lunes, 31 de marzo de 2014

#5 "Caminos Inesperados"

Capitulo 5

“Anda Thiago”. Íbamos caminando por la orilla de un lago, el paisaje era hermoso, pero era mucho más hermoso verla a ella caminar con su pelo suelto y al viento. Esa pequeña tanga negra, era digno de pararse y apreciar.
“No, camina. Quiero andar en la moto”. Rezongaba mi ángel de cabello rubio.
“Me encantas”. Le dije cuando la alcance y la tome por su cintura para hacerla girar en mis brazos.
Su risa, sus carcajadas eran el sonido más hermoso, mejor que un pájaro cantar.
“Bájame, la gente nos mira”. Pare y la puse de frente a mí, sus pies tocaban la arena, pero sus labios tocaban los míos.
“Te voy a besar”. Le dije seductoramente “Muero por besarte”
“Estas tardando” Rezongo y acorto los centímetros que separaban nuestros labios.
En el traje de baño comenzó a sonar un móvil y por más que lo ignoramos seguía sonando una y otra y otra vez.
“Voy a contestar” Le dije separando un poco nuestros labios. Asintió con la cabeza.
Saque mi móvil y lo lleve a mi oído sin siquiera mirar la pantalla. Sin perder la conexión con sus ojos. Era muy fácil perderme en sus ojos, ellos me incitaban a estar por siempre mirándolos.
“Lackington” conteste, pero el móvil seguía sonando. Esta vez más lejos.

Comencé a ver todo borroso, todavía la sentía entre mis brazos pero se desvanecía en el acto, se esfumaba de mí.

El móvil seguía sonando me aparte un poco de ella, pero con la mirada fija en ella para no perderla 
de vista.

      - ¡Mierda! – Exclame sentándome bruscamente en la cama - ¡Todo fue un sueño!

Mire la mesa de noche y ahí estaba el culpable de todo, la pantalla aún estaba encendida y pude apreciar el nombre de “Mamá” mire la hora y eran cerca de las nueve de la mañana
Devolví la llamada y al primer tono contesto.

      - Hijo por el amor de dios, llevo toda la mañana llamándote – reclamo - ¿Dónde estás?
      - ¡Mierda! Mamá me dormí. Llego lo antes posible –
      - Thiago apresúrate, tenemos esa reunión a las 11 y antes revisar el contrato –
      - Lo sé, voy volando. Me ducho y salgo para allá –
      - ¿Te fuiste de fiesta? –
      - No – resople – Sabes que hace años no lo hago.
      - Si claro – río – Accionista, Abogado y miembro importante, se duerme porque si
      - Con respecto a las acciones - 
      - No. Ya lo sabes – me corto.

Llevaba años queriendo devolverle ese 25% que estaba a mi nombre. No lo encontraba justo, toda 
la vida había sido de ella y cuando yo nací, papá las adquirió y me las regalo teniendo un año o 
dos. 

Pero este año tenía un plan, sus bodas de plata. Y ese sería mi regalo para ella. Se lo había comentado a papá y él estaba de acuerdo y por su parte Dani haría lo mismo con las que ella tenía en la Agencia.

      - Te amo mamá – dije para que volviera a olvidar el tema
      - Yo te amo más mi vida. Apresúrate –

Corte la llamada y mire donde anoche estaba el cuerpo de Andrea y no había rastro de ella.
Tampoco estaba su ropa sobre el mueble. No le di importancia y me fui a la ducha. 

Corrí a la cocina para prepararme un café, pero me lleve una sorpresa. Renata.

Renata estaba en mi cocina con mis pantalones y camiseta de dormir. Me quede en el umbral observando como intentaba hacer funcionar la cafetera. Mientras su hermoso pelo, ese mismo con el que había estado soñando algunas noches, pero hace unos momentos también.

      - Debes apretar el botón de la derecha – dije

Renata se sobresaltó y volteo botando la taza que estaba a su lado. El sonido retumbo por toda la cocina.

      - Perdona – dijo y se agacho a recoger los trozos quebrados me apresure en llegar a su lado. Me puse a su altura y tome sus manos.
      - Deja yo lo hago – susurre cuando encontré su mirada

Aquellos ojos eran aún más hermosos que los de mis sueños, podía estar todo el día mirándolos y no me cansaría, no perdería mi tiempo.

      - Me asustaste – se disculpó – No sabía que aun estabas aquí
      - Es mi departamento – sonreí - ¿Qué esperabas?
      - Que vergüenza contigo – se sonrojo y bajo la mirada – Andrea dijo… Y bueno tenía llaves… lo siento Thiago
      - Tranquila – le ayude a ponerse de pie – No pasa nada
      - Bebimos y... –
      - Ya Renata – le corte nuevamente – Vamos vete a la ducha y yo preparo café
      - Gracias pero no. Ya he dado muchas molestias –
      - A mi ninguna – le sonreí – Bueno sí. Cuando desperté la primero noche y tú no estabas a mi lado.
      - Eso… creo que tenemos que hablarlo. Quería hacerlo ayer en la comida, pero estaba tu novia y no creo que ella lo sepa.
      - Nadie lo sabe – confirme – Eso fue nuestro. Y no tenemos que hablarlo, ya pasó. Éramos jóvenes y bueno no me arrepiento.
      - No parecía eso ayer, cuando te saque el tema –
      - Jamás pensé que fueras a bromear con eso. Fue sorpresivo. Nada más –
      - Si claro. – Se río – Me iré a duchar si no te importa
      - Ve – le indique
      - Gracias –
Espere pacientemente mientras ella se duchaba. Prepare un par de tostadas, unos café y jugo de naranja.
La isla de la cocina me pareció fea, mantel blanco y a utilizar el comedor que aquí había.

      - Solo era un café – me dijo sonriente saliendo del pasillo de la habitación
      - Yo no he desayunado y dicen que es la comida más importante del día – me burle
      - Siendo así –

Durante nuestro primer desayuno, pero esta vez como amigos la puse al tanto de la reunión de ayer con la embajada
El trámite es simple, si el demandante firma los papeles, no estamos pidiendo compensación económica. En realidad no estamos pidiendo nada. Solo su libertad. Esperábamos que Ernesto lo hiciera de inmediato o por lo menos yo lo esperaba, ella estaba segura que no sería hacia y ya se lo había dejado claro en un mail.

      - Nos sirve como prueba – le dije en el tono profesional. – Reenvíalo a mi correo
      - No, Thiago. Solo confórmate con saber que nos dará la pelea –
      - Y yo también - confirme
      - Yo no estoy tan segura de si en algún momento seré libre -  
      - Mientras confíes en mi – le guiñe un ojo – Como mucho en un año ya serás libre
      - Tienes tanta confianza en que así será. Me da esperanza –
      - Debes tenerla – sonreí - ¿Y qué tal anoche? – cambie de tema
      - Tú novia es un caso – río – En la tarde me odio y me gane un par de insultos. Pero al final del día termino siendo mi mejor amiga. Me contó muchas cosas
      - ¿Cómo qué? – alce una ceja
      - De su comienzo, de cómo es contigo y como eres con ella. De que tío Benja y Nata no la pasan mucho. Que Dani no la mira. Me dio pena
      - ¿No hablas en serio? –
      - Si la familia de mi prometido me tratara con indiferencia… -
      - Pololos/Novios – aclaré
      - Ella me dijo que se casarían –
      - No – le corte – No, no puedo hacer eso si no estoy enamorado –
      - Pero ella sí lo está –
      - Peor para ella –
      - No lo entiendo. No estás enamorado pero si la mantienes a tu lado. Si le das esperanzas y llevan años –
      - Es un tema del cual no me gusta hablar –
      - Como quieras – le quito importancia
      - Sé que no puedo exigirte cosas – asintió – Pero no quiero que seas amiga de Andrea
      - ¿Por qué? –
      - Solo hazlo –
      - No. Thiago. Yo no puedo decirte eso. Solo la quieres lejos mío porque me va a confiar sus cosas y eso no te conviene.
      - No es eso –

Me puse de pie de la mesa del comedor y camine hacia su lado, moví su silla para que estuviera de frente a mí. Me arrodille hasta quedar a su altura. Con mis brazos le cerré el paso, y con el libre sujete su cuello.
No lo pensé dos veces y me abalance sobre sus labios, los mordisque, los lamí hasta que entreabrió su boca y metió su lengua en la mía.

Reacciono a mis caricias, respondió a mis besos. Ambos nos perdimos en el momento, en nosotros mismos, nada nos importaba. Solo ella y yo.

