Capítulo 24
Mis
nervios no daban para un mal rato más, había pensado en mí, en mi hijo pero no
estaba funcionando a pesar de ser la señora Lackington los problemas nos
seguían, la estúpida de Florencia (que aún me caía mal a pesar de nuestra
conversación de bebes) había dicho que detendríamos esto. Claro que lo
haríamos, mientras mi sobrina se fuera con nosotros. Sin ella no me iba, no se
lo había comentado a Thiago porque simplemente se negaría. No había forma de
cambiar de opinión, si Carol no viajaba con mis padres yo no me iba a ninguna
parte.
No
dejaría a un ser tan despreciable cerca de la inocencia de la niña, de mi
sobrina. Ella no tenía culpa de que su madre fuera aún más tonta de lo que fui
yo por algunos años.
Lo
primero que vi al entrar en la habitación fue las maletas de mis padres.
- Volvieron los recién casados – dijo
sonriente mi padre que estaba jugando con Carol sobre la cama
- ¿Cómo lo pasaron? – pregunto
apresuradamente Magda saliendo del armario
- Bien – respondió mi esposo – Dejo la
tarjeta sin crédito
- ¡Mentira! – Me defendí – Solo compre
algunas cosas
- ¿Ropa para él bebe? –
- Mucha – volvió a decir Thiago – Hasta
para cuando vaya a la universidad
- Eres un peligro – río mi padre – Una
vez fue con Magda a comprar un par de zapatos, se trajeron la tienda
- Ahora poco falto –
- Eso no es verdad Thiago, eras tú quien
veía un traje y decía este también
- Y tu nada que te quejabas – rebatió
- Pues no quiero nada entonces – trate de
parecer molesta
- No es para tanto – Thiago camino hasta
estar a mi espalda y me abrazo tan fuerte que creí que me partía en dos. Me
beso la mejilla – Puedes comprar todo lo que quieras, me encanta verte así de
feliz pensando en ella – me acaricio el vientre y volvió la vista a Magda. - ¿Cómo les fue?
Thiago
tuvo más valor que yo para hacer esa temible pregunta.
- Preferiría que lo hablásemos después
- ¿Paso algo malo? – pregunto rápidamente
- No hija, bueno eso creo
- ¿Se viene o no la niña con nosotros? –
pregunto Thiago.
- ¿Cómo les fue con la demanda? – cambio de
tema mi padre
- Bien – respondió Thiago – Sera
levantada y podremos irnos
- Entonces se va la niña con nosotros –
contesto él
- ¿De eso iba su petición?
- Sí. Quedando sin demanda, ella nos
envía el documento firmado, no sabíamos cómo decirles su petición
- Esta todo solucionado, llamare a
Florencia para que sea lo primero que haga mañana y así viajan de inmediato en
la tarde antes de que pueda cambiar de opinión – ordeno Thiago muy seguro que
todo iría bien
- ¿Y ustedes cuando se irán? – pregunto
Magda
- Mañana sabremos cómo esta nuestra hija
y si podemos viajar de inmediato. Uno o dos días – contesto Thiago muy seguro
- Prepararemos una cena en casa apenas
estemos todos nuevamente juntos. Me duele dejar a mi hija en manos de ese energúmeno
pero sola se tiene que dar cuenta
- Magda yo creo que Constanza sabe lo que
hace y es una mujer arriesgada pero dice estar enamorada. Contra eso no podemos
luchar.
- Nunca he podido contra mi hija, no lo
pude antes y ahora menos. Me voy más tranquila llevándome conmigo a Carol
- ¿Cómo te has sentido hoy mi amor? – me
pregunto mi padre
- Bien. – Me abrace a la niña – La voy a
llevar a mi habitación
Cuando
la fui a tomar en mis brazos Thiago me aparto suavemente y la cogió él. Con su
mirada me decía todo, no quería que hiciera más fuerza de la permitida. Estaba
siendo un poco más controlador, más preocupado y en parte me gustaba, pero por
otro lado me asfixiaba ¡Me estaba sobre protegiendo!
- ¿Quieren ver una peli? – pregunto
Thiago dejando a Carol a mi lado. Ambas asentimos y nos acomodamos en la cama.
La
pequeña enana estaba concentrada en la película viendo como las princesas se
cambian de peluca y así se hacía pasar por la otra y ayudar a la princesa de
verdad. La pobre se enamoraba del príncipe y la otra chica que era la princesa
de verdad le gustaba quien le llevaba los zapatos. ¡Dios! Si hasta en las
películas de princesas había problemas del corazón.
