lunes, 31 de marzo de 2014

#5 "Caminos Inesperados"

Capitulo 5

“Anda Thiago”. Íbamos caminando por la orilla de un lago, el paisaje era hermoso, pero era mucho más hermoso verla a ella caminar con su pelo suelto y al viento. Esa pequeña tanga negra, era digno de pararse y apreciar.
“No, camina. Quiero andar en la moto”. Rezongaba mi ángel de cabello rubio.
“Me encantas”. Le dije cuando la alcance y la tome por su cintura para hacerla girar en mis brazos.
Su risa, sus carcajadas eran el sonido más hermoso, mejor que un pájaro cantar.
“Bájame, la gente nos mira”. Pare y la puse de frente a mí, sus pies tocaban la arena, pero sus labios tocaban los míos.
“Te voy a besar”. Le dije seductoramente “Muero por besarte”
“Estas tardando” Rezongo y acorto los centímetros que separaban nuestros labios.
En el traje de baño comenzó a sonar un móvil y por más que lo ignoramos seguía sonando una y otra y otra vez.
“Voy a contestar” Le dije separando un poco nuestros labios. Asintió con la cabeza.
Saque mi móvil y lo lleve a mi oído sin siquiera mirar la pantalla. Sin perder la conexión con sus ojos. Era muy fácil perderme en sus ojos, ellos me incitaban a estar por siempre mirándolos.
“Lackington” conteste, pero el móvil seguía sonando. Esta vez más lejos.

Comencé a ver todo borroso, todavía la sentía entre mis brazos pero se desvanecía en el acto, se esfumaba de mí.

El móvil seguía sonando me aparte un poco de ella, pero con la mirada fija en ella para no perderla 
de vista.

      - ¡Mierda! – Exclame sentándome bruscamente en la cama - ¡Todo fue un sueño!

Mire la mesa de noche y ahí estaba el culpable de todo, la pantalla aún estaba encendida y pude apreciar el nombre de “Mamá” mire la hora y eran cerca de las nueve de la mañana
Devolví la llamada y al primer tono contesto.

      - Hijo por el amor de dios, llevo toda la mañana llamándote – reclamo - ¿Dónde estás?
      - ¡Mierda! Mamá me dormí. Llego lo antes posible –
      - Thiago apresúrate, tenemos esa reunión a las 11 y antes revisar el contrato –
      - Lo sé, voy volando. Me ducho y salgo para allá –
      - ¿Te fuiste de fiesta? –
      - No – resople – Sabes que hace años no lo hago.
      - Si claro – río – Accionista, Abogado y miembro importante, se duerme porque si
      - Con respecto a las acciones - 
      - No. Ya lo sabes – me corto.

Llevaba años queriendo devolverle ese 25% que estaba a mi nombre. No lo encontraba justo, toda 
la vida había sido de ella y cuando yo nací, papá las adquirió y me las regalo teniendo un año o 
dos. 

Pero este año tenía un plan, sus bodas de plata. Y ese sería mi regalo para ella. Se lo había comentado a papá y él estaba de acuerdo y por su parte Dani haría lo mismo con las que ella tenía en la Agencia.

      - Te amo mamá – dije para que volviera a olvidar el tema
      - Yo te amo más mi vida. Apresúrate –

Corte la llamada y mire donde anoche estaba el cuerpo de Andrea y no había rastro de ella.
Tampoco estaba su ropa sobre el mueble. No le di importancia y me fui a la ducha. 

Corrí a la cocina para prepararme un café, pero me lleve una sorpresa. Renata.

Renata estaba en mi cocina con mis pantalones y camiseta de dormir. Me quede en el umbral observando como intentaba hacer funcionar la cafetera. Mientras su hermoso pelo, ese mismo con el que había estado soñando algunas noches, pero hace unos momentos también.

      - Debes apretar el botón de la derecha – dije

Renata se sobresaltó y volteo botando la taza que estaba a su lado. El sonido retumbo por toda la cocina.

      - Perdona – dijo y se agacho a recoger los trozos quebrados me apresure en llegar a su lado. Me puse a su altura y tome sus manos.
      - Deja yo lo hago – susurre cuando encontré su mirada

Aquellos ojos eran aún más hermosos que los de mis sueños, podía estar todo el día mirándolos y no me cansaría, no perdería mi tiempo.

