lunes, 18 de agosto de 2014

#24 Caminos Inesperados

Capítulo 24

Mis nervios no daban para un mal rato más, había pensado en mí, en mi hijo pero no estaba funcionando a pesar de ser la señora Lackington los problemas nos seguían, la estúpida de Florencia (que aún me caía mal a pesar de nuestra conversación de bebes) había dicho que detendríamos esto. Claro que lo haríamos, mientras mi sobrina se fuera con nosotros. Sin ella no me iba, no se lo había comentado a Thiago porque simplemente se negaría. No había forma de cambiar de opinión, si Carol no viajaba con mis padres yo no me iba a ninguna parte.
No dejaría a un ser tan despreciable cerca de la inocencia de la niña, de mi sobrina. Ella no tenía culpa de que su madre fuera aún más tonta de lo que fui yo por algunos años.

Lo primero que vi al entrar en la habitación fue las maletas de mis padres.

      - Volvieron los recién casados – dijo sonriente mi padre que estaba jugando con Carol sobre la cama
      - ¿Cómo lo pasaron? – pregunto apresuradamente Magda saliendo del armario
      - Bien – respondió mi esposo – Dejo la tarjeta sin crédito
      - ¡Mentira! – Me defendí – Solo compre algunas cosas
      - ¿Ropa para él bebe? –
      - Mucha – volvió a decir Thiago – Hasta para cuando vaya a la universidad
      - Eres un peligro – río mi padre – Una vez fue con Magda a comprar un par de zapatos, se trajeron la tienda
      - Ahora poco falto –
      - Eso no es verdad Thiago, eras tú quien veía un traje y decía este también
      - Y tu nada que te quejabas – rebatió
      - Pues no quiero nada entonces – trate de parecer molesta
      - No es para tanto – Thiago camino hasta estar a mi espalda y me abrazo tan fuerte que creí que me partía en dos. Me beso la mejilla – Puedes comprar todo lo que quieras, me encanta verte así de feliz pensando en ella – me acaricio el vientre y volvió la vista a Magda.  - ¿Cómo les fue?

Thiago tuvo más valor que yo para hacer esa temible pregunta.

      - Preferiría que lo hablásemos después
      - ¿Paso algo malo? – pregunto rápidamente
      - No hija, bueno eso creo
      - ¿Se viene o no la niña con nosotros? – pregunto Thiago.
      - ¿Cómo les fue con la demanda? – cambio de tema mi padre
      - Bien – respondió Thiago – Sera levantada y podremos irnos
      - Entonces se va la niña con nosotros – contesto él
      - ¿De eso iba su petición?
      - Sí. Quedando sin demanda, ella nos envía el documento firmado, no sabíamos cómo decirles su petición
      - Esta todo solucionado, llamare a Florencia para que sea lo primero que haga mañana y así viajan de inmediato en la tarde antes de que pueda cambiar de opinión – ordeno Thiago muy seguro que todo iría bien
      - ¿Y ustedes cuando se irán? – pregunto Magda
      - Mañana sabremos cómo esta nuestra hija y si podemos viajar de inmediato. Uno o dos días – contesto Thiago muy seguro
      - Prepararemos una cena en casa apenas estemos todos nuevamente juntos. Me duele dejar a mi hija en manos de ese energúmeno pero sola se tiene que dar cuenta
      - Magda yo creo que Constanza sabe lo que hace y es una mujer arriesgada pero dice estar enamorada. Contra eso no podemos luchar.
      - Nunca he podido contra mi hija, no lo pude antes y ahora menos. Me voy más tranquila llevándome conmigo a Carol
      - ¿Cómo te has sentido hoy mi amor? – me pregunto mi padre
      - Bien. – Me abrace a la niña – La voy a llevar a mi habitación

Cuando la fui a tomar en mis brazos Thiago me aparto suavemente y la cogió él. Con su mirada me decía todo, no quería que hiciera más fuerza de la permitida. Estaba siendo un poco más controlador, más preocupado y en parte me gustaba, pero por otro lado me asfixiaba ¡Me estaba sobre protegiendo!

      - ¿Quieren ver una peli? – pregunto Thiago dejando a Carol a mi lado. Ambas asentimos y nos acomodamos en la cama.

La pequeña enana estaba concentrada en la película viendo como las princesas se cambian de peluca y así se hacía pasar por la otra y ayudar a la princesa de verdad. La pobre se enamoraba del príncipe y la otra chica que era la princesa de verdad le gustaba quien le llevaba los zapatos. ¡Dios! Si hasta en las películas de princesas había problemas del corazón.