      - Esto está mal – dijo separando nuestros labios
      - ¿Por qué? – Pregunte mordisqueando sus labios – Ambos lo queremos. Renata he soñado por años con este momento. Con poder volver a besarte
      - Eres un mentiroso –
      - No es así. Es la verdad ven deja mostrarte – le estire la mano para ponerla de pie – Cada noche durante seis años soñaba con este cabello – se lo acaricie – Con estos labios – la bese – Con tu olor – baje a su cuello – Con tus manos sobre mi cuerpo

Volví a su boca en busca de más, le devoré los labios lento y salvaje, nuestras lenguas danzaban con vida propia. Era su reencuentro, esta vez no era un sueño la tenía entre mis brazos.
Sus manos rodearon mi cuello hasta subir a mi cabello, lo alborotaba y lo jalaba mientras yo me comía sus gemidos, la atraje más hacía mi cuerpo como si de ello dependiera mi vida. Todos estos años se resumían a este momento.

El cuerpo de Renata se restregó contra mi entrepierna sintiendo lo que tenerla cerca provocaba en mí.
La tome por las caderas y la senté sobre la mesa del comedor sin separar su boca de la mía. Me acomode entre sus piernas llevando una de mis manos a su rodilla y subiendo lentamente por sus muslos, rozando la tela de sus bragas sintiéndola estremecerse bajo mi tacto. Con mis caricias
Al sentir lo húmedo que ya estaba su sexo las ganas de estar dentro de ella aumentaron. Seguí subiendo con mis manos por la cintura de sus bragas, llevándome consigo su vestido. Renata estaba tan receptiva.
Masaje y bese su abdomen, sus pechos, viéndola como arqueaba su espalda, su cara de placer.

      - Eres preciosa – dije en el momento que bajaba su prenda íntima. Y besaba el interior de sus piernas – Realmente Hermosa
      - Thiago – dijo entre gemidos
      - ¿Qué preciosa? – dije dando el primer lametazo sobre su sexo, jugueteando provocándolo, excitándolo
      - ¡Dios! – Grito jalando mis cabellos – Vamos a la habitación – pidió
      - No preciosa – le aclare volviendo a sus labios – Te voy a reclamar sobre esta mesa, luego en la ducha y terminaremos en mi cama.
      - Thiago – gimió al tiempo que introducía dentro de ella dos de mis dedos.


A la una de la tarde ya la había hecho mi mujer lenta, dulce y también salvaje. Habíamos bromeado y nos habíamos saciado. Ignorando las llamadas de mi madre, ignorando al mundo exterior. Solo fuimos ella y yo.
Y ahí estaba en la cocina con solo una de mis camisetas preparando algo para reponer las fuerzas.

      - ¿Qué miras? – me pregunto coquetamente
      - Lo bien que te queda mi ropa –
      - Tú crees – se dio una vuelta – Me queda un poco grande
      - Esta preciosa – la abrace por la cintura – Podría acostumbrarme a esto
      - No – corto ella – Esto fue… bueno… Thiago no
      - Ya tranquila no echemos a perder lo que paso – la bese.
      - Creo que será mejor que me vaya –
      - Pero… - la volví a besar - ¿Y la comida?
      - Me voy Thiago –

Se separó de mí y comenzó a recoger sus cosas del salón su ropa repartida por todo mi departamento, se encamino hacia el cuarto donde había dormido la noche anterior y cerró la puerta a su espalda.

Me quede como un idiota mirando la puerta, sin saber qué hacer, con mis pensamientos dentro de esa habitación, de esa maldita habitación.
Tenía ganas de entrar y hacerle el amor nuevamente en la ducha, pero también con ganas de dejarla ir.
Entre el sí y no, me fui a la ducha para olvidarme de todo, para olvidarme de ella.


      - ¿Por qué no me contestabas el móvil? ¿Dónde te habías metido? –
      - Estaba con Renata, mamá –
      - ¿Esta bien? ¿Qué paso? –
      - Comencé los trámites, redacte el divorcio primeramente sin mucho detalle. No quiero exponerla más de lo necesario –
      - ¿Cómo es eso? –
      - Deje fuera las agresiones físicas, la pérdida de su hijo –
      - Pero Thiago – se llevó las manos al pelo – Con eso hubiera sido mucho más fácil
      - Así es – aclare – Yo no tengo más pruebas que su relato
      - ¿Con eso no basta? –
      - No siempre mamá. El juez pedirá análisis y pruebas. Renata jamás acudió a un centro de salud a tiempo. - 
      - Pobre de Renata ha sufrido mucho –
      - Demasiado mamá, si alguien le hiciera eso a Dani ¡Lo mato!, no tendría tiempo ni de contarlo. Yo lo mato sin importar nada.

Pase todo la tarde metido de cabeza en los temas de divorcio, temas legales de la constructora. Estaba confundiendo todo.

Al día siguiente más de lo mismo, ni Renata me llamo, ni yo a ella. Desviaba las llamadas de Andrea no me apetecía hablar con ella, no me apetecía hablar con nadie.

El día viernes llego y el enano me comenzó a llamar muy temprano, para que no olvidara recogerlo. El día anterior me había puesto de acuerdo con Marcos para hacerles algo entretenido a los peques, pero Cavidad estaba en casa de sus abuelos paternos y Marcos tenía una cita con su nueva conquista. Entonces solo seríamos Ian y yo.

A las seis salí del despacho en busca de mi hermano. Cuando llegue a casa él ya estaba con su maleta lista.

      - Tardaste – gruño arrastrando la maleta escaleras abajo
      - Ya estoy aquí – subí la distancia y tome su pesada maleta – Que echaste aquí ¿Piedras?
      - Unas cuantas cosas que necesito –
      - ¿Para qué? –
      - Luego te cuento – dijo mirando a mi espalda.

Me volteé a ver a quien miraba con su ceja tan alzada para encontrar el rostro enigmático de Dani.

      - ¿Qué le pasa a los dos? – pregunto ella
      - Que cotilla eres Princesa – dijo Ian burlándose
      - ¿Qué se traen? – volvió a preguntar ella
      - Ya nos vamos  - gruño Ian – Nos vemos el domingo

Nos subimos al coche en silencio y así comenzaba mi fin de semana de chicos. El enano y yo. Solo el enano y yo.

Cuando entramos al departamento deje todas mis pertenencias sobre el sofá, arrastre la maleta de Ian a su dormitorio y volví a la sala.

      - ¿Peli y palomita? – pregunte
      - Perfecto – grito lleno de felicidad.
      - ¿Cuál?
      - ¿Cuál qué? –
      - ¿Cuál peli? –
      - Traje varias – se puso de pie del sillón y fue hasta la habitación lo seguí, y lo vi abrir su maleta en el suelo

¡Dios! Que niño, traía un arsenal de películas, muchos juguetes y hasta su Xbox
Se dio cuenta que lo estaba mirando y alzo los hombros.

      - Soy precavido – me dijo sonriente
      - Ya veo – me reí – Mientras piensas que peli, me daré una ducha. No hagas travesuras


Ya en mi habitación, me di una ducha más larga de lo habitual, no dejaba de pensar en lo que días atrás había sucedido aquí.
Sus manos en mis hombros, como acariciaba mi espalda, como besaba cada parte de mi piel. Comencé a recrear cada momento, cada caricia.

No la había vuelto a llamar para no incomodarla, ella misma había dicho que lo nuestro fue solo sexo. ¿Había sido solo sexo? No estaba seguro. Pero dentro de mi había algo de cariño, algo de sentimiento, Eso no me lo podía negar ni a mí mismo.

Eran años soñando con ella, aun sin saber su nombre, aun sin volverla a ver. Esa noche me había marcado.
Aunque estaba con Andrea, no tenía sentimientos hacia ella, jamás había podido explicar por qué seguía dentro de esa relación. Le había sido infiel no solo con Renata, si no que con varias otras chicas, durante casi cinco largos años. Podía pasar semanas sin verla o llamarla y luego follarla en la misma cama donde había sido infiel.
Quizás era por eso que mi padre me quería lejos de Renata, yo era la razón.
Pero con ella todo era distinto, no a quien quiero engañar nada era distinto. Me había acostado con ella aun sabiendo todo lo que había pasado.
Estaba faltando a mi ética, no podía ser su abogado y su amante, eso si se llegase a saber la destruiría públicamente, echaría todo a perder.

Tres golpes en la puerta del baño me hicieron recordar que no estaba solo.

      - Puedes apresurarte – grito Ian al otro lado de la puerta
      - Ya casi. – respondí

Solo con un pantalón de pijama salí hacia el salón, el enano estaba sentando con una camisa y un pantalón, no recordaba que andaba así vestido.

