador – dijo ella, apoyando su cabeza en mi hombro, donde pude oler su maravilloso cabello – Pero muero por besarte

No la deje hablar mucho más, antes de capturar sus labios contra los míos, suavemente nuestras lenguas se entre lazaron en una armónica danza.
La recosté en el sofá dejando caer mi cuerpo sobre el de ella. Acariciaba sus curvas, devoraba su boca.
Sus gemidos y jadeos eran cada vez más altos, y ella alzaba su pelvis para chocarla contra la mía.
Mi naciente erección comenzaba a tener vida propia y dolía bajo la tela del pantalón.
Sus hábiles dedos se introdujeron entre los bóxer, la sujeto firmemente mientras subía y bajaba la mano para masturbarme, me hacía disfrutar de ella.
Renata era simplemente fenomenal.
Deje su boca un momento para irme a su cuello y comenzar a descender

      - Vamos a tu habitación – pidió Renata.

Ignorando su petición saque por el escote de su polera uno de sus pechos. Me entretuve jugando con su pezón erecto, me deleitaba con su cara de gozo. Mientras ella seguía con su juego en mi pene.
Decidido a hacerla mía sobre el sofá, desabroche sus jeans y reincorporándome se los saque junto con las bragas, si es que cabían en esa clasificación.
Ella aprovecho ese momento para bajar mis pantalones y bóxer hasta mis rodillas.
Así medios desnudos, medios vestidos le toque su vagina comprobando que estaba lista para recibirme dentro.
Tome la manta que estaba en el suelo y me cubrí al tiempo que la embestía fuertemente haciéndola gritar de placer.
Me quede así por un momento para luego entrar y salir mientras ella mordía mi hombro evitando así que nos pillara el enano.

      - Estoy cerca – le dije acelerando las acometidas. Ella gimió en respuesta.

Con una mano entre nuestros cuerpos, acaricie su clítoris. Sin apartar mis ojos de su rostro pude sentir lo cerca que estaba también ella.
Metió sus manos por debajo de mi camiseta acariciando suavemente mi espalda con sus uñas.

      - ¡Ahh! – grito al tiempo que un ardor, seguido de mi explosión inundo todo el lugar.

El sexo con Renata era magnifico verla correrse y escucharla gemir ¡Dios!
Mi móvil interrumpió el momento donde nos seguíamos besando y acariciando. Ignorando el sonido y concentrándome en ella, el móvil se calló, pero no por mucho por que volvió a sonar.

      - Debe ser importante –
      - Puede esperar – le dije volviendo a tomar su boca

Se separó bruscamente y me aparto.

      - ¿Qué te pasa? – pregunte extrañado por su actitud
      - Contesta – ordeno
      - No –
      - Sal, que me voy – gruño
      - Pero… - trate de protestar
      - O contestas o me voy. Simple la ecuación –

Me incorpore, subí mis pantalones, camine hasta la cocina y cuando vi la pantalla, me lleve las manos al pelo de frustración

      - Andrea – salude
      - ¡Mi vida! ¿Por qué no me cogías las llamadas? –
      - Estaba en la ducha – mentí
      - ¿A qué hora pasas por mi mañana? –
      - ¿Para qué? –
      - El bautizo mi amor – rio Andrea - ¿A qué hora?
      - Donde tengo la cabeza – resople – Se suspendió cariño, la niña está enferma y bueno luego pondrán nueva fecha lo había olvidado. –
      - Pucha amor y me quede con el vestido –
      - Ya buscaremos el momento que lo estrenes –
      - Entonces ¿Vamos a pasar el día juntos? –
      - No cariño. Fin de semana de chicos –
      - Amor no te veo hace una semana. ¡Te extraño! –
      - Que exagerada eres. Nos vimos el martes –
      - Ni me lo recuerdes – exclamo – Que aun vomito todo. –
      - jajajajaja – reí – Yo no te mande a beber en exceso –
      - Amor me envías el número de Renata me gustaría quedar con ella –

Unos suaves brazos me rodearon y sus labios me besaban los hombros, y mordisqueaban mi espalda.

      - Luego. Que pases buena noche –
      - Pero amoooooooor – protesto - ¿Ian duerme?
      - Si –
      - ¿Qué tal si me abres la puerta y nos la pasamos bien un momento? – Dijo seductoramente – Te tengo una sorpresa
      - Fin de semanas de chi… - se me corto el habla al sentir la mano de Renata en mi pene nuevamente
      - ¿Estas bien? – pregunto
      - Si, sí. Que te mejores Buenas Noches – corte

Me volteé en el acto y bese sus labios sin más, la tome por la cintura y ella enrosco sus piernas en mis caderas.


