lunes, 20 de enero de 2014

"Algo llamado amor" Cap XLVIII

Día tres en Barcelona y nada es fácil, Benjamín no me pone nada fácil. Después que llegamos de la cena la segunda noche me dejo en la puerta de la habitación, de su maldita habitación, con ganas de más besos. La manera en que me dio las buenas noches solo me dejo encendida y sola. Mi juego se estaba volviendo en mi contra. En la mañana siguiente llego con una bandeja de desayuno y una rosa azul. Luego de besarme y cuando los besos se estaban poniendo interesantes se fue, maldita sea se fue. Mi cuerpo le demuestra a cada instante que lo necesita, que añora sus caricias, aunque me hago la fuerte, la fría, no me está resultando mucho.

Mi bebé cada vez que lo siente cerca me hace saber que le gusta su contacto, aun sus patadas no son perceptibles para aquel que toque mi vientre. Como si Benja supiera que al bebé le gusta su contacto cada vez que está cerca me pone su mano o besa mi vientre. Lo dije nada fácil. Se tomó muy enserio sus propias palabras de que era suyo y lo tocaría cada vez que quisiera.

La tarde del día dos Victoria (quien estoy segura está en complicidad con él) Me invito al centro comercial. Aproveche de comprarme un abrigo y un par de botas, ya que mi ropa no estaba muy apropiada para el clima. Cuando llegamos al departamento Benjamín tenía una perfecta cena romántica en la terraza, había pensado en todo, incluso tenía un calefactor para exteriores.
Esa noche, espero a que estuviera dentro de la cama para besarme y luego arroparme.
Las malditas hormonas ya no me producían llanto, me estaban produciendo otra cosa.


Hoy cuando me desperté él estaba sentado al lado de la cama con una hermosa sonrisa, me cabree de solo verlo ahí. Cuando intentó besarme, hice un movimiento de cabeza para evitarlo y funciono. Su sonrisa cambio por un ceño fruncido y abandono la habitación.
Me duche y me vestí, llegue a la cocina y Victoria me saludo con una hermosa sonrisa mientras estiraba su mano para acariciar mi vientre.

      - ¿Quieres desayunar? – me pregunto sirviendo un café. Que no era para mí
      - Gracias. – Le dije – Pero voy de salida
      - Con mayor razón desayuna primero – me dijo subiendo el tono, para que Benja la pudiera escuchar. – Te preparo algo ligero
      - No. – Le sonreí – Quede con alguien para desayunar

Frunció su ceño al mismo tiempo que Benja entraba a la cocina con cara de mala leche.

      - Bueno días – le sonreí y pase por su lado
      - Renata – me llamo cuando yo tomaba mi bolso del sofá. Lo ignore

Hice el intento de abrir la puerta del apartamento, y digo intento por qué tan rápido como lo ignore el llego a poner su mano para impedírmelo

      - Bueno días – me dijo tratando de sonar relajado
      - Permíteme – le acaricie su mano para luego apartarla de la puerta
      - ¿Dónde van? – me miro hacia abajo. - ¿Dónde llevas a mi bebé?
      - Por ahí – le indique
      - ¿Por ahí? – me miro con cara de mala leche
      - Sí. He quedado para desayunar. – Le sonreí – A demás ya estoy un poco aburrida de estar encerrada.
      - Podrías habérmelo dicho y te llevo a recorrer la ciudad – me dijo cargando su cuerpo sobre la puerta y con sus manos acariciando mi vientre
      - No. Gracias. No quiero interrumpir tu día. – le sonreí
      - Estas muy feliz esta mañana ¿Algo especial? – me pregunto aún más cabreado
      - Apártate por favor que llego tarde –
      - No vas a salir de este apartamento sin mí – me dijo con mucha seguridad.
      - ¡Que va! Soy una persona libre y soltera para hacer lo que se me venga en gana
      - ¿Libre y soltera? – pregunto
      - Aja. –
      - Lo dudo – dijo sarcásticamente
      - No porque cargue a tu hijo quiere decir que te pertenezco – me burle – Ya no.
      - Para tu juego. No puedes salir porque quiero llevarte a un sitio. –
      - Mañana tal vez – le dije ya cabreándome
      - Es hoy. – Me dijo furioso – Ve a desayunar mientras me arreglo para que nos vamos
      - ¿Perdón? – Alce una ceja – Yo he dicho que no.
      - Bieeeeeen – se rindió – Como quieras