      - ¿Tú no conoces las poleras? – gruño al verme
      - Claro – sonreí – Pero no me apetece
      - Ve a vestirte – me ordeno de una forma muy Lackington
      - No –
      - Ve – grito furioso
      - No – espete yo
      - Thiago –
      - Ian ya basta – me enoje – Dije no.
      - Hermano no te enfades. – Puso cara de cachorro – Solo ve a ponerte una polera
      - ¿Por qué tanto interés que haga eso? – pregunte intrigado
      - Por favor –
      - Voy a preparar la cena antes que sigas –

¿Qué demonios le pasaba a este niño? Ponerse así de furioso porque no quiero ponerme una puta polera.
Me concentre en la cena, no era muy dado para la cocina las pastas y las tostadas eran mi especialidad. Bueno y lo único que sabía hacer.
Mamá trato de enseñarnos, pero ni Dani ni yo aprendimos así que cuando no estaba en casa llamábamos a la pizzería. Distinto era cuando estaba de visita la Abu, ella nos consentía preparando sus bizcochos o galletas.

No podía evitar ponerme triste cuando la recordaba sola y enferma en España pero ella terca, no quería venir a Chile. Ni papá, ni mamá, ni el nacimiento de Ian la retuvo mucho tiempo.

Mi móvil comenzó a sonar en el salón ¿En el salón? Estaba seguro que lo había dejado en la habitación

      - Nacho – conteste alegre
      - ¿Listo para mañana? – pregunto de entrada
      - Si, todo listo – mentí

Lo cierto es que sabía que tenía que ir formal, pues un traje y listo, mamá había mandando el traje de Ian y no había confirmado a Andrea, ni hora, ni lugar. Luego tendría que llamarla.

      - Paso por ti a las ocho –
      - Estaremos listos – confirmé

Mientras Nacho, me relataba como eran algunas de las amigas de su mujer yo estaba de cabeza viendo que no se me quemara la salsa boloñesa que estaba preparando.

      - ¿Sabes si tus padres irán? ¿Dani? –
      - ¡Hey! Que tanto interés en mi hermana –
      - Esta guapa la publicista – río – El otro día la vi en el centro comercial y ¡Dios! –
      - Te pasas –
      - ¿Por qué? Si esta guapa la condenada –
      - Es mi hermana – le advertí serio
      - Sabes que Beto estaba loco por ella cuando éramos más jóvenes –
      - No y preferiría no saber que sus primeras pajas fueron pensando en ella –
      - jajajajaja –
      - Yo no le encuentro la gracia –
      - Pero la tiene –
      - Espera un momento –
      - Ok – me respondió Nacho
      - ¿Qué pasa enano? –
      - Están tocando –
      - Ve quien es y me avisas –
      - jajajajaja – río Nacho – Mejor le dices que habrá, seguro es la loca de tu novia con ganas de follar –
      - Entonces se queda con las ganas –
      - ¿Estas de canguro? –
      - Fin de semana de chicos – corregí. – Se lo debía por dejarlo tanto
      - Wooow señor abogado – se burló – Se cambia de una buena mamada, a un enano de seis años –
      - Lo vale – asegure – Bien lo vale
      - Como digas – se burló – Yo me iré a follar a mi buena mujer esta noche. Por hacerme un hombre tan feliz
      - Como si te dejara –
      - Ya Thiago –
      - jajajajaja, Pero mira que eres, te respondo una y me quieres cortar
      - Buenas noches hermano –
      - Nos vemos mañana –

¡Mierda! La comida, me voltee a mirar lo que estaba preparado y todo aun a salvo, el enano estaba muy silencioso pero no podía dejar las ollas así.

      - Ian – lo llame
      - ¿Qué? – grito desde el salón
      - Nada enano, la cena ya estará ¿Puedes poner la mesa?


Lo escuche resoplar y no pude evitar reír, como este enano era tan parecido a lo que fui cuando pequeño.
Cuando Dani era una bebe por cierto muy hermosa, ayudaba mucho en el que hacer de la casa a mamá a pesar de que yo era muy pequeño.

Mamá no era muy buena con eso de tener dinero y no estuvo muy de acuerdo cuando papá le dijo que buscara a alguien que la ayudara a cuidarnos o los deberes de la casa, siempre prefirió dejar al trabajo de lado por estar con nosotros.
Yo ponía la mesa o retiraba los platos, ordenaba mis juguetes o cuidaba a Dani, se nos daba bien entre los dos.
Tía Naty iba y nos echaba una mano o mandaba a la señora que la ayudaba. Mi madrina era un sol y la queríamos mucho por eso.
Claro que mi papá era único, no tenía problemas en fregar los platos o bañarnos, hasta cambiar el pañal de Dani.
Tuve y tengo una buena familia, unos grandiosos padres.

      - ¿Dónde tienes los vasos? – pregunto Ian
      - En ese mueble – le indique
      - Gracias –

Lo miraba embobado mientras ponía sobre una bandeja, tres vasos, tres cubiertos y todo lo necesario.

      - ¿Tres? – le pregunte antes que saliera de la cocina, el me miro y me sonrió
      - Tenemos una invitada – 





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PRÓXIMO CAPITULO #6 LUNES 7 DE ABRIL

lunes, 24 de marzo de 2014

#4 "Caminos Inesperados"

Capítulo 4   


Me desperté como habitualmente lo hacía al ritmo de Wiz Khalifa, me desperece y me fui a la ducha. Me esperaba un largo día de trabajo. Al entrar en la cocina un rico olor a café me sorprendió y una sonríete Daniela con ello.   
      - ¿Qué te tiene tan feliz esta mañana? –      
      - Buen día hermanito – me sirvió una taza - ¿Cómo amaneció el guapito hoy?
      - Hasta antes de entrar a la cocina bien, ahora mucho mejor –
      - Deberías tener a alguien que te prepare café todas las mañanas y comenzarías aún mejor
      - Si claro. – me burle. Sabía lo que quería decir – Le diré a la Señora Bea que llegue más temprano –
      - Sabes que no me refiero a eso – sonrió - ¿Y Andrea?
      - Luego la veré –
      - Pensé que te quedarías con ella –
      - No. Tenemos que hablar –
      - ¡Ay! No Thiago –
      - ¡Sí! – dije sonriente en forma de burla
      - Ya hable con papá –
      - ¿Y? – Alce una ceja – Es mamá el problema
      - Ella no me quiere dejar crecer. Pero adivina – sonrió – Me voy dentro de un mes
      - ¿Qué? –
      - Sí. Iré solo dos semanas, para averiguar del curso. Pasare tiempo con la Abu y luego regresare a ordenar todo y poder volver a estudiar. ¿A que no es una buena idea?
      - Dani por el amor de dios - ¡Me escuche como mi madre!
      - Necesito que me apoyes hermano. – Puso cara de pena – Es importante para mí, y para mi carrera como profesional
      - Lo sé. Y te apoyo cariño – camine hacia ella – Puedes estudiar aquí, todos los cursos que quieras               - Acá tengo un futuro armado y lo sabes –
      - Tú elegiste princesa –
      - No me digas así – reclamo – Solo se lo permito a mi papi
      - Papi, tampoco está de acuerdo –
      - Vamos hermano –
      - Promete que hablaras con mamá –
      - Lo haré – resoplo – Tengo que comunicarle mi decisión tomada.
      - Contigo no hay remedio –
      - Soy una Lackington Blavi’s de tomo y lomo – se burlo
      - Claro que lo eres princesa – reí   

Estaba claro que con la princesa del hogar no sacaría nada, su decisión ya estaba tomada y contra ello no había nada que hacer, más que apoyarla. Mamá no iba a estar de acuerdo y mucho menos feliz, pero eso era cosa de tiempo, que se acostumbrara a estar sin su bebé en casa. Tal vez Dani ni siquiera se quedaba, ya me la veía yo lavando o cocinando. No eran cosas a las que ella no estaba acostumbrada. Seguro a la semana volvía.
Respire un par de veces para darme por vencido y continuar con nuestro desayuno.   

Nos salimos juntos a la oficina, hoy iba primero a la agencia. Al llegar al aparcadero recordé que mi coche estaba en la constructora y el de Dani en casa de mis padres.   

      - Nos toca tomar taxi – exclame   

Cerca de las nueve de la mañana ya estábamos en la oficina, yo revisando asuntos legales y Dani con papá, viendo futuras publicidad.  Cuando recibí el primer mensaje que podría mi día aún más complicado.   

“Ya tengo móvil nuevo  . Gracias por todo ayer 
¿Comemos juntos? Renata Omalei”  

“Me alegra que me consideres para hoy. Te veo a la una”  

“Perfecto. ¿Dónde nos encontramos?”  


