GRACIAS por la paciencia que han tenido conmigo y con la historia. GRACIAS porque a pesar del tiempo que me demoro últimamente en subir el capitulo siempre están pendientes y los leen. SIMPLEMENTE GRACIAS.
Si bien tratare de sacar el nuevo capitulo para esta misma semana no es 100% seguros, ya que muchas saben que estoy en mi proceso de titulación y eso me tiene con medio tiempo.
Thiago y Renata están cerca de despedirse, pero ojo que ya tengo los primeros bocetos de lo nuevo. Y una afortunada que leyó y dio el visto para continuar.
Ahora si que si...
Capítulo 48
Había
pasado todo un mes desde que volvimos a intentarlo con Renata por tercera vez,
esta vez sí era completamente diferente. Al parecer habíamos podido superar
todos los miedos e inseguridades del pasado. Llegaba a la casa del trabajo a
las cinco de la tarde, a diario Adam me esperaba con una sonrisa o una pataleta
para poder jugar, no le bastaba con todo lo que hacía a diario con su madre,
siempre tenía energías para seguir jugando. Por muy cansado, enojado, o el
estado de ánimo que fuera siempre, siempre tenía tiempo para pasar con mi bebé.
De
igual manera y en la misma magnitud tenía tiempo para mi mujer, para estar con
ella en la terraza, en la cama o donde fuera. No solo éramos sexo, había
aprendido con ella que de una mujer se podía esperar muchísimo más, era la que
mejor me entendía, me escuchaba y ayudaba en todo lo que quisiese. ¿Qué más
podía pedir?
Como
pareja estábamos preparando nuestra boda, si, la segunda vez que la haría mi
mujer, a diferencia de la vez anterior ahora no llevaría mi apellido al
comienzo y eso la seguía haciendo una mujer independiente.
Como
Adam iba solo por la mañana a la guardería algunos días Renata se pasaba por la
oficina para ayudarme con el papeleo atrasado, aun no encontraba una secretaria
adecuada, y eso me frustraba. ¿Cómo podía ser tan difícil? Solo tenía como
requisito que supiera algo de leyes, un curso rápido o estudios de nivel
técnico. Era todo un reto encontrar una apropiada. La secretaria de Marcos
venia de vez en cuando a guiar a Renata cuando yo tenía reuniones o no tenía
tiempo de explicarle algunas cosas.
Marcos
me había sugerido que la misma Renata ocupara el puesto a tiempo completo, pero
no sabía si era lo que ella quería. Nunca habíamos conversado acerca de ella
teniendo un trabajo. Pero no porque no quisiera que se desarrollara como
persona, sino porque nunca lo había puesto en mi cabeza como una posibilidad.
Así
que gracias a la ayuda de mi amigo/cuñado/compadre y Nacho buscamos
universidades donde pudiera estudiar lo que quisiese y en un tiempo donde no
descuidara a Adam, que era lo único que me importaba, si no había cosas listas
en la casa me daba igual. No me importaba decirle a la señora que nos había
ayudado en el departamento que lo hiciera aquí también. Todo quedaría en Renata
y lo que ella quisiera hacer con su vida.
- ¿En qué piensas? –
- Trabajo, amor – se sentó en mi regazo,
mientras pasaba sus brazos por mi cuello.
- Y si mejor pensamos en… - me beso –
Estuve con Dani hoy
- Yo fui a buscar las invitaciones – la
bese – Quedaron muy lindas, tienes un excelente gusto.
- No lo hice sola, fue tu madre y Magda.
- Y tú también, mi amor. Está muy
silenciosa la casa esta noche
- Pero extraño un montón a ese pequeño
revoltoso.
- Te diría que yo no, pero aun no me
acostumbro a estar separado de él. Aun que disfruto mucho cuando no está en
casa.
- No te hagas que cuando esta disfrutas
de la misma manera – se río – Voy a llamar a casa de tus padres para saber cómo
esta
- Me iré a dar una ducha y podríamos
aprovechar de salir a comer fuera
-
No – negó con la cabeza – No quiero tener que arreglarme
- ¿Casa de Nacho? – Negó nuevamente -
¿Pizza? – Negó - ¿Sexo? – Negó - ¿Qué quieres?