Se apartó de la puerta y me vio salir, con una sonrisa enormeeeeee. Me tomo más de quince minutos conseguir un taxi, pero me tomo más de media hora decidir dónde ir. Claro yo no conozco la ciudad y no conozco a nadie tampoco. Bueno salvo Mariano. Si, si lo llamaría a él. Marque por lo menos cuatro veces y no me cogía la llamada. Le envié un texto


“Hola. Estoy por Barcelona, te marque pero
No me pude comunicar. Llámame. R”


Espere unos diez minutos y nada, al final le dije al taxista que parara cerca de alguna cafetería.
Desayune en un local y luego camine un par de calles hasta que mi bebé se pronunció y me detuve por una fuerte punzada en el vientre. En ese momento me di cuenta que había sido una mala decisión salir.


Me sentí sola en medio de la ciudad sin conocer calles ni nadie. Otra punzada llego y me decidí en llamar a Benjamín. Lo primero que hice fue fijarme en los nombres de las calles o algún punto de referencia para indicarle.

Al segundo pitazo contesto

      - Renata – me dijo muy cortante
      - Ahh – exclame cuando otra punzada un más fuerte que las anteriores llego
      - ¿Dónde estás? – me gruño de inmediato
      - Afuera del metro Fontana. – Le indique – Me duele el vientre
      - Quédate ahí – me indico – Voy enseguida

Corto la llamada sin más, busque un asiento cercano y lo espere. Lo espere. Cuando las punzadas se hacían aún más fuertes, una señora se acercó a mí.

      - ¿Se siente bien señorita? – me pregunto muy amable
      - No. – le indique frotando mi barriga
      - El hospital está aquí cerca. – Me indico – La acompaño hasta allí
      - Espero a… - y no supe que decir, a quien esperaba. A Benjamín. Pero no era ni mi novio, ni mi prometido. No era nada.
      - ¿Su esposo viene por usted? – me pregunto examinando mi cara
      - Sí. – le indique para evitar más preguntas – El venia para acá
      - El tráfico a esta hora puede ser horrible. Vamos la acompaño son solo un par de avenidas. Lo llamamos y le indicamos –
      - Gracias. – nos pusimos de pie y emprendimos camino hacia el hospital, según ella estaba cerca, a mi cada paso se me hacía más eterno. Mi teléfono pito al tiempo que otra punzada venia. Como pude saque el móvil del bolsillo y conteste
      - ¿Dónde estás? – me gruño Benjamín solo al contestar
      - Voy camino al hospital – le indique
      - Te pedí que me esperaras. ¡Mierda! Renata puedes ser tan irresponsable a veces – me gruño - ¿Qué hospital?

Mire la cara de la señora quien por alguna extraña razón me sonreía.

      - No lo sé. – le indique en un susurro - ¿A qué hospital vamos? – le pregunte a la señora.
      - Hospital de Sant Pau – dijo fuerte y claro.
      - Lo tengo. – Me dijo antes de que pudiera repetirle el nombre - ¡Dios! Mi amor llego en menos de cinco minutos. ¿Te sientes mejor?
      - No. Estos dolores cada vez son más fuertes –

No dejamos de hablar hasta que le dije que estaba entrando al hospital por el sector de urgencias. Me dijo que él ya estaba aparcado y nos encontrábamos dentro.
Me acerque calmadamente seguida por la señora al mesón.