“Paso por ti”  


“Ok”  

Ese fue el comienzo de mi atormentado día.   
Al medio día la llamada de Andrea solo confirmo mis sospechas.   

      - Hola Andrea ¿Cómo estás? –
      - Esperando tu llamada -
      - Lo siento, estaba un poco ocupado –    
      - Ya veo. – Dijo calmada - ¿A qué hora nos vemos? –    
      - Vamos a comer –  
      - ¿Pasas por mí?  -  
      - Te envió la dirección –
      - Pero Thiago… - reclamo
      - Tengo un día complicado y si quieres que pasemos la tarde de compras no puede ser de otra manera –       - Ya veo – suspiro – Me envías la dirección ¿Vale?  
      - Te veo luego –    
      - Un beso mi amor –


Tenía la mañana tan ocupada que no tuve tiempo de avisarle a Renata que no estaríamos solos, tampoco pensé que fuera a importar mucho.  Cuando a la una pase por ella, estaba tan guapa que evitaba mirarla, para que no me la pusiera dura. La comida iba a ser dura. ¡Muy dura!   

      - Hola – me saludo tímida depositando un beso en la mejilla.
      - Hola – logre articular al tiempo que le abría la puerta del copiloto.  
      - Lamento sacarte de tus obligaciones, pero no conozco a nadie más en esta ciudad. Bueno tenía amigas cuando era niña, pero no sé qué será de ellas. Y no me apetecía pasar la comida con Cota.      
      - Lo entiendo -  le sonreí – Puede llegar a ser un verdadero fastidio esa niña.  
      - Creo que si – se acomodó el cabello tras la oreja – Es muy poco lo que la conozco y tampoco sabe que hago aquí  
      - Lo sé. Me estuvo preguntando anoche –    
      - ¿Le dijiste algo? – volteo para mirarme y pude notar su nerviosismo  
      - ¡Claro que no! Solo lo que presumí que sabía –
      - ¿Y eso es? –    
      - Que querías pasar una temporada con tu familia –  
      - Lo mismo que le dije yo -  río – Aun así no cree, y no para de preguntar por Ernesto y todas esas cosas
      - Ves – le tome la mano en señal de cariño – Un fastidio    
      - Y yo terminare siendo el tuyo -    
      - No te preocupes ¿Te gusta la comida Italiana? –  
      - Claro que si – sonrió  
      - Bien, porque es allá donde vamos -    

Durante los veinte minutos restantes seguimos conversando cosas triviales, sin mayor importancia. Cuando aparque el coche me baje velozmente para hacerla de caballero y ayudarla a salir.   

      - Wooow – dijo sujetando mi mano – Que caballero  
      - Gracias. Me educaron muy bien –    
      - No me pareció eso hace años -  
      - Yo -  no supe que decir, sacaba así sin más ese tema. Yo no estaba preparado aun, o tal vez sí. Pero que le podía decir.  
      - Ya no lo dije para molestarte. – sonrió  
      - Me pillaste por sorpresa – dije mientras posaba mi mano sobre su espalda para guiarla    
      - jajajajajajaja.- Se burló  - Ni te cuento yo  
      - Era un niño – aclare  
      - No lo parecías – rio - ¡No eras un niño! ¿O sí?    
      - Tu qué crees – aproveche de burlarme – Fueron tus amigas las que nos ayudaron a entrar esa noche           - Lo recuerdo – dijo – Pero también nuestra diferencia de edad no era mucha
      - Nop. Tres años –  
      - ¡Tenias 18! – Dijo sorprendida – Pase mi despedida de soltera con un niño    
      - No lo era – fruncí el ceño    
      - Lo eras, pero no lo parecías –  

El sujeto de la entrada abrió las puertas para nosotros y cuando guiaba a Renata a ingresar un grito nos detuvo en seco.   

      - No me lo creo – dijo esa voz acercándose a nosotros  
      - ¿La conoces? – pregunto Renata acercándose a mi  
      - Claro que me conoce zorra – discutió Andrea  
      - ¿Thiago? – me miro Renata
      - Lo olvide – le susurre a Renata – Te agradara  
      - No lo creo – susurro ella.
      - ¿Por eso no me fuiste por mí? ¿Por esa? – alzo una ceja Andrea  
      - Tranquilízate – le indique, tomando su mano – Respira  
      - Estoy tranquila – rechino entre dientes  
      - Renata ella es Andrea – suspire – Andrea ella es Renata.    
      - Mucho gusto Andrea. – dijo una sonriente Renata estirando su mano de manera muy formal.    
      - Para mí no lo es – dijo ignorando su cordialidad - ¿Vamos a comer con ella mi amor?  
      - ¿Mi amor? – pregunto Renata    
      - No te lo dijo ¿verdad? – dijo Andrea pasando sus brazos por mi cuello, ignorando a Renata. Beso castamente mis labios y volteo a mirarla con desprecio – Soy su novia, su futura esposa, y próximamente la madre de sus hijos  
      - Wooow – dijo Renata – No me lo habías dicho.
      - Solo somos pololos – le aclare – Vamos a comer.


Pude notar la incomodidad de Renata frente a la presencia de Andrea. Cuando pasamos a nuestras mesa actué como un buen caballero y abrí la silla para Renata, luego la de Andrea y me senté de tal manera que la podía mirar todo el tiempo.   

      - ¿De dónde eres Renata? – comenzó el interrogatorio de Andrea, una vez que el camarero anoto nuestras orden.  
      - Española – dijo muy amable – Luego viví en Chile por…    
      - Diez y seis años – intervine    
      - Y volví a España. Hasta ayer por la mañana. –      
      - ¿Y de donde se conocen? –
      - Mi padre es amigo de los padres de Thiago. Lo conozco de antes de nacer –  
      - Y cómo es que nunca había escuchado hablar de ti – dijo con frialdad  
      - Si lo haz echo – intervine nuevamente- otra cosa es que no te acuerdes.  
      - Ósea que eres hermana de Constanza ¿O no? – pregunto de nuevo Andrea.  
      - Si – contesto Renata - ¿Y ustedes hace cuánto tiempo están juntos?
      - Casi cinco años – aseguro Andrea – Y somos muy felices  
      - Los felicito – sonrió – Hacen una linda pareja  
      - Lo somos – afirmo Andrea – Thiago tiene amigos solteros por si te interesa quedarte en Chile.   

Pude notar la tensión en Renata al escuchar eso de parte de Andrea, ella no estaba para una relación, cuando aún no estaba solucionado su pasado.   

      - Bien, basta de interrogatorios Andrea. – Dije firme  
      - Solo la estaba conociendo – hizo pucheros - ¿Te molesto?  
      - Para nada. No te preocupes – volvió esa sonrisa al rostro de Renata, lo que la hacía parecer aún más guapa, si eso era posible. Le guiñe un ojo, lo que la hizo sonrojar. Con veintiocho años aún se sonrojaba.           - Amor vi unos vestidos preciosos para el bautizo – dijo con alegría Andrea – Pedí cita en la tienda y podemos ir esta misma tarde 
      - No puedo acompañarte – le corte – Tengo una reunión con la embajada Española.
      - ¿Con la embajada? – pregunto Renata  
      - Así es. Tengo un caso muy importante y ya tengo todo para iniciar ese trabajo.  
      - Wooow  que rápido – se asombró Renata.  
      - ¿También eres abogada?  -
      - No yo no. – Aclaro – Estudie Audiovisual, pero fue muy poco lo que ejercí  
      - ¿Y ahora a que te dedicas? -    
      - Vine a pasar una temporada con mi familia. Quiero disfrutar a mi sobrina – dijo sonriente – Pasar tiempo con Ian, Dani y Thiago. Son como mis primos. Por cierto ¿Y Marcos?    
      - También conoces a ese borracho –    
      - Andrea – la regañe – Es un joven inmaduro  
      - De niño – río Renata – Recuerdo cuando Naty tenía que ir al colegio todo los días por que golpeaba a los compañeros o se arrancaba de clases    
      - O cuando en el cumpleaños de Dani se subió al techo de la carpa y estuvo un mes con yeso  
      - Pero buen susto nos llevamos, y ahí quedo la fiesta –  
      - Dani no le hablo en meses, y creo que aún no la perdonado del todo. –  
      - Esta muy guapa. Dani ha crecido mucho -    
      - ¿Ya la viste? – intervino Andrea  
      - Ayer. En una improvisada comida – dijo muy cómoda – Claro que converse más con Thiago, ya tendré tiempo de ponerme al día con ella.  
      - ¿Con Thiago? ¿Por qué no me lo contaste? – alzo una ceja  
      - Te la quería presentar personalmente – trate de salir del problema – Si te lo decía así como así ya sabes. Te podrías celosa    
      - Tengo razón – dijo con gracia - ¿A que no está guapo mi novio?
      - Andrea – la regañe    
      - Pero si tengo razón Thiago – hizo pucheros – Eres guapo, profesional y muy inteligente. Tengo que presumir al novio que tengo.  
      - Yo le encuentro razón – dijo Renata – Estas guapo, ya no eres aquel niño que yo conocí. Eres todo un hombre    
      - Gracias – dije un tanto avergonzado

Estaba claro que sus palabras de “ya no eres un niño” lo decía por nuestro último encuentro, y de solo recordarla con sus mejillas sonrojadas, el pelo alborotado sobre la almohada. Me daban descarga eléctrica pero directa al miembro. Que estaba a punto de reventar la tela de mi pantalón.   