- Si mejor nos acostamos y vemos una
película, y poder dormir diez horas seguidas. Eso sería maravilloso.
- ¿Te agota?
- Ser mamá es lo mejor que me ha pasado
en la vida, pero Adam es un bebé con muchísima energía y a pesar de que en la
guardería juega…
- ¿Sabes porque pasa eso? – Negó – Porque
es hijo único, si tuviera un hermanito…
- Tiene solo un año, si tuviera un
hermanito me volvería loca, amor.
- Ósea ya no quieres más hijos.
- ¡Claro que sí!, esperemos que Adam
tenga un par de años más. Por favor, amor.
- No diré nada, ahora mismo estamos con
la boda…
- Te amo tanto, tanto
- Creo que te he demostrado que yo
también te amo.
Mientras
yo me daba una ducha, Renata preparo algo liviano para cenar y nos metimos en
la cama antes de las diez de la noche. A la hora después no llevábamos ni la
mitad de la película de acción del indestructible, bajo la mirada a mi pecho y
me encuentro a Renata durmiendo. Apague el televisor y me abrace a ella.
- Buenos días – Renata me daba tiernos
besos por toda la cara mientras yo trataba de abrir mis ojos con el sol que
ingresaba por las ventanas. – Despierta, es sábado.
- Dame cinco minutos más –
- No, quiero que despiertes en este
minuto. Tenemos que estar en una hora más donde elegiremos el menú del
matrimonio y después tenemos que buscar tu ropa.
- Renata Omailei casi de Lackington
faltan casi dos meses para el matrimonio.
- ¿Y eso que? Quiero que todo quede a la
perfección
- No lo dudo ni por un solo segundo, y
con toda la ayuda que tienes de seguro quedara mucho mejor de lo que esperamos.
- Tengo demasiadas expectativas de
nuestro enlace.
- Yo de nuestra noche de boda. Para lo
cual ten en cuenta que no quiero un vestido de novia muy aparatoso.
- No señor – se puso de rodillas en la
cama con las manos en la cintura a modo de jarra, mientras fruncía el ceño – En
eso ni siquiera meterás tu nariz
- Le informo a la señorita – metí mis
brazos por entremedio del espacio que dejaban sus brazos – Que meteré muchísimo
más que eso y no hables de esa manera que creo que la banquetearía puede
esperar mucho más de una hora.
- ¿Tú crees?
- Lo harán
Nos
comenzamos a besar cada vez con mayor intensidad hasta que fui quitando cada
prenda que se interponía entre nosotros. Bese cada parte de su cuerpo con una
tranquilidad que ni yo mismo sabía que tenía. Esta vez y a diferencia de todas
las veces que le hacia el amor a mi mujer, lo hice con calma demostrándole en
cada caricia que no podía vivir sin ella, demostrándole lo muchísimo que la
amaba. Lo perdido que estaba sin ella, sin sus besos, sin sus caricias, sin su
forma de amarme.
- Te amo – susurre en su oído cuando la
veía cerca de llegar al orgasmo.
Te
amo, me respondía ella con la voz entre cortada y su espalda arqueada buscando
el mayor placer que podía ofrecerle.
Dos
horas más tarde de lo previsto estábamos revisando los menús, la posición del
cubierto y arreglos. No sabía que tan complicado podía ser todo esto, pero
estaba completamente seguro de que si era lo que quería hacer. Por segunda vez
sería mi esposa.
- ¿Te gusta? – me pregunto.
- Si – respondí.
- ¿Las servilletas de qué color las
prefieres?
- Marfil – me alce de hombros – Aunque lo
tu elijas estará bien
- Thiago – protesto
- Marfil.
- Bien – me guiño un ojo – Las queremos
en marfil
Siguió
por media hora más revisando todo lo que le iban mostrando más las cartas de
posibles menús, esos los probaríamos la próxima visita junto con los postres.
Mi
móvil comenzó a vibrar en mi bolsillo y me retire de a un rincón.
- Hola
- dije al revisar que la llamada era de Marcos
- ¿Cómo va todo por ahí?
- Bien, Renata ya tiene todo en orden
- Perfecto, nosotros tenemos todo listo
acá también
- ¿Mis padres llevaran directo a Adam?