      - La señorita no se siente bien – Le dijo la señora. – Viene con punzadas o posibles contracciones
      - La ingresaremos enseguida. Su nombre por favor –
      - Renata Blavi’s – la voz de Benjamín llego por mi espalda al momento que pasaba su mano por mi vientre – Ya estoy aquí mi amor. – dijo besando mi cabello.

Lo seguido fue todo muy rápido, me ingresaron en silla de ruedas hacia un box, donde pasado unos minutos vino una doctora a verme. Preguntas de rutina. ¿De cuantos meses? ¿Qué tipo de dolores? ¿Su médico tratante?
Me hizo sacarme todo de la cintura para abajo, al momento de sacar mis bragas una pequeña mancha roja asomaba, mis piernas comenzaron a flaquear en ese mismo instante.
Cuando la doctora estaba por comenzar a chequearme las cortinas del box se corrieron y la cara de susto de Benjamín me llego al corazón

      - No puede estar aquí – le indico muy tranquila la doctora
      - No voy a ir a ningún lado hasta saber que mi bebé está bien – le gruño llegando a mi lado y tomando mi mano, lo cual agradecí. Tenía miedo nuevamente
      - Ya lo llamaremos y lo haremos pasar una vez que la revisemos – le volvió a indicar la doctora.
      - Le ahorro ese trabajo. Por qué no voy a salir – le volvió a gruñir.

La doctora me miro, Benjamín me miro y asentí con la cabeza.

      - Sera una excepción  – le dijo sonriente la doctora.

Metió sus manos entre mis piernas y me reviso. Todo ese tiempo tenía los ojos pegados a los de Benja, quien me acariciaba el cabello en señal de tranquilidad.
No sé cuánto tiempo después, la doctora me indico que estaba todo perfecto pero tenía que guardar reposo, Benjamín asintió y le dijo que se haría todo como ella nos dijera. A su vez pregunto que si era apropiado viajar ya que nuestros boletos estaba listos para cuatro días más.
Luego de una charla de seguridad acerca de los viajes la doctora accedió.

      - Renata, no es muy normal que a tu avanzado embarazo hallas tenido sangramiento. Puede ser debido algún estrés o presión. Te sugiero que estos días no hagas ningún movimiento brusco y camines lo menos posible, si vuelves a notar sangre en tus bragas, te vienes de inmediato. Terminaste el 1er trimestre de tu embarazo, pero lo importante es que tu bebe no se adelante en nada, él está creciendo y necesita seguir allí por unos meses más. Aun no estás en la mitad. Reposo absoluto y nada de sexo. – miro a Benjamín. Quien asintió – No veo necesario ingresarte para que pases la noche. Pueden ir a casa y descansar. Renata reposo absoluto – volvió a decir.

Rato después salimos de nuevo a la sala de espero, yo sentada sobre una silla de ruedas. Mire por todos lados para ver si podía ver a aquella señora y de ella nada. Me encogí de hombros y nos fuimos sin más.

Todo el camino de regreso tuve que aguantar los reclamos de Benjamín, estaba que le decía unas cuantas frases bien hechas, pero me arrepentí, si había sido culpa mía esta situación. Solo esta situación.
En el departamento una angustiada Victoria nos estaba esperando, que al vernos llegar me abrazo y me dio unos cuantos besos en las mejillas.