Como siguió la conversación fue bastante tranquila, parecían que se podían llegar a llevar a llevar bien. Solo hasta que Andrea se diera cuenta que tenía intenciones de llevarme nuevamente a Renata a la cama.   
Tampoco era aquella niña, ya era toda una mujer, una muy guapa mujer. Y me veía con ella afirmándole ese rubio cabello mientras me masturbaba con su boca, con esos labios. Sacudí la cabeza para alejar esos pensamientos, tenía a mi “novia” al lado.   

Andrea como era costumbre no hacia mi vida fácil e invito a Renata a pasar el resto de la tarde juntas y después terminar bebiendo algo en mi departamento sin siquiera preguntarme.   
Yo me fui a mi cita en la embajada, ser hijo de Benjamín Lackington tenía sus beneficios y sin mucho preámbulo me concedieron la cita de inmediato.  Allí me dieron un listado de papeles que tenía que reunir entre ellos un escrito con los motivos del divorcio. Si el aceptaba firmar por voluntad propia esto terminaría rápido, pero si se negaba no teníamos más remedio que viajar e irnos a juicio por lo que tendría que validar mi título.   

Por la tarde me fui para la constructora y luego a recoger a Dani a la agencia, cuando le comunique que tanto Andrea como Renata estarían ahí me pidió ir a dejarla a casa de mis papas.   

      - Thiago. – grito Ian cuando aparque el coche  
      - Enano – y salí lo más rápido que pude para abrazarlo  - ¿Me extrañas?  
      - Mucho y lo sabes –  
      - Entren inmediatamente – grito mi madre – Ian debes ir a la cama  
      - Un momento más – le rogo – Thiago está aquí    
      - Y el papa – dijo enojada mamá. – Que mañana yo me llevo los problemas para ir a la escuela    
      - No, no, no. No daré problemas. Solo déjame estar con mi hermano –  
      - Vamos enano – le dije poniéndome a su altura – Ve a la cama y convenzo a mamá de que pases el fin de semana en mi departamento  
      - Wooow – dijo feliz - ¿Solo chicos?  
      - Vale – asentí – Nos llevamos a Marcos y él puede llevar a David
      - Si – grito feliz, y me abrazo – Eres el mejor  
      - ¿Y yo? – dijo Dani haciendo pucheros  
      - Tú eres nuestra princesa – contesto Ian    
      - Solo mía – dijo papá entrando al vestíbulo - ¿Toda la familia?  
      - Papi – lo abrazo  Ian – Thiago me llevara el fin de semana a su casa. Solo seremos chicos  
      - Yo no he dicho que si – dijo mamá – A la cama y lo pensare    
      - Bien – resoplo – Buenas noches a todos

Dicho eso se fue escaleras arriba. Cuando salió del campo visual papá dijo   

      - ¿Estás seguro que puedes con él? –    
      - ¡Claro! – Conteste – Tengo el bautizo de Nacho y se divertirá mucho  
      - No le falles – dijo papá – Te adora ese niño  
      - Y yo a él papá – abrace a Dani – Y a ti también enana.    
      - ¿Te quedas princesa? - le pregunto mi padre a Dani
      - Si claro. – Dijo pareciendo enfadada - ¿Pueden creer que llevo a Andrea y Renata a su departamento? –    
      - ¿Renata? – Pregunto mamá - ¿Mi Renata?  
      - Si mamá – aclare – Andrea la invito y bueno no me gusta nada que se acerque a Renata  
      - A mí tampoco, tu novia está loca – dijo Dani – Y Renata me parece cuerda.  
      - Lo es. -  apunto mi madre – Thiago no dejes que la perturbe. No me cae mal Andrea pero si tiene problemas y mantenla lejos de tu hermano también.
      - No comprendo que le paso a Ian con ella – dije – Antes se llevaban bien  
      - Ian es brillante por eso no la pasa – dijo Dani a quien no podía caerle peor Andrea desde hace muchos años – Podrías salir con Renata, ella me agrada para cuñada.
      - Pueden dejar su odio por Andrea un momento – aclare – Somos novios nada más. Y con respecto a Renata...
      - No – dijo en seco mi padre – Te quiero lejos de ella.  
      - ¿Por qué? – Pregunto Dani – Es guapa, me cae bien y es soltera    
      - No lo es – dijo mi padre – Thiago no quiero tener esta conversación otra vez y menos tener que repetir las cosas. Eres su abogado y tal vez su amigo. Nada más.  
      - Ya basta – dijo mamá furiosa como pocas veces lo estaba – Es tu hijo al que le hablas    
      - Por lo mismo – dijo papá – lo conozco muy bien  
      - ¡Y una mierda! – Dije furioso – Soy lo bastante grande para saber que me conviene y que no. Y quédate tranquilo papá que no me interesa Renata.

Me di media vuelta y Salí de la casa dando un portazo. Que es lo que le pasas a mi papá por que hablaba de mí de esa manera. ¡Dios! Soy su hijo, y no soy tan idiota como para tratar mal a Renata ¿O sí? Puede que alla pensado que solo me la cogería y la dejaría. Bueno eso ya lo he hecho. Pero ahora…   

      - Hijo espera – grito mamá desde la entrada  
      - Mamá por favor – pedí a grito – Tengo que irme  
      - Ve hablar con tu padre. No te vayas enojado con él. Sabes que te ama – acaricio mi mejilla  
      - Y yo a él. Mamá – dije – Pero porque mierda habla así de mí
      - Renata es una buena chica – aclaro – conoce lo que está sucediendo y no la quiere ver sufrir eso es todo.  
      - Pero yo no la quiero hacer sufrir  
      - Ella merece un hombre que la ame hijo – me acaricio la mejilla. – Y tu estas con Andrea. Ella es tu mujer.
      - No es mi mujer – le corte – Soy su novio. Solo eso. Puedo ser un buen hombre si me lo propongo. Pero no es ético que me involucre con ella. Soy su abogado.
      - Así es bebé – dijo mamá – Se su amigo, conocerás la gran mujer que es y te darás cuenta que esto es una estupidez. Renata está cerrada a volver amar, solo sufrirás a su lado. Tú eres apasionado como tu padre, pero tienes mi corazón sensible. Ya lo sabrás cuando te enamores de verdad.
      - Tal vez mamá – le bese la mejilla – Me voy. Vendré el fin de semana por Ian
      - Bien cariño. Descansa   

Durante todo el trayecto a casa, le fui dando vueltas a las palabras de mi padre. Tenía motivos para no confiar en mí, claro que sí. Era un canalla con Andrea. Pero me estaba realmente planteando tener una relación con Renata. Verdaderamente la podía llegar a amar.  Eso ya eran palabras mayores, enormes palabras. Lo que con ella había, espera con ella no hay nada. Hubo, hubo sexo, le hice el amor pero eso hace ya años luz en el pasado.  

Saque las llaves de mi apartamento frustrado por que iba a tener que verlas a ambas en estos momentos y lo que verdaderamente quería era un vaso de whisky, una ducha y acostarme. Dejar de darle vueltas a esta absurda situación. Mucho más que eso.  Mi móvil sonó en ese momento Nacho ¡Mierda!   