- Así es. Te morirás cuando lo veas.
- Lo mejor es que Renata no sospecha
nada. La invitare a cenar y llegaremos a eso de las 10 ¿Fuiste a buscar el
anillo?
- Lo tengo conmigo desde hace dos días,
tú hermana me acompaño y lo guardo para que no se me fuera a perder ni a
estropear
- Dani es lo mejor
- Claro como a ti no te ha dado la lata.
No entiendo para que tengas que hacer una petición de mano nuevamente si ya
tienen un hijo y viven juntos
- Solo quiero que sea todo perfecto y no
falte nada esta vez.
- No voy a volver a cuestionar tus
decisiones. Eres un hombre grande amigo
- Por favor no olvides llevar los
documentos de la universidad. Es parte del regalo.
- Lo sé, los envolví incluso.
- Gracias hermano. Te veo esta noche
Al
cortar la llamada me voltee donde se encontraba Renata con los brazos cruzados al
pecho y mirándome fijamente. Le guiñe un ojo y sonreí de medio lado, ella negó
con la cabeza y se encogió de hombros.
Camine
a su lado y la abrace por los hombros, ella dejo recostar su cabeza en mí.
- ¿Con quién hablabas?
- Trabajo – fue lo primero que se me vino
a la cabeza
- ¿Un sábado? – alzo la vista hasta
encontrarse con mis ojos
- Algunas cosas pendientes, había
olvidado que había dicho que iría a la oficina
- Llamare a tu madre y le preguntare si
puede quedarse un par de horas más con Adam y nos vamos a adelantar trabajo.
- A pesar de que es una idea estupenda
prefiero que tú hagas tus cosas y yo me voy a la oficina
- Thiago – me cruzo sus brazos por la
cintura – Voy contigo, sin Adam no tengo mucho que hacer
- Eres una gran mujer, mi amor. Y si no
tuviera tantas cosas pendientes te diría que fueras a disfrutar el día sin
Adam, pero como soy egoísta y estoy lleno de trabajo.
- No eres egoísta, no me importa ir
contigo.
- Gracias mi amor – me beso en el pecho –
Llamare a tu mamá
- No te preocupes, termina con esto la
llamare yo.
A las seis de la tarde del día sábado siete de febrero,
mientras trabajábamos no dejaba de pensar en la noche, y poco a poco me iba
poniendo más nervioso. Nervios completamente injustificados ya que nada de lo
que fuera a decir o hacer ella los tenía muy claros.
- Listo –
dijo sonriente cuando el escritorio quedo por fin sin papeles – Creo que
merezco un premio
- Vamos a
casa y nos cambiamos para salir a cenar.
- Era solo
una idea – me abrazo – Vamos por nuestro hijo.
- Mamá dijo
que fuéramos tarde a buscarlo.
- Entonces
siendo así acepto.
Entre risas guardamos lo urgente en mi maletín y salimos
rumbo a nuestra casa.
***
- Estuvo todo
muy rico mi amor –
- Me alegra
mucho saber que le acerté con el restaurante
- Aunque
utilizan mucho condimento, me parece que le da otro sabor a las carnes y
comida. Gracias.
- Deja de
darme las gracias – abrí la puerta del copiloto para ella – Adelante señora.
- ¡Señorita!
– rio, cuando estuve en mi ubicación – Te ves muy guapo con ese traje
- Usted
también. – Le bese el hombro descubierto – Este vestido te queda espectacular.
Pero alejare todos los pensamientos que me dicen que te lo arranque
- ¿Crees que
a tía Nata le moleste dormir una noche más con su querido nieto?
- Ten por
seguro que no. – Mordisque su piel – Pero no. Yo extraño a ese bebé que hicimos
juntos.
- Pero…
- Pequeña
viciosa. – Encendí el coche – Esta noche quiero a mi familia completa en mi
cama
Renata hizo un puchero y miro por la ventanilla,
aproveche su descuido para marcar el número de Marcos.
- ¿Qué tal todo?
– pregunte ganándome la atención de mi mujer
- Todo listo
y esperándolos. ¿Ya vienen?
- Vamos de
camino a buscar a Adam.
- Bien.
Conduce con cuidado.