      - Me asustaste – se disculpó – No sabía que aun estabas aquí
      - Es mi departamento – sonreí - ¿Qué esperabas?
      - Que vergüenza contigo – se sonrojo y bajo la mirada – Andrea dijo… Y bueno tenía llaves… lo siento Thiago
      - Tranquila – le ayude a ponerse de pie – No pasa nada
      - Bebimos y... –
      - Ya Renata – le corte nuevamente – Vamos vete a la ducha y yo preparo café
      - Gracias pero no. Ya he dado muchas molestias –
      - A mi ninguna – le sonreí – Bueno sí. Cuando desperté la primero noche y tú no estabas a mi lado.
      - Eso… creo que tenemos que hablarlo. Quería hacerlo ayer en la comida, pero estaba tu novia y no creo que ella lo sepa.
      - Nadie lo sabe – confirme – Eso fue nuestro. Y no tenemos que hablarlo, ya pasó. Éramos jóvenes y bueno no me arrepiento.
      - No parecía eso ayer, cuando te saque el tema –
      - Jamás pensé que fueras a bromear con eso. Fue sorpresivo. Nada más –
      - Si claro. – Se río – Me iré a duchar si no te importa
      - Ve – le indique
      - Gracias –
Espere pacientemente mientras ella se duchaba. Prepare un par de tostadas, unos café y jugo de naranja.
La isla de la cocina me pareció fea, mantel blanco y a utilizar el comedor que aquí había.

      - Solo era un café – me dijo sonriente saliendo del pasillo de la habitación
      - Yo no he desayunado y dicen que es la comida más importante del día – me burle
      - Siendo así –

Durante nuestro primer desayuno, pero esta vez como amigos la puse al tanto de la reunión de ayer con la embajada
El trámite es simple, si el demandante firma los papeles, no estamos pidiendo compensación económica. En realidad no estamos pidiendo nada. Solo su libertad. Esperábamos que Ernesto lo hiciera de inmediato o por lo menos yo lo esperaba, ella estaba segura que no sería hacia y ya se lo había dejado claro en un mail.

      - Nos sirve como prueba – le dije en el tono profesional. – Reenvíalo a mi correo
      - No, Thiago. Solo confórmate con saber que nos dará la pelea –
      - Y yo también - confirme
      - Yo no estoy tan segura de si en algún momento seré libre -  
      - Mientras confíes en mi – le guiñe un ojo – Como mucho en un año ya serás libre
      - Tienes tanta confianza en que así será. Me da esperanza –
      - Debes tenerla – sonreí - ¿Y qué tal anoche? – cambie de tema
      - Tú novia es un caso – río – En la tarde me odio y me gane un par de insultos. Pero al final del día termino siendo mi mejor amiga. Me contó muchas cosas
      - ¿Cómo qué? – alce una ceja
      - De su comienzo, de cómo es contigo y como eres con ella. De que tío Benja y Nata no la pasan mucho. Que Dani no la mira. Me dio pena
      - ¿No hablas en serio? –
      - Si la familia de mi prometido me tratara con indiferencia… -
      - Pololos/Novios – aclaré
      - Ella me dijo que se casarían –
      - No – le corte – No, no puedo hacer eso si no estoy enamorado –
      - Pero ella sí lo está –
      - Peor para ella –
      - No lo entiendo. No estás enamorado pero si la mantienes a tu lado. Si le das esperanzas y llevan años –
      - Es un tema del cual no me gusta hablar –
      - Como quieras – le quito importancia
      - Sé que no puedo exigirte cosas – asintió – Pero no quiero que seas amiga de Andrea
      - ¿Por qué? –
      - Solo hazlo –
      - No. Thiago. Yo no puedo decirte eso. Solo la quieres lejos mío porque me va a confiar sus cosas y eso no te conviene.
      - No es eso –

Me puse de pie de la mesa del comedor y camine hacia su lado, moví su silla para que estuviera de frente a mí. Me arrodille hasta quedar a su altura. Con mis brazos le cerré el paso, y con el libre sujete su cuello.
No lo pensé dos veces y me abalance sobre sus labios, los mordisque, los lamí hasta que entreabrió su boca y metió su lengua en la mía.

Reacciono a mis caricias, respondió a mis besos. Ambos nos perdimos en el momento, en nosotros mismos, nada nos importaba. Solo ella y yo.