      - Lo siento – dije al contestar
      - Donde demonios te metes. Era la última charla y no llegaste maldita sea –
      - Amigo lo siento, se me complico el día -  suspire – vengo entrando a mi apartamento
      - Ya veo que se te complico –  
      - Lo siento de verdad – dije sincero  - El sábado estaré temprano para hablar con el sacerdote  
      - Oh. Claro que estarás temprano – dijo furioso – te pasare a buscar a las ocho de la mañana Thiago.           - Perfecto – trate de sonar alegre – Iré con Ian    
      - Sabes que no es un problema y espero que tus padres y Dani asistan también  
      - No lo sé – me agarre el cabello – No me comentaron nada      
      - Mejor dicho no lo recuerdas – río – No sé, creo que ni siquiera recuerdas la mujer que tienes todas las noches en tu cama.
      - Créeme que esa si la recuerdo – sonreí – Es imposible no saberlo    
      - Con lo loca que esta – completo la frase - ¿Viene verdad?  
      - Si – resople – Ya compro su nuevo vestido, y todo lo necesario para lucirse
      - Aun no entiendo por qué sigues con ella. –    
      - Ya no quiero hablar de eso – le corte – Nos vemos el sábado hermano  
      - Paso por ti. Cerca de las ocho. Te llamo el viernes –  
      - Buenas noches –    
      - Buenas noches  -    

Corte la llamada y metí la llave al departamento. Suspire muchas veces y respire profundo antes de abrir, necesitaba el valor para hacerlo.  Mirar a Renata sin pensar en las palabras de mi padre. Me resigne y abrí, mi sorpresa fue enorme por que al entrar todo estaba a oscuras. Al encender la luz, sobre la mesa del salón había una botella de vino vacía y dos copas.  Pero ni rastros de las chicas. Sonreí agradecido de la situación algo me había ayudado a no tener que verla en ese momento.   

Después de recoger todo me fui directo al cuarto, había sido un día de mierda y lo único que quería era dormir. Mi sorpresa fue grotesca cuando sobre mi cama, yacía el cuerpo de mi novia borracha. Resople y me fui directo a la ducha.   

      - ¡Piedad! – pedí mientras me duchaba  

Entre nuevamente a la habitación y no encontré mi pantalón de pijama. Saque un bóxer y una camiseta. Metí bajo las sabanas el cuerpo de Andrea.   

      - Tardaste – dijo con voz borracha  
      - Sigue durmiendo – le susurre metiéndome a su lado  
      - Hazme el amor – se arrimó a mi cuerpo – Te necesito mi amor    
      - Andrea estas borracha – le bese el pelo y me volteé para darle la espalda

Lo último que podría hacer es tener sexo con ella, con ella borracha.   

      - Ámame Thiago – pidió besando mi espalda por sobre la polera y con sus manos recorriendo mi abdomen – Tu disfruta amor, déjame demostrarte cuanto te amo
      - Hoy no – le pedí sacando sus manos de mi cuerpo – Hoy no
      - Ayer tampoco – reclamo - ¿Qué mierda te pasa?  
      - Estoy cansado – me excuse – Tuve un día de mierda    
      - Eso no era escusa antes – medio la espalda – Un día me aburriré de tú trato. Buenas noches
      - Buenas noches.

Apreté mis ojos, soñando con la esperanza de que ese Renata y no Andrea la que estaba en mi cama. No se que me pasa no dejo de pensarla, de soñarla y de desearla







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PRÓXIMO CAPITULO #5 LUNES 31 DE MARZO

lunes, 17 de marzo de 2014

#3 "Caminos Inesperados"

Maldito el destino, y la vida que nos volvió a juntar en este despacho, y ahí estaba yo parado como un idiota sin decir ni media palabra, estaba claro que verla me había impactado, pero hasta el punto de dejarme mudo.

      - Buenas tardes Renata – fue lo único que pude articular - ¿Para qué me necesitaba Tío? – pregunte volviendo a mi modo profesional, porque ya parecía un estúpido niño.
      - Hijo, es un tema bastante complicado y serio – me dijo indicándome que me sentara en el sofá cercano.
      - Papá. – hablo ella – Me podrías dejar hablar sola con Thiago.
      - Claro nena. – se puso de pie – Estaremos fuera

Cuando vi a mi padre y a Gabriel salir del despacho, mis nervios se volvieron a mil, ahora venían los reclamos, claro esta si es que me había reconocido.
Pasaron un par de minutos antes de que ella tomara asiento a mi lado en el sofá y comenzara a hablar

      - ¿Cómo estas? – me pregunto pareciendo calmada
      - Bien – le conteste en seco.
      - Thiago yo… -
      - No. – le corte - ¿Qué es lo que necesitabas hablar conmigo a solas?
      - ¿Por qué no me dijiste tu verdadero nombre  aquella noche? –
      - Eso ya no importa – me rasque la cabeza, ¡Mierda! Ella aun se acordaba de aquella noche, no tal solo era yo. – Eso paso hace años, yo era un adolescente y tu bueno tampoco me dijiste el tuyo. Y ahora estas casada. ¿Qué mas da lo que sucedió?
      - Es verdad. – agacho la cabeza – Thiago esto aun mas complicado sabiendo que tendré que contarte muchas cosas
      - Renata yo no soy tu amigo para que me cuentes tus cosas. –
      - Necesito que tramites mi divorcio. – me quede con la boca abierta ante sus palabras, ella había decidido eso antes o después de haberme visto – Necesito que me ayudes
      - ¿Divorcio? – dije aun incrédulo en sus palabras
      - Si. Yo no puedo seguir con ese hombre – comenzó a llorar – mato a mi hija – escondió su cabeza entre sus piernas y lloraba aun mas fuerte.

Mi primera reacción fue quedarme en mi lugar, pero algo en mi me llevo a tomarla por los brazos y acunarla en mi pecho, se sentía tan bien tenerla en ese lugar. Fueron años los que anhele volver a verla, volver a hacerle el amor y ahora… Y ahora la tenia en mis brazos, pero todo era distinto ya no era un niño. Mi teléfono comenzó a vibrar dentro del bolsillo de mi pantalón, lo ignore. Solo me preocupaba ella y la manera en la cual lloraba me hacia darme cuenta que nada bueno estaba pasando.

Lloro por mas de media hora tal vez, o un poco mas de tiempo en el que me mantuve en completo silencio de vez en cuando le hacia algún cariño el pelo. Nadie toco la puerta durante ese tiempo, nada interrumpía su llanto y este tampoco cesaba.

      - Perdón – fue lo primero que hizo cuando se encontró mejor. – Yo debería irme
      - ¿Por qué? Renata necesitas mi ayuda, para eso me hicieron venir. ¿Qué es lo que pasa? –
      - Necesito que me divorcies lo antes posible. – Se puso de pie y comenzó a caminar por la oficina – No puedo seguir casada con ese hombre –
      - Este bien. Si eso es lo que quiere. – Me pare y me fui hacia ella. La tome por las manos y la lleve nuevamente al sillón – Necesito él porque
      - Porque mato a mi bebé –
      - Renata no te entiendo nada –
      - Thiago es difícil para mí recordar cinco años de un horrible matrimonio. Esto es muy difícil –

En ese momento su móvil comenzó a sonar sobre la mesa del escritorio, pude sentir el temor de Renata a través de sus manos que aún estaban sobre las mía, se tensó. Cuando me fui a parar para acercarle el móvil ella me retuvo.

      - Déjalo – me pidió
      - Ni siquiera has visto quien es –
      - Por favor –

La puerta del despacho sonó y seguido de eso entro tío Gabriel

      - Magda quiere saber si les trae algo de beber o de cenar –
      - Yo nada gracias – dije
      - ¿Hija? – le pregunto, ella negó con la cabeza. Tío Gabriel me miro por un segundo estudiando mi mirada, y al verme tan confuso como cuando ingrese decidió hablar – Ernesto la golpeo, la golpeo hasta hacer que perdiera al bebé que esperaba.
      - ¿¡Que hizo que!? – dije incrédulo ante lo que había escuchado.
      - No bastarle con eso. – Se aclaró la garganta Renata – Me dejo en encerrada en la habitación –
      - No lo puedo creer – dijo atónito por lo que escuchaba - ¿lo denunciaste?
      - No. ¡Me escape! – grito y volvió a llorar
      - Hijo. Es importante tu ayuda, Renata paso siete días escondida en casa de Victoria – abrí los ojos – Si donde tu Abuela. Ella le dio el dinero para que viniera a buscarme. Pero yo te necesito como profesional.
      - Yo lo mato – fue lo único que pude decir - ¿Cuántas veces lo hizo?

Me arrodille frente a ella para poder escucharla hablar, necesitaba saber su versión. Ella no levanto la cabeza, no me miraba, no paraba de llorar.