A
mitad de la película Thiago entro con una bandeja con papas fritas y unos vasos
con refresco, se acomodó a mi lado y automáticamente poso su mano sobre el
vientre.
Le
encantaba estar de esta manera, con su mano sobre su hija acariciándola
suavemente de re ojos lo miraba concentrado en la peli tratando de entender
algo, pero sin perder el ritmo de sus caricias.
Ya
me imaginaba estos momentos de intimidad, de familia con nuestro retoño
saltando por todos lados. No quería ni imaginar lo loco que iba a estar Thiago
y lo buen padre que sería de todos los bebes que Dios nos mandase.
***
No
espere a que fuera Thiago quien llamara a Florencia, fui yo misma hasta el
despacho y urge entre los papeles hasta dar con el teléfono.
Luego
de los saludos correspondientes y las preguntas de rigor entre de lleno al tema
en cuestión.
- Ya lo hable con Thiago y estamos
seguros. –
- Si es así, mañana a primera hora voy a
los tribunales para alzar la demanda. Te llamare apenas tenga el documento que
me acredite.
- Me parece perfecto Florencia. – Dije
con sinceridad – Eso es lo que necesitamos para que mis padres se puedan ir a
Chile con mi sobrina, es parte de la petición de mi hermana.
- Hagan que firme una copia legalizada de
igual manera para que me la hagan llegar a mí.
- ¿Y eso? – pregunte asombrada
- Es para adjuntarla con los documentos
que quedan acá. De esa manera tenemos más causantes para que no puedan hacer
nada
- Comprendo. –
- Estando esto claro Renata, solo queda
esperar que todo salga bien y así se puedan volver todos a su país yo me
quedare pendiente de todo y cualquier cambio se los hare saber. No pierdan
cuidado que ya hemos puesto a quien cuidara de tu hermana de muy cerca
- Gracias Florencia, solo nos queda
esperar el parte médico y poder irnos
- Bueno te llamo mañana entonces para el
documento y te deseo la mejor de las suertes, que vuestro hijo este de la mejor
manera y se puedan marchar a ser felices.
- Nuevamente muchas gracias, estamos en
contacto.
Suspire
tantas veces como pude siendo consciente de que todo iba a estar más que bien,
que esto solo sería una nueva pesadilla en mi vida.
- ¿Qué hace aquí? – me pregunto mi
hermoso marido desde la entrada del despacho
- Hablaba con Florencia, le indique como
proceder.
- Y qué fue lo que te dijo
- Que íbamos bien, que le enviáramos una
copia del documento firmado por Cota. También me dijo que tú me besaras y que me dijeras lo mucho que me
quieres
- ¿Besarte y decirte que te quiero? Me
parece una prueba difícil
- ¿Así? – alce una ceja
- Vamos a darnos un baño y meternos a la
cama
- ¿Mis padres?
- Magda acostó a Carol y tu padre estaba
terminando de empacar. Ha llamado mi hermana y tiene todo listo para cuando
lleguen mis padres.
- Haz hablado con Dani y no me lo has
pasado.
- Si – dijo burlándose – Es mi hermana y
quería hablar conmigo. A demás…
- Ve a bañarte Thiago. – le ordene
- Vamos – me estiro la mano
- Amor ve solo, yo quiero comer algo
antes de irme a la cama. Tengo muchísima hambre.
- ¿De verdad? Si cenamos hace menos de 2
horas
- Pero tengo hambre. – Dije enfadada – ¡No
es mi culpa!
- Claro que no lo es. Anda sube a la
habitación y te llevo frutas para que comas
- Preferiría algo… mmm… más dulce
- Fruta amor, comerás frutas.
- Pero…
- Hace unos días vomitabas todo, ahora
quieres comerte todo. – Se burló – Sube yo te llevare algo
Le
hice caso a mi querido marido y me fui a la habitación, antes de abrir la
puerta pase por el cuarto donde estaba Carol y le bese su cabecita. Dormía
profundamente la pequeña ajena a todas las preocupaciones del entorno y lo
mejor que estaba ajena a la maldad.
Rápidamente
y antes que llegara Thiago me cambie de ropa por mi pijama, no sin antes
pasarme por frente al espejo y ver por fin un bulto en mi cuerpo. Estaba aquí,
mi bebé se estaba haciendo presente. Sonreí como una estúpida.
Pero
fue imposible no recordar lo que sentí la primera vez que estuve embarazada, la
misma felicidad, pero el miedo y la angustia por pensar en Ernesto y en el que
diría cuando lo supiera.