      - Me alegro mucho que estén bien – me dijo
      - Solo fue un susto – le dije tratando de quitarle importancia. Ahora pequeña mentirosa y hace unas horas estabas aterrada.
      - A la cama – me dijo Benja, tomando mi mano y arrastrándome hacia la habitación
      - Quiero quedarme en el salón – le dije zafando mi mano de la de él.
      - ¿Qué? – me pregunto con cara de confundido
      - Quiero quedarme en el salón – le repetí
      - ¡Dios! – Dijo mirando el cielo - ¿Qué parte de… Tienes que guardar reposo no has comprendido? – me dijo un tanto frustrado.
      - Hare el reposo. – Le dije sentándome en el sofá – Pero no pienso estar aburrida en la habitación. – dije cruzándome de brazos. Victoria al no querer intervenir, salió rápido del salón y nos dejó solos.
      - ¿Qué voy a hacer contigo? – Dijo sentándose a mi lado – Quiero que te vayas a la habitación, te recuestes y descanses – dijo ya un tanto más calmado, o por lo menos aparentándolo
      - Mira que me recuesto acá. – Le dije arrastrando mi cuerpo por el sofá – Si sales puedo incluso estirar los pies – le sonreí
      - Cama – dijo serio, pero llevo mis piernas a su regazo
      - Me pasas el mando de la televisión – le pedí sonriendo

Resoplo, resoplo y suspiro. Pero termino accediendo. Me entrego el mando y yo encendí la televisión. Cambiaba de canal cada cinco segundos nada llamando mi atención, bueno si algo la llamaba. Él. Suavemente arrastraba sus manos por sus piernas hasta que las apoyo en las mías. Aun a través de los vaqueros podía sentir como mi piel quemaba por su contacto.

      - Vamos a la cama – me susurro presionando suavemente mis piernas- Te daré un masaje para que te relajes – me guiño un ojo.

Deje caer el mando al suelo, me tomo unos segundos recuperar la respiración después de sus palabras. Si claro que quería un masaje. No aún mejor que eso lo que quería era su contacto con mi piel.
Me miro esperando mi respuesta pero al ver que me estaba debatiendo conmigo misma se puso de pie. Ante mi mirada confusa se agacho un poco y me cogía por la cintura hasta que quede nuevamente sentada.
Su boca a centímetros de la mía, me sonrió. Me relamí el labio inferior esperando aquel contacto pero este solo me miro y dijo.

      - Una vez que te coja – me sonrió coquetamente – Cruza tus piernas en mi cintura. – Me guiño un ojo – Eso me facilitara caminar contigo hasta la habitación

Hice lo que me pido, pero para quedar más segura cruce mis brazos por su cuello y recosté mi cabeza en su hombro.
El no encontró nada mejor que sujetarme del culo. Sus manos sobre mi culo. Yo embarazada y con las hormonas revolucionadas y el sujetándome de esa manera.
Me embriague de su olor, de su contacto.

Suavemente me recostó en la cama, dejando su cuerpo sobre el mío por un momento.

      - ¿Quieres algo de comer? – me pregunto rozando su boca en mi oído. Me era casi imposible formular respuesta. - ¿Beber? – volvió a preguntar. - ¿Una película? – Ronroneo - ¿Masaje?

Al ver mi falta de respuesta, se levantó un poco más y mirándome fijo a los ojos.

      - Me asuste como la mierda cuando me llamaste – se lanzó hacia el lado para apoyar su cabeza en su brazo y seguir mirándome dijo – Pensar poder perder este bebé. – coloco su mano sobre mi vientre y estiro sus dedos para poder abarcar aún más espacio. – No puedo permitir volver a pasar este susto

Me perdí en su mirada en su forma de acariciar mi vientre, necesitaba su contacto. Su olor me estaba matando, su cercanía y su manera de conquistarme.
Hice el intento de sentarme en la cama, pero el tomo mi brazo para impedírmelo

      - ¿Dónde vas? –
      - Baño – apunte hacia la puerta. – Y quiero ponerme algo más cómodo.
      - ¿Te preparo la bañera? – me pregunto sentándose de un brinco. Negué con la cabeza. – ¿Me dirás a todo que no? – le sonreí. – Bien como quieras.

Se puso de pie y salió de la habitación. Era él quien estaba en plan de reconquistarme y tenía que jugarse su perdón, aun que a estas alturas yo ya lo había perdonado y solo lo estaba haciendo sufrir un poquito.