      - Necesito que nos deje solos – le dije a Gabriel – Ella debe confiar en mí y contarme todo, lo vamos a hundir. Te lo prometo preciosa. Pero necesito que me mires y me cuentes todo.
      - No puedo. – fue lo que dijo
      - Gabriel. – lo mire – Nos puedes dejar a solas. - no fue una pregunta mas bien fue una orden
      - Yo tengo que escuchar todo – dijo con un tono que se notaba que no estaba feliz por ser apartado de la historia – Es mi hija
      - Por favor – dijo en un susurro Renata haciéndose presente

Cuando Gabriel salió me quede en la misma posición tome sus manos entre las mías, dándole la confianza que tal vez necesita algo importante para ayudarla en el caso, y poder conseguir el divorcio y hacerlo pagar, era que ella me contara todo y poder buscar las pruebas necesarias para sacarla de ese temor, de ese horror de hombre que eligió.

      - Todo lo que tú me digas – me aclare la voz – Sera nuestro secreto. Es importante que me digas que paso y por qué paso.

Después de un momento donde le infundí seguridad incluso mirándola a los ojos ella comenzó con su relato

      - “Mis abuelos buscaron a Ernesto para mí, hijo de un prestigioso médico. Era un buen partido para su nieta huérfana, mi verdadera familia, la que siempre tuve a mi lado estaba lejos. Me sentía sola. Él era atento, amoroso y me hacia sentir bien. Yo estaba enamorada o bueno eso creía. A los meses fue el primer golpe, me prometió y me juro nunca mas volver a hacerlo y le creí. Pasaron meses en que volvió a ser tan atentó como lo fue cuando éramos novios. Cuando mi abuela murió, me volvió a golpear, esa vez yo reaccione y lo deje. Me refugie en casa con mi Abuelo estuvimos dos meses separados. Incluso mi abuelo me hacia la guerra porque nunca supo el motivo que tuve para irme. Me he guardado todos estos años sus golpes, los cubría con maquillaje y delante de la gente, su familia o sus amigos yo era feliz. Me mostraba con una sonrisa, jamás se darían cuenta. Aguante mucho Thiago. Cosas que nunca te podrías imaginar. Cuando le dije que estaba embarazada yo tenía tres meses. Mi bebé tenía tres meses dentro de mí, se volvió como loco. No tuvo piedad de mí, mucho menos de mi bebé. Lo perdí en el instante, estuve dentro de la bañera hasta que por forma natural expulse el cuerpecito de mi bebé. Dios se apiado conmigo y me dejo vivir, no tuve atención médica. Y cada vez que lo veía, no tuve la valentía para matarlo aunque las ganas no me faltaron.
El día que hui, no tenía a donde ir, todas las amigas que había tenido cuando estudiaba o donde vivía, todas las había perdido por su culpa. Mi familia no me apoyaría, eran felices con las atenciones de Ernesto y también con su dinero. No tenía a quien acudir, pero recordé a tu Abuela, Victoria es una buena mujer, ella me ayudo, me llevo a un centro de salud y me cuido por siete días. Una tarde llego a casa y me entrego un pasaje, me dijo que en este lugar estaría bien y protegida. E confiado en ti. Thiago sabes mucho mas de lo que pensé que te contaría mi vida es una verdadera mierda. Soy una mierda de mujer. Y no quiero que mi padre ni nadie mas sepa todo lo que he tenido que pasar por cubrir las apariencias.”

Escuche atento cada una de sus palabras, mi mente a pesar de escuchar cientos de historias distintas no llegaba a dimensionar todo lo que Renata había pasado durante estos años, no estaba casada con un hombre, estaba con un animal, su vida no era una mierda, la habían hecho una mierda.
No sabía que decir, no sabía cómo ayudarla en estos momentos, tenía mis puños apretados. Sentía rabia, también sentía pena. Como podía haber gente que viviera y gozara haciéndole mal a las personas.
Me debatía conmigo mismo, una parte de mi me decía que necesitaba ayudarla, pero otra también me decía a gritos que era un terreno peligroso.

      - Thiago dime algo por favor – me suplico – Dime que te doy asco, dime que soy una mierda y que me merecía todo eso… - la calle colocando un dedo sobre sus labios
      - No digas eso. No te merecías nada de lo que te paso. Te voy a ayudar. –

Me sentí como un idiota, necesitaba hacer algo por ella. Su móvil volvió a sonar y como un imán me puse de pie, lo tome entre mis manos y al leer Ernesto lo estrelle contra el suelo.
Sus ojos parecían que se le iban a salir, pero aun así no decía nada.

      - Renata, yo te voy a ayudar – le aclare – Vamos a salir de esto sin necesidad de que lo vuelvas a ver y que lo vuelvas a escuchar

Trato de sonreír, sus ojos brillaron y lágrimas rodaron por sus mejillas. La abrace y le prometí que todo iba a estar bien. De mi dependía que todo estuviera bien.

Cuando estuvo más tranquila le explique cómo abordaríamos el tema. Aun siendo abogado necesitaba hacer unas consultas para llevar el divorcio. Tal vez a ser de otro país, tal vez tendríamos que ir a España e iniciar los trámites en ese lugar.

      - Vamos donde los demás – le dije cuando la vi mas tranquila – Esa es mi tarjeta – se la extendí – Cualquier cosa me llamas y en minutos estoy contigo.
      - Gracias – la guardo en su bolsa – No sabes lo bien que me hizo contarle a alguien lo que me paso.
      - No soy un alguien – Aclare – Soy tu amigo, y puedes contar conmigo
      - ¿Quieres quedarte a cenar?
      - Vamos –

Cuando llegamos al comedor principal los dos nos encontramos con la sorpresa que mi madre e Ian ya estaban ahí. El pequeño se lanzo a mis brazos apenas me vio, le sonreí y acorte la distancia que nos separaba.

Aun con Ian en mis brazos bese la cabeza de mi madre, quien al ver a Renata no contuvo el impulso de abrazar a Renata como si fuera una hija mas.

Tengo recuerdos vagos de mi infancia cuando pasaba mucho tiempo jugando en los jardines de la casa con ella, o escondiéndonos bajo las mesas del primer restaurant de su padre. Las travesuras que hacíamos los fines de semana cuando ella se quedaba en casa o las películas de princesas que veíamos en la habitación de mis padres hasta quedarnos dormidos.

      - Estas hermosa – le dijo mi madre entre lagrimas y sin romper el abrazo – Mira la mujer en la que te haz convertido. Hija mía. Estoy feliz de tenerte nuevamente con nosotros, con tu familia.
      - Gracias tía – le dijo. – Yo también estoy feliz de estar con mi familia otra vez
      - Vamos a comer – dijo tío Gabriel rompiendo el momento - ¿Y Daniela?
      - La voy a llamar –le dije poniendo en el suelo a mi hermanito – Ya vuelvo


Me aparte un poco de las lagrimas y el momento de reencuentro para sacar el móvil de mi chaqueta. 10 llamadas perdidas de Andrea ¡Dios! Esta mujer era sofocante a veces.
Mire la hora y recordé que tenia que ir a cenar con su familia. Pero ahora justo ahora también tenia una cena con mi familia. Marque el numero de Dani.

      - No vienes a cenar – me dijo apenas contesto
      - No. – le dije entre risas – Peque ven al local nuevo de tío Gabriel
      - A no, no, no. Thiago no estoy para cenas familiares y escuchar a mamá reclamando en mi contra. Me niego.
      - ¿Por mi? –
      - Traidor. –
      - Es importante, mamá esta feliz Renata esta aquí –
      - ¿Renata? –
      - Si la hija de tío Gabriel. Llego esta mañana de España y están todos felices. Hermanita por favor. –
      - Esta bien cariño por ti, solo por ti. Porque a esa tal Renata ni la conozco –
      - Apresúrate –

Volví a la mesa donde todos ya estaban sentados, Ian como un verdadero Lackington estaba sentado en medio de mamá y Renata, a la que le tocaba el cabello. Me senté al frente para poder verla.

Una hora después mientras conversábamos y escuchábamos las ocurrencias de Ian y como le contaba cosas de su colegio. Dani llego en ese momento y comenzamos a cenar.
La comida estaba exquisita, pero como no todo podía ir tan bien mi móvil sonó. Me disculpe de todos y me aparte un poco para poder contestar tranquilo. Y nadie escuchara los gritos de Andrea.

      - Hola –
      - ¿Hola? – pregunto furiosa - ¿Dónde demonios estas?
      - En una cena de negocios – mentí en parte
      - Thiago eres un maldito ¡Vente! Dile a quien mierda sea que tienes otro compromiso –
      - Te veo luego – le corte el rollo
      - Y una mierda – grito – Vete a la mierda

Me corto la llamada, camine al baño y me lave la cara, porque tenia que estar con una loca- Y me debatía con mis dos conciencias la buena me gritaba que corriera donde Andrea y arreglara mi relación. Sin embargo, la mala me enviaba donde Renata tomarla y cogerla como lo había soñado por años.