El primer rayo de luz que ingreso por mi ventana fue el que me despertó, a mi lado entre mis brazos, desnuda. Estaba el cuerpo de Renata, bese su cabello y me salí de la cama, había que ordenar el desastre que dejamos en la sala con nuestra ropa, antes que Ian se levantara y por como lo conocía. Poco faltaba para eso.

Al entrar nuevamente al cuarto deje una playera y nos bóxer sobre la cama para que se cubriera Renata, ojala no olvide que esta él enano.
Subí las sabanas hasta el cuello por si Ian entraba. Ya la sorpresa de verla iba a ser grande, encontrarla desnuda iba a ser peor. No tenía por qué ver esos pechos que tienen loco a su hermano.

Sentado en el salón como una taza de café en mis manos cogí el móvil dispuesto a llamar a Nacho. Anoche en la calentura del momento le dije algo a Andrea y ahora no tenía acompañante para el bautizo.
¡Claro que la tenía! Me sonreí a mí mismo, por lo que estaba pensando.

      - No me des malas noticias ahora – gruño Nacho al contestar.
      - ¡Hola hermano!, yo estoy perfecto ¿Y tú? – me burle
      - Si claro – río – ¿Qué te tiene tan contento un sábado a las siete de la mañana?
      - Mi ahijada –
      - Ya – me corto - ¿Qué pasa?
      - Mándame la dirección por un mensaje y a las nueve estoy ahí –
      - No confió en ti – gruño
      - Me estas confiando a tu hija idiota –
      - Verdad – río – Te la envió de inmediato
      - Genial, nos vemos –
      - Eso espero –

Rápidamente me fui camino a mi habitación, pero mi intención fue frustrada por un somnoliento Ian.

      - Hola enano – dije parándome de frente
      - Me dormí – dijo con pesar y quejándose
      - ¿Y? –
      - Yo estaba con Renata – se quejó - ¿Cómo se fue? ¿Me dejaste solo para llevarla?
      - No – le alborote el cabello – Se quedo
      - ¿Dormiste con ella? – dijo frunciendo el ceño y cargando la voz como cuando estaba enojado
      - No grites que la despertaras – dije para calmarlo – Ella durmió en mi cama – confirme – Y yo en la sala
      - Menos mal – río aliviado – Solo los novios pueden dormir juntos y ¡Wooow!
      - ¿Qué? –
      - Es mi novia – dijo – Podría haber dormido conmigo

Reí ante su comentario, eran graciosas las cosas que decían los niños a veces.

      - Ya, enano. Vete a la ducha y ponte el traje que tenemos que ir al bautizo –
      - ¿Dónde te cambiaras tú? –
      - En mi cuarto –
      - No puedes –
      - Solo me duchare y me vestiré –
      - Thiago no puedes –
      - Enano – reí – La despertare para que se arregle también
      - ¿Ira con nosotros? –
      - Solo si quiere –
      - Anda pregúntaselo – me empujo – Se la podre presentar a David como mi novia
      - jajajajaja – reí – David no está recuérdalo
      - Verdad – asintió – Yo también quiero ver a mi Abu
      - Hablaremos con papa para ir en tus vacaciones -
      - Pero para eso falta mucho –
      - Ya – le corte – Vete a bañar
      - Vooooy – río

Dando media vuelta volvió a entrar en la habitación lo seguí y deje su ropa sobre la cama, para que se estuviera listo en un rato.

      - Vamos perezosa despierta – dije mientras le daba besos por toda la cara a mi Ángel rubio.

Pero era inútil, ella no despertaba, al rozar sus labios sentí como sonreía. Aun sin abrir sus ojos, abría sus labios para darme acceso a su boca, a su lengua.
Me deje caer sobre su cuerpo y nos comenzamos a besar cada vez más intensos, cada vez con más pasión. Al darme cuenta para donde iba encaminado esta situación me separe de sus labios y le dije.