Luego de salir del baño él, no había vuelto a la habitación. Urge en mi maleta y no encontré nada cómodo. Me fui al armario de esté, y saque unos pantalones de pijama. Con él pequeñin dentro no era muy grande lo que me quedaba.

Lejos la mejor parte del día era el momento donde me sacaba el sosten. Si era la mejor parte, con lo mucho que me habían crecido. Era un relajo.
Me pare frente al espejo desnuda de la cintura, o bueno de donde se suponía que estaba la cintura. 
Mis pechos con una caída perfecta para las rodillas. ¡Puff! Pero mi barriga, mi barriga tan lisa, tan linda.

      - ¡Guapisima! – exclamo Benjamín cerrando la puerta de la habitación sin apartar la vista de mis pechos desnudos. - ¡Preciosa! – volvió a decir, mientras caminaba hacia mi. - ¡Perfecta! – dijo cuando poso sus manos sobre mi vientre. Llegando por detrás.

Nuestro reflejo en el espejo, era perfecto. Se agacho hasta quedar con su cara al lado de la mia.

      - Te ves tan hermosa. – me beso la mejilla – Aun no tenemos en nuestros brazos a esta pequeña y ya quiero tenerte embarazada de nuevo – susurro en mi oído.

Voltee la cabeza para poder mirarlo, pero este se alejo de mi y saco rápidamente su sueter y polera. Los lanzo sobre la cama y saco su móvil del pantalón

      - Pon tus manos aquí – me dijo posándolas sobre mi vientre. – Yo cubriré tus pechos con mi brazo. –

Hice lo que el me pidió. Y el con una mano cogio su móvil y nos arrastro hasta quedar mas de frente al espejo. Deslizo su brazo izquierdo suavemente sobre la barriga, para poder cubrir mis pechos. Al rozar su piel desnuda contra mis pezones estos reaccionaron de inmediato y se endurecieron. Al ver mi gesto en el espejo, lo dejo caer nuevamente. Y volvió a rozar mis pezones. Esta vez gemi al contacto.

Con su brazo derecho, puso la aplicación de la cámara y nos fotografio en esa posición.

Fueron varias tomas, una besando mi cabeza, otra mirándonos a los ojos, otra sonriendo a la cámara.  Pero la ultima y mas hermosa fue cuando este me puso frente a su pecho, me pego tanto a el que solo se venia su torso recto y las curvas de mis pechos y estomago. Levanto con su mano libre mi barbilla hasta que quedo su boca a centímetros de la mia.

Suspiro. Suspire. Gemi. Gruño y estampo sus labios con los mios. Mientras sonaban las tomas que hacía.

No tardo mas de 1 minuto en sacar fotografías, pero nuestros labios se quedaron esa posición hasta que reaccione y arrastre mis manos por su pecho, hasta llegar a su pelo donde las enganche.
Abrí mi boca y como reflejo el hizo lo mismo.

Lentamente nuestras lenguas se encontraron en una danza lenta y pausada. Nuestras manos fijas, ancladas a nuestros cuerpos. Lento, suave y con mucho amor. Así fue nuestro beso.
Ya en ese momento mis fuerzas estaban completamente perdidas, lo deseaba. Lo quería entre mis piernas y con su pecho junto al mio sudados.
Lo volví a besar, esta vez fui yo quien guio aquel beso. Mas salvaje, mas necesitado.

      - No debemos  - me dijo separando su boca de la mía.

Mis ojos cayeron, en ese momento lo solté y camine firme a la cama, toma la polera que antes había sacado y al ver como la ponía por mi cabeza sonrió.
Enojada y por sobre todo frustrada me recosté sobre la cama. Quería gritarle y enfadarme, pero a mi misma, yo debería haber dicho esas palabras no él.

Se recostó a mi lado en la cama y al ver que me moví para darle la espalda él llego a mi y me atrajo hasta su pecho. Me beso la cabeza al tiempo que con sus manos me subia la polera para dejar mi vientre al descubierto.