A mitad de la película Thiago entro con una bandeja con papas fritas y unos vasos con refresco, se acomodó a mi lado y automáticamente poso su mano sobre el vientre.
Le encantaba estar de esta manera, con su mano sobre su hija acariciándola suavemente de re ojos lo miraba concentrado en la peli tratando de entender algo, pero sin perder el ritmo de sus caricias.

Ya me imaginaba estos momentos de intimidad, de familia con nuestro retoño saltando por todos lados. No quería ni imaginar lo loco que iba a estar Thiago y lo buen padre que sería de todos los bebes que Dios nos mandase.



***


No espere a que fuera Thiago quien llamara a Florencia, fui yo misma hasta el despacho y urge entre los papeles hasta dar con el teléfono.
Luego de los saludos correspondientes y las preguntas de rigor entre de lleno al tema en cuestión.

      - Ya lo hable con Thiago y estamos seguros. –
      - Si es así, mañana a primera hora voy a los tribunales para alzar la demanda. Te llamare apenas tenga el documento que me acredite.
      - Me parece perfecto Florencia. – Dije con sinceridad – Eso es lo que necesitamos para que mis padres se puedan ir a Chile con mi sobrina, es parte de la petición de mi hermana.
      - Hagan que firme una copia legalizada de igual manera para que me la hagan llegar a mí.
      - ¿Y eso? – pregunte asombrada
      - Es para adjuntarla con los documentos que quedan acá. De esa manera tenemos más causantes para que no puedan hacer nada
      - Comprendo. –
      - Estando esto claro Renata, solo queda esperar que todo salga bien y así se puedan volver todos a su país yo me quedare pendiente de todo y cualquier cambio se los hare saber. No pierdan cuidado que ya hemos puesto a quien cuidara de tu hermana de muy cerca
      - Gracias Florencia, solo nos queda esperar el parte médico y poder irnos
      - Bueno te llamo mañana entonces para el documento y te deseo la mejor de las suertes, que vuestro hijo este de la mejor manera y se puedan marchar a ser felices.
      - Nuevamente muchas gracias, estamos en contacto.

Suspire tantas veces como pude siendo consciente de que todo iba a estar más que bien, que esto solo sería una nueva pesadilla en mi vida.

      - ¿Qué hace aquí? – me pregunto mi hermoso marido desde la entrada del despacho
      - Hablaba con Florencia, le indique como proceder.
      - Y qué fue lo que te dijo
      - Que íbamos bien, que le enviáramos una copia del documento firmado por Cota. También me dijo que tú  me besaras y que me dijeras lo mucho que me quieres
      - ¿Besarte y decirte que te quiero? Me parece una prueba difícil
      - ¿Así? – alce una ceja
      - Vamos a darnos un baño y meternos a la cama
      - ¿Mis padres?
      - Magda acostó a Carol y tu padre estaba terminando de empacar. Ha llamado mi hermana y tiene todo listo para cuando lleguen mis padres.
      - Haz hablado con Dani y no me lo has pasado.
      - Si – dijo burlándose – Es mi hermana y quería hablar conmigo. A demás…
      - Ve a bañarte Thiago. – le ordene
      - Vamos – me estiro la mano
      - Amor ve solo, yo quiero comer algo antes de irme a la cama. Tengo muchísima hambre.
      - ¿De verdad? Si cenamos hace menos de 2 horas
      - Pero tengo hambre. – Dije enfadada – ¡No es mi culpa!
      - Claro que no lo es. Anda sube a la habitación y te llevo frutas para que comas
      - Preferiría algo… mmm… más dulce
      - Fruta amor, comerás frutas.
      - Pero…
      - Hace unos días vomitabas todo, ahora quieres comerte todo. – Se burló – Sube yo te llevare algo
Le hice caso a mi querido marido y me fui a la habitación, antes de abrir la puerta pase por el cuarto donde estaba Carol y le bese su cabecita. Dormía profundamente la pequeña ajena a todas las preocupaciones del entorno y lo mejor que estaba ajena a la maldad.

Rápidamente y antes que llegara Thiago me cambie de ropa por mi pijama, no sin antes pasarme por frente al espejo y ver por fin un bulto en mi cuerpo. Estaba aquí, mi bebé se estaba haciendo presente. Sonreí como una estúpida.
Pero fue imposible no recordar lo que sentí la primera vez que estuve embarazada, la misma felicidad, pero el miedo y la angustia por pensar en Ernesto y en el que diría cuando lo supiera.