      - ¿Vamos a un bautizo? –
      - ¿Qué? – pregunto incrédula
      - Soy el flamante padrino y no tengo pareja – hice puchero
      - Tienes novia Thiago, dile a ella – me dijo besándome en los labios nuevamente – Yo no puedo
      - Vamos – afirme – Duchémonos y pasamos a tu casa para que te pongas un lindo vestido.
      - Dije que no –
      - Y yo que si –
      - Thiago – gruño
      - A la ducha Srta. –
      - Señora aun – y su expresión cambio – Sal de encima para marcharme antes que Ian me vea aquí. No quiero responder sus preguntas
      - Ya lo sabe –

Luego de contarle la mentira que le había echado a mi hermano, me volvió a besar y la lleve sobre mis brazos a la ducha.
Nos besamos por mucho rato hasta que volviendo a ser consciente de la hora nos salimos para vestirnos.
Ya dentro de mí traje negro con corbata agua azul que ella eligió. Ella hermosa como siempre con sus jeans y polera con un escote hermoso. Aun que lo mejor estaba debajo de esa ropa, mis bóxer blancos hacían que su culo se viera aún mejor de lo que era.

Una vez arriba del coche Ian nos preguntó que habíamos hecho luego que él se durmió, una sonrojada Renata le dijo muy segura – Ver una película y luego irnos a dormir. – Él se creyó toda nuestra mentira aunque de favor le pedimos que no le contara a nadie que Renata había alojado en casa.
Él sabía que yo tenía una novia, y cuando estuvimos solos le dije.

      - Enano, sabes que si Andrea se entera, se enojara muchísimo conmigo. Y yo no quiero que eso pase. Quiero pedirte que no se lo comentes a nadie, será nuestro secreto ¿Vale?
      - ¿Ni a nuestros padres? –
      - No enano, ni a ellos. – Confirme – Se molestarían conmigo, por llevar mujeres a casa estando tú. No te dejarían ir más
      - No les diré – aseguro – Sera secreto de los tres.
      - Así es – Para sus 6 años era muy maduro el enano.

Estuvimos otra media hora sentados en el coche, Ian rezongaba por lo mucho que se demoraban las chicas en ponerse un vestido y zapatos. Yo solo reía con sus ocurrencias.
De pronto bajo los tres escalones de la entrada con su hermoso vestido color plata, su pelo con algunos risos y los otros en un perfecto moño.
Tuve que acomodar mi pene que comenzaba a inflamarse dentro de la ropa. Me baje antes que llegara al coche y le bese la mejilla al tiempo que susurraba en su oído.

      - Estas guapísima, no sabes las ganas que tengo de irnos a otro lado y controlar esto – señale con la mirada mi entrepierna.
      - Luego mimare a mi amigo personal – río a carcajada
      - Apresúrense que llegaremos tarde – grito el gruñón desde el coche.

Sonreímos y como todo un caballero abrí la puerta para ella, con los puestos en Ian. Moría de ganas de besarla.

      - Ian, quédate con Renata un momento. –
      - Si –
      - ya vengo voy a hablar con el sacerdote – le indique a Renata guiñándole un ojo

Cuando Nacho e Ingrid me vieron entrar en la oficina, respiraron por fin con tranquilidad. Le explique el motivo de mi ausencia a la última charla y luego de confirmar que estaba dispuesto a cuidar y velar por Trinidad estando y no estando sus padres pudimos volver a salir a la entrada principal donde ya comenzaban agruparse algunos de los invitados.

      - Nacho te presento a Renata – dije orgulloso de la bella mujer – Renata, Nacho uno de mis mejores amigos
      - Mucho gusto – contesto ella sonriente
      - Para mí igual- dijo Nacho – Ella es Ingrid mi mujer, y mi pequeña Trinidad
      - Un placer – le dijo besando la mejilla de Ingrid y luego Triny
      - Para mí igual – le contesto sonriente mi futura comadre – Te felicito por Renata es muy guapa
      - Es mi novia – intervino Ian
      - ¿Así? – le dijo Nacho
      - Sí. ¿Cierta Renata? – pregunto angustiado
      - Sí. Somos novios con este guapito – sonrieron todos
      - Entonces te felicito a ti cariño. – Acoto Ingrid – Esta hermosa tu novia
      - Gracias – le dijeron ambos
      - Te la quito el enano – me susurro Nacho – Ya me contaras todo ¿Dónde está Andrea?
      - Luego, luego. – Le corte - ¿Tenemos que entrar?
      - Si, por favor – dijo Ingrid – Renata, tú e Ian síganme
      - Nos vemos luego – le guiñe un ojo – Enano pórtate a la altura
      - Si, yo la cuidare – dijo seguro y le tendió la mano. Y siguieron a Ingrid

Con Nacho los observamos en completo silencio, como movía ese culo al caminar, como se contorneaba.
Antes de entrar a la iglesia se puso de frente a Ian y el niño asintió con la cabeza, le tendió la mano a Ingrid quien le indico una dirección a Renata. Esta asintió y camino de vuelta donde yo estaba aún mirando como idiota. Se apresuró en llegar a mi lado y sin decir nada me beso.
Fue un beso distinto tierno y ubicado por el lugar de donde nos encontrábamos.