- Ponte de lado – me dijo Thiago entrando
en la habitación con la bandeja en sus manos.
Le
hice caso de inmediato y baje mi mirada hacia donde estaba mirando él.
- Mira está creciendo – le dije
- Si amor. Deja hacerte una foto
- No Thiago que vergüenza.
- Anda si solo la veré yo…
- ¿Seguro?
- No – dijo con sinceridad – Se la mostrare
a mis padres y a todos los que me pregunten por mi hija.
- Lo sabía – reí – Anda hazlo rápido
Me
quede en esa posición el tiempo que se demoró en sacar un par de fotos y lanzar
el móvil sobre la cama, luego arrastrarme a mí con él y recostarme a su lado
con mi cabeza apoyada en su pecho cubierto por una playera blanca.
Nos
quedamos tanto tiempo en silencio hasta que sentí como su respiración se hacía
cada vez más lenta y pausada.
Alce
poco a poco la vista hasta encontrarme con su cara pacíficamente durmiendo. Me
reí para mis adentros y trate de levantarme para cubrirnos con las cobijas,
pero el solo me sujeto aun mas fuerte por la cintura o lo que quedaba de ella.
Al
ver que no tenía como escapar y no quería despertarlo me cobije entre su calor,
entre sus brazos donde verdaderamente estaba en paz.
Mientras
le acariciaba el pecho sobre su corazón me di cuenta que no había un mejor
lugar, que sin duda la llegada de Thiago a mi vida era lo mejor que me podía
pasar.
El
día en que lo había conocido, esa primera vez que estuvimos juntos ese día
había cambiado todo. Thiago había llegado a cambiar mi vida, a darme alegrías a
darme felicidades, a darme lo mejor de él y sacar lo mejor de mí. También lo
peor, sabía y podía estar segura que a su lado encontraría grandes cosas, mucho
amor y también discusiones, problemas. Pero soportaría eso y más con tal de
estar de esta manera cada noche, nunca más quería dormir lejos de él, nunca más
quería hacer nada que no tuviera que ver con él...
La
visita al doctor fue rápida y llena de emociones, vimos nuevamente a nuestra
semilla de amor. Estaba completamente sano y creciendo como debía ser. El
medico nos aseguró que ya estaba firme y debía guardar reposo un par de semanas
más pero eso no me impedía viajar. ¡Qué mejor! Nos íbamos a Chile.
Perdí
la cuenta cuantas veces Thiago le hizo la misma pregunta ¿Puede viajar sin que el bebé corra algún peligro? Cuando le decían
que si volvía a la carga con una pregunta similar ¿Es seguro? ¿Corre algún
peligro? ¿Nos recomienda algún colega? ¿Puede tomar el avión sin ningún
problema?
El
medico nos entregó los documentos sobre mi ficha clínica, los últimos exámenes y
todo lo necesario para que viera mi nuevo medico cuando estuviéramos en casa. ¡En casa!
Saliendo
de la consulta Thiago me abrazo tan fuerte y me beso desesperadamente agradeciéndome
haber llegado a su vida, haberle dado la posibilidad de formar una familia y
sobre todo de amarlo con la misma fuerza e intensidad que él a mí.
Estaba acostumbrada ya a las muestras de amor de su parte, en cada momento, en cada lugar, nada le importaba. Y eso me hacía completamente feliz. No era solo caminar por las calles de la mano. No, era besarme, era tocarme, era demostrarle al mundo que me amaba con locura.
Tan
rápido como llegamos al estacionamiento nos dedicamos a informarles a nuestras
familias los últimos acontecimientos, siendo los más felices de esto mis padres
que están próximos a tomar su vuelo.
- Que alegría saber eso mi vida – dijo mi
padre en el teléfono
- Si papá
- Hija, nosotros abordamos en este
momento, te llamamos cuando lleguemos. Cuídense y mañana los esperamos en casa.
- Que lindo se escucha eso. Estoy tan
emocionada.
- Magda te manda a decir que no te
preocupes por nada, que llegando preparara la habitación vuestra y tendrá una
rica cena o desayuno.
- No es necesario, nos iremos al
departamento de Thiago.
- ¡ah! – Suspiro – Pensé que se quedarían
en casa unos días
- No papá, ya lo hemos conversado y nos
iremos a su departamento
- nuestro
departamento – acoto Thiago pendiente de mi conversación
- Dile a tu marido que comprendo que te
quiera solo para él, pero no puedes estar tanto sola.