      - ¿Qué voy a hacer? –

Pero que mierda estoy pensando, claro que se lo que tengo que hacer. Mi vida había girado por años en torno a una aventura de una noche y ahora, ese sueño estaba cerca de mi. Pero incluso si intentara estar con ella. Ella estaba tan rota, tan sola que lo ultimo que haría sería meterse en mi cama para una nueva aventura.
Entonces solo tenia a Andrea, solo estaba ella quien durante años me aguantaba mi falta de compromiso y aun así me amaba. Era mi novia de toda la vida, crecimos juntos. Pero Renata…

      - Perdón – dije cuando volví donde estaba toda mi familia. Me afirme en el respaldo de la silla de mi madre. – Me tengo que retirar
      - Esta bien hijo. – dijo mi padre
      - Pueden llevar a Dani al departamento – pregunte – Yo la veré allá en un rato
      - Claro – dijo mi padre – Ve tranquilo
      - Gracias – le dije.

Me acerque a Ian quien no soltaba los cabellos de Renata, le bese su cabecita antes de acercarme mi boca a su oído.

      - Eres todo un galán campeón – le susurre – Luego me enseñas tus trucos con las chicas

El pequeño me sonrió y río a carcajada antes de soltar una de las suyas

      - Te enseñare a tener novias guapas como la mía – río e hizo reír a toda la mesa
      - ¿Tienes novia? – le pregunto mi madre fingiendo enojo
      - Dos – aclaro
      - ¿Dos? – pregunte - ¿Cuáles?
      - La del cole y Renata –

Todos nos volvimos a reír y Renata le beso la mejilla haciéndolo sonrojar en ese momento. Este enano simplemente era como yo físicamente, pero con una personalidad única.

      - ¿Ya somos novios? – le pregunto Renata
      - ¿Tú quieres? – dijo el enano
      - Claro – respondió ella, besando nuevamente su mejilla - ¿Me llevaras al cine?
      - ¿Me dejas papá? –
      - Solo si sacas buenas notas en el colegio – dijo entre risas
      - Va – reclamo el enano – Siempre con las calificaciones del cole.
      - Bueno me voy – dije interrumpiendo al enano – Disculpen y gracias. Buenas noches

Salí del local en busca de mi coche cuando una mano sujeto mi brazo. Me voltee a ver quien me detenía. Cuando vi a Renata. Ella me miraba confusa y aflojo su mano hasta que la retiro.

      - Perdón – me dijo – No me dijiste cuando nos veríamos

Al decir esas palabras trague en seco, al mirar esos labios tuve que contener mis impulsos por besarla en ese momento. No sería apropiado. Y no sabia si ella quería lo mismo que yo.

      - Digo… Vernos para… - no le salían las palabras
      - Te programare una cita, cuando tenga todos los datos para iniciar el proceso
      - Claro me llamaras – dijo algo desilusionada por mis palabras – Bueno nos vemos entonces 
      - También puedes hacerlo tu – le aclare – Ya tienes mi numero. Recuerda que también somos amigos
      - Thiago – ambos nos volteamos a la vez que nos interrumpieron - ¿Puedes acercarnos a casa? -pregunto Cota con Carol en sus brazos cubierta con una frazada rosa.
      - Lo siento, pero ando sin coche – dije – Me vine con mi padre
      - Ah –
      - Vamos, compartimos taxi – me guiño un ojo en forma de aprobación
      - Adiós hermanita – dijo con sarcasmo
      - Buenas noches a ambos – Fue lo ultimo que dijo Renata antes de ingresar nuevamente al local
      - ¿Nos vamos? –
      - Vamos –

En el camino a casa, Cota no daba por perdido el tiempo. Posaba disimuladamente su mano en mi muslo y lo acariciaba, todo mi autocontrol. Estaba jugando un juego sumamente peligroso, era una niña. Simplemente esto estaba mal.

Le pare en seco y fui sumamente claro con ella.

      - Para con tu coqueteo – dije algo enojado – Cota eres como una hermana para mi. Además yo estoy en una relación
      - ¿Y eso que? – alzo una ceja – No te voy a mentir, me calientas Thiago. No te quiero como mi novio, ni mucho menos como padre de mi hija. Te quiero como hombre
      - Pero eso nunca va a pasar –
      - Eso lo veremos – contesto - ¿Qué le pasa a Renata? – dijo cambiando de tema drásticamente
      - ¿Qué quieres decir? –
      - Yo no me trago eso de que nos extrañaba y que vino a pasar una temporada. Se que algo me ocultan
      - ¿Qué tiene de extraño? Cota, es tu hermana de la que estamos hablando, tiene todo el derecho de estar con su familia
      - Y sabes que tiene un marido rico – dijo muy segura
      - Claro que lo se – resople - ¿Qué quieres decir con eso?
      - Vi como la mirabas. Estuvieron mucho tiempo encerrados en el despacho.  Tonta no soy
      - Se que no lo eres. Pero solo conversábamos –
      - ¿De que? –
      - Del pasado, del presente –
      - ¿De que? –
      - La conozco de todo la vida, hicimos muchas travesuras juntos, incluso antes de que tu nacieras. -   
      - Llegamos – corto el chófer – Es aquí
      - Espéreme por favor – indique al chófer

Me baje y ayude a bajar a Cota con la niña, no la deje decir nada. Bese la cabeza de Carol, seguida de la de ella y me subí al taxi sin mirar atrás. Preparándome mentalmente para una furiosa Andrea.

Golpe tres veces la puerta de entrada del departamento de los padres de Andrea, hasta que Juanita la señora que los ayudaba con el que hacer me abrió con una enorme sonrisa

      - Hola – me saludo alegre
      - ¿Cómo está? –
      - Bien hijo gracias. Pasa –
      - Gracias –

Antes siquiera de llegar al salón apareció Andrea frente a mi. Su cara me decía todo, si estaba furiosa nivel Dios. Esto me iba a me iba a costar cara, en el caso de que yo quisiera arreglar la situación.

      - Dijiste que llegarías hace horas – dijo con los dientes apretados de rabia y conteniéndose de gritar como era su costumbre
      - Me retrase. – dije lo mas calmado posible
      - Luego conversaremos Thiago. Pero esta no se va a quedar así, lo tienes claro. –

Me tomo de la mano y me llevo al salón donde ya llevaba su mejor sonrisa fingida.
Cada minuto que pasaba estaba mas incomodo en la velada, todos hablaban de matrimonio y bebes. Yo aun no estaba ni preparado para ninguna de las dos, o tal vez si. Pero claro estaba que no seria precisamente con Andrea.
Estaba claro que tanto los padres como los abuelos me querían amarrar a su familia, simplemente pensando en el mejor futuro de su hija. Andrea conversaba animada de los temas, con mucha soltura de cosas que simple. ¡No van a pasar! Pero ellos ¡Tenían la boda organizada por completo!

Miraba mi reloj sabiendo que aun me esperaba una conversación con Dani y un sinfín de gritos de Andrea, pasada las doce de la noche me puse de pie.

      - Andrea me puedes acompañar un momento –
      - Claro mi amor. – Dijo muy sonriente – Ya volvemos

Me encamine hacia el pasillo que daba a la cocina para que sus gritos, que esta vez iban a venir no los escuchara nadie dentro del salón.

      - Me tengo que ir – dije cuando estuvimos lo mas alejado
      - Bien voy por mi bolsa y nos vamos –
      - Daniela esta en el departamento – aclare – Necesito hablar con mi hermana
      - Y conmigo también – grito
      - Lo se ¿Te llamo mañana? –
      - ¡Que! – volvió a gritar – Ni lo sueñes. Tu te vas conmigo
      - Por favor. Prometo compensarte –
      - Y una mierda – volvió a gritar – Te vas y termina esta relación. Thiago te lo advierto
      - Cariño no grites – trate de cortar nuestra distancia – Mañana te lo compensare. Podemos estar todo el día junto y luego me acompañas a las charlas de Nacho.
      - ¡El bautizo! – Resoplo – Necesito un vestido
      - Te lo regalo – le tome la cara entre mis manos y la bese.

Si había algo que nunca fallaba con Andrea, era esa técnica comprarle algo, besarla o cogerla. Con el poder que tenía sobre su cuerpo la hacía siempre ceder en mi voluntad. Sabía que con ella me comportaba con un cabron sin corazón. Pero era mi manera de hacer las cosas

      - Está bien – me dijo cuándo recobro el aliento aun con mis labios cerca de los de ella. La volví a besar
      - Te llamo mañana –


Dicho eso le di un último toque en sus labios y Salí de esa casa sin pasar por el salón a despedirme. 





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