- Idiota
Corte la comunicación. Y encendí el radio del coche para
evitar tener que dar algún tipo de información a Renata que aún no apartaba la
mirada de mí.
- ¿Todo bien?
– pregunto bajando el volumen
- Si – y
volví a subirlo
- ¿Te paso
algo? – pregunto volviendo a bajarlo
- Nada –
volví a subirlo
Al abrir la verja de la casa de mis padres me estacione
justo en el lugar de siempre, al lado del coche de Marcos. Si quería que no se
diera cuenta de nada tenía que sacarla rápido antes que reconociera el coche de
su padre al lado izquierdo o el de tía Naty al otro lado.
- Vamos a
dentro
- Te espero
aquí
- ¿Por qué?
¿Qué pasa?
- ¿Qué pasa?
Qué te pasa a ti – gruño – Pasamos un día encantador, una cena maravillosa como
hacía mucho no teníamos y cuando te propongo que dejemos a Adam una noche más
con tus padres para poder alargar un poquito la diversión…
- No, amor –
respondí tratando de tocarla pero me evadió – Quiero que estemos los tres
juntos, solo eso.
- Yo también
quiero eso, pero pensé que podríamos…
- Da igual. –
abrió la puerta y camino sola hacia la entrada
- Espérame –
le dije trotando para alcanzarla
- Quiero irme
a la casa luego.
- Renata – le
tome la mano y la atraje hasta mi – Amo tus cambios de humor
- ¡Deja de
pelotearme! Quiero irme a la casa y meterme en la cama.
- Te amo –
trate de besar sus labios y solo encontré sus mejillas
- Yo también
– gruño tocando la puerta.
Esperamos cerca de cinco minutos antes de que uno de los
camareros que habíamos contratado para hoy abriera la puerta
- Bienvenidos
– saludo abriendo la puerta de par en par – En la sala están los señores
- Gracias –
dijimos al unísono
Al llegar al umbral de la sala adelante un par de pasos a
Renata para poder ver su cara cuando viera la sorpresa que le tenía preparada.
Un cartel sobre la chimenea ponía
¿Quieres casarte
conmigo? Thiago.
Renata se llevó las manos a la cara y negó muchas veces
con la cabeza antes que mi madre llegara a mi lado y me entregara a mi pequeño
con su traje de gala que mi hermana había elegido para él.
- Renata – la
llame aclarándome la garganta para que nos mirara.
Volvió a negar con la cabeza mientras todos estaban
expectantes por lo que tenía que decir.
- Amor,
mírame – susurre. Ella alzo la cabeza y nuestros ojos se vio como si fuera la
primera vez. Luego miro a Adam y una sincera sonrisa se dibujó en su rostro –
No sé cuántas veces al día te repito que te amo, que no puedo vivir sin ti.
- Muchas –
susurro sin dejar de mirarme
- A pesar de
que ya tenemos todo en marcha y que tenemos hasta la fecha de nuestra boda. No
quería dejar de hacer esto. De pedirte frente a los que queremos y nos quieren…
Uff – mire a Adam quien tiraba mi corbata – Con Adam queremos saber, bueno y
todos los demás yo creo que también quieren. ¿Quieres casarte conmigo?
Una ola de aplausos llegó a mis oídos en el momento en
que Marcos me entrego una pequeña cajita roja que contenía nuestros anillos.
- Con este
anillo sello el hecho de que te amo más que a nada en este mundo, en que
definitivamente no se vivir sin ti. Somos una familia, hace un año y cinco
meses nació el fruto del amor que nos tenemos. Hace mucho más que eso que me
perdí en tus ojos por primera vez, sin saber que ya no podría mirar sin pensar
y verte a ti. Te amo desde que tengo 18 años y creo que es nuestro momento, es
ahora cuando tú me dices yo también te amo y quiero casarme contigo.
- Desde que
era niña – se aclaró la garganta - Te
amo Thiago, quiero mi familia contigo, mi hijo contigo, mi hija contigo y todo
lo que la vida nos pueda dar. Simplemente gracias por ser el hombre más
detallista y que más amor me ha demostrado en la vida. Claro que quiero casarme
contigo las veces que hagan falta. Porque nada en este mundo me hace más feliz
que eso.