      - Esto está mal – dijo separando nuestros labios
      - ¿Por qué? – Pregunte mordisqueando sus labios – Ambos lo queremos. Renata he soñado por años con este momento. Con poder volver a besarte
      - Eres un mentiroso –
      - No es así. Es la verdad ven deja mostrarte – le estire la mano para ponerla de pie – Cada noche durante seis años soñaba con este cabello – se lo acaricie – Con estos labios – la bese – Con tu olor – baje a su cuello – Con tus manos sobre mi cuerpo

Volví a su boca en busca de más, le devoré los labios lento y salvaje, nuestras lenguas danzaban con vida propia. Era su reencuentro, esta vez no era un sueño la tenía entre mis brazos.
Sus manos rodearon mi cuello hasta subir a mi cabello, lo alborotaba y lo jalaba mientras yo me comía sus gemidos, la atraje más hacía mi cuerpo como si de ello dependiera mi vida. Todos estos años se resumían a este momento.

El cuerpo de Renata se restregó contra mi entrepierna sintiendo lo que tenerla cerca provocaba en mí.
La tome por las caderas y la senté sobre la mesa del comedor sin separar su boca de la mía. Me acomode entre sus piernas llevando una de mis manos a su rodilla y subiendo lentamente por sus muslos, rozando la tela de sus bragas sintiéndola estremecerse bajo mi tacto. Con mis caricias
Al sentir lo húmedo que ya estaba su sexo las ganas de estar dentro de ella aumentaron. Seguí subiendo con mis manos por la cintura de sus bragas, llevándome consigo su vestido. Renata estaba tan receptiva.
Masaje y bese su abdomen, sus pechos, viéndola como arqueaba su espalda, su cara de placer.

      - Eres preciosa – dije en el momento que bajaba su prenda íntima. Y besaba el interior de sus piernas – Realmente Hermosa
      - Thiago – dijo entre gemidos
      - ¿Qué preciosa? – dije dando el primer lametazo sobre su sexo, jugueteando provocándolo, excitándolo
      - ¡Dios! – Grito jalando mis cabellos – Vamos a la habitación – pidió
      - No preciosa – le aclare volviendo a sus labios – Te voy a reclamar sobre esta mesa, luego en la ducha y terminaremos en mi cama.
      - Thiago – gimió al tiempo que introducía dentro de ella dos de mis dedos.


A la una de la tarde ya la había hecho mi mujer lenta, dulce y también salvaje. Habíamos bromeado y nos habíamos saciado. Ignorando las llamadas de mi madre, ignorando al mundo exterior. Solo fuimos ella y yo.
Y ahí estaba en la cocina con solo una de mis camisetas preparando algo para reponer las fuerzas.

      - ¿Qué miras? – me pregunto coquetamente
      - Lo bien que te queda mi ropa –
      - Tú crees – se dio una vuelta – Me queda un poco grande
      - Esta preciosa – la abrace por la cintura – Podría acostumbrarme a esto
      - No – corto ella – Esto fue… bueno… Thiago no
      - Ya tranquila no echemos a perder lo que paso – la bese.
      - Creo que será mejor que me vaya –
      - Pero… - la volví a besar - ¿Y la comida?
      - Me voy Thiago –

Se separó de mí y comenzó a recoger sus cosas del salón su ropa repartida por todo mi departamento, se encamino hacia el cuarto donde había dormido la noche anterior y cerró la puerta a su espalda.

Me quede como un idiota mirando la puerta, sin saber qué hacer, con mis pensamientos dentro de esa habitación, de esa maldita habitación.
Tenía ganas de entrar y hacerle el amor nuevamente en la ducha, pero también con ganas de dejarla ir.
Entre el sí y no, me fui a la ducha para olvidarme de todo, para olvidarme de ella.


      - ¿Por qué no me contestabas el móvil? ¿Dónde te habías metido? –
      - Estaba con Renata, mamá –
      - ¿Esta bien? ¿Qué paso? –
      - Comencé los trámites, redacte el divorcio primeramente sin mucho detalle. No quiero exponerla más de lo necesario –
      - ¿Cómo es eso? –
      - Deje fuera las agresiones físicas, la pérdida de su hijo –
      - Pero Thiago – se llevó las manos al pelo – Con eso hubiera sido mucho más fácil
      - Así es – aclare – Yo no tengo más pruebas que su relato
      - ¿Con eso no basta? –
      - No siempre mamá. El juez pedirá análisis y pruebas. Renata jamás acudió a un centro de salud a tiempo. - 
      - Pobre de Renata ha sufrido mucho –
      - Demasiado mamá, si alguien le hiciera eso a Dani ¡Lo mato!, no tendría tiempo ni de contarlo. Yo lo mato sin importar nada.

Pase todo la tarde metido de cabeza en los temas de divorcio, temas legales de la constructora. Estaba confundiendo todo.