      - Ponte de lado – me dijo Thiago entrando en la habitación con la bandeja en sus manos.

Le hice caso de inmediato y baje mi mirada hacia donde estaba mirando él.

      - Mira está creciendo – le dije
      - Si amor. Deja hacerte una foto
      - No Thiago que vergüenza.
      - Anda si solo la veré yo…
      - ¿Seguro?
      - No – dijo con sinceridad – Se la mostrare a mis padres y a todos los que me pregunten por mi hija.
      - Lo sabía – reí – Anda hazlo rápido

Me quede en esa posición el tiempo que se demoró en sacar un par de fotos y lanzar el móvil sobre la cama, luego arrastrarme a mí con él y recostarme a su lado con mi cabeza apoyada en su pecho cubierto por una playera blanca.
Nos quedamos tanto tiempo en silencio hasta que sentí como su respiración se hacía cada vez más lenta y pausada.
Alce poco a poco la vista hasta encontrarme con su cara pacíficamente durmiendo. Me reí para mis adentros y trate de levantarme para cubrirnos con las cobijas, pero el solo me sujeto aun mas fuerte por la cintura o lo que quedaba de ella.

Al ver que no tenía como escapar y no quería despertarlo me cobije entre su calor, entre sus brazos donde verdaderamente estaba en paz.

Mientras le acariciaba el pecho sobre su corazón me di cuenta que no había un mejor lugar, que sin duda la llegada de Thiago a mi vida era lo mejor que me podía pasar.

El día en que lo había conocido, esa primera vez que estuvimos juntos ese día había cambiado todo. Thiago había llegado a cambiar mi vida, a darme alegrías a darme felicidades, a darme lo mejor de él y sacar lo mejor de mí. También lo peor, sabía y podía estar segura que a su lado encontraría grandes cosas, mucho amor y también discusiones, problemas. Pero soportaría eso y más con tal de estar de esta manera cada noche, nunca más quería dormir lejos de él, nunca más quería hacer nada que no tuviera que ver con él...

La visita al doctor fue rápida y llena de emociones, vimos nuevamente a nuestra semilla de amor. Estaba completamente sano y creciendo como debía ser. El medico nos aseguró que ya estaba firme y debía guardar reposo un par de semanas más pero eso no me impedía viajar. ¡Qué mejor! Nos íbamos a Chile.
Perdí la cuenta cuantas veces Thiago le hizo la misma pregunta ¿Puede viajar sin que el bebé corra algún peligro? Cuando le decían que si volvía a la carga con una pregunta similar ¿Es seguro? ¿Corre algún peligro? ¿Nos recomienda algún colega? ¿Puede tomar el avión sin ningún problema?

El medico nos entregó los documentos sobre mi ficha clínica, los últimos exámenes y todo lo necesario para que viera mi nuevo medico cuando estuviéramos en casa. ¡En casa!

Saliendo de la consulta Thiago me abrazo tan fuerte y me beso desesperadamente agradeciéndome haber llegado a su vida, haberle dado la posibilidad de formar una familia y sobre todo de amarlo con la misma fuerza e intensidad que él a mí.

Estaba acostumbrada ya a las muestras de amor de su parte, en cada momento, en cada lugar, nada le importaba. Y eso me hacía completamente feliz. No era solo caminar por las calles de la mano. No, era besarme, era tocarme, era demostrarle al mundo que me amaba con locura.

Tan rápido como llegamos al estacionamiento nos dedicamos a informarles a nuestras familias los últimos acontecimientos, siendo los más felices de esto mis padres que están próximos a tomar su vuelo.

      - Que alegría saber eso mi vida – dijo mi padre en el teléfono
      - Si papá
      - Hija, nosotros abordamos en este momento, te llamamos cuando lleguemos. Cuídense y mañana los esperamos en casa.
      - Que lindo se escucha eso. Estoy tan emocionada.
      - Magda te manda a decir que no te preocupes por nada, que llegando preparara la habitación vuestra y tendrá una rica cena o desayuno.
      - No es necesario, nos iremos al departamento de Thiago.
      - ¡ah! – Suspiro – Pensé que se quedarían en casa unos días
      - No papá, ya lo hemos conversado y nos iremos a su departamento
      - nuestro departamento – acoto Thiago pendiente de mi conversación
      - Dile a tu marido que comprendo que te quiera solo para él, pero no puedes estar tanto sola.
      - No lo estaré, de verdad no te preocupes papá. Que para eso ahora tengo mi marido
      - Yo la cuidare suegro, y de la mejor manera
      - Ya lo oí hija, dile que eso espero o se las verá conmigo. Te tengo que dejar nos llaman a abordar.
      - Me llamas cuando lleguen. Les dejo un beso enorme y cuiden de mi sobrina
      - Buen viaje suegro, nos vemos luego.
      - Os quiero.