      - Estas guapo – me dijo dando otro beso y marchándose por donde vino.
      - ¿Qué fue eso? – Pregunto Nacho - ¿Están saliendo?
      - Algo así – confirme – No. Es solo sexo – rectifique
      - ¿Solo sexo? – Alzo una ceja – ¿De dónde os conocéis?
      - De niños – conteste – Hija de un amigo de la familia
      - Guapa la condenada  -
      - ¿Quién? – la inconfundible voz de mi padre a mi espalda. ¡Mierda!
      - La amiga de Thiago – mi padre alzo una ceja y mi madre me beso la mejilla
      - Dani te manda sus disculpas – dijo dulce como siempre - ¿Dónde está mi bebé?
      - Acaba de entrar con Ingrid venga la acompaño –

Debía decirle que estaba con Renata, pero no sabía cómo abordar el tema. La que se me iba armar con papá.

      - ¿Andrea esta con él? – pregunto papá
      - No – dije – Andrea está enferma y no pudo venir
      - Ya veo – dijo muy serio
      - ¿Y con quien está tu hermano? – pregunto mamá frenando antes de entrar
      - Tranquila, esta con su novia Renata – dijo Nacho echando por tierra mi plan para decirlo.
      - ¿Qué hace Renata aquí? – gruño mi padre
      - Benja, cariño. – trato de calmar mamá.
      - Ahora no cielo. – Le corto - ¿Thiago?
      - Ian quiso invitarla – justifique – Y debido a que Andrea no venía, no vi el problema. A demás sabía que ustedes vendrían y se la pasaría bien. Necesita distraerse y aquí no conoce a nadie.
      - Tú hijo tiene razón – ayudo mamá.
      - ¿Algún problema? – pregunto Nacho
      - Nada – dijo mamá – Solo, que no sabíamos que vendría Nata. Pero vamos a hacerle compañía.
      - Vamos –

Confirmo mi padre tomando su brazo, cuando los vi desaparecer de mi visual tome el móvil para ponerla sobre aviso.

“Van mis padres. Todo fue idea de Ian. Quiero desnudarte”

“¿Qué fue idea de Ian? Yo de besarte”

“Que vinieras hoy, luego te explico.
Cuando esto termine haremos eso y mucho más”

“Espero mi explicación. Hoy tengo que dormir en casa
O sospecharan”

“Rayos. En un momento de la fiesta nos escapamos
Y te hare gritar.”


Ingresamos a la iglesia y comenzó la ceremonia, luego de lecturas, promesas y compromisos fue bautizada.

Trinidad Paz González Escobar
Mi pequeña ahijada. Una vez finalizada la ceremonia aun con la niña en mis brazos, camine donde estaba mi familia para indicarles que debían ir al lugar de la recepción.

      - Ian te vienes con nosotros – dijo mamá.
      - Pero mamá – reclamo – Fin de semana de chicos
      - Ya. Pero tengo que cambiarte, no creo que Thiago haya pensado en eso. Y si no te cambias no podrás jugar. –
      - Tengo una novia – gruño – No juego
      - Si claro. – Le dije – Te vienes con nosotros y se acabó. O esta noche duermes en tu cama.
      - Si mamá. –

Las terribles miradas que me enviaba mi padre me decían mucho. Realmente estaba furioso y lo estaría más si supiera que ya la he tenido en mi cama.

      - Nos encontramos allá – dijo mamá tomando a Ian en contra de su voluntad
      - Si – confirme – Yo y los padres somos los últimos en salir
      - De acuerdo – y cuando se iba, volteo y me miro – Por cierto, esta guapa la madrina. ¿Cómo se llama?
      - Giselle Godoy –
      - Lindo nombre y además muy guapa – rio - ¿Viene Andrea?
      - No mamá – gruñí – Está enferma por eso no vino
      - Da igual – rio – Nadie la extraño. Chicos nos vemos en un rato

Teníamos una ventana de tiempo, que no pensaba desaprovechar. Yo a esa comida llegaba satisfecho de Renata, sonreí al imaginar lo que le haría.
 
      - Renata ve con tu tía – dijo mi padre furioso, ella solo asintió y camino tras de mi madre. Al ver a los ojos sabía que teníamos mucho que decirnos. – Thiago ¿Qué mierda pretendes? Tenemos que aclarar unos puntos.