Al día siguiente más de lo mismo, ni Renata me llamo, ni yo a ella. Desviaba las llamadas de Andrea no me apetecía hablar con ella, no me apetecía hablar con nadie.

El día viernes llego y el enano me comenzó a llamar muy temprano, para que no olvidara recogerlo. El día anterior me había puesto de acuerdo con Marcos para hacerles algo entretenido a los peques, pero Cavidad estaba en casa de sus abuelos paternos y Marcos tenía una cita con su nueva conquista. Entonces solo seríamos Ian y yo.

A las seis salí del despacho en busca de mi hermano. Cuando llegue a casa él ya estaba con su maleta lista.

      - Tardaste – gruño arrastrando la maleta escaleras abajo
      - Ya estoy aquí – subí la distancia y tome su pesada maleta – Que echaste aquí ¿Piedras?
      - Unas cuantas cosas que necesito –
      - ¿Para qué? –
      - Luego te cuento – dijo mirando a mi espalda.

Me volteé a ver a quien miraba con su ceja tan alzada para encontrar el rostro enigmático de Dani.

      - ¿Qué le pasa a los dos? – pregunto ella
      - Que cotilla eres Princesa – dijo Ian burlándose
      - ¿Qué se traen? – volvió a preguntar ella
      - Ya nos vamos  - gruño Ian – Nos vemos el domingo

Nos subimos al coche en silencio y así comenzaba mi fin de semana de chicos. El enano y yo. Solo el enano y yo.

Cuando entramos al departamento deje todas mis pertenencias sobre el sofá, arrastre la maleta de Ian a su dormitorio y volví a la sala.

      - ¿Peli y palomita? – pregunte
      - Perfecto – grito lleno de felicidad.
      - ¿Cuál?
      - ¿Cuál qué? –
      - ¿Cuál peli? –
      - Traje varias – se puso de pie del sillón y fue hasta la habitación lo seguí, y lo vi abrir su maleta en el suelo

¡Dios! Que niño, traía un arsenal de películas, muchos juguetes y hasta su Xbox
Se dio cuenta que lo estaba mirando y alzo los hombros.

      - Soy precavido – me dijo sonriente
      - Ya veo – me reí – Mientras piensas que peli, me daré una ducha. No hagas travesuras


Ya en mi habitación, me di una ducha más larga de lo habitual, no dejaba de pensar en lo que días atrás había sucedido aquí.
Sus manos en mis hombros, como acariciaba mi espalda, como besaba cada parte de mi piel. Comencé a recrear cada momento, cada caricia.

No la había vuelto a llamar para no incomodarla, ella misma había dicho que lo nuestro fue solo sexo. ¿Había sido solo sexo? No estaba seguro. Pero dentro de mi había algo de cariño, algo de sentimiento, Eso no me lo podía negar ni a mí mismo.

Eran años soñando con ella, aun sin saber su nombre, aun sin volverla a ver. Esa noche me había marcado.
Aunque estaba con Andrea, no tenía sentimientos hacia ella, jamás había podido explicar por qué seguía dentro de esa relación. Le había sido infiel no solo con Renata, si no que con varias otras chicas, durante casi cinco largos años. Podía pasar semanas sin verla o llamarla y luego follarla en la misma cama donde había sido infiel.
Quizás era por eso que mi padre me quería lejos de Renata, yo era la razón.
Pero con ella todo era distinto, no a quien quiero engañar nada era distinto. Me había acostado con ella aun sabiendo todo lo que había pasado.
Estaba faltando a mi ética, no podía ser su abogado y su amante, eso si se llegase a saber la destruiría públicamente, echaría todo a perder.

Tres golpes en la puerta del baño me hicieron recordar que no estaba solo.

      - Puedes apresurarte – grito Ian al otro lado de la puerta
      - Ya casi. – respondí

Solo con un pantalón de pijama salí hacia el salón, el enano estaba sentando con una camisa y un pantalón, no recordaba que andaba así vestido.

      - ¿Tú no conoces las poleras? – gruño al verme
      - Claro – sonreí – Pero no me apetece
      - Ve a vestirte – me ordeno de una forma muy Lackington
      - No –
      - Ve – grito furioso
      - No – espete yo
      - Thiago –
      - Ian ya basta – me enoje – Dije no.
      - Hermano no te enfades. – Puso cara de cachorro – Solo ve a ponerte una polera
      - ¿Por qué tanto interés que haga eso? – pregunte intrigado
      - Por favor –
      - Voy a preparar la cena antes que sigas –

¿Qué demonios le pasaba a este niño? Ponerse así de furioso porque no quiero ponerme una puta polera.
Me concentre en la cena, no era muy dado para la cocina las pastas y las tostadas eran mi especialidad. Bueno y lo único que sabía hacer.
Mamá trato de enseñarnos, pero ni Dani ni yo aprendimos así que cuando no estaba en casa llamábamos a la pizzería. Distinto era cuando estaba de visita la Abu, ella nos consentía preparando sus bizcochos o galletas.

No podía evitar ponerme triste cuando la recordaba sola y enferma en España pero ella terca, no quería venir a Chile. Ni papá, ni mamá, ni el nacimiento de Ian la retuvo mucho tiempo.

Mi móvil comenzó a sonar en el salón ¿En el salón? Estaba seguro que lo había dejado en la habitación

      - Nacho – conteste alegre
      - ¿Listo para mañana? – pregunto de entrada
      - Si, todo listo – mentí

Lo cierto es que sabía que tenía que ir formal, pues un traje y listo, mamá había mandando el traje de Ian y no había confirmado a Andrea, ni hora, ni lugar. Luego tendría que llamarla.

      - Paso por ti a las ocho –
      - Estaremos listos – confirmé

Mientras Nacho, me relataba como eran algunas de las amigas de su mujer yo estaba de cabeza viendo que no se me quemara la salsa boloñesa que estaba preparando.

      - ¿Sabes si tus padres irán? ¿Dani? –
      - ¡Hey! Que tanto interés en mi hermana –
      - Esta guapa la publicista – río – El otro día la vi en el centro comercial y ¡Dios! –
      - Te pasas –
      - ¿Por qué? Si esta guapa la condenada –
      - Es mi hermana – le advertí serio
      - Sabes que Beto estaba loco por ella cuando éramos más jóvenes –
      - No y preferiría no saber que sus primeras pajas fueron pensando en ella –
      - jajajajaja –
      - Yo no le encuentro la gracia –
      - Pero la tiene –
      - Espera un momento –
      - Ok – me respondió Nacho
      - ¿Qué pasa enano? –
      - Están tocando –
      - Ve quien es y me avisas –
      - jajajajaja – río Nacho – Mejor le dices que habrá, seguro es la loca de tu novia con ganas de follar –
      - Entonces se queda con las ganas –
      - ¿Estas de canguro? –
      - Fin de semana de chicos – corregí. – Se lo debía por dejarlo tanto
      - Wooow señor abogado – se burló – Se cambia de una buena mamada, a un enano de seis años –
      - Lo vale – asegure – Bien lo vale
      - Como digas – se burló – Yo me iré a follar a mi buena mujer esta noche. Por hacerme un hombre tan feliz
      - Como si te dejara –
      - Ya Thiago –
      - jajajajaja, Pero mira que eres, te respondo una y me quieres cortar
      - Buenas noches hermano –
      - Nos vemos mañana –

¡Mierda! La comida, me voltee a mirar lo que estaba preparado y todo aun a salvo, el enano estaba muy silencioso pero no podía dejar las ollas así.

      - Ian – lo llame
      - ¿Qué? – grito desde el salón
      - Nada enano, la cena ya estará ¿Puedes poner la mesa?


Lo escuche resoplar y no pude evitar reír, como este enano era tan parecido a lo que fui cuando pequeño.
Cuando Dani era una bebe por cierto muy hermosa, ayudaba mucho en el que hacer de la casa a mamá a pesar de que yo era muy pequeño.

Mamá no era muy buena con eso de tener dinero y no estuvo muy de acuerdo cuando papá le dijo que buscara a alguien que la ayudara a cuidarnos o los deberes de la casa, siempre prefirió dejar al trabajo de lado por estar con nosotros.
Yo ponía la mesa o retiraba los platos, ordenaba mis juguetes o cuidaba a Dani, se nos daba bien entre los dos.
Tía Naty iba y nos echaba una mano o mandaba a la señora que la ayudaba. Mi madrina era un sol y la queríamos mucho por eso.
Claro que mi papá era único, no tenía problemas en fregar los platos o bañarnos, hasta cambiar el pañal de Dani.
Tuve y tengo una buena familia, unos grandiosos padres.

      - ¿Dónde tienes los vasos? – pregunto Ian
      - En ese mueble – le indique
      - Gracias –

Lo miraba embobado mientras ponía sobre una bandeja, tres vasos, tres cubiertos y todo lo necesario.

      - ¿Tres? – le pregunte antes que saliera de la cocina, el me miro y me sonrió
      - Tenemos una invitada – 





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