- No lo estaré, de verdad no te preocupes
papá. Que para eso ahora tengo mi marido
- Yo
la cuidare suegro, y de la mejor manera
- Ya lo oí hija, dile que eso espero o se
las verá conmigo. Te tengo que dejar nos llaman a abordar.
- Me llamas cuando lleguen. Les dejo un
beso enorme y cuiden de mi sobrina
- Buen viaje suegro, nos vemos luego.
- Os quiero.
Al
llegar a la casa estaba todo en completo silencio, aún más que el día que mis
suegros se fueron, teníamos la casa para nosotros solos. Solo quedaba Marion
que era la encargada de que todo siguiera funcionando.
No
habían risas, no había nadie más con quien conversar y no había con quien cenar
más que con Thiago.
El
al ver mi cara de tristeza por la situación solo me abrazo más fuerte.
- Amor, mañana estaremos todos juntos
nuevamente
- Se siente tan solo.
- ¡Hey! Acostúmbrate al silencio, al que
solo este yo
- Lo sé, pero a diferencia que tú
departamento es más pequeño
- Nuestro – me corrigió – Es nuestro, y
si es más pequeño pero no será por mucho.
- No Thiago, yo no quiero una casa
enorme, no quiero sentir esto. Soledad
- Enorme no, pero si lo suficientemente
grande para que tú y nuestros hijos tengan el espacio suficiente.
- ¿Tendremos muchos verdad?
- Todos los que Dios nos quiera mandar,
me hubiera gustado que mis padres hubieran tenido más hijos, amo a Dani, pero
ella era una niña y no siempre podía seguir mis juegos. Ian tardo mucho en
llegar
-
Recuerdo como Dani corría tras de ti todo el día.
- Y
tú también no te hagas, bien que las recuerdo
- ¡Porque eran los únicos niños! A demás
papá no me dejaba ir a casa de mis amigas de la escuela.
- Eras una niña muy consentida de mi
madre
- Lo sé, pasaba todos los días en esa
casa. Haciendo galletas y pasteles. Luego naciste tú, pero nada cambio, seguíamos
siendo muy unidas. Cuando Dani llego mi padre me dejaba ir cada vez menos. Y
eso porque la tía tenía que cuidar a la bebé.
- ¿Ir menos? – Río – Pasabas todos los
fines de semanas en mi casa.
Nos
quedamos recordando lo que hacíamos de niños, mientras mi padre se dedicaba al
negocio del restaurant. Y buscaba la mejor manera de sacarnos a delante, luego
de eso cuando llego Magda a cuidarme y poco a poco se fue metiendo más y más en
nuestros corazones.
Aún
recuerdo el día en que venía llegando de la escuela y entre en la cocina en
completo silencio, ese día los sorprendí besándose. Ambos se separaron tan rápido
como me vieron y trataron de parecer distraídos. Pero yo no era una tonta y se
los dije, salte de felicidad cuando me contaron que tendría una hermana.
La
noche en cuando Cota nació hice una pataleta como nunca antes solo para que no
me dejaran en casa de tía Nata, yo quería ser la primera en conocerla. Y así lo
hicieron.
Dios
no me dejo disfrutar a mi madre pero a cambio me envió a Magda, a pesar de los
pesares, ella fue lo mejor que nos pudo pasar.
Luego
de la cena nos fuimos a preparar las maletas, mi pequeño bebé tenía su propia
maleta, llena de juguetes y ropa tan pequeña que temía cuando lo tuviera en mis
brazos.
- ¿Dónde estás? – pregunto Thiago al ver
que me quedaba en silencio con un pequeño traje de bebé verde agua en las manos
- Será tan pequeño – le susurre – Que
ganas de tenerlo en los brazos
- Siento las mismas ganas que tú. Imaginar
a la princesa entre nosotros, escucharla llorar, verla alimentarse.
- ¿Por qué dices que será una niña?
- Mi padre una vez me conto que cuando
mamá estaba embarazada de mí, siempre me hablo como si fuera una niña. Y mira
resulta que salí bien hombre
- ¿Entonces tu pretendes hacer lo mismo
con nuestro hijo? Le hablas como si fuera una niña y de resultado tendrás un
niño
- La verdad es que espero que le hable
como una niña y salga una niña. Quiero una niña. Amor dame una niña hermosa
como tú, con esos maravillosos ojos.
- ¿Y si no? – pregunte asustada
- Lo amare de igual manera, puede ser un
niño con los rasgos de su madre, con su personalidad. De igual manera será tan
perfecto como tú
- Y como tú
- Yo no soy perfecto, he cometido miles
de errores. Pero mi único y mayor acierto fue enamorarme y enamorarte.