Al llegar a la casa estaba todo en completo silencio, aún más que el día que mis suegros se fueron, teníamos la casa para nosotros solos. Solo quedaba Marion que era la encargada de que todo siguiera funcionando.

No habían risas, no había nadie más con quien conversar y no había con quien cenar más que con Thiago.
El al ver mi cara de tristeza por la situación solo me abrazo más fuerte.

      - Amor, mañana estaremos todos juntos nuevamente
      - Se siente tan solo.
      - ¡Hey! Acostúmbrate al silencio, al que solo este yo
      - Lo sé, pero a diferencia que tú departamento es más pequeño
      - Nuestro – me corrigió – Es nuestro, y si es más pequeño pero no será por mucho.
      - No Thiago, yo no quiero una casa enorme, no quiero sentir esto. Soledad
      - Enorme no, pero si lo suficientemente grande para que tú y nuestros hijos tengan el espacio suficiente.
      - ¿Tendremos muchos verdad?
      - Todos los que Dios nos quiera mandar, me hubiera gustado que mis padres hubieran tenido más hijos, amo a Dani, pero ella era una niña y no siempre podía seguir mis juegos. Ian tardo mucho en llegar
      - Recuerdo como Dani corría tras de ti todo el día.
      - Y tú también no te hagas, bien que las recuerdo
      - ¡Porque eran los únicos niños! A demás papá no me dejaba ir a casa de mis amigas de la escuela.
      - Eras una niña muy consentida de mi madre
      - Lo sé, pasaba todos los días en esa casa. Haciendo galletas y pasteles. Luego naciste tú, pero nada cambio, seguíamos siendo muy unidas. Cuando Dani llego mi padre me dejaba ir cada vez menos. Y eso porque la tía tenía que cuidar a la bebé.
      - ¿Ir menos? – Río – Pasabas todos los fines de semanas en mi casa.

Nos quedamos recordando lo que hacíamos de niños, mientras mi padre se dedicaba al negocio del restaurant. Y buscaba la mejor manera de sacarnos a delante, luego de eso cuando llego Magda a cuidarme y poco a poco se fue metiendo más y más en nuestros corazones.

Aún recuerdo el día en que venía llegando de la escuela y entre en la cocina en completo silencio, ese día los sorprendí besándose. Ambos se separaron tan rápido como me vieron y trataron de parecer distraídos. Pero yo no era una tonta y se los dije, salte de felicidad cuando me contaron que tendría una hermana.
La noche en cuando Cota nació hice una pataleta como nunca antes solo para que no me dejaran en casa de tía Nata, yo quería ser la primera en conocerla. Y así lo hicieron.

Dios no me dejo disfrutar a mi madre pero a cambio me envió a Magda, a pesar de los pesares, ella fue lo mejor que nos pudo pasar.

Luego de la cena nos fuimos a preparar las maletas, mi pequeño bebé tenía su propia maleta, llena de juguetes y ropa tan pequeña que temía cuando lo tuviera en mis brazos.
      - ¿Dónde estás? – pregunto Thiago al ver que me quedaba en silencio con un pequeño traje de bebé verde agua en las manos
      - Será tan pequeño – le susurre – Que ganas de tenerlo en los brazos
      - Siento las mismas ganas que tú. Imaginar a la princesa entre nosotros, escucharla llorar, verla alimentarse.
      - ¿Por qué dices que será una niña?
      - Mi padre una vez me conto que cuando mamá estaba embarazada de mí, siempre me hablo como si fuera una niña. Y mira resulta que salí bien hombre
      - ¿Entonces tu pretendes hacer lo mismo con nuestro hijo? Le hablas como si fuera una niña y de resultado tendrás un niño
      - La verdad es que espero que le hable como una niña y salga una niña. Quiero una niña. Amor dame una niña hermosa como tú, con esos maravillosos ojos.
      - ¿Y si no? – pregunte asustada
      - Lo amare de igual manera, puede ser un niño con los rasgos de su madre, con su personalidad. De igual manera será tan perfecto como tú
      - Y como tú
      - Yo no soy perfecto, he cometido miles de errores. Pero mi único y mayor acierto fue enamorarme y